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martes, 22 de abril de 2014

Diciéndole adiós a García Márquez

Yo no suelo ser el tipo de personas que se pone realmente triste cuando un extraño muere. No es que la muerte de personas famosas - músicos, escritores o actores cuyas obras me gustaran- me sean indiferentes, pero no me generan una tristeza que realmente toque mi corazón. 

Pero la muerte de García Márquez fue distinta. Probablemente porque no fue un extraño. Yo no lo conocí, pero sus palabras marcaron mi vida con mucha más profundidad que las de personas con las que convivo todos los días. 


Desde el jueves que falleció he tratado de acordarme cuál fue el primer libro de GGM que leí. Probablemente fue Relato de un náufrago o tal vez Crónica de una muerte anunciada. No estoy segura pero me acuerdo de estar leyendo los dos y pensando que yo quería poder contar historias como él. 

Luego llegó Cien años de soledad. Estaba en noveno en el colegio y era lectura obligatoria. Acepto que hubo partes que no me gustaron y que casi me hacen dejarlo tirado en alguna parte. Pero nunca olvidaré cómo tras sentarme un recreo a terminarlo, sonó la campana y yo descubrí que me faltaban unas pocas páginas. Y no me pude esperar hasta el siguiente rato libre. Por eso el final lo leí a escondidas, el libro en mis piernas mientras el profesor de geometría fallaba en el intento de enseñarme algo relacionado con unos triángulos. La última frase fue tan poderosa que me acuerdo claramente de cómo pedí permiso de ir al baño para poder pensarla y releerla. 

Y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

Algunos años después, volvería a leerlo con otros ojos y esta vez cada página me encantó. El jueves lo compré porque coincido con Daniel Samper Pizano en que leerlo es el mejor homenaje.

Ahora que tantos medios han publicado su discurso de aceptación del Nobel, recuerdo que lo tuvimos que leer y analizar en la clase de Español cuando estaba en Once. Lo subrayé, marqué y leí y releí sintiendo que la decisión de estudiar Ciencia Política para luego hacer la Especialización en Periodismo, era correcta. 

Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.

La verdad es que las obras que a mí más me gustan de GGM son las que escribió como periodista. Su crónica "Caracas sin agua" es uno de mis textos favoritos y la que leía para inspirarme cuando no sabía cómo escribir una nota, en mi muy breve época de periodista. 

Probablemente por esto es que me leí de principio a fin La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, sentada en las escaleras de mi casa justo después de que lo encontré en la biblioteca. Y claramente por eso, mi libro favorito es Noticia de un secuestro. Lo leo cada dos o tres años y cada vez vuelve a emocionarme como la primera. 

No puedo evitar tener la esperanza que no maten a Diana Turbay y cuando sucede, nunca puedo dejar de llorarla. Lo termino y siempre quedo con el mismo dolor de que  los años han pasado y todo sigue igual. Siempre me duele que los problemas de mi país se han transformado pero seguimos sin resolverlos, seguimos matándonos y odiándonos. 

La prueba más triste de esto, claramente es la controversia sin sentido y sin lugar que ahora vivimos, cortesía de la polarización e intolerancia que nos divide y que logra que en vez de atesorar y reflexionar sobre el legado del escritor más importante que hemos, se debata si debió o no ponerle un acueducto a Aracataca, juntarse con los que quiso y tener sus propias preferencias políticas que nunca interfirieron con su objetividad como periodista o su grandeza como escritor. 

Ayer fui a despedirlo en el homenaje que le hicieron en Bellas Artes. Fueron 4 horas de fila para al final no poder entrar. Pasé de convivir con personas que comentaban los libros y sus historias, a los gritos de Fuera Peña. No puedo explicar claramente por qué me quedé tanto tiempo. Al inicio la fila se movía y no había problema, vi muchos personajes interesantes y había un ambiente de "aquí estamos por él". Cuando llovió yo ya tenía mi capa y estaba muy cerca de entrar por lo que pensé que no faltaba mucho.

Luego entraron los presidentes y fue obvio que había que esperar hasta que se fueran para poder entrar. Lo que no me esperé es que cuando por fin se acabó el show presidencial, duráramos otros 40 minutos con el "ya casi los dejamos pasar" para terminar en "ya se llevaron las cenizas, ya cerramos". Al parecer ante la furia de la gente luego volvieron a abrir pero yo para ese momento ya me había ido. Cansada, frustrada y con los pies mojados. 

Pero el punto no es la larga fila ni la frustración de no haber entrado. Yo fui porque estoy convencida que los ritos son importantes. Además de despedirlo, quería estar junto con los que comparten la tristeza de que ya no habrá más obras que me hagan pensar y sentir. Con los que escriben porque él los inspiro y porque como él, quieren ser queridos por lo que escriben. Para estar con los que como yo, admiraron la pasión que él tenía sobre la amistad y su terquedad a la hora de estar siempre para ellos. Y al final, viví eso. Aún si no entré, si no le dejé las flores que le llevé. 

He escrito cinco libros tratando de averiguarlo, de saberlo, de descifrar quién soy. Y todavía no lo tengo claro. Pero hay algo que sí sé: 
soy el mejor amigo de mis amigos, y ese primer puesto no me lo dejo quitar de nadie.

También fui por un motivo totalmente personal. Para darle las gracias infinitas y del fondo de mi corazón, por haber escrito El amor en los tiempos del cólera y darme la oportunidad de usarlo para, en uno de los momentos más tristes de mi vida, decir todo lo que necesitaba sin usar palabras. Para no arrepentirme de haberme quedado callada y no decir lo que mi corazón gritaba. 

Necesitaba agradecerle haber puesto en palabras, mi tristeza, soledad y la esperanza de algún día tener ese "Toda la vida" que hoy todavía me pesa al saber que no pasará. Así, el libro se convirtió en un mensaje que explicaba lo que no podía pedir, eso que no podía ni siquiera soñar pero que anhelaba profundamente. 

El amor en los tiempos del cólera además tradujo, el dolor que he sentido desde que tuve que despedirme de ese al que quería querer Toda la vida. 

"..los amputados sienten dolores, calambres, cosquillas, en la pierna que ya no tienen. 
Así se sentía ella sin él, sintiéndolo estar donde ya no estaba"



viernes, 22 de febrero de 2013

A través del espejo

Han sido unas semanas extremadamente largas. De trabajo en exceso, cansancio, gripa, desespero por  sentir que estoy dándome contra paredes que jamás había visto, de una enorme frustración por no tener acceso a mis espacios, que siempre han sido mi punto de equilibrio. 

Y en medio de todo esto, un día, mientras corría a comprar un sánduche para comer frente a mi computadora, Adri, mi mejor amiga, me mandó un mensaje. Habíamos hablado el fin de semana y como siempre, encontramos que vivimos momentos parecidos, que aún con lo distintas que somos, con las vidas diferentes que llevamos, las sensaciones y reflexiones eran similares. Ella también estaba cansada, perdida y frustrada. 

Pero su mensaje decía otra cosa. Y tal vez son los 15 años de estar cerca, tal vez es lo que llaman la intuición femenina, que la conozco mejor que muchos o que -desde la perspectiva masculina- como dijo Pollo, era algo que era obvio que iba a pasar. No sé. 

A mí me bastó leer un "Estoy feeeeeeliz y necesito hablar contigo" para saber que de repente la vida nos había cambiado. Que mi Adri, mi amiga con la que hicimos sopitas de bon-bon-bum en piña colada (para descubrir al día siguiente que era pésima idea ya que el azúcar sumado al trago nos estaba matando), con la que compartimos la emoción de enamorarnos de verdad luego de un primer noviazgo que no era lo que creíamos, la que me abrió las puertas de su casa y me dio una familia adoptiva donde siempre me he sentido cómoda, la primera en ponerme como referencia en una hoja de vida, la que en su momento fue una de las que me salvó la vida, a la que ayudé a vestir el día que se casó y por la que hice las cosas que jamás haría ni por mí misma, con la que hay tantas historias para contar y aún más que jamás contaremos pero que nos servirán cuando estemos viejitas y queramos recordar esos años donde exploramos, jugamos, viajamos y nos divertimos (incluyendo una que involucra una pata de pollo, una cámara y prueba que ella la buena y yo soy la mala).... esa que pasó de ser adolescente a ser joven y a ser adulta y jamás dejó de ser mi amiga... esa que es tan parecida a mí y al mismo tiempo tan radicalmente distinta... esa va a ser mamá. 

Una vez más viví uno de esos momentos de miles de sentimientos, todos al tiempo, muchos contradictorios, todos intensos. Lloré frente al celular y sin poder guardarme la noticia, se la conté a la señora de los sánduches quién se conmovió tanto que las siguientes veces que he ido ya hasta me pregunta por "su amiga, la que esta embarazada". 

La cosa es que siendo yo tan poco maternal, con tantas dudas sobre si quiero tener hijos, estando tan lejos de una vida de señora casada con bebé a bordo... jamás pensé que podría sentir una felicidad tan grande. Porque lo primero que sentí fue eso. La inmensa felicidad de saber que sus sueños se están logrando, que esa mamá que siempre ha estado en su interior va a salir y va a generar a un ser humano que desde ya sé que va a ser absolutamente increíble. Que para mi sorpresa, desde ya quiero. Porque ¿cómo no quererlo? 

Y por el lado de la felicidad, fueron saliendo el resto de los sentimientos. El dolor y la culpa de la distancia, de saber que no estaré para acompañarla, que no podré verla cambiar, que me perderé tantos momentos y que para ese bebe que va a llegar, yo seré la amiga loca de la mamá que a veces llega llena de regalos pero que no esta cerca. 

También estuvo el miedo... ese miedo que de repente siento de que la vida nos cambie y nos aleje. Que la vida de mamá, esposa y residente de Bogotá, sumada a mi vida de no-mamá, no-esposa y no-residente de Bogotá, acabe con los años de querernos sin juzgarnos. Y es que eso es lo especial de nuestra amistad: siempre hemos valorado que aunque somos muy parecidas en el fondo, vivimos nuestras vidas de formas muy distintas. Y ahí siempre estamos, para mostrarle a la otra, que todo podría ser distinto. Pero que no es lo que queremos. Constantemente vivimos situaciones similares y cada una ve en el espejo de la otra cómo podría ser una vida diferente. 

Hay días... hay días donde yo me pregunto qué hubiera pasado si nunca me hubiera ido a India, si me hubiera casado con el Ex o con algún otro que quisiera esa vida, si no tuviera esta profunda necesidad de ver qué hay allá afuera, que me ha traído hasta México y si en mí no hubiera ese gen independiente que logra que yo no dure más de 30 segundos contemplando la posibilidad de volver a Colombia. Y cuando tengo esos días, pienso en ella. Y la veo feliz, casada, llena, ahora embarazada. Y sé que aunque esa es una vida posible, no lo es para mí. 

Aunque sé que yo también soy su espejo, a veces me pregunto cómo me ve ella a mí. Si también me usa como referente en las noches donde se pregunta qué hubiera pasado si sus decisiones hubieran sido distintas, si Francia hubiera sido algo más que unas complicadas vacaciones o si la especialización hubiera sido en otro país. No sé exactamente qué se responde, pero también sé que ella me sabe feliz y me sabe bien, pero sabe que esta vida, aunque es posible, no es para ella. 


Volviendo al cúmulo de sentimientos... de nuevo hubo esa sensación de que mi mundo crece, se hace adulto y yo... yo lucho por vivir una vida donde yo me sienta cómoda y donde este bien. Donde sienta que puedo ser yo. Y eso, de alguna forma, no encaja en la definición - tal vez arcaica e infantil - que tengo de lo que es ser adulta. Recordé entonces lo que me dijo Pollo luego de leer esa entrada y es que nunca me di cuenta que la primera en armar una vida adulta fui yo. Y que no por no tener marido e hijos, soy menos adulta que ellas. Y pues si. Es un poco así. 

Al final, luego de la cascada de sentimientos, los que realmente han quedado, han sido el profundo cariño que le tengo, las ganas de estar más cerca de ella que siempre. Debo ser sincera, un poco la frustración de saber que me perderé de tantas cosas importantes... La felicidad de saber que ella esta haciendo la vida que siempre quiso. 

Y además, queda esa otra enorme felicidad y profundo agradecimiento, de saber que para ella era increíblemente importante contarme y hacerme parte, porque como para mí, las cosas se sienten realmente reales cuando la otra las sabe y las comparte. Sentirme así de querida, de valorada, aún después de 5 años de distancia, más de 15 después de esas fiestas de quince... es de las cosas que siempre agradeceré y que serán motivos para sonreír incluso en el peor de los días. 







miércoles, 27 de junio de 2012

Silver Lining o por qué quiero tanto a mis amigos

La bonita GabiDearest escribió un hermoso post con sus reflexiones sobre mi terminada. Y yo en esta sensibilidad en la que ando, claro terminé llorando frente a la compu. Con unas ganas increíbles de irme a Bogotá, caerle de sorpresa y llevármela de paseo para cantar a gritos en el carro como cuando estábamos en la universidad (porque la verdad es que Gaby y yo no hemos crecido y en el fondo nos siguen gustando los mismos planes, nos reímos de los mismos chistes y hacemos los mismos dramas que cuando teníamos 20 años). 

Y entonces me quedé pensando. Que con todo y que siento que estoy muy sola, que lo que necesito es irme a emborrachar con mis amigas hasta que se me pase esta infelicidad.... en estos días he recibido muchísimo cariño. Me han oído, me han abrazado y me han recordado que voy a estar bien. No ha importado si ha sido a través del teléfono, del whatsapp o en persona, ahí han estado los que me quieren. Los que siempre están. 

A punta de teléfono, Adri me ha oído y consolado; con mensajes Linis y yo descubrimos que aún en la distancia, estamos juntas cuando el universo se coordina para que vivamos la misma situación al mismo tiempo; Pollo me ha conversado, ha hecho chistes y me ha escrito dándome su apoyo al momento de descubrir que en el fondo el man era un Lio; Sarah estuvo desde el comienzo lista para oírme como siempre; las de la oficina y las de la maestria se han encargado de distraerme, acompañarme y darme los abrazos que me han hecho falta. Tattoo-Boy me ha mandado canciones para animarme, V hizo un par de reflexiones importantes por bbchat y claro ahí ha estado el amigo-erótico para que a punta de humor negro yo me pueda reír en los momentos donde solo parecería que puedo llorar. Hasta los que me han escrito por Facebook y Twitter para decirme que qué cagada, pero que de esta se sale.

Y ahora pienso que la sensación de que lo más difícil a la hora de superar esto será el sentirme sola y perder la compañía... en realidad es cuestión de perspectiva. Porque en el fondo, sin importar la distancia, tengo un montón de gente que realmente me quiere y me ayuda a estar bien. En lo que hay que concentrarse es en aumentar el círculo para tener más planes y más actividades. Sabiendo siempre, que lo único que no me falta es cariño.



Deep down you knew that it was wrong
That little voice was telling you the truth
And now you hear it loud and clear
Screaming right in to your ear
Get up out of bed
Right foot, left foot moving
Get out of your head
Soon you'll be improving

 


jueves, 26 de enero de 2012

Pensando en su silencio

"El Universo no gira a tu alrededor".

Es una de esas cosas que uno sabe. Pero que en la práctica, uno no aplica. Porque es muy difícil no tomarse las cosas de forma personal. Sobre todo, cuando las acciones de personas cercanas lo afectan a uno.

En la terapia he podido ver cómo la gran mayoría de las veces las acciones (y reacciones) de los otros responden a sus propias historias y momentos. Que entonces, nada, o muy poco, tienen que ver con uno.

Entonces hoy ando con la duda de si el silencio de Possibility-Boy es conmigo o no. Las cosas no terminaron como yo quería pero él una y otra vez insistió que yo era alguien muy importante para él, que nuestra amistad (y sí... no fui tan feliz de que eligiera esa palabra para definir lo que éramos) era fuerte y que superaríamos lo que pasó en sus últimos días en el DF. También me dijo que él no era bueno para mantenerse en contacto y que eso era algo que quería cambiar, así que si yo veía que se estaba distanciando que por favor le dijera. Y yo estuve tranquila.

Pero los días han pasado y no volvimos a hablar. Pasamos de una rutina donde yo abría el chat y casi de forma inmediata me encontraba con su Buenos días, a un silencio donde yo a veces lo saludo y no hay respuesta. Así que hice mis intentos... mandé un mail, el cual por supuesto nunca me respondieron. Espacie mis saludos para que no me acusara de intensa... y nada.

Y hoy fue mi último intento. Intenté ser lo más clara y directa posible. Decir las cosas como las pienso y siento. Hasta ahora solo ha habido silencio de su lado y tengo la sensación de que será lo único que habrá.

Y estoy molesta. Porque siento que esto tiene muy poco que ver conmigo, pero eso no significa que una respuesta no sea necesaria. También siento que esto muestra que para él, las cosas no eran tan simples como alegó en su momento.

Al final... en estos días he podido depurar todo lo que pasó y ver que al final mis sentimientos eran lo que creía: un cariño muy grande. Y por eso me duele. Porque extraño conversar con mi amigo, hablar de mil temas y tener cerca a alguien que ampliaba mi mundo. Pero si él no quiere o puede, no hay nada que hacer. Lo intenté y traté de hacer las cosas como mejor pude. Eso me da tranquilidad, aunque no me quita el dolor de sentir la pérdida de alguien que es importante.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Por el derecho a la incoherencia

Ayer escribí sobre cómo creía que ante todo entre Possibility-Boy y yo había una gran amistad. Pero también acepté que no sabía muy bien cómo incorporar la parte física en la definición que estaba creando.

Porque como diría alguien con quien trabajé hace mucho tiempo "las cosas de piel son fuertes".

Y hoy la piel me pesa.

(Probablemente pesa aún más por mis bonitas hormonas, pero qué le hacemos, es parte de lo que soy).

Me pesa porque sé leer las señales y desde ayer sabía que él estaba en un date. Y aunque nunca ni siquiera se contempló hablar de exclusividad y, bajo esa lógica yo he actuado con libertad, yo soy, lo que siempre he sido: una loba herida.

Y entonces estoy triste, frustrada, enojada y con la malparidez alborotada porque hoy me contó de su date. Y si, fui yo la que pregunté, porque no importa cuanta terapia haya hecho en mi vida, sigo siendo la que pregunta lo que no quiere oir. La que no se aguanta la incertidumbre y es una masoquista que busca que le digan "the date was good".

Y no puedo decirle nada. Porque no somos nada, porque él me ve como una gran sorpresa y una bonita amiga, y porque probablemente a él la piel le pese menos. Pero a mi sí. Así ayer haya dicho que simplemente tomaré su amistad y veré a ver qué pasa.

Trato de pensar en lo que he aprendido este año. En cómo todo al final se ha relacionado con poner límites. Y de nuevo siento que estoy en una situación donde no los hay. Y donde para rematar, yo ayudo a que no los haya y voy hiriéndome por el camino. ¿Cómo va él a no responder lo que le pregunto fingiendo que soy muy casual? Si yo no digo nada, él no puede saber lo que siento. Y es fácil querer hacer lo mismo de siempre, enfurruscarme, no decir nada y fingir que las cosas no me duelen. Pero ya vi que eso no me sirve y eso no me hace bien.

Así que hoy, cuando vaya a comer con él, haré el intento por hacer las cosas de manera diferente y decir que aunque soy una sola contradicción, lo que pasó, me dolió.

“Sometimes I wish I could walk around with a HANDLE WITH CARE sign stuck to my forehead."

Ahora... que tal vez sería mejor escribir el letrero en un lugar donde YO pudiera verlo y así me obligara a recordar constantemente, que debo cuidarme y hacer las cosas como tocan para así estar bien.

martes, 20 de diciembre de 2011

About a boy...

Voy a culpar a las hormonas. Es lo más sencillo y al final si estoy hormonal. Así que voy a culpar a las hormonas.

Sali de la terapia con ganas de llorar.

Muchas ganas de llorar.

La cosa es que cuando uno ha ido a tanta terapia como yo, aprende que hay que sacarle provecho a las sesiones. Y hoy tenía que tomar una decisión: hablar de lo que realmente necesito en mi vida o de lo que me está incomodando en este momento.

Fui racional y elegí cuidarme, hablar de algo que me ha generado conflicto por mucho tiempo y trabajar en las cosas que a largo plazo pesan más.

Pero eso significó que no pude trabajar en lo que ha pasado / pasa con Possibility-Boy. Así que creo que esa reflexión tendré que hacerla aquí. Tratando de pensar y sentir las cosas sin ahogarme en mis hormonas.

¿Quién es para mí Possibility-Boy? ¿Qué siento por él? ¿Para qué lo dejé entrar en mi vida? A él le asusta herirme y ayer, en una muy larga, muy confusa, muy compleja conversación, salieron muchas cosas que me dejaron con esas preguntas.

Possibility-Boy es alguien por quien siento un gran cariño y con quien me siento realmente cómoda. Con quien puedo tener largas conversaciones, viajar y chatear el día entero, yendo y viniendo en la línea discursiva. Es alguien que me hace sonreir. Pero también es alguien que siento que pone barreras y con quien algo falta. Recuerdo hace muchos años eternas discusiones con mis amigas sobre la importancia de la mariposa en las relaciones. Y no es que no haya mariposa. Es que no aletea lo suficiente.

Entre más lo pienso, entre más lo siento, creo que he encontrado a alguien que realmente puede ser un muy buen amigo. Hoy quiero pensar que la distancia física no se va a interponer y que podremos continuar construyendo. Que ese alguien que encontré sin buscar, con quien puedo hablar y ser, va a seguir siendo parte de mi vida en el futuro.

Es alguien con quien claramente no todo ha sido amistad. Y no sé en dónde poner o cómo explicar la parte física, porque ahí esta y claramente es alguien que me atrae. Pero en este punto de mi vida, sé perfectamente que en las amistades entre hombres y mujeres hay atracción y hay tensión. A veces se cede ante eso, a veces no. Y no por eso, se deja de tener una amistad honesta y profunda.

Con el tiempo también he aprendido que debo dejar de intentar definir las cosas y dejar que fluyan. Pero tras la conversación de ayer, sentí que era importante clarificar un poco más qué es lo que siento yo. Parte de todo también es cuidarme y para cuidarme debo saber dónde estoy parada.

Sigo haciendo mi tarea de no hacer futurología. De ver lo que esta frente a mí y nada más. Hoy pensaré que he encontrado a alguien que me hace bien, que me ha hecho crecer, pensar y sentir. Que me obligó a ver qué tanto había avanzado en mi proceso y que, en su momento, me demostró que cuando uno tiene claro qué es lo que quiere, es mucho más fácil verlo. Así que tomaré su amistad y su cercanía y esperaré que todo salga bien.

domingo, 9 de octubre de 2011

Cuando la distancia pesa

Yo no me arrepiento de haberme ido de Colombia, sé que ha sido lo mejor para mí, y aún cuando a veces dudo sobre las bondades de mi vida en México, tengo claro que mi vida es mejor por fuera. Que soy más feliz y mejor persona por ende.

Pero hay días donde la distancia me pesa profundamente. Días en donde cuestiono mis decisiones y mi estilo de vida. Días donde si pudiera me iría a Colombia en el primer avión.

Esos días usualmente están atados a los momentos importantes de la gente que quiero en Colombia. Hoy no es la excepción. Hay alguien muy enfermo, alguien a quien quiero profundamente y quién ha jugado un papel muy importante en mi vida. Y una de las personas que más quiero en mi vida, esta destrozada a causa de esta situación. Cuatro de las personas que más me importan están pasando por un momento increíblemente difícil. Cuatro personas que son mi familia y mis amigos. Y yo no estoy con ellos. Como siempre, estoy detrás de un teléfono, tratando de encontrar palabras que los hagan sentir mejor, que transmitan todo mi cariño, con la esperanza de que por un momento me sientan tan cerca como yo quiero estar de ellos.

Entonces odio haberme ido, no tener los recursos y los mecanismos para poder irme y estar con quién realmente me importa.


viernes, 8 de julio de 2011

Vidas paralelas

Como todo el mundo, tengo distintos tipos de amigos. Los que uno ve todos los días, los que saben cada detalle y minucia, los que apenas son conocidos y los que aunque no están siempre cerca, con quienes el contacto es esporádico, son amigos de verdad. Gente que está y a la que quiero con el corazón.

En esa categoría esta CQP, a quien no veo hace años pero que tiene la maravillosa capacidad de aparecer cuando más la necesito. Además, es alguien con quien comparto la eterna lucha por estar bien, por aprender a amar y vivir de manera sana. Ayer tuvimos una conversación donde coincidimos nuevamente en los procesos de soltar, dejar ir y reorganizar nuestras vidas. Y me compartió su blog donde encontré palabras que me dieron ánimo, que me hicieron sentir que no estoy sola, que otros caminan caminos parecidos al mío y sobre todo... me recordaron que debo creer que hay buenas cosas en el futuro, que tal vez el motivo por el cual Open-Boy apareció en mi vida, fue para mostrarme que el amor es posible y que así no sea con él, eso no significa que más adelante, no haya alguien para mí:

"I did find real love, I am finishing my masters and I have faced my fears and done things I always wanted to do. Granted, not everything lasts, especially love, but having felt it, having being loved so profoundly and completely showed me that the future is not so gloomy, that I am deserving of everything I dream of, that one day I will become a mother and a wife, that I will find the job I want and that I will fully enjoy my life"

Tengo que creer que encontraré cosas buenas, alcanzaré mis sueños, lograré mis objetivos y continuaré estando bien.

Y mientras el resto de las cosas buenas y el amor regresa a mi vida, le dejo a mi querida CQP la canción que me ha ayudado a reconstruirme, a sanar mis heridas y volver a sonreir, por esa maravillosa idea:

And She fights for her life



martes, 21 de junio de 2011

Palabras que dicen lo que sientes

Tal vez sea esto, tal vez esta sea la razón por la cual todo duele más de lo que pensaba, por la cual es tan extraño volver a mi vida... y en un acto tan patético como la situación, al leer este quote, no pude dejar de preguntarme qué pensaría él si lo leyera. Si tendría tanto sentido para él como lo tuvo para mí.

"Twice in her life she had mistaken something else for it; it was like seeing somebody in the street who you think is a friend, you whistle and wave and run after him, and it is not only not the friend, but not even very like him. A few minutes later the real friend appears in view, and then you can't imagine how you ever mistook that other person for him. Linda was now looking upon the authentic face of love, and she knew it, but it frightened her. That it should come so casually, so much by a series of accidents, was frightening."
The Pursuit of Love, de Nancy Mitford

*** Es maravilloso cuando tus amigas te quieren, te entienden y te dan la mano. Gracias.

sábado, 14 de mayo de 2011

Y entonces uno se pregunta... ¿por qué?

A lo largo de mi vida he dicho muchas veces que si para algo soy buena es para ser amiga. Con el tiempo he descubierto que a veces no soy tan buena en el tema como me gustaría ser. En los últimos años he cometido algunos errores que sigo pensando son imperdonables. Sin embargo, he contado con tan buenos amigos, con relaciones tan sólidas, que hemos superado incluso mis errores.

Así que sigo definiéndome como alguien que es amiga. Y sigo sabiendo que si estoy aquí es porque he tenido cerca amigos maravillosos que creen en mí, que me quieren donde quiera que este y que confían en que nuestra amistad continuará sin importar la distancia. Fueron mis amigos quiénes me salvaron la vida en algún momento y fueron ellos quiénes me enseñaron que la familia se construye. Y cuando yo por fin encontré el camino hacia mi familia sanguínea supieron ser felices conmigo.

La lista de quiénes son realmente mis amigos ha cambiado poco desde que tengo 16. Las relaciones se han cimentado y hemos podido crecer juntos. Algunos han aparecido y le han aportado cosas maravillosas. Otros se han alejado, algunos hoy tan solo son una cara a la que se felicita por el cumpleaños en Facebook... otros ya ni eso.

Pero en realidad han sido pocos los amigos de verdad que he perdido. Claramente ha habido mucha gente que en algún momento ha sido cercana y luego se ha alejado. Vivir en distintos países me ha hecho perder gente con quién la relación no era tan fuerte. Pero siempre quedan esos.... esos que yo realmente consideré mis amigos y que hoy ya no están. Y cuando lo pienso, con esos... realmente no sé qué sucedió.

Hubo esa amiga que cambió, con quién chocamos y con quién jamás pude hablar acerca de los issues que teníamos. Si soy sincera, hoy realmente no la extraño, pero me duele saber que perdí a alguien que era tan importante para mí.

Y están esos que tan importantes fueron para que yo no me enloqueciera en esta ciudad. Cuando lo pienso, sé que nunca hablé de las cosas más importantes, nunca fueron ese espacio. Pero eran muchas otras cosas. Y sin saber por qué, un buen día ya no lo fueron. Y a veces creo que las cosas retomaran el rumbo, pero sé que es whishful thinking. Y con ellos, el no saber por qué duele mucho.



miércoles, 21 de julio de 2010

Gente como uno. Parte 2

Hoy hice un trato con mi mejor amigo. Comentaría su blog y, a cambio, él comentaria micrónica de Xilitla. Formas de interactuar que tal vez sólo nosotros entendemos. Y en un minuto libre que tuve ahí estaba. Leyéndolo describir Hiroshima Mon Amour (http://elekino.blogspot.com/2010/04/hiroshima-mon-amour.html) y de repente me dieron ganas de devolverme en el tiempo, a esos martes donde almorzabamos en la universidad y hablabámos por horas. O a esas salidas nocturnas donde bailabamos. O a las largas caminatas en las tardes de sol bogotanas. O tal vez a las calles europeas que conocimos juntos.

En cualquier caso quise volver a esos momentos en que hemos estado juntos. Su frase de inicio me partió el corazón:

"There is a pain in the chest that appears whenever I leave somebody I love to go far away with out knowing when would you see this person again".

Yo conozco ese dolor. Yo he tenido ese dolor más veces de las que quiero. He tenido ese dolor al despedirme de él incluso. Y por eso, quise volver atrás, a esa época donde yo no sabía lo que era ese abrazo triste, donde no digo nada, cierro los ojos, dejo que las lágrimas salgan y luego me doy vuelta y me voy.

Y los dos hemos elegido esta vida donde esos abrazos pasan rutinariamente. Donde la gente sabe que eventualmente nos iremos y algunos por eso deciden no acercarse mucho. Donde a veces, sabemos que eventualmente nos iremos y decidimos no acercarnos mucho. Donde en este punto de la vida, sin importar el lugar donde vivamos extrañaremos a alguien. Porque hemos conocido y querido gente en tantas partes que ya no están en el mismo lugar.

Así que hoy, en esta tarde, quisiera estar más cerca de él. Porque de todos mis amigos es el que más me entiende en este aspecto. El que sabe lo que es la tristeza de la soledad. Él sabe que es hacer un duelo sin ir al entierro. Celebrar sin estar presente. Llegar y ver que uno ya no cabe. Tener las cosas dispersas por ahí y no acordarse dónde quedo ese libro que a uno tanto le gustaba. Volver y encontrar ropa que a uno se le había olvidado que existía y entonces uno siente que de nuevo estrena.

Y es con él con quien he aprendido que las amistades continúan cuando uno las cuida y el cariño persiste. Hace años no vivimos en el mismo país. Hemos recorrido mundos distintos. Hemos cambiado. Dejamos de compartir las rutinas. Ya no comemos los martes y no vamos a cine juntos. Pero nos escribimos. Nos encontramos en skype. Nos llamamos por teléfono. Y para las cosas importantes estamos. Y sabemos que nos volveremos a ver. De pronto en diciembre. Pronto en Canadá.

Seguiremos.







sábado, 5 de junio de 2010

La pérdida de un amigo...

Hace unos días escribí un post sobre la importancia de las relaciones. Y hablé sobre un amigo que ya no es mi amigo.

V.

Hoy su ausencia me duele. La relación con V siempre ha sido un poco extraña. Lo conocí en la excursión y nos hicimos amigos. Vivíamos cerca. Y pronto empezó a gustarme. Iba a mi casa y me leía poesia. Nos coqueteábamos y de tanto en tanto, me abrazaba y a mí me daban mariposas. Pero V tenía novia. Una niña rara con la que tenía una relación MUY rara. Aún así, V pasaba sus viernes en mi casa. No en la de la novia. Nunca tuvimos nada. Nunca pasó de abrazos largos y conversaciones eternas. Los meses pasaron y de repente yo me cuadré con Novio-número-dos y ya nada más importó. Pero V por ahí seguía apareciendo.

Cuando a mi mamá le diagnosticaron cáncer una de las pocas cosas que recuerdo fue contándole a V en mi carro. Me tomó la mano y se portó como el gran amigo que él sabe ser. Pero la entrada a la universidad cambió a V. Dejó la mochila y la poesía y se convirtió en un javeriano ingeniero. Las cosas de él que nunca me habían gustado se potencializaron y él afianzó la relación con la novia rara. Así que nos alejamos. Nos encontrábamos en fiestas y en cumpleaños pero ya no era lo mismo. Y muy pronto dejamos de hablarnos.

V siempre ha dicho que durante esos años yo lo odié. Eso nunca fue cierto. Simplemente dejé de pensar en él. Pasaron muchas cosas. Su novia, la hermana de mi mejor amiga, sus amigos que nunca me cayeron tan bien. La distancia. Chismes. Y al final él se alejó no sólo de mí sino de mi círculo social.

Y una tarde, muchos años más tarde, él buscó a mi mejor amiga. Quería reconciliarse con ella. Y por el camino se reconcilió conmigo. Y empezó una de las épocas más felices de mi vida. Recordé lo maravilloso que era tener a V en mi vida. Lo divertido que era. Lo especial que es. Los tres estabamos solteros y nos dedicamos a salir. Fue el año de grandes cambios en mi vida, fui a Europa, renuncié a Gravitas, me corrieron de Dattis y decidí venir a México. Y durante todo eso, él estuvo ahí. Durane largas noches de alcohol, tardes de café, paseos en mi carro y muchas, muchas, muchas conversaciones.

Mi mamá siempre ha dicho que cada persona debe aportarle a uno algo. Y con V, yo compartía la parte emocional. A él siempre pude contarle mis sentimientos. De resto... era un poco complicado hablar. Las conversaciones con él eran difíciles y al profundizar sobre ciertas cosas siempre salíamos peleados. Ahora, unos años después, creo que lo que más nos unía era la parte emocional y el poder compartir un estilo de vida. Fue un gran año.

Pero ese año terminó y yo me vine aquí. Las cosas inevitablemente cambiaron. Pasaron muchas cosas en mi ausencia y él se refugió en mí para consolarlo. Mantuvimos la cercanía a pesar de la distancia. Seguimos estando. Pero como todo en la vida, el mal momento pasó para él y de repente se encontró en un gran momento. Buen trabajo, tranquilidad emocional y junto a la niña que siempre ha querido.

Y entonces recordé que V no es bueno siendo amigo cuando esta enamorado. Seguramente yo también hice cosas que me alejaron. Al final del día, yo me fui de Bogotá y dejé de compartir la rutina y la vida diaria con él. Y asumo eso plenamente. Pero este espacio es mi lugar para contar la historia desde mi punto de vista. Y como yo lo veo, la distancia nos ganó. Él dejó de tener tiempo para llegar a su casa y llamarme. Jamás ha sido bueno escribiéndome. Y yo empecé a resentir la distancia. El tiempo fue pasando y cada vez dejamos de compartir nuestras vidas. Nuestros sentimientos.

El año pasado, durante el horrible diciembre... debo ser sincera y aceptar que no lo sentí cerca. Cuando le dije que iría a Colombia su postura fue: no voy a tener tiempo. Y durante los poquísimos días que estuve allí, fue claro que no lo tuvo. Salimos una noche los dos solos, y aunque estuve contenta de verlo, también fue muy evidente que ya nada era como antes. Que las cosas se habían roto.

Seis meses han pasado desde que nos vimos. Y la distancia nos terminó de ganar. Se convirtió en un amigo de conversaciones casuales por messenger. Ese amigo, que olvidó el día de mi grado y que no escribió el día de mi cumpleaños. Ese, que no extrañé en mi cumpleaños.

Y sé que esta bien. Sé que el cariño perdura, tan sólo ya no existe como parte de mi vida. Y no tengo clara la respuesta de si realmente lo quiero de vuelta. Sé que si estuviera 100% segura, hubiera hecho algo. A cambio escribo este post. Tal vez se lo mande, como quién pone una carta en una botella y la tira al agua. Tal vez no le diga nada.

Hoy solo sé que su pérdida me duele.


domingo, 18 de octubre de 2009

Sobre la tristeza de la distancia

Mi mejor amigo esta triste. Una de mis mejores amigas esta triste también. Y aunque sus tristezas están conectadas son muy distintas. Él esta en Canadá y ella en Colombia. Él vive con su roomate y ella con su familia. Él me llora por Skype y ella sale con sus amigas que la oyen, la abrazan y sospecho la emborrachan.

Y es que al vivir por fuera todo es distinto. Todo se ve desde una perspectiva diferente. Un mal día en Colombia es diferente de un mal día fuera de Colombia. Es más duro y más difícil. Últimamente he pensado mucho en este tema. Mi psicóloga dice que vivir por fuera lo pone a uno en una posición de debilidad y de extrema vulnerabilidad. Y yo creo que es cierto. Las redes sociales que lo sostienen a uno en su país dejan de estar y se convierten en llamadas por teléfono llorosas. Mails tristes. Y eso no es lo mismo.

Entonces todo se ve desde una perspectiva diferente y eso altera las relaciones que uno crea. Y no sólo las relaciones de pareja, todas las relaciones. Se hace uno amigo de gente a la que jamás le hablaría en su ambiente natural, simplemente porque es alguien con quien hablar y salir. Y eso tiene cosas buenas, una de mis mejores amigas en India, una mujer a la que llegué a querer con todo mi corazón, era una persona a la que jamás me hubiera acercado si no estuviera forzada a hacerlo. Descubre uno gente cuando se ve obligado a ir más allá de los prejuicios, estereotipos, ideas, perezas y temores.

Pero también se queda uno en relaciones por miedo a la soledad. A veces se encuentra a uno mismo pensando en mantener ciertas relaciones no por lo que aportan, sino por ese pánico de quedarse aún más solo. Se aferra uno a cosas que no son sanas. Es muy probable que yo jamás hubiera salido en una segunda cita con el gringo si no hubiera sido porque me sentía sola. Y él era alguien con quien hacer cosas.

Y cuando las cosas no fluyen o no funcionan, duele mucho más. Hay más espacio para el dolor. En Bogotá yo era una persona que cuando no me aparecía un chico, llamaba a una amiga o amigo y armaba plan. Aquí, esa opción no siempre existe porque no tengo tantos amigos. Y nuevamente, eso hace que me aferre profundamente a los que tengo... y últimamente me he dado cuenta que eso trae unos riesgos muy altos.

Pero ¿se puede hacer algo? La respuesta obvia es expandir la red social. Hacer más amigos. Pero cuando pasan cosas particularmente felices, tristes o difíciles, yo extraño a mis verdaderos amigos, a los que me conocen hace años, a mi familia que me quiere desde siempre... y eso no esta aquí.