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viernes, 16 de diciembre de 2016

Love is out there

El otro día estaba hablando con mi mamá y le dije que este año ha sido una mierda. 

Y es que lo ha sido. 

Y me voy a permitir ser egoísta. Entonces no voy a hablar de Trump. O de Siria. O de cómo ganó el No y yo pasé lo que ha debido ser una tarde feliz, llorando. Y no quiero ni recordar la tristeza de Orlando. O pensar en Viviane Morales y su cruzada en contra de la realidad. O del hecho de que hay gente que cree en lo mismo que ella. Ni hablaré del resto de las cosas feas que pasaron en el mundo. 



Hablaré de mí. 

Fue un año feo por cosas muy profundas. Porque físicamente lo menos grave que me pasó fue que tuve una endodoncia que no funcionó a la primera así que tuve que pasar muchas horas en la silla del dentista y muchas más adolorida. 

Porque lo que todo el mundo me prometió que sería una cirugía sencilla, fue mucho más complejo y doloroso de lo que jamás pensé. Quiero pensar que va a llegar el día que se me olvide lo horrible que fue despertarme gritando del dolor después de la operación. Que eventualmente se me pasará la tristeza de que mi mamá no haya venido. Que la sensación de vulnerabilidad se me va a pasar. 

Fue un año de mierda porque una de las personas a las que más quiero en la vida esta enferma. Y es grave. Y prefiero no pensar en lo que puede pasar porque no puedo pensar en un mundo donde ella no esté. Y yo estoy lejos y esto me ha hecho odiar y cuestionar la distancia, preguntarme por qué es que necesito vivir lejos, por qué me vine aquí. Y fue un año de mierda porque su enfermedad le cambió la vida a toda mi familia, le ha generado una tristeza a mí mamá que no sé cómo quitarle y ha roto lazos que no sé si se pueden rehacer. 

Y uno pensaría que eso es más que suficiente pero hubo muertes que no nos esperábamos. Porque 2016 y 2016 es una mierda. 

Pero entonces al día siguiente de hablar con mi mamá, vi el video de Google del resumen del año. 


Y resulta que sí. El amor siempre estuvo por ahí y seguirá por ahí. 

Y este año tuvo grandes momentos. Bailar y gritar a todo pulmón con mi papá en el concierto de los Rolling Stones es uno de los momentos más felices de mi vida. Y no puedo olvidar que empecé el año profundamente feliz abrazada al Sr Gelatina (al que habría que conseguirle nuevo apodo porque y ano somos gelatina) cumpliendo mi sueño de llevarlo a Colombia a que viera de dónde vengo. 

Hubo conversaciones increíblemente largas y profundas con Adri, las cuáles me recordaron que el amor es más grande que la distancia y que no todas las amistades se pierden, que soy tan importante para ella como ella lo es para mí. 

Tuve el valor de tomar el reto más grande de mi carrera y aunque aún no sé a ciencia cierta cómo terminará la historia, todo lo que he aprendido en estos meses y el hecho de estar haciendo cosas que nunca había hecho, ya hace que valga la pena. Y tengo la sospecha que este nuevo camino será determinante para mí. O al menos eso espero. 

Y aunque como en cualquier relación hubo días buenos, días malos, días increíbles y otros horribles con el Sr Gelatina, este año siento que tantas tantas cosas se consolidaron entre los dos. Hoy somos mucho más que hace un año y eso es increíble. Y cortesía de mi vesícula defectuosa, vi un amor, compromiso y dedicación que nunca pensé que tendría en la vida. Jamás pensé que alguien me iba a amar tanto como para cuidarme como él me cuidó. 

Y sí, fue un año horrible para mi familia y por tanto para mí en esta distancia. En muchos sentidos me recordó aquel 2009 cuando literal hasta se murió mi gata. Pero hubo una diferencia enorme. 

Yo ya no soy la estudiante que no puede ir a estar con su familia. 

Ahora soy la profesional exitosa y por tanto pude no solo ir a la boda de mi prima, sino que pude darme el lujo de ir 72 horas a Bogotá a abrazar a mi tía. Porque love was out there y yo ya podía hacerlo. Porque no importa que mi mamá ya no viva en Bogotá, Adri me da una casa y un lugar donde respirar. Porque mi mamá fue a Bogotá para abrazarme y vivir el momento conmigo. 

Entonces no puedo decir que el 2016 fue un buen año. Pero tampoco creo que fuera una mierda. 

Y como todo en la vida, este año también pasará. Y me quedarán los recuerdos, algunos dolores y muchos aprendizajes. Hoy elijo además, intentar quedarme con el recuerdo del momento en que me paré bajo la cascada de Hierve el Agua y como en ese instante, todo lo que podía sentir en la vida era felicidad. 







viernes, 13 de mayo de 2016

La tradicional lista de deseos de cumpleaños

Tras mi entrada de la semana pasada, he estado pensando mucho en qué debería escribir ahora. Han sido días buenos y muy felices. Así que creo que desde este lugar es momento de hacer mi lista de deseos de cumpleaños: 
  • La constancia de volver a escribir. Más cuentos, más historias, más entradas y muchas más páginas de Las Dos Hermanas. El valor de escribir esa otra historia que ronda en mi cabeza. 
  • Muchos más viajes. Conocer lugares nuevos. Y broncearme un poco, ya estoy transparente. 
  • Muchas muchas horas de sueño. Muchas. 
  • La capacidad de reconocer la felicidad y no tenerle miedo. Callar de una buena vez a mi monja interior que de verdad lo único que hace es joderme la vida: "y ahora que ganaste la última batalla, ¿qué vas a hacer con el terreno que conquistaste? y si ahora empezamos a joder por algo que ni nos interesa?"
  • El paseo al nevado de Toluca que sigo esperando. 
  • Que Ginebra deje de botar tanto pelo. 
  • No tener que volver en mucho, MUCHO tiempo al dentista. 
  • Cuidarme más, comer bien, estar con mis amigos que me llenan el corazón y darme los espacios para mí. Leer más. Volver a hacer yoga. Reírme mucho. 
  • Que los dueños de mi depa por fin se animen a arreglar la humedad de la sala (qué adulta soy... realmente deseo eso)
  • Más clientes que me reten y me permitan aprender mucho. 
  • Experiencias que me saquen de mi zona de confort y que me hagan sentir viva. 
  • Proyectos nuevos. 
  • Que se arreglen todos mis líos hormonales. De una buena vez. 
  • Muchas mañanas en Shakespeare. Más domingos felices, cenas inesperadas, todo el cine y el placer del desayuno en la cama. Ante todo, que sigamos siendo muy felices. 
  • Días buenos para Adri (y para todos los que quiero, obvio, pero hoy sí que lo deseo para ella)
  • La capacidad de mantener mi temperatura estable toda la noche y no andar quitándome y poniéndome cobijas todo el tiempo. 
  • Soltar. Soltar a los que me hicieron daño, a los que con sus inseguridades han entorpecido mi vida, a los que no quieren mi bienestar pero que están cerca porque me cuesta ponerles distancia. 
  • Muchas horas de arrunche. 
  • Unos audífonos nuevos para el iPhone. Y ya que estamos en esto, un nuevo iPhone. 
  • Y bueno, como siempre... vestidos bonitos para seguir caminando.  


sábado, 17 de agosto de 2013

Atreverse a aceptar la felicidad o el drama de tener una monja interior

"Yo lo que creo es que a ti te da miedo aceptar que eres feliz en algo que no es en lo que el mundo nos enseñó que era lo normal". 

Así, en una frase, Adri logró desenredar mi cabeza. Y es que esa es la verdad. Yo solita me pongo la presión de ¿cómo es que puedo ser feliz en algo que no cabe dentro de la norma? ¿cómo es que me importan más ciertas cosas que otras que en teoría son las importantes? ¿por qué no me jode más la cabeza que él no sea mi novio? 

Una y otra vez sale la realidad. Y la realidad es que yo soy feliz. Muy feliz. Y sí, el personaje en cuestión no es mi novio. No estamos en una relación formal, definida y definible con un término que salga en el diccionario. No caminamos hacia un lugar donde hay una casa, un par de niños María José y José María diría el Ex–, un golden retriever y una mamivan. De hecho, hay días donde incluso cuestiono si estamos caminando. 

El problema es que yo siempre fui la más liberal entre mis amigos, fui la que se pintó el pelo de colores a los 17 y que desde niña quería irse YA de la casa para ver ese mundo que hay ahí afuera... Y a mis 31 años vengo a descubrir, que resulta que tengo una monja metida entre la cabeza. Y esa monja, se estresa y angustia de que a mí no me estrese y no me angustie que no somos exclusivos. La maldita monja es tan poderosa, que logra hacerme sentir mal, por no sentirme mal. 




Para fortuna mía, tengo una mejor amiga, que en vez de darle voz a la monja, me hace ver que desde hace tiempo soy muy feliz. Que más allá de los términos, yo me siento acompañada, me siento aceptada, valorada y comprendida. Me siento retada intelectualmente y me siento querida. Que me divierto infinitamente y que no tengo problema de tener mis espacios donde él no cabe. 

Claro, hay una parte que a veces duda qué tan especial soy para él y cómo se cuenta él mismo nuestra historia, pero resulta que también me han hecho ver... que eso va a pasar en cualquier relación que tenga. Incluso si es exclusiva y bien normalita. Todo el mundo en algún momento cuestiona las cosas y se pregunta cómo las ve el otro. 

Lo que es cierto, lo que yo sé... es que la que ha armado dramas soy yo y el que se ha quedado cerca, es él. La que ha contemplado mandarlo a la mierda soy yo y él que me ha dicho que no quiere eso, es él. 

Entonces, lo que necesito es aceptar que soy feliz, muy feliz, en algo que no importa nunca haya contemplado como posible en el mundo de limitadas opciones en el que crecí.


viernes, 22 de febrero de 2013

A través del espejo

Han sido unas semanas extremadamente largas. De trabajo en exceso, cansancio, gripa, desespero por  sentir que estoy dándome contra paredes que jamás había visto, de una enorme frustración por no tener acceso a mis espacios, que siempre han sido mi punto de equilibrio. 

Y en medio de todo esto, un día, mientras corría a comprar un sánduche para comer frente a mi computadora, Adri, mi mejor amiga, me mandó un mensaje. Habíamos hablado el fin de semana y como siempre, encontramos que vivimos momentos parecidos, que aún con lo distintas que somos, con las vidas diferentes que llevamos, las sensaciones y reflexiones eran similares. Ella también estaba cansada, perdida y frustrada. 

Pero su mensaje decía otra cosa. Y tal vez son los 15 años de estar cerca, tal vez es lo que llaman la intuición femenina, que la conozco mejor que muchos o que -desde la perspectiva masculina- como dijo Pollo, era algo que era obvio que iba a pasar. No sé. 

A mí me bastó leer un "Estoy feeeeeeliz y necesito hablar contigo" para saber que de repente la vida nos había cambiado. Que mi Adri, mi amiga con la que hicimos sopitas de bon-bon-bum en piña colada (para descubrir al día siguiente que era pésima idea ya que el azúcar sumado al trago nos estaba matando), con la que compartimos la emoción de enamorarnos de verdad luego de un primer noviazgo que no era lo que creíamos, la que me abrió las puertas de su casa y me dio una familia adoptiva donde siempre me he sentido cómoda, la primera en ponerme como referencia en una hoja de vida, la que en su momento fue una de las que me salvó la vida, a la que ayudé a vestir el día que se casó y por la que hice las cosas que jamás haría ni por mí misma, con la que hay tantas historias para contar y aún más que jamás contaremos pero que nos servirán cuando estemos viejitas y queramos recordar esos años donde exploramos, jugamos, viajamos y nos divertimos (incluyendo una que involucra una pata de pollo, una cámara y prueba que ella la buena y yo soy la mala).... esa que pasó de ser adolescente a ser joven y a ser adulta y jamás dejó de ser mi amiga... esa que es tan parecida a mí y al mismo tiempo tan radicalmente distinta... esa va a ser mamá. 

Una vez más viví uno de esos momentos de miles de sentimientos, todos al tiempo, muchos contradictorios, todos intensos. Lloré frente al celular y sin poder guardarme la noticia, se la conté a la señora de los sánduches quién se conmovió tanto que las siguientes veces que he ido ya hasta me pregunta por "su amiga, la que esta embarazada". 

La cosa es que siendo yo tan poco maternal, con tantas dudas sobre si quiero tener hijos, estando tan lejos de una vida de señora casada con bebé a bordo... jamás pensé que podría sentir una felicidad tan grande. Porque lo primero que sentí fue eso. La inmensa felicidad de saber que sus sueños se están logrando, que esa mamá que siempre ha estado en su interior va a salir y va a generar a un ser humano que desde ya sé que va a ser absolutamente increíble. Que para mi sorpresa, desde ya quiero. Porque ¿cómo no quererlo? 

Y por el lado de la felicidad, fueron saliendo el resto de los sentimientos. El dolor y la culpa de la distancia, de saber que no estaré para acompañarla, que no podré verla cambiar, que me perderé tantos momentos y que para ese bebe que va a llegar, yo seré la amiga loca de la mamá que a veces llega llena de regalos pero que no esta cerca. 

También estuvo el miedo... ese miedo que de repente siento de que la vida nos cambie y nos aleje. Que la vida de mamá, esposa y residente de Bogotá, sumada a mi vida de no-mamá, no-esposa y no-residente de Bogotá, acabe con los años de querernos sin juzgarnos. Y es que eso es lo especial de nuestra amistad: siempre hemos valorado que aunque somos muy parecidas en el fondo, vivimos nuestras vidas de formas muy distintas. Y ahí siempre estamos, para mostrarle a la otra, que todo podría ser distinto. Pero que no es lo que queremos. Constantemente vivimos situaciones similares y cada una ve en el espejo de la otra cómo podría ser una vida diferente. 

Hay días... hay días donde yo me pregunto qué hubiera pasado si nunca me hubiera ido a India, si me hubiera casado con el Ex o con algún otro que quisiera esa vida, si no tuviera esta profunda necesidad de ver qué hay allá afuera, que me ha traído hasta México y si en mí no hubiera ese gen independiente que logra que yo no dure más de 30 segundos contemplando la posibilidad de volver a Colombia. Y cuando tengo esos días, pienso en ella. Y la veo feliz, casada, llena, ahora embarazada. Y sé que aunque esa es una vida posible, no lo es para mí. 

Aunque sé que yo también soy su espejo, a veces me pregunto cómo me ve ella a mí. Si también me usa como referente en las noches donde se pregunta qué hubiera pasado si sus decisiones hubieran sido distintas, si Francia hubiera sido algo más que unas complicadas vacaciones o si la especialización hubiera sido en otro país. No sé exactamente qué se responde, pero también sé que ella me sabe feliz y me sabe bien, pero sabe que esta vida, aunque es posible, no es para ella. 


Volviendo al cúmulo de sentimientos... de nuevo hubo esa sensación de que mi mundo crece, se hace adulto y yo... yo lucho por vivir una vida donde yo me sienta cómoda y donde este bien. Donde sienta que puedo ser yo. Y eso, de alguna forma, no encaja en la definición - tal vez arcaica e infantil - que tengo de lo que es ser adulta. Recordé entonces lo que me dijo Pollo luego de leer esa entrada y es que nunca me di cuenta que la primera en armar una vida adulta fui yo. Y que no por no tener marido e hijos, soy menos adulta que ellas. Y pues si. Es un poco así. 

Al final, luego de la cascada de sentimientos, los que realmente han quedado, han sido el profundo cariño que le tengo, las ganas de estar más cerca de ella que siempre. Debo ser sincera, un poco la frustración de saber que me perderé de tantas cosas importantes... La felicidad de saber que ella esta haciendo la vida que siempre quiso. 

Y además, queda esa otra enorme felicidad y profundo agradecimiento, de saber que para ella era increíblemente importante contarme y hacerme parte, porque como para mí, las cosas se sienten realmente reales cuando la otra las sabe y las comparte. Sentirme así de querida, de valorada, aún después de 5 años de distancia, más de 15 después de esas fiestas de quince... es de las cosas que siempre agradeceré y que serán motivos para sonreír incluso en el peor de los días. 







jueves, 16 de agosto de 2012

La sorpresa y el shock...

Hoy mientras volvía de la oficina, oí mi podcast favorito This American Life de NPR. De repente contaron que David Rackoff, uno de los colaboradores, había muerto. Aparentemente de una enfermedad grave. Ira Glass comentó que no era una sorpresa que hubiera fallecido, but somehow there was the schock that he is gone

We knew that his dead was coming, for months he's been saying he wouldn't live past August, so none of this is any surprise. But as anybody knows who has been through this situation, even when you know its coming it's still somehow a shock when it actually happens. It's a shock that he is gone. 

Y yo me quedé pensando cuan cierto es esto. 

Recientemente se murió la abuela de Adri. Abuelita tenía 105 años, así que se podría decir que su muerte no fue una sorpresa. Pero igual esta el shock de saber que ya no esta. 

Y es que ese es el gran problema de la muerte. Incluso cuando son muertes que uno sabe que están en camino, ya sea por vejez o por enfermedad... uno no puede dejar de sorprenderse con el hecho de que la vida propia, ahora es sin esa otra persona. 

Y mientras escribo estas palabras empiezo a comprender porqué para Mr. M (sí... de nuevo ronda mi cerebro.. qué le hacemos, aparentemente aún estoy haciendo la autopsia como diría Gabidearest) la muerte era un tema tan poco profundo y tan ajeno. Era algo que me generaba una gran confusión... ¿cómo era que me decía que él no armaba tanto drama con el tema? En su momento yo lo atribuí al hecho de que nadie realmente cercano se le había muerto. 

Pero ahora... ahora pienso que el tema va más allá de lo circunstancial. Y vuelve a ser la gran diferencia... para mí las personas siempre van a ser increíblemente importantes. Para él no. Y en esa medida... las muertes de las personas que quiero y son importantes para mí, siempre van a alterar mi vida, siempre van a dejar un hueco. 

Así por ejemplo, la ida de Abuelita me generó una gran tristeza y no pude evitar preguntarme cómo será la próxima vez que vaya a la casa Gómez y encuentre que ella ya no esta. Ella que siempre sonreía, la que cuando en la fiesta de sus 100 años le pregunté que cómo estaba me dijo "pues aparentemente he vivido muchísimo, mijita", la que en año nuevo siempre se tomaba más vinos de los que un médico consideraría prudente (pero si después de los 100 uno no se puede tomar los vinos que quiera... entonces cuándo?), la que agarraba mi mano cuando Adri le recordaba que yo era Li, su amiga de siempre. 

Ella ya no va a estar... y hoy no puedo dejar de sentir the shock, that she is gone. 

*** y no... hoy no voy a escribir cómo la muerte de mi abuelo fue la sorpresa más grande, porque hoy no quiero sentir esa tristeza. Así que me voy a poner un tapón emocional y me iré a dormir. 


GEORGE: "I... I don't know how to exist in a world where my dad doesn't."
CRISTINA: "Yeah, that never really changes."


lunes, 6 de agosto de 2012

Tres cosas felices

Hace un mes y 4 días estaba perdiendo el tiempo en Facebook cuando me encontré, en el perfil de Solterica, un link a un artículo donde una vieja hablaba de un experimento donde por una semana (que mi cerebro leyó un mes... pero en otra entrada exploraré mi continúa falta de atención hacia ciertas cosas) uno debía escribir three good things (que efectivamente como dice el artículo suena menos tonto en inglés que en español) que le hayan pasado a uno en el día. 

La idea del experimento es: "crear un patrón cognitivo en nuestro cerebro, que se mantiene durante un periodo de tiempo, aún cuando estamos realizando otras actividades. En el libro “The Happiness Advantage”, Shawn Achor propone que, mediante la práctica repetida de un ejercicio, nos aprovechemos de este efecto y condicionemos a nuestro cerebro para focalizarse de manera inconsciente en lo positivo. Esto no modificará nuestra realidad, pero sí la manera en que la percibimos"

Y yo decidí que podía ser una buena idea. Finalmente ya sabemos que a mí se me da súper bien eso del pesimismo. Para mí es súper fácil pensar en las cosas malas. Pero a veces se convierte en todo un reto pensar en las buenas.

Así que desde hace un mes y cuatro días, todas las noches, alrededor de las nueve, en mi celular suena la alarma para recordarme que debo anotar Tres cosas felices (que me sonó un poco mejor que las tres cosas buenas).

Debo decir que no he llegado al punto de la autora donde "me encuentro a mí misma pensando “no puedo creer que haya cogido este autobús a tiempo"“es increíble que haya dejado de llover justo cuando salíamos”, “hemos dado con el sitio perfecto para comer”.

Pero ha habido un cambio importante... y es que cada noche, sin importar si ha sido un día muy bueno o uno de mierda... encuentro que al menos 3 cosas buenas me pasaron. Ha habido días donde es muy difícil pensar en esas tres cosas buenas, días como hoy que fueron una porquería y donde la lista de cosas malas sería larguísima. Pero siempre logro encontrar tres cosas buenas. 

Y al ver este mes de anotaciones, encuentro cosas que ya sé. 

Así, por ejemplo, es clarísimo lo que tanto le molestaba a Mr. M y es que para mí las personas son súper importantes. Las conversaciones en el trayecto de regreso con Adriof, los mails de Pollo, los chateos con Adri y mis amigas de Colombia, los encuentros con Mariana.... todos son motivos de alegría. 

Pero en igual medida mis espacios propios lo son... las idas a comer by myself donde me reconecto y respiro, las horas de lectura, las idas al gimnasio, los momentos dedicados a escribir... todos esos momentos han sido increíblemente importantes.  

Y también se evidencia que Ginebra llegó a mi vida para hacerme feliz. Los arrunches y siestas con ella entran en la lista con bastante frecuencia. De igual forma queda claro que a mí me encanta el cine. Sin importar si son películas trascendentales o el espacio para escaparme de la realidad cuando la oficina me está enloqueciendo... todas son motivo de inclusión en la lista diaria. 


El experimento también me permitió ver cosas que no me esperaba, cómo que la comida juega un papel importante para mí... y que disfruto de esos momentos cuando me como una toronja particularmente rica o me sorprendo al descubrir que el sánduche que yo creía iba a estar espantoso, en realidad estaba delicioso. 

No sé si me estoy condicionando a "focalizarme en lo positivo", estoy segura de que no me estoy convirtiendo en un teletubbie que cree que todo es maravilloso. Pero estoy aprendiendo que incluso en los días más malos... hay algo bueno. Y esa es una gran lección. 

Así que aquí dejo mi lista de hoy: 

1. Chismosear con Adri en el trayecto a la oficina 
2. Té de rosas mientras escribo
3. The Fratellis para quitarme el mal genio


miércoles, 27 de junio de 2012

Silver Lining o por qué quiero tanto a mis amigos

La bonita GabiDearest escribió un hermoso post con sus reflexiones sobre mi terminada. Y yo en esta sensibilidad en la que ando, claro terminé llorando frente a la compu. Con unas ganas increíbles de irme a Bogotá, caerle de sorpresa y llevármela de paseo para cantar a gritos en el carro como cuando estábamos en la universidad (porque la verdad es que Gaby y yo no hemos crecido y en el fondo nos siguen gustando los mismos planes, nos reímos de los mismos chistes y hacemos los mismos dramas que cuando teníamos 20 años). 

Y entonces me quedé pensando. Que con todo y que siento que estoy muy sola, que lo que necesito es irme a emborrachar con mis amigas hasta que se me pase esta infelicidad.... en estos días he recibido muchísimo cariño. Me han oído, me han abrazado y me han recordado que voy a estar bien. No ha importado si ha sido a través del teléfono, del whatsapp o en persona, ahí han estado los que me quieren. Los que siempre están. 

A punta de teléfono, Adri me ha oído y consolado; con mensajes Linis y yo descubrimos que aún en la distancia, estamos juntas cuando el universo se coordina para que vivamos la misma situación al mismo tiempo; Pollo me ha conversado, ha hecho chistes y me ha escrito dándome su apoyo al momento de descubrir que en el fondo el man era un Lio; Sarah estuvo desde el comienzo lista para oírme como siempre; las de la oficina y las de la maestria se han encargado de distraerme, acompañarme y darme los abrazos que me han hecho falta. Tattoo-Boy me ha mandado canciones para animarme, V hizo un par de reflexiones importantes por bbchat y claro ahí ha estado el amigo-erótico para que a punta de humor negro yo me pueda reír en los momentos donde solo parecería que puedo llorar. Hasta los que me han escrito por Facebook y Twitter para decirme que qué cagada, pero que de esta se sale.

Y ahora pienso que la sensación de que lo más difícil a la hora de superar esto será el sentirme sola y perder la compañía... en realidad es cuestión de perspectiva. Porque en el fondo, sin importar la distancia, tengo un montón de gente que realmente me quiere y me ayuda a estar bien. En lo que hay que concentrarse es en aumentar el círculo para tener más planes y más actividades. Sabiendo siempre, que lo único que no me falta es cariño.



Deep down you knew that it was wrong
That little voice was telling you the truth
And now you hear it loud and clear
Screaming right in to your ear
Get up out of bed
Right foot, left foot moving
Get out of your head
Soon you'll be improving

 


viernes, 10 de febrero de 2012

Los que son...

Hoy es importante concentrarme en las cosas buenas, en la gente que quiero y que me quiere y, en asumir que cuando toca, toca y que no es el fin del mundo. Un cambio en los planes no quiere decir que los planes se acaben y a lo mejor, puedo simplemente encontrar algo donde tenga más paz y mayor capacidad de concentrarme en mi proyecto.

Dicho esto, debo aceptar que llevo todo el día pensando cómo elegir solamente a 5 personas y entonces veo que soy muy afortunada por tener ese reto.

Day Six: Five people who mean a lot (in no order whatsoever)

  1. Mi mamá. Y no hay forma de incluir las infinitas razones de por qué significa tanto en mi vida.
  2. Mi papá. Y que emoción saber que logramos construir algo donde significamos, donde cuento con su apoyo y su cariño, donde pudimos dejar atrás el pasado y yo ya no tengo miedo de perderlo.
  3. Adri. Porque no importa la distancia, nos abrazamos, consolamos, entendemos y divertimos.
  4. Pollo. Porque nos entendemos en diversos niveles, nos une el peso y el alivio de la distancia, nos sabemos los secretos que nadie más sabe y somos los dos pequeños freaks que se quieren como nadie.
  5. Gaby. Porque nos oímos, nos leemos, nos retamos y hoy, tiene el corazón triste y quiero que se acuerde de todos los días que ella pasó recordándome que la vida da vueltas y uno debe estar tranquilo porque las cosas buenas están en camino, incluyendo a alguien que le ayude a olvidar la tristeza que siente hoy.



lunes, 6 de febrero de 2012

Los arrepentimientos...

Dice el cliché que uno no debe arrepentirse de nada en la vida, porque todo lo que hizo lo condujo hasta donde uno esta. Y según mi entrada anterior, creo que eso es relativamente cierto. Pero esto no significa que no haya algunas cosas que no hubiera querido hacer distinto.

Así que aquí vamos con la otra parte del ejercicio.

Day Five: Six things you wish you’d never done.

  1. La uno y la dos son muy parecidas: Me arrepiento de las cosas que he dicho. En los dos casos, sin ninguna mala intención, conté una historia que no era mía y tuve que sufrir las consecuencias. En el caso uno, logré no salir tan mal herida y sirvió para que las cosas quedaran claras con mis mejores amigos, para que los límites se fijaran y al final, quiero pensar que todos aprendimos algo positivo de mi error.
  2. En el segundo caso... cometí el mismo error, confié en quién no tocaba y el universo se encargó de mostrarme de una buen vez que uno solo cuenta la historia propia. La consecuencia fue que perdí a quién en su momento llegó a ser la persona más importante de mi vida en Méxica (no importa que para ese momento ya nos hubiéramos alejado y yo me hubiera llegado a sentir extremadamente traicionada por él... estábamos en el camino de arreglar las cosas) y aunque los años han pasado... nada nunca volvió a ser lo mismo y ya ni siquiera podemos vernos.
  3. Me arrepiento de no ser más perservarte en la lucha por alcanzar mis sueños. Sé que estoy intentando hacer las cosas de forma distinta y que hoy di varios pasos... también sé porqué me ha costado tanto no ser más activa con el tema, pero hubiera querido hacerlo distinto.
  4. Hoy me gustaría no haber sido tan tímida, tan miedosa... particularmente respecto a los hombres. ¿Qué hubiera pasado si le hubiera hablado a esos que me gustaron?
  5. Hubiera querido ser más activa durante la maestría, haber entrado al coro antes, haber tomado más clases de temas que me interesan... en fin, haber aprovechado un poco mejor mi tiempo.
  6. Esta es complicada... yo vivo tranquila con mi decisión de irme de Colombia.... pero si hubiera querido, y aún quisiera, poder estar de una forma más activa en la vida de los que quiero. No creo que sea arrepentimiento per sé... pero si me duele ser una ausencia en momentos importantes.

Coulda, Woulda, Shoulda


miércoles, 4 de enero de 2012

Lo divertido de lo light

Esta ha sido una visita diferente a Colombia. Navidad en Cartagena con mi papá y luego días en Bogotá, los cuales han sido distintos. Adri no esta, mis amigas en su mayoría tampoco, mi tía se fue de viaje al igual que mis primitos así que de repente me encontré con el espacio para hacer otro tipo de planes, hacer otras cosas y ver gente que no veía desde que me fui.

Y en esos reencuentros, reapareció una buena amiga con quién en algún momento de la vida salía mucho en plan de rumba y quién en su momento me presentó a JC con quién siempre me divertí pero con quién la cosa nunca terminó de cuajar. Salimos un tiempito pero la cosa al final no funcionó. A JC lo quiero porque me trae recuerdos muy chéveres y aunque nunca encajamos, es alguien con quien pasé muy rico y es una buena historia para recordar. Así que una noche en esta visita, de repente estuve rumbeando con ellos, reviviendo una muy buena época de mi vida. Y claro, la química seguía ahí y la atracción también. Así que dejé que las cosas fluyeran y recordé lo divertido que es tener un romance light.

Con JC nada va a ser serio. No vamos a sentir grandes cosas el uno por el otro, no nos vamos a enamorar ni sentiremos una enorme conexión que genere fuertes sentimientos y me haga terminar en conversaciones hartísimas como las que tuve con Possibility-Boy. No lo haremos porque no es lo que somos y porque además, no tenemos el tiempo de que pase nada distinto a un par de salidas divertidas, coquetas y absolutamente lights.

Luego de un año donde una vez se abrió mi corazón, los personajes que aparecieron, generaron profundas e intensas emociones, las cuales estoy feliz de saber que puedo sentir... es maravilloso también tener unas vacaciones de tanta intensidad y simplemente encontrar a alguien con quién me río, a quién puedo molestar en español (y aún mejor... en colombiano!), rumbear como hace mucho no hacia, quedarme hasta las 4 de la mañana echando lora (de nuevo, soy feliz de hablar en colombiano) y tener un romance veraniego, sin dramas, y sobre todo, sin conversaciones sobre lo que somos y no somos ni reflexiones sobre lo que pasará más adelante. Aquí todo es light, chévere y extremadamente divertido.

Y por eso, esta noche, estoy muy feliz.


*** El universo no deja de querer demostrarme que la vida es irónica, que Bogotá es un pueblo donde todo el mundo conoce a todo el mundo y me encontré sabiendo cosas fuertes sobre el Ex... quién se lo hubiera imaginado.



viernes, 30 de diciembre de 2011

Despidiéndome del 2011

La lección de la noche: conócete a ti mismo.


Ayer fui a tomar un larguísimo café con Pollo, que por supuesto terminó en un par de ginebras, una cena y una sobremesa con meseros revoloteando a nuestro alrededor con ganas de que nos fuéramos ya a la casa.


Hablamos del año, de todo lo que ha pasado y cuánto nos ha cambiado la vida, para que al final, casi todo siga igual. Por muchos años, al final de cada año, me tomaba el trabajo de escribir un resumen de lo que había vivido. Por algún motivo, dejé de hacer esto cuando llegué a México.


Pero el 2011 ha sido muy largo, muy intenso y muy profundo para no escribir al respecto.


El año empezó conmigo derrotada. Me cuesta un poco de trabajo de pensar en cómo pasé los primeros meses. Decidí poner distancia con Tattoo-boy para no salir herida cuando él se fuera del país. Barreras sobre barreras, muros sobre muros. Y se fue dejándome un vacío extraño de saber que él no era, que no lo sería y con la infinita sensación de que nadie lo sería. Los meses pasaron y mientras escribo esto, sigo teniendo problemas recordando esa época, tal vez por el hecho de que iba en automático, viviendo sin ganas, haciendo lo que tocaba, sin sentir.


Me aburrí en la casa, me mudé y traté de pensar que sería un nuevo inicio. Pero de nada sirvió cambiar de escenario cuando la sensación de haberme rendido, llenaba gran parte de mis días. Para complicar un poco más las cosas, los que en un momento consideré mis grandes amigos, mi familia en México, se desvanecieron dejando solo preguntas sobre su ausencia.


El único momento de ese inicio del año donde me sentí realmente bien, fueron los 4 días que vine a Colombia para el matrimonio de Adri. Por primera vez desde que me fui del país, sentí que encajaba, que mi presencia tenía sentido y esa sensación de incomodidad que tantas veces he sentido desde que vivo en México, no estuvo por ninguna parte. Como le diría mucho después a Open-Boy, fueron los 4 días más felices en mucho tiempo. Y fueron así de felices porque sentí que estaba compartiendo algo realmente grande con alguien a quién quiero con el corazón, porque tuve tiempo de estar con los que más quiero, de ver a mi familia y tener un día de felicidad con mi mamá. Por una vez, no tuve la culpa de no estar en los grandes momentos de la gente que quiero. Estuve y fui parte. Y eso significó mucho más de lo que me pude haber imaginado.


Pero regresé para seguir en el piloto automático de siempre, con la certidumbre de que no había, ni habría, a nadie a quién querer.


It was the best of times, it was the worst of times.


Y una noche, en una salida de guía turística mi vida cambió. Le decía a Pollo que aún recuerdo la sensación cuando Open-Boy abrió la puerta y yo lo vi por primera vez. Sonará cursi, pero desde el saludo, yo sentí que algo se movió en mi interior. Dadas las circunstancias, inicialmente me negué a aceptar que me gustaba, pero sin darme cuenta a qué horas, mi corazón volvió a abrirse. Encontré a alguien con quién me conecté como jamás lo había hecho, que me hizo sentir lo que pensé imposible, a quién amé como jamás he amado y quién me amó por lo que soy. Fueron los mejores y los peores días de mi vida. Ya no hubo barreras, no hubo muros, no hubo nada. Solo el amor que sentimos y la profundidad de una conexión que muchos meses después aún resuena en mi vida. Por primera vez entendí lo que era amar a alguien tanto, que su felicidad era más importante que el estar juntos; en la medida en que comprendí que para él la única opción posible de estar bien y ser feliz era alejándose, lo dejé ir, con la esperanza de que él este en lo correcto y así pueda tener una vida con la felicidad que se merece.


Open-Boy fue un terremoto cuyo impacto aún no termino de vivir. Y, como todos los clichés, tan rápido como llegó, se fue; dejándome destruida y sin saber cómo armar mi vida, sabiendo que era posible sentir amor pero que no era posible tener su amor. Los días que siguieron fueron de los más dolorosos de mi vida. Hoy me parece como si solo hubiera habido llanto en esa época de mi vida, volqué mi corazón en este blog y traté de exorcizar mi dolor a punta de palabras y canciones. Como nunca antes en mi vida, la música llenó mis días y me apoyé en las palabras de otros para decir una y otra vez lo mucho que me dolía su ausencia, sus palabras, su silencio. Mi frustración ante una vida que no era posible.


Pero ni el harakiri emocional que fue Open-Boy logró convencerme que era posible encontrar a alguien con quien compartir mi vida. Fue necesario que en medio de la inmensa tristeza, apareciera el Sr. S para que yo empezara a contemplar que las cosas pueden ser distintas. Unos besos atorados de sentimientos se convirtieron en salidas donde yo sentía algo distinto al dolor de la ausencia de Open-Boy. De repente me encontré disfrutando del Sol, teniendo conversaciones inteligentes y ante todo, me encontré sintiendo.


No era igual. No era tan profundo. No era tan intenso. Pero yo sentía. Y el Sr. S, también sentía. Y eso tuvo un gran efecto en la forma en que veía el mundo. Para lograr salir del hondo hueco en el que me metí, fue necesario volver a terapia. Y ahí aprendí la importancia de preguntarme para qué y no por qué. De dejar entrar y de tener confianza en el universo y sobre todo en mí. Volví a confiar en que las cosas saldrían bien. Hoy pienso y siento que las cosas, saldrán bien.


Y mientras pasaba mis días asoleándome, yendo a terapia e intentando terminar de dejar ir a Open-Boy, el universo se encargó de obligarme a frenar y detenerme. Me tocó darme contra el mundo, terminar en muletas y con el cuerpo totalmente golpeado, para que yo me permitiera estar conmigo misma, para que dejara de esconderme en la música, las películas, las series de tv. Tuve que parar, descansar, aceptar el silencio y la soledad. Con dolor acepté que el Sr. S nunca sería alguien dispuesto a estar de la forma en que yo quiero y lo solté también a él, agradecida de que al hacerme parte de su vida, me hubiera permitido recobrar la confianza en las posibilidades.


Al mismo tiempo, por fin dejé ir a V, quién tras repetir las promesas de siempre, continuó siendo una ausencia cuando más lo necesitaba. En las últimas sesiones de terapia he hablado mucho sobre la importancia de poner límites. Es algo que me cuesta trabajo y que me ha generado grandes problemas. Con V fue necesario soltarlo y darme cuenta que él realmente hacía mucho no era parte de mi vida. Anoche encontré algunas conversaciones que tuvimos cuando éramos más cercanos y me dolió su ausencia; lo veré próximamente pero ya no quiero continuar en una dinámica donde él promete, yo me ilusiono y luego enfrento la realidad de una ausencia. Quiero pensar que podré tener un contacto casual como lo tengo con tantos en Colombia, pero yo ya no quiero nada más profundo.


En septiembre, volví a Colombia, en muletas y por primera vez, en un plan distinto a las vacaciones. Crecer en el trabajo culminó en mí, dando un entrenamiento, con conocimiento de causa y con el Ex tomando nota. Entendí que el universo da las vueltas que quiere y que la ironía es parte de la vida, que incluso lo imposible pasa y que no puedo convencerme de que algo no sucederá, porque no controlo mi futuro.


El trabajo cambió, se abrieron posibilidades y en un año mis tareas, responsabilidades y retos se ampliaron, obligándome a desarrollar nuevas habilidades, enfrentarme a situaciones distintas y probarme que si puedo. El término frenemies adquirió completo sentido en mi vida y tuve que asumir que abrir el corazón trae sus riesgos en lo laboral, cuando los que fueron amigos dejaron de serlo. Aún así, opté por no volver a cerrar mi corazón. Porque ya no quiero vivir una vida con el corazón cerrado.


Cuando todo parecía estar volviendo a la calma, descubrí que en mi interior hay toda una faceta que yo desconocía. Ayer por primera vez hablé de ésta en voz alta con alguien diferente a mi psicóloga. Tener a alguien que no me juzga y a quien puedo aceptarle lo que me asusta, atrae y que entiende que aún estoy construyendo el significado del tema, me dio tranquilidad y la sensación de que no estoy sola.


Y otra buena noche, me encontré hablando con alguien que me generaba al mismo tiempo, atracción y rechazo. Al encontrar a Possibility-Boy temía estar repitiendo mi pasado y dudaba de qué era lo que realmente me gustaba, si él por lo que era o por su parecido con Open-Boy. Intenté hacer las cosas de manera diferente. Dejé mi corazón abierto, dejé que las cosas fluyeran y confié en mí, en el proceso que he hecho y en la sensación que él no me haría daño. Las cosas no fueron tan simples como yo hubiera querido y en un escenario ideal él y yo nos encontraríamos en un lugar donde tuviéramos la posibilidad de explorar lo que hay entre los dos. No creo que esto llegue a pasar, pero también soy consciente de que algo no termina de cuajar con él y que para rematar, él no tuvo la sensibilidad para despedirse como yo hubiera querido. Y para doblemente rematar, él no tuvo la necesidad de tener mayor cercanía antes de despedirse. Y esas tres cosas, sumadas a la certeza de que él vivió las cosas de forma completamente diferente, no las puedo obviar. Hoy tuvimos una larga conversación donde creo que finalmente se aclararon muchas cosas, pero también vi que me falta mucho para trabajar, que aún me cuesta mostrar lo que siento tal y como lo siento y que aún transmito barreras. Tengo miedo de volver al DF y encontrar que la tranquilidad que he sentido en estos días no es tan grande y que a cambio, hay una nueva ausencia. Él tiene confianza en lo fuerte que es nuestra amistad y yo quiero pensar que él seguirá siendo una parte importante de mi vida, porque ante todo, por él siento un inmenso cariño.


Y entre los diferentes hombres, en medio de los cambios laborales, las presencias y las ausencias, lo que más hice este año fue escribir. Construí una historia que está en camino, que es mi reto personal y que me hace crecer, pensar, sentir y ser mejor. Que es el mejor espacio para soltarme y sentirme bien.


Muchas cosas pasaron. Sigo en el mismo trabajo, sigo soltera, sigo viviendo en el mismo barrio. Pero soy otra. He recobrado la confianza en mí, en la vida, en el trabajo que hago, en la historia que escribo y en lo que puede suceder. Por fuera casi todo sigue igual. Por dentro, todo ha cambiado.


Y solo por eso… este año es importante.


Estoy decidida a que el 2012 sea el año en el que logre mis objetivos. Quiero que mi proyecto personal suceda y tener la fuerza para hacer mis metas realidad. Quiero ser la persona que hace que las cosas pasen y que se esfuerza por tener lo que realmente quiere y necesita. Además, quiero abrirme a más cosas nuevas, atreverme a nuevos retos, conocer más gente. Ante todo quiero seguir trabajando en mí, en tener una mejor relación con los que me rodean, donde yo tenga claro cuál es mi papel, donde los límites existan y se respeten. Quiero seguir conociéndome, quiero terminar de soltar los roles que no me corresponden, las ausencias que me hacen daño y los patrones que me impiden tener la vida que quiero. Por primera vez en mucho tiempo, siento que es posible encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera, alguien que tenga claro quién es, que no le tenga miedo a sentir y que esté listo para construir algo a mí lado. Espero que esto suceda y el personaje aparezca; mientras tanto yo seguiré trabajando por estar bien, cómoda conmigo misma y en paz con lo que soy.

martes, 1 de noviembre de 2011

Confundida...

Tras meses de sentir que estaba avanzando en mi proceso, de volver a respirar tranquila y dejar de recordarlo a cada instante… he retrocedido y me vuelvo a encontrar en ese lugar donde las canciones duelen en el alma y no puedo evitar llorar en los buses mientras oigo esas frases que tanto daño hacen.

And all our hearts were breaking
There was music all around
And the walls were always shaking
'Cause our love was the sound
Our love was the sound


Revivir conversaciones y sensaciones me está haciendo daño. Y no sé si es porque quiero ver que todo se parece o si en realidad… todo se parece. Tampoco sé si lo que debería hacer es salir corriendo y negarme a repetir lo vivido. Las palabras de mi psicóloga resuenan en mi cabeza… busca los para qué y no los por qué. Pero no es fácil… menos cuando tampoco tengo la respuesta al para qué. Para qué encontré a alguien que veo como algo similar? Acaso es la vida dándome chance de hacer las cosas distintas? Y si es así… ¿qué es lo que debo hacer distinto? Hoy solo tengo dudas en mi cabeza.


Y sé que no es justo comparar. Que debo ver las cosas de manera individual. Que debo intentar que mi pasado no determine mi presente. Que lo que pasó antes, no defina lo que está pasando ahora. Son personas distintas, momentos distintos y sobre todo… yo soy diferente. Ayer le escribí a mi mejor amiga hablándole de cómo el dolor cambia a las personas… a mí me ha cambiado, tanto dolor, tanto amor, tanta frustración, le dieron un vuelco a lo que soy, a lo que quiero y a lo que creo que es posible.



Trato de pensar en todo lo que he aprendido en estos meses, en todo lo que he descubierto acerca de mí. Y no sé cómo ponerlo en práctica. Lo único que tengo claro es que la tristeza del mes de mayo y los días que le siguieron, sirvieron para abrir de nuevo mi corazón y enseñarme que así es cómo lo quiero tener. Hoy me siento tentada a cerrarlo y no dejar que nada se acerque. Pero no lo voy a hacer. Seré cuidadosa, pero no me cerraré.


Is this the sound of our demise
Or is it just the opposite?
I love you and I miss you
What else is there to say?
It takes a hell of a lot more to complete this
Far more, far more to recreate