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viernes, 13 de mayo de 2016

La tradicional lista de deseos de cumpleaños

Tras mi entrada de la semana pasada, he estado pensando mucho en qué debería escribir ahora. Han sido días buenos y muy felices. Así que creo que desde este lugar es momento de hacer mi lista de deseos de cumpleaños: 
  • La constancia de volver a escribir. Más cuentos, más historias, más entradas y muchas más páginas de Las Dos Hermanas. El valor de escribir esa otra historia que ronda en mi cabeza. 
  • Muchos más viajes. Conocer lugares nuevos. Y broncearme un poco, ya estoy transparente. 
  • Muchas muchas horas de sueño. Muchas. 
  • La capacidad de reconocer la felicidad y no tenerle miedo. Callar de una buena vez a mi monja interior que de verdad lo único que hace es joderme la vida: "y ahora que ganaste la última batalla, ¿qué vas a hacer con el terreno que conquistaste? y si ahora empezamos a joder por algo que ni nos interesa?"
  • El paseo al nevado de Toluca que sigo esperando. 
  • Que Ginebra deje de botar tanto pelo. 
  • No tener que volver en mucho, MUCHO tiempo al dentista. 
  • Cuidarme más, comer bien, estar con mis amigos que me llenan el corazón y darme los espacios para mí. Leer más. Volver a hacer yoga. Reírme mucho. 
  • Que los dueños de mi depa por fin se animen a arreglar la humedad de la sala (qué adulta soy... realmente deseo eso)
  • Más clientes que me reten y me permitan aprender mucho. 
  • Experiencias que me saquen de mi zona de confort y que me hagan sentir viva. 
  • Proyectos nuevos. 
  • Que se arreglen todos mis líos hormonales. De una buena vez. 
  • Muchas mañanas en Shakespeare. Más domingos felices, cenas inesperadas, todo el cine y el placer del desayuno en la cama. Ante todo, que sigamos siendo muy felices. 
  • Días buenos para Adri (y para todos los que quiero, obvio, pero hoy sí que lo deseo para ella)
  • La capacidad de mantener mi temperatura estable toda la noche y no andar quitándome y poniéndome cobijas todo el tiempo. 
  • Soltar. Soltar a los que me hicieron daño, a los que con sus inseguridades han entorpecido mi vida, a los que no quieren mi bienestar pero que están cerca porque me cuesta ponerles distancia. 
  • Muchas horas de arrunche. 
  • Unos audífonos nuevos para el iPhone. Y ya que estamos en esto, un nuevo iPhone. 
  • Y bueno, como siempre... vestidos bonitos para seguir caminando.  


jueves, 19 de febrero de 2015

La vida que no fue

El fin de semana me fui con el Sr. Gelatina de paseo y nos quedamos en un hotel que era un club de golf. Y no pude evitar pensar en la vida que por un instante pude haber tenido. En otro universo hay una Lina que se casó a los 23 o 24 con el Ex, siguió levantándose temprano los domingos para ir a jugar golf, eventualmente accedió a dominar su pelo y tuvo los hijitos que el Ex soñaba tener. Quiero pensar que ni siquiera en un universo paralelo llegué a ponerme el aretico de perla que él soñaba que yo me pusiera pero no hay manera de saberlo. 

Estoy convencida que si hubiera seguido por ese camino, hoy estaría divorciada porque yo no estoy hecha para la vida que él quería. Pero una vez cada 487 días me pregunto por esa opción. Soy feliz con la vida que tengo, soy feliz en la relación en la que estoy y con la manera en que he hecho mis cosas. Eso lo tengo claro... 

Pero a veces, a veces pienso en las cosas que no pasaron y que probablemente no van a pasar. En esa casa con vista al lago, con un esposo, un perro, sin gato y unos niños. Tal vez es porque durante un breve momento de mi vida yo me convencí de que ese era el futuro que quería aunque por dentro supiera que no era así. Tal vez es porque por un momento confundí su sueño de una familia con la estabilidad emocional (que tampoco me proporcionaba) y a veces recuerdo lo bonito que sonaba ser parte de una familia como la que nunca tuve. 

El caso es que en estos días he estado dividida entre la nostalgia por una vida que no tuve y que no quiero tener y la felicidad de la vida que tengo. Entender que hay cosas que probablemente nunca van a pasar es difícil, incluso si no son las que quiero. Ayer me senté en un consultorio médico y tuve que oír que al parecer mi cuerpo esta de acuerdo con mi cerebro en que no quiero tener hijos y por tanto, 
-por lo menos por ahora- es algo casi imposible de que pase. 

Y sí, en efecto yo no quiero tener hijos. Lo he pensado y reanalizado muchas veces y la conclusión siempre es la misma. No puedo garantizar que en 10 años no me levante un día queriendo reproducirme como tampoco puedo asegurar que no voy a querer ser vegana (querido universo, por favor que no me de por ser vegana) pero digamos que en mis primeros 32 años he sido bastante consistente con el tema. 

Yo elegí no tener la vida de señora casada con niños, perro y mamivan. Yo elegí mi vida de expat que usa dr. martens en la oficina, tiene a Ginebra como única roomate y vive un amor donde nosotros creamos las reglas. 

Entonces no debería ser muy grave que me digan que es muy difícil para mí tener hijos. Pero lo es. Porque una cosa es que yo no quiera y otra que no pueda. 




martes, 18 de marzo de 2014

Oda al respeto o no me jodan si no sueño con tener un bebé

Hoy me encontré este gran texto sobre por qué no se le debe preguntar a las mujeres por qué no tienen hijos. La que lo escribe lo hace desde su perspectiva de mujer casada y habla sobre cómo hay muchos motivos por los que una mujer puede no tener hijos.

Claramente para algunas mujeres es un tema de querer y no poder. Y debe ser terriblemente frustrante y doloroso explicar que sí quieren ser mamás pero que por algún motivo no pueden. Cada una de las que se tiene que aguantar las lágrimas cuando un imprudente les dice que por qué no tienen hijos, se debería ganar un premio especial en la vida por no andar matando a esos idiotas.

Pero también estamos las otras, las que tenemos que defender nuestra decisión de no querer reproducirnos. Para este punto de la vida, he pasado demasiadas horas explicando que no creo que el hecho de tener o no tener hijos me haga más o menos mujer. Ya me he tenido que aguantar las ganas de pegarle al que me pregunta que entonces quién me cuidará de viejita (como si tener un hijo fuera garantía de eso) o a la que me mira por debajo del hombro y me asegura que nunca conoceré la verdadera felicidad si no tengo un hijito como ella.

Tal vez sea cierto, tal vez no. No hay manera de saberlo y yo vivo tranquila con eso. Por ahora, estoy tranquila sabiendo que la vida que todos los días construyo es muy poco child friendly. Que soy una persona poco child friendly y que eso esta bien. No todos tenemos que reproducirnos. De hecho, si somos muy racionales, muy pocos de nosotros deberíamos hacerlo.


Es cierto que no puedo garantizar que más adelante no los quiera y por eso no puedo decirle mucho a los que me sueltan el tan detestable "estoy seguro que en 2 años sí vas a querer". Sobre todo, porque los que suelen decirme eso, son los que menos me conocen y no han visto mi cara de pánico cuando alguien intenta que cargue un bebé. Son lo que no saben que yo tengo miles de sueños para mi futuro, pero que ninguno incluye hijos. 

Hoy vivo tranquila sabiendo que como muchos me han dicho, tal vez un día me arrepienta de no haber tenido hijos. Pero creo que es peor arrepentirme de haberlos tenido. Y sé que nadie acepta que se arrepienten de haber sido papás, pero estoy totalmente segura que esas personas existen. A lo mejor no se arrepienten todos los días y todo el tiempo, pero yo probablemente tampoco me arrepentiría todos los días y todo el tiempo.
 
La verdad es que por lo menos ahora -y por los últimos 31 años- nunca he tenido un deseo profundo de ser mamá. Entonces digamos que veo muy pocas probabilidades de que pase. El único momento de mi vida que contemplé hacerlo fue cuando estaba con el Ex y jugaba a la idea de la vida cuadrada con la que él soñaba. 


Pero al final, es un tema más profundo y es la intensa presión que hay para que todos vivamos la vida que los demás creen que es la "correcta". Como bien comenta alguien en Facebook, da lo mismo si ya tienen uno porque entonces la presión es que para cuando el hermanito. Y sospecho que a los que resuelven que entonces tienen 7 niñitos a lo Von Trapp, entonces se tienen que aguantar la presión de "pero por qué tantos". 

Tal vez es porque hoy nada me ha salido como tenía planeado, tal vez es porque empecé la semana trasnochada pero feliz, tal vez es porque cada día me convenzo más que el truco para ser feliz es encontrar lo que a uno le hace bien y luchar hasta la muerte por eso. Pero hoy, hoy realmente quisiera que la gente dejara de opinar sobre la forma en que los otros hacen su vida, de preguntar lo que no les importa y de juzgar a los que viven una vida distinta a la suya.  

He dicho. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Better said than sorry

No soy una persona callada. Pero resulta que soy una persona que se calla muchas cosas. Las importantes, casi siempre. Pero estoy aprendiendo que esa no es la mejor estrategia para estar bien. 

Así en diciembre un buen día le dije todo lo que pensaba al Sr Gelatina. Como después contaría al relatar la historia de la casi-terminada, fue mi ventana para entender las películas de Jean Claude Van Damme. Esas donde le matan a la esposa, a la hija y le dejan el cadáver del perro en la puerta. Y como ya no tiene nada para perder, Van Damme se va a Rusia a vengar sus muertos. Porque nada le importa, ya no le pueden quitar nada. Así me sentía yo, ya había tomado la decisión de que todo se había acabado entonces ¿qué importaba decir lo que sentía y pensaba? ¿qué más podía perder si le decía mis sueños?



Y en vez de un montón de rusos muertos, yo me encontré con la vulnerabilidad del Sr Gelatina. Entendí sus puntos, sus debilidades y decidimos intentarlo. Como dije en su momento, decidí apostar por la esperanza

Los días han pasado y en algunas cosas todo sigue igual. En otras, cada uno ha cambiado. Sé que él lo esta intentando. Y yo por aquí ando, aprendiendo a hacer las cosas diferentes. Hay puntos donde todavía nuestros containers de emotional issues chocan. Y yo sigo con la sensación de que le 90% de las veces sería mejor no decir mucho para que así él no se asuste. 

Pero callarme las cosas solo condujo a que yo un buen día explotara, le revelara todo el daño que me estaba haciendo y sintiéndome Van Damme sacara mi metralleta lista para darle fin a la relación. Y yo ya no quiero volver a ese punto. 

Así que hoy mandé un mail. Better said than sorry. Porque al final, ya no quiero seguir descubriendo que él no tenía ni idea de cómo estoy viendo yo las cosas. Que no se dio cuenta cuando algo me hizo daño o en este específico, que las cosas pueden ser como él quiere aún cuando yo paseé a su lado. Así que se las dije. En un correo para intentar que él no sienta que soy yo armando drama. E intentando que las lea como las pienso. 

A lo mejor es un paso más para que las cosas fluyan mejor. Me daré este instante del final de lunes festivo para soñar con nieve como nunca la he visto, gustos compartidos y mis sueños haciéndose realidad. 

Y si no lo es... si mi correo hace que él se aleje... yo ya aprendí la lección. Yo vivo más tranquila y soy más feliz, diciendo las cosas. Intentando aplicar todo lo que hago en mi trabajo en mi vida emocional: enviando los mensajes de forma estratégica para que le lleguen de la mejor manera y den el resultado esperado. 

Ahora solo es cuestión de esperar. 


martes, 10 de diciembre de 2013

Un año más sin él

Hoy me tardé en darme cuenta que hoy era hoy. Que hoy es ese día donde ese hueco que siempre esta, se hace más profundo. Ese día donde me acuerdo de como de un momento a otro, mi abuelo ya no estuvo. 


En las últimas semanas he pensado acerca de qué ha sido este año para mí. Siento que ha sido un poco de limbo. Han pasado cosas buenas, ha habido días malos, pero estoy segura de que en unos años, el 2013 será ese que pasó sin pena ni gloria. 

Y hoy, hoy realmente quisiera tenerlo cerca, para que me oyera, para que me recordara la profunda confianza que él tenía en mí y que hoy siento que me hace falta. Veo mi futuro y cada día me doy más cuenta de lo paralizantes que pueden ser mis miedos. 

Hoy hace 4 años no solo lo perdí a él, sino que perdí la certeza de saber que pasara lo que pasara, hiciera lo que hiciera, siempre estaría él para oírme, abrazarme y hacer que todo fuera mejor. Y así me fuera a India, a México o al rincón del mundo que se me ocurriera, yo siempre podría volver, sentarme a su lado, poner mis manos entre las de él y saber que él creía en mí, que él estaba seguro que yo sería feliz y que estaría bien. 

Hoy... hoy me está costando creer en todo eso y hoy daría todo por tenerlo cerca y sentir su amor por mi y la certeza que tenía en que las puertas se iban a abrir, los obstáculos se despejarían y yo tendría la vida que quiero vivir. 



domingo, 14 de julio de 2013

Lo difícil es que sea mutuo...


"The greatest thing you'll ever learn is just to love and be loved in return". 

El problema es el return. Y no porque no me quieran. 

Ha sido una mala semana, en el trabajo me he sentido cansada, desgastada y así suene a telenovela... traicionada. Pero esas semanas pasan y sé pronto estaré de nuevo contenta, animada y con proyectos que me ilusionan en puerta. 

Pero el problema es mi corazón. Resulta que un día, sin darme cuenta, las cosas cambiaron, las reglas se rompieron y me encontré estando feliz con alguien que en teoría no debía ser. Han sido meses de ser muy feliz, de descubrir un lado distinto de alguien a quien ya conocía muy bien... ante todo, han sido meses de sentir por primera vez que estoy con alguien que me conoce profundamente, me quiere como soy y con quién estoy completamente cómoda de hacer y decir lo que pienso. 

Tras tantos encuentros con personajes que querían cambiar hasta mi acento, de repente fue fantástico encontrar a alguien con quien me siento tan cómoda de ser quién soy. Si a eso le sumamos que es un personaje con el que me divierto como con nadie más, con quién me río hasta llorar y con quién comparto los gustos de la vida diaria (cine, política, literatura)... casi que es la receta para una comedia romántica. 

Pero resulta que es un personaje que no quiere ser querido. Y creo que para él también ha sido una sorpresa encontrarse siendo feliz conmigo tan cerca. Pero 40 años de muros no se derrumban en unos meses - empiezo a creer que no se derrumban nunca. 

Así que pasé de la felicidad al desespero. A la frustración de encontrar a la persona con la que soy feliz pero con la que no puede haber nada más. Solo cuando me sentí realmente feliz, cómoda de ser quién soy y a gusto con la cercanía, salieron los sueños y las necesidades de más. Y como ya le he dicho miles de veces, no es que yo quiera mucho más. 

Yo no quiero ser de las parejas que hablan en plural hasta para lo que no toca - a nosotros nos gusta cagar por las mañanas y a nosotros nos sienta mal el té por las tardes - ni quiero perder la independencia de mis espacios donde él no esta. Pero hoy ya tengo claro que quiero: 

Quiero eventualmente convivir en la misma casa, quiero poder irme un fin de semana de paseo con él. Quiero llevarlo a Colombia y mostrarle lo que por más de 5 años llevo contándole. Quiero que de vez en cuando pueda llevarlo a mis planes. 

Al final además queda un quiero más que hace que sea difícil dormir por las noches. Ya sé que él me quiere y que soy importante en su vida. Que si me muero mañana le voy a hacer falta y le va a doler mi ausencia. Pero quiero saber qué soy para él. En qué me diferencio del resto de niñas, si conmigo se divierte más que con las otras, si él también siente esa comodidad de ser quién es sabiendo que no lo voy a juzgar. 

Según yo eso no es mucho. Al menos para mí. 

Pero para él si es mucho. 

Y aparentemente no hay punto intermedio entre los adicionales que yo quiero y lo que él esta dispuesto a ofrecer. Entonces estoy jodida. 

Él me ha sorprendido en su forma de acercarse, me ha enseñado sobre mí, sobre cómo estoy dispuesta a muchas cosas... pero no a otras. 

Una noche, en la que le lloraba mis quieros, él me hizo la pregunta para la que no tengo respuesta y que concentra mis dudas... "Yo no soy lo que tu quieres. Pero ¿te has preguntado si tal vez soy lo que necesitas para ser feliz?" 

Y claro, no tengo la respuesta. Y es la pregunta que me jode la existencia. ¿Y si lo que realmente yo necesito para ser feliz no es vivir con alguien, no es irme de paseo con esa persona sino tener a alguien que me da la libertad de ser lo que quiero ser, que me anima a hacerlo, que cree en mi, me conoce y quiere por lo que soy y esta ahí, cerca de mí, sin alejarse por los dramas que le armo, riéndose conmigo y logrando que yo me divierta como con nadie más? 

Pero si es así... ¿podré algún día dejar de soñar con pasear una tarde por San Francisco, llegar a un apartamento donde están las cosas de los dos y donde duermo a su lado? 

Una parte de mí se odia por no poder simplemente feliz con la inmensa felicidad que él le genera. ¿Por qué carajos quiero más? Después de tantos años de no encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera por lo que es, ¿por qué no puedo simplemente aceptar que así son las cosas y que ya es mucho? 

Otra parte de mí, se emputa con él por cerrarse a la posibilidad de algo más. ¿Cómo es que si me quiere y yo lo hago feliz no quiere nada más? ¿Por qué se niega a intentar algo que tiene todo el potencial de ser bueno para los dos? ¿Por qué putas no ve que realmente nos adaptamos muy bien el uno al otro? 

A veces, cuando las preguntas, la frustración y los quieros se convierten en mucho, decido alejarme, mandarlo a la mierda y darme el chance de encontrar a alguien con quien lo que quiero sí se pueda. Pero entonces él aparece, me hace reír, me da el espacio para contarle mi vida... y no me alejo. 

Así que voy a volver a la terapia. Para adquirir la suficiente perspectiva y ver qué es lo mejor para mí. Porque ahorita, lo único que veo es lo confundida que estoy. 



miércoles, 3 de abril de 2013

¿Cuál es tu sueño?

Me fui 5 días a la playa. Necesitaba recargar baterías, darme un poco de espacio en esta vida que se está sintiendo un poco crowded en estos días y quería profundamente ver a mis amigos. 


En particular me fui a ver a mi querido Tattoo-boy, quién esta haciendo su sueño. Como diría la canción "with a little help from his friends" ha creado un lugar en el mundo para él y todos quiénes quieran unirse. Me sentí orgullosa y me emocionó ver lo lejos que ha llegado a la hora de crear New Ruins.  

Tattoo-boy es una persona que hace amigos con una facilidad que envidio. Y es un buen amigo. Y tuvo una idea brillante el día que se le ocurrió que para lograr su sueño, bastaba pedir ayuda de quiénes lo queremos. Se ha sabido rodear bien, de personas inteligentes, con diversos intereses y capacidades y ahora pudo recibir la ayuda que necesita. Desde quiénes van y cargan piedras hasta Video-Girl que hace documentales sobre la forma en que él crea su mundo... sus amigos son determinantes a la hora de hacer su sueño realidad. 

Yo lo ayudé como mejor pude, leí sus documentos, puse a su disposición mi conocimiento de las comunicaciones, los asuntos públicos y todas esas cosas de las que nunca habíamos hablado a profundidad pero que veo pueden ser un ladrillito en lo que él construye. 

Y mientras pasaba mis días admirando lo que está haciendo, una tarde Video-Girl, Tattoo-Boy y yo hablamos sobre el proceso, sobre cómo él estaba haciendo sus sueños... y entonces Tattoo-Boy pregunto "y  cuál es tu sueño"... la pregunta era para Video-Girl pero yo me quedé el resto de la tarde pensando...

¿Cuál es mi sueño?

Últimamente siento que ando haciendo muchas cosas, que ha habido proyectos que me emocionan y cambios positivos en la oficina... pero yo sé cuáles son mis sueños y no sé si necesariamente estoy trabajando para lograrlos.  

Y es momento de hacerlo. Como bien dijo Video-Girl... de dejar de tener miedo a las cosas que quiero y dar los pasos para vivir la vida que quiero como quiero. 

Claro... la lección de todo eso, es que la mejor manera de lograrlo es abriéndome, así como las tortugas que liberamos, que caminan solas hacia el mar pero luego de haber sido incubadas y llevadas entre todos hasta la arena... necesito confiar en los que quiero para que con su ayuda, yo pueda hacer mis sueños realidad. 


martes, 8 de enero de 2013

¿Adulta?

El domingo en el vuelo de regreso al DF me vi Liberal Arts y tiene una gran cita:

"Nobody feels like an adult. That’s the world’s dirty secret" 

¿Será cierto?

Cuando lo pienso la verdad es que no me siento muy adulta que digamos. 

He conocido gente que realmente parece encajar perfecto en su rol de adulto. Incluso antes de que lo sean. Tuve una amiga que cuando teníamos como 22 años decidió empezar a hablar de cómo "ya no estamos en edad de emborracharnos y hacer boberías". Me acuerdo de pensar que yo si me sentía en edad de hacerlo. 

Y la cosa es que hoy a mis 30 años, hay días en que quiero emborracharme y hacer tonterías. De hecho hay días donde lo hago. Y no sé si eso signifique que soy inmadura como creía esa amiga o que simplemente ella era la inmadura. 

Veo mi Facebook lleno de niñas de mi colegio, niñas de mi edad, casadas y con hijos. Adultas todas ellas. Más allá de mis eternas dudas sobre la posibilidad de reproducirme, yo no me siento ni remotamente cerca de la estabilidad necesaria para tener un hijo. ¿Eso significa que aún no soy adulta?

Si me encontrara con mi yo de 8 años, ella probablemente pensaría que soy muy adulta. Vivo sola, soy responsable de una gata (y de una planta, pero dado que a esa la estoy matando lentamente no vamos a ahondar en el tema), pago mis cuentas, me mantengo con mi sueldo, el cual me gano yendo todos los días a trabajar y hoy hasta ando de tacones. 

Pero a veces siento como si estuviera jugando a la casita y a la oficina. Cuando estuve en Colombia me encontré con mi anuario de colegio y al leerme me di cuenta que aún siento que me queda mucha vida para hacer muchas cosas, para lograr muchos sueños y vivir muchas cosas. Tal vez por eso no me siento tan adulta. Una parte de mí todavía se siente chiquita, siente que falta mucho para el momento en que haya que tomar decisiones más serias, como definir lo de los hijos o comprar un apartamento y así decidir que cierto lugar del mundo es donde quiero estar por muchos años... cosas de grande. 

Y tal vez es cierto que nadie más se siente realmente adulto. O tal vez soy yo que me niego a ver la realidad. 








miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ilusionarse o no ilusionarse...

Una de las cosas que más trabajé con mi psicóloga fue el tema de aceptarme y no darle tanto peso a las voces de los demás a la hora de definirme. En particular estaba el tema de "es que soy muy intensa para México", que después de oirlo tantas veces se convirtió en una verdad en mi vida... y no. No es eso. Soy alguien que se apasiona y siente las cosas profundamente.

Y eso esta bien. 

Porque así soy yo.

Y no voy a cambiar mi forma de sentir las cosas. Porque no tiene nada de malo sentirlas de esa forma.

En estos días he pensado mucho en ese tema. Específicamente en el tema de las ilusiones. Para mí es imposible no ilusionarme cuando hay una posibilidad de algo que me gusta (un tipo, un viaje, un cambio de vida). Y cuando la cosa sale bien todo es felicidad y emoción. Nadie anda diciéndome que vea, que las cosas pasaron así para que yo aprendiera a medir mis ilusiones. Porque ando feliz y nadie anda diciendo tonterías cerca. 

Pero cuando no pasan... ahí si tiene uno al tarado de turno diciéndole que para qué se ilusionó tanto, que mejor no hubiera dejado que los sueños llegaran tan alto. Claro, uno tiene que ser inteligente, no se trata de que si salí una vez con un personaje y no vuelve a llamar porque cayó en el hoyo negro de los que no llaman, entre en la depresión absoluta porque yo ya le tenía nombre al helecho que mataríamos juntos en el apartamento en el que viviríamos (porque ni en mis ilusiones yo me siento capaz de mantener viva una planta). 

Pero digamos que hay ilusiones razonables. Esas que uno ve crecer con el tiempo. Y así hoy sienta la tristeza de algunas ilusiones rotas, sigo convencida que hay que tenerlas y que valió la pena sentirlas. Ilusionarme, soñar con lo que sería si todo funcionaba. Y esta bien. Porque es la forma en que yo me muevo, en que lucho por las cosas, me esfuerzo y dedico. Si no estoy ilusionada, no voy a echarle ganas a la cosa como dirían los mexicanos. 

Así que para que las cosas funcionen, es necesario trabajarlas y para que yo pueda y quiera trabajarlas, tengo que estar ilusionada. 

No importa si eso significa estar luego con la tristeza y frustración que tengo hoy. 




sábado, 10 de diciembre de 2011

Dos años

El martes me desperté en uno de esos días en que todo me pesaba. Después de un rato de preguntarme qué era lo que estaba pasando, me di cuenta que se acercaba el aniversario de mi abuelo. Y entonces el dolor tuvo sentido. Pasé el día sintiendo el enorme hueco que existe en mí desde que él se murió.

Ese día quise escribirle a mis amigas para que me acompañaran, pero la vida práctica se interpuso y pasé el día corriendo en el trabajo sin tiempo para hacer lo que realmente era importante.

Hoy es su aniversario número dos. Llevo ya dos años sin oirlo, sin poder verlo y sintiendo un vacío que sé que no se va a llenar. En los días malos me hacen falta sus abrazos, sus palabras y la forma en que me miraba y lograba que yo me sintiera mejor. En los días buenos, me duele no poder compartirlos. Cuando las cosas buenas pasan, a veces se sienten incompletas porque no esta él para sonreir conmigo.

El martes, mientras trataba de poner el dolor a un lado y trabajar, aún cuando lo único que quería era darle espacio a mi dolor, Possibility-Boy me recordó que es normal sentirme así, que sentir aún más su ausencia esta semana, es solo la prueba de lo mucho que lo extraño todos los días. Incluso me mostró cómo no soy la única que se siente así, al compartirme algo que había puesto un amigo de él. Y al ver las palabras de un completo extraño, decir exáctamente lo que yo siento, me sentí un poco mejor.

This is a tough time of year for me. Not
because of the holidays but because I always remember the last days I
spent with my father watching him transition from this life to the
next. Six years ago now, still fresh in my heart mind like yesterday.
I'm wishing I could hug him and he could hug my daughter. I miss that
man. Cheers, Daddy!

Hoy sé que estoy mejor. Sé que he ido encontrando las formas para que mi vida se mueva y dejar de estar en hold. He construido mecanismos para recuperar la confianza y seguridad en mi vida. Pero no es lo mismo. Y cuando sueño, cuando me imagino las posibilidades a mi alcance, no puedo evitar que me duela saber que él no va a estar ahí para acompañarme, para creer en mi, para sonreirme y darme la fuerza para convertir mis sueños en realidades.

“My dreams are coming true. Dreams I didn’t even know that I had. But my brother’s not here… He’s missing it.”


martes, 20 de septiembre de 2011

Just do it

Durante mi estadía en Colombia fui a que me leyeran el IChing. Durante una hora larga, las cartas, la carta astral y demás elementos de adivinación me dijeron una y otra vez que mi futuro es grandioso. Que simplemente es cuestión de que me concentre y ponga seria a la hora de realizar mis proyectos. Salí de la cita pensativa.


Es cierto. Necesito concentrarme y como dirían en México “echarle ganas”. Así que durante los siguientes días he estado elaborando un plan con acciones concretas para hacer. Llevo años con un mismo deseo y sin embargo, no he hecho nada concreto para sacarlo adelante. Es momento de cambiar la situación, de tomarme en serio y creerme que las cosas pueden pasar. Debo tener confianza en mí, en lo que he sembrado, en lo que soy. Yo sé que soy una persona fuerte y dedicada y no sé exactamente por qué me ha costado tanto trabajo, creer que si me esfuerzo, las cosas se darán. Nuevamente me doy cuenta de lo rendida que estaba. Y yo no estoy aquí para darme por vencida. No es quién soy.


Así que es momento de tomar la fuerza que he adquirido en estos años, la certeza de saber que yo si puedo y dejar de soñar, para empezar a hacer.