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lunes, 18 de mayo de 2015

La tradicional lista de deseos de cumpleaños

Pues llegaron los 33, un número que me parece que no tiene mucha gracia y en medio de días en que no he estado tan contenta. 

Pero yo creo que cumplir años es chévere y es una oportunidad de pensar y poner las cosas en perspectiva. Y creo que es un buen momento para dejar claro qué es lo que quiero y necesito por estos días. Así que queridos lectores y querido universo, va mi lista de deseos para este año: 
  • Tranquilidad y estabilidad emocional. Esto de andar jugando al yo-yo me tiene ojerosa y cansada
  • Un paseo al nevado de Toluca
  • Salud... claramente se ven los 33, estoy cansada de las partes defectuosas de mi cuerpo
  • Y si ya estamos en estas, varios kilos menos 
  • Muchos good hair days
  • Que Ginebra entienda qué días podemos dormir más y no me despierte llorando por comida que sí tiene y que solo quiere que yo vaya y le muestre
  • Organizar mis finanzas y tener más ahorros
  • Conocer un país nuevo
  • Poder tomar las clases de canto que quiero y que nada que puedo tomar 
  • Encontrar y entrar a un bonito diplomado/curso de Social Media 
  • Abrir mis horizontes profesionales aprendiendo cosas nuevas
  • Que el sueño de llevar al señor Gelatina a Bogotá se haga realidad
  • Una de dos... que las palabras que sueño sean dichas o que yo pueda dejar ir la necesidad de esas palabras y lo único que importe sean las acciones 
  • Gente nueva para conocer
  • Y que los que están se queden... 
  • Tener el valor de dejar mis miedos, superar los dolores de mi pasado y poder simplemente ser feliz 
  • Espacio mental para escribir mucho 
  • Más visitas de la gente que quiero
  • Muchas mañanas en Shakespeare 
  • Y si ya están buscando... alguno de estos vestidos

domingo, 3 de julio de 2011

Un poco más cerca

Este fue un fin de semana familiar. Unas tías vinieron y yo me dejé querer y consentir. Hablé de política colombiana, chismes bogotanos y noticias familiares. Y disfruté infinitamente de la sensación de tener a mi familia cerca, a esas personas que me quieren por encima de todas las cosas y que están incondicionalmente para mí, sin importar qué tan cerca o tan lejos me encuentro.

Luego de las cosas difíciles que han pasado en mi familia, todos hemos cambiado. A todos el dolor nos tranformó. Así, durante la sobremesa de hoy, oí hablar sobre la importancia de incorporar la felicidad y la risa en la vida. De dejar la tristeza sin importar qué tan difícil hayan sido las cosas. Fue una conversación entre una mamá que el año pasado estuvo a punto de perder a su hija, y una viuda de apenas 38 años.

Y tuve que aceptar que es cierto. Que la tristeza debe tener fin. Uno debe obligarse a sí mismo a que tenga un final. Y sé que yo tengo que seguir obligándome a estar bien y a ser feliz. Es cierto que todos los días todavía extraño a Open-Boy, que aún se me parte el corazón cuando me doy cuenta de que su silencio y su ausencia son definitivos, que aún hay días en donde lo único que quisiera es poder tenerlo a mí lado. Pero también es cierto que he vuelto a sonreir, que he recordado que puedo estar bien. A veces lo logro por mí misma sin ayuda de nadie, a veces sonrío porque el Sol ha salido. Y cada día, comprendo un poquito más que si él se fue, es porque no es para mí.

Sé que llegará el día en que él no duela. Sé que llegará el día en que no lo extrañaré. Sé que llegará el día en que estaré bien y seré feliz de nuevo. Y hoy... empiezo a creer que ese día esta cerca.