Should I jump? Did we jumped already? Or is it just a fluke?
At the end... I'll stick with my decision and let things flow.
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viernes, 30 de noviembre de 2012
You Jump, I jump, Jack
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jueves, 1 de noviembre de 2012
We accept the love we think we deserve
Llevaba desde ayer intentando explicar por qué decidí dejar algo donde las cosas no fluían como yo quería. Lo intenté hablar con mi mamá y realmente creo que no lo entendió. Para que Pollo entendiera por qué estaba tan frustrada y por qué decidí lo que decidí, me tardé más que siempre.
Y entonces... en un break de mi realidad encontré esto:
Aceptamos el amor que creemos merecer.
Tan sencillo como eso. Por eso decidí que no quiero desgastarme intentando hacer que fluya algo que no progresa. Porque merezco algo distinto.
Esa frase tan sencilla, tan obvia, casi que resume la mitad de mis sesiones de terapia. Esa intensa lucha contra mi propio interior por definir qué es lo que merezco.
Así que esto es lo que finalmente he descubierto tras 1 año de terapia, 15 de vida amorosa y 30 en el planeta:
Merezco ser amada.
En la práctica eso significa que me toca decirle adiós a los que dicen llamar y no lo hacen, a los que no hacen un espacio en sus vidas para la mía, a los que se quedan en la zona cómoda de tenerme cerca pero sin definir lo que quieren, a los que desaparecen, a los que no pueden amar, a los que no saben cómo hacerlo y a los que eligen una vida donde no pueden ser felices.
Lo releo y pienso que eso siempre ha debido ser obvio. Pero debo aceptar que no lo ha sido. El miedo a quedarme sola, a no encontrar a alguien que me ame por lo que soy, sumado al convencimiento de que lo que soy es el motivo por el cual no puedo encontrar a alguien, hacia que yo hiciera concesiones que no debía.
En pocas palabras sentía que merecía poco. Y entonces, aceptaba poco.
Hoy las cosas no son así. Hoy sé que merezco más. Que puedo y quiero dar mucho. A cambio de mucho.
Así que por primera vez... con toda tranquilidad cierro una posibilidad. Porque merezco más. Porque solo así, puedo dar todo lo que soy.
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miércoles, 18 de julio de 2012
Obviedades que se me olvidan
Si algún día alguien hace una película de mi vida, una de las escenas que tienen que estar es esa donde yo tengo 18 años, me acaban de dar mi pase y mi abuelo me saca a manejar. Yo voy nerviosisima en el carro y él habla para distraerme. Me pregunta por la universidad, que yo estoy empezando, y le digo que a veces es difícil conocer gente. Entonces él empieza a hablar acerca de lo importante que es hacer amigos y como para lograrlo debo acercarme a las personas, "incluso puedes pedirles que te ayuden con materias donde no tienes dudas"... yo me río y él se pone serio por un momento y me dice que los amigos son determinantes en la vida.
Y sí. Esa es la gran respuesta. La gran solución a mis días de soledad y de tristeza. A los domingos cuando me pesa no tener a un alguien para ir a dar una vuelta. Tener amigos.
La cosa es que tantos años después, me sigue costando trabajo hacerlo. Y creo que es porque en mi cabeza hay muchas creencias acerca de lo difícil que es. Una parte es real, pero una parte soy yo misma convenciéndome que es más difícil de lo que realmente es. Para rematar esta ese gusto que tengo por la independencia que logra que yo haga muchas cosas por mi cuenta (ir a cine, ir a comer, viajar, etc) sin bloquearme por la excusa de "es que no tengo con quien ir". Y eso esta bien, no me quedo llorando en mi casa que quiero ir a cine pero me da miedo ir sola... pero me voy sola y no hablo con nadie y no hago amigos. Entonces tampoco me ayudo.
Así que lo que me toca es hacer más las cosas que me gustan. Y buscar espacios para conocer gente. Así como hice con el curso de escritura que tanto bien me ha hecho y que para bien o para mal, fue el espacio para conocer a Mr. M. Así como cuando abrí la puerta en twitter y conocí a los que en su momento fueron buenos amigos. Así como tantas otras veces. Yo sé cómo funcionan las cosas.
Tan solo es cuestión de hacerlas.
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martes, 29 de mayo de 2012
Un año
Pocas veces en la vida he tenido la oportunidad de ver tan claro cómo todo puede cambiar en muy poco tiempo. Hoy amanecí pensando en lo mal que estaba hace un año. Recuerdo esos días de levantarme con la almohada mojada de las lágrimas para pasar el resto del tiempo sintiendo un hueco que no se acababa. Vivir la vida en automático con un dolor tan profundo que pronto dejé de intentar fingir que estaba bien y me di permiso de sentir por completo la tristeza.
Y ahí fue que todo cambió. Solo cuando sentí que me había roto, tuve el valor de pedir ayuda, de buscar la manera de reconstruirme. Solo entonces pude atreverme a ver por qué me había dado por vencida, por qué había llegado al punto de convencerme de la imposibilidad de tener amor en mi vida y por qué necesité algo tan profundo, tan fuerte, tan radical, dramático y efusivo para reaccionar.
Y es que estoy convencida de que yo estaba tan bloqueada, que solo algo de la magnitud de Open-Boy tuvo la capacidad de romper mis paradigmas. Fue necesario un amor imposible que se convirtió, por un segundo, en posible. Nada menos que un terremoto me hubiera servido.
Tras meses de intensa terapia hoy ya no necesito terremotos, lo cual no significa que no requiera de personas increíblemente especiales, complejas y particulares en mi vida.
Hoy cuando tantas cosas han cambiado, cuando me levanto contenta, recibo llamadas de personas que me acompañan y hacen feliz, cuando me gusta mi trabajo y cuando ante todo, por fin me siento cómoda con lo que soy... agradezco el terremoto-harakiri-amoroso en el que me metí.
A veces me pregunto si del otro lado, la tristeza del mes de mayo habrá tenido un efecto igual de poderoso... intuyo que no, pero quiero creer que sí. Y aunque mi bienestar se debe al trabajo que he realizado, sé que el detonante fue él...
Y yo soy yo... la que quiere que el impacto positivo haya sido mutuo. Así entonces siento que todo tuvo sentido.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Entre el miedo y la confianza
Un par de personas que conozco andan tristísimas porque sus bonitas relaciones terminaron. Estas personas hace un par de semanas o meses eran los que uno siempre quiere odiar porque destilan felicidad y curlisería. Gente que se veía a sí misma ya del otro lado, que sentían haber encontrado al amor de sus vidas y para quienes, como en una buena película mala, la búsqueda de la felicidad había terminado.
Y ahora andan en drama.
Y aquí ando yo... feliz. Contenta con mi vida. Sintiéndome a gusto en la oficina, en la casa, en la vida social. Y sí algo he aprendido en la vida es que nada es para siempre, ni el dolor ni la felicidad duran. Gabriela me pasó un link a una historia llamada I'm happy and it's scary as hell Y entiendo perfecto el sentimiento:
So I'm the happiest I've ever been in my life, and simultaneously afraid
to acknowledge, enjoy or talk about it. And I'm pretty sure a piano or
something is going to fall on my head at any moment.
Por algún extraño motivo yo no tengo tanto pánico. Sé que mi felicidad actual es fruto de mucho trabajo, de haberme dedicado a mí y a sacar el valor para destapar una olla interna, llena de dolores, tristezas, angustias y vergüenzas. Y por eso, sé que cuando el momento de plenitud pase -porque pasará- yo podré lidiar con las cosas y podré enfrentarlas de una forma distinta.
Pero en este escenario... claramente hay un punto que no depende solo de mí: Mr. M. Con él, la sensación de que la vida funciona y que por fin I'm getting the break I deserve, ha sido completa... Y siento que las cosas funcionan, que son reales, que en ambos lados estamos igual de felices y de conscientes de lo grande que ha sido encontrarnos... que los dos sentimos que It feels right... Tengo la tranquilidad de saber que incluso si mañana se cayera en aquel hoyo negro donde desaparecen los personajes, yo podría rearmar las cosas para seguir estando bien....
Pero a veces... cuando veo a estas personas que pasaron de la felicidad total al dolor... no puedo evitar que me de miedo. No quiero tristeza. No quiero que las cosas se dañen con él. Pero por fin he cambiado... y ya no salgo corriendo por el miedo a salir herida. Aquí estoy y no me muevo. Y trato de pensar que estoy haciendo las cosas de manera sana, haciéndolas bien para no llegar a los días de tristeza. Para que todo sea realmente diferente.
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lunes, 9 de abril de 2012
Vencer el miedo
Ayer mi tía fue a conocer mi nueva casa y estuvimos hablando de todos los cambios que he vivido recientemente. Se siente un poco extraño que todo fluya tan bien. Y sin ser pesimista, sé que esto no va a durar para siempre así que trato de difrutar el momento.
Al final, más que los cambios exteriores, el que me tiene más feliz es el cambio interior. Darme cuenta que mi forma de ver las cosas y enfrentar las situaciones se ha transformado. Todo el trabajo de este año, empiezo a verlo reflejado en mi vida diaria. Me siento tranquila, confío en mí y en que las cosas se darán de la mejor manera.
Esto además me ha permitido ¡por fin! poner los límites necesarios para estar tranquila. Tantas veces en mi pasado sacrifiqué mi paz mental por el pánico de "si le digo que no, va a salir corriendo y entonces me voy a quedar sola para siempre". Hoy ya no siento eso. Por primera vez en muchos años, no creo que me vaya a quedar sola para siempre y a cambio estoy convencida de que la única forma de tener una relación que valga la pena y que funcione, es cuidándome y poniendo mi tranquilidad por encima de todo. Si el que esta del otro lado no lo entiende... dolerá pero mi vida va a continuar y yo estaré bien.
*** Además, ciertas dos palabras escuchadas el sábado me hacen pensar que el del otro lado, me entiende. Y eso es un gran plus.
Al final, más que los cambios exteriores, el que me tiene más feliz es el cambio interior. Darme cuenta que mi forma de ver las cosas y enfrentar las situaciones se ha transformado. Todo el trabajo de este año, empiezo a verlo reflejado en mi vida diaria. Me siento tranquila, confío en mí y en que las cosas se darán de la mejor manera.
Esto además me ha permitido ¡por fin! poner los límites necesarios para estar tranquila. Tantas veces en mi pasado sacrifiqué mi paz mental por el pánico de "si le digo que no, va a salir corriendo y entonces me voy a quedar sola para siempre". Hoy ya no siento eso. Por primera vez en muchos años, no creo que me vaya a quedar sola para siempre y a cambio estoy convencida de que la única forma de tener una relación que valga la pena y que funcione, es cuidándome y poniendo mi tranquilidad por encima de todo. Si el que esta del otro lado no lo entiende... dolerá pero mi vida va a continuar y yo estaré bien.
*** Además, ciertas dos palabras escuchadas el sábado me hacen pensar que el del otro lado, me entiende. Y eso es un gran plus.
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domingo, 26 de febrero de 2012
10K!
Cuando escribí mi resumen de fin de año, señalé "Por fuera casi todo sigue igual". En ese momento me refería a la dieta que llevo haciendo desde finales de octubre. Hoy, varios meses después, he perdido 10 kilos. Me veo distinta. Y ha sido un proceso extraño en mi vida.
Yo no soy la niña que hace dieta. Al empezar a trabajar en la oficina y verme rodeada de niñas que solo hablaban del tema, pensé en hacerla. Quién diría que la presión de grupo sigue afectandome tantos años más tarde. Pero sus dietas eran mexicanas y yo podré querer bajar de peso pero no quiero cambiar de nacionalidad y no estaba dispuesta a comer nopales, chilaquiles y demás. Así que no lo hice. Pero cuando tuve el accidente supe que no podría volver al gimnasio en mucho tiempo y no quería que eso me afectara. Coincidió con que Mariana había ido a un nutriólogo (que viene siendo lo mismo que nutricionista, pero como bien dice Pollo suena a aquel que trata a las nutrias) que tenía una dieta bastante sencilla de hacer y que no implicaba tanto problema.
Y así inicié un proceso que debo decir ha sido más sencillo de lo que esperaba. A excepción de la semana que me prohibieron las frutas, no he pasado hambre ni he sufrido como otros. Lo he hecho porque quería pero sin la presión de bajar determinado número de kilos o ser de cierta talla. Yo simplemente quería verme mejor y sentirme mejor.
Los cambios han sido visibles y a mí aún me cuesta un poco de trabajo adaptarme a mi nuevo cuerpo, sigo buscando tallas que ya no me sirven y aún me pienso como antes. Ha sido extraño descubrir que mi cabeza va más lento y que aún no me hago a la idea de lo diferente que me soy.
Cosas que no esperaba han pasado, como que mis dedos y mis muñecas también se han adelgazado por lo que ahora ni mis anillos me sirven. Y claro, esta la disminución de mis boobs, que es lo único que no me ha gustado porque era algo que realmente me gustaba de mi cuerpo. Me siento diferente y no puedo dejar de preguntarme sobre mi atractivo físico.
El proceso además me ha mostrado cosas sobre la gente. Mientras en México todos los que me rodean saben que estoy a dieta, decidí no contarle a los de Colombia por el miedo a que al ir en diciembre me encontrara con el "pero no has bajado tanto" o alguna idiotez similar. Así que cuando llegué con mis 8 kilos de menos vi que en la mayoría de los casos los hombres eran directos al mencionar que estaba más flaca y las mujeres hacían alguna alusión a "te ves muy bien" solo algunas, señalaban directamente el cambio.
Y es tonto, y muestra mis inseguridades pero a veces aún me genera un poco de conflicto cuando alguien no se da cuenta del cambio. Entonces siento que en realidad no es tan grande, a pesar de que ya nada de mi ropa me queda, y racionalmente sé que la transformación es real. Supongo que es cuestión de seguir trabajando en mí y en la confianza que tengo.
Nuevamente quiero agradecerle a Mariana, mi gurú en dietas que me ha dado tips, me ha animado a seguir y me ha ayudado a que todo este proceso sea mucho más fácil. Realmente agradezco tener amigas como ella en mi vida.
Ahora solo espero poder mantenerme, continuar con las nuevas disciplinas, hábitos y rutinas que he implementado para ser más sana y seguir sintiéndome bien.
Yo no soy la niña que hace dieta. Al empezar a trabajar en la oficina y verme rodeada de niñas que solo hablaban del tema, pensé en hacerla. Quién diría que la presión de grupo sigue afectandome tantos años más tarde. Pero sus dietas eran mexicanas y yo podré querer bajar de peso pero no quiero cambiar de nacionalidad y no estaba dispuesta a comer nopales, chilaquiles y demás. Así que no lo hice. Pero cuando tuve el accidente supe que no podría volver al gimnasio en mucho tiempo y no quería que eso me afectara. Coincidió con que Mariana había ido a un nutriólogo (que viene siendo lo mismo que nutricionista, pero como bien dice Pollo suena a aquel que trata a las nutrias) que tenía una dieta bastante sencilla de hacer y que no implicaba tanto problema.
Y así inicié un proceso que debo decir ha sido más sencillo de lo que esperaba. A excepción de la semana que me prohibieron las frutas, no he pasado hambre ni he sufrido como otros. Lo he hecho porque quería pero sin la presión de bajar determinado número de kilos o ser de cierta talla. Yo simplemente quería verme mejor y sentirme mejor.
Los cambios han sido visibles y a mí aún me cuesta un poco de trabajo adaptarme a mi nuevo cuerpo, sigo buscando tallas que ya no me sirven y aún me pienso como antes. Ha sido extraño descubrir que mi cabeza va más lento y que aún no me hago a la idea de lo diferente que me soy.
Cosas que no esperaba han pasado, como que mis dedos y mis muñecas también se han adelgazado por lo que ahora ni mis anillos me sirven. Y claro, esta la disminución de mis boobs, que es lo único que no me ha gustado porque era algo que realmente me gustaba de mi cuerpo. Me siento diferente y no puedo dejar de preguntarme sobre mi atractivo físico.
El proceso además me ha mostrado cosas sobre la gente. Mientras en México todos los que me rodean saben que estoy a dieta, decidí no contarle a los de Colombia por el miedo a que al ir en diciembre me encontrara con el "pero no has bajado tanto" o alguna idiotez similar. Así que cuando llegué con mis 8 kilos de menos vi que en la mayoría de los casos los hombres eran directos al mencionar que estaba más flaca y las mujeres hacían alguna alusión a "te ves muy bien" solo algunas, señalaban directamente el cambio.
Y es tonto, y muestra mis inseguridades pero a veces aún me genera un poco de conflicto cuando alguien no se da cuenta del cambio. Entonces siento que en realidad no es tan grande, a pesar de que ya nada de mi ropa me queda, y racionalmente sé que la transformación es real. Supongo que es cuestión de seguir trabajando en mí y en la confianza que tengo.
Nuevamente quiero agradecerle a Mariana, mi gurú en dietas que me ha dado tips, me ha animado a seguir y me ha ayudado a que todo este proceso sea mucho más fácil. Realmente agradezco tener amigas como ella en mi vida.
Ahora solo espero poder mantenerme, continuar con las nuevas disciplinas, hábitos y rutinas que he implementado para ser más sana y seguir sintiéndome bien.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Por el derecho a la incoherencia
Ayer escribí sobre cómo creía que ante todo entre Possibility-Boy y yo había una gran amistad. Pero también acepté que no sabía muy bien cómo incorporar la parte física en la definición que estaba creando.
Porque como diría alguien con quien trabajé hace mucho tiempo "las cosas de piel son fuertes".
Y hoy la piel me pesa.
(Probablemente pesa aún más por mis bonitas hormonas, pero qué le hacemos, es parte de lo que soy).
Me pesa porque sé leer las señales y desde ayer sabía que él estaba en un date. Y aunque nunca ni siquiera se contempló hablar de exclusividad y, bajo esa lógica yo he actuado con libertad, yo soy, lo que siempre he sido: una loba herida.
Y entonces estoy triste, frustrada, enojada y con la malparidez alborotada porque hoy me contó de su date. Y si, fui yo la que pregunté, porque no importa cuanta terapia haya hecho en mi vida, sigo siendo la que pregunta lo que no quiere oir. La que no se aguanta la incertidumbre y es una masoquista que busca que le digan "the date was good".
Y no puedo decirle nada. Porque no somos nada, porque él me ve como una gran sorpresa y una bonita amiga, y porque probablemente a él la piel le pese menos. Pero a mi sí. Así ayer haya dicho que simplemente tomaré su amistad y veré a ver qué pasa.
Trato de pensar en lo que he aprendido este año. En cómo todo al final se ha relacionado con poner límites. Y de nuevo siento que estoy en una situación donde no los hay. Y donde para rematar, yo ayudo a que no los haya y voy hiriéndome por el camino. ¿Cómo va él a no responder lo que le pregunto fingiendo que soy muy casual? Si yo no digo nada, él no puede saber lo que siento. Y es fácil querer hacer lo mismo de siempre, enfurruscarme, no decir nada y fingir que las cosas no me duelen. Pero ya vi que eso no me sirve y eso no me hace bien.
Así que hoy, cuando vaya a comer con él, haré el intento por hacer las cosas de manera diferente y decir que aunque soy una sola contradicción, lo que pasó, me dolió.
Porque como diría alguien con quien trabajé hace mucho tiempo "las cosas de piel son fuertes".
Y hoy la piel me pesa.
(Probablemente pesa aún más por mis bonitas hormonas, pero qué le hacemos, es parte de lo que soy).
Me pesa porque sé leer las señales y desde ayer sabía que él estaba en un date. Y aunque nunca ni siquiera se contempló hablar de exclusividad y, bajo esa lógica yo he actuado con libertad, yo soy, lo que siempre he sido: una loba herida.
Y entonces estoy triste, frustrada, enojada y con la malparidez alborotada porque hoy me contó de su date. Y si, fui yo la que pregunté, porque no importa cuanta terapia haya hecho en mi vida, sigo siendo la que pregunta lo que no quiere oir. La que no se aguanta la incertidumbre y es una masoquista que busca que le digan "the date was good".
Y no puedo decirle nada. Porque no somos nada, porque él me ve como una gran sorpresa y una bonita amiga, y porque probablemente a él la piel le pese menos. Pero a mi sí. Así ayer haya dicho que simplemente tomaré su amistad y veré a ver qué pasa.
Trato de pensar en lo que he aprendido este año. En cómo todo al final se ha relacionado con poner límites. Y de nuevo siento que estoy en una situación donde no los hay. Y donde para rematar, yo ayudo a que no los haya y voy hiriéndome por el camino. ¿Cómo va él a no responder lo que le pregunto fingiendo que soy muy casual? Si yo no digo nada, él no puede saber lo que siento. Y es fácil querer hacer lo mismo de siempre, enfurruscarme, no decir nada y fingir que las cosas no me duelen. Pero ya vi que eso no me sirve y eso no me hace bien.
Así que hoy, cuando vaya a comer con él, haré el intento por hacer las cosas de manera diferente y decir que aunque soy una sola contradicción, lo que pasó, me dolió.
“Sometimes I wish I could walk around with a HANDLE WITH CARE sign stuck to my forehead."
Ahora... que tal vez sería mejor escribir el letrero en un lugar donde YO pudiera verlo y así me obligara a recordar constantemente, que debo cuidarme y hacer las cosas como tocan para así estar bien.
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Li
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