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domingo, 14 de julio de 2013

Lo difícil es que sea mutuo...


"The greatest thing you'll ever learn is just to love and be loved in return". 

El problema es el return. Y no porque no me quieran. 

Ha sido una mala semana, en el trabajo me he sentido cansada, desgastada y así suene a telenovela... traicionada. Pero esas semanas pasan y sé pronto estaré de nuevo contenta, animada y con proyectos que me ilusionan en puerta. 

Pero el problema es mi corazón. Resulta que un día, sin darme cuenta, las cosas cambiaron, las reglas se rompieron y me encontré estando feliz con alguien que en teoría no debía ser. Han sido meses de ser muy feliz, de descubrir un lado distinto de alguien a quien ya conocía muy bien... ante todo, han sido meses de sentir por primera vez que estoy con alguien que me conoce profundamente, me quiere como soy y con quién estoy completamente cómoda de hacer y decir lo que pienso. 

Tras tantos encuentros con personajes que querían cambiar hasta mi acento, de repente fue fantástico encontrar a alguien con quien me siento tan cómoda de ser quién soy. Si a eso le sumamos que es un personaje con el que me divierto como con nadie más, con quién me río hasta llorar y con quién comparto los gustos de la vida diaria (cine, política, literatura)... casi que es la receta para una comedia romántica. 

Pero resulta que es un personaje que no quiere ser querido. Y creo que para él también ha sido una sorpresa encontrarse siendo feliz conmigo tan cerca. Pero 40 años de muros no se derrumban en unos meses - empiezo a creer que no se derrumban nunca. 

Así que pasé de la felicidad al desespero. A la frustración de encontrar a la persona con la que soy feliz pero con la que no puede haber nada más. Solo cuando me sentí realmente feliz, cómoda de ser quién soy y a gusto con la cercanía, salieron los sueños y las necesidades de más. Y como ya le he dicho miles de veces, no es que yo quiera mucho más. 

Yo no quiero ser de las parejas que hablan en plural hasta para lo que no toca - a nosotros nos gusta cagar por las mañanas y a nosotros nos sienta mal el té por las tardes - ni quiero perder la independencia de mis espacios donde él no esta. Pero hoy ya tengo claro que quiero: 

Quiero eventualmente convivir en la misma casa, quiero poder irme un fin de semana de paseo con él. Quiero llevarlo a Colombia y mostrarle lo que por más de 5 años llevo contándole. Quiero que de vez en cuando pueda llevarlo a mis planes. 

Al final además queda un quiero más que hace que sea difícil dormir por las noches. Ya sé que él me quiere y que soy importante en su vida. Que si me muero mañana le voy a hacer falta y le va a doler mi ausencia. Pero quiero saber qué soy para él. En qué me diferencio del resto de niñas, si conmigo se divierte más que con las otras, si él también siente esa comodidad de ser quién es sabiendo que no lo voy a juzgar. 

Según yo eso no es mucho. Al menos para mí. 

Pero para él si es mucho. 

Y aparentemente no hay punto intermedio entre los adicionales que yo quiero y lo que él esta dispuesto a ofrecer. Entonces estoy jodida. 

Él me ha sorprendido en su forma de acercarse, me ha enseñado sobre mí, sobre cómo estoy dispuesta a muchas cosas... pero no a otras. 

Una noche, en la que le lloraba mis quieros, él me hizo la pregunta para la que no tengo respuesta y que concentra mis dudas... "Yo no soy lo que tu quieres. Pero ¿te has preguntado si tal vez soy lo que necesitas para ser feliz?" 

Y claro, no tengo la respuesta. Y es la pregunta que me jode la existencia. ¿Y si lo que realmente yo necesito para ser feliz no es vivir con alguien, no es irme de paseo con esa persona sino tener a alguien que me da la libertad de ser lo que quiero ser, que me anima a hacerlo, que cree en mi, me conoce y quiere por lo que soy y esta ahí, cerca de mí, sin alejarse por los dramas que le armo, riéndose conmigo y logrando que yo me divierta como con nadie más? 

Pero si es así... ¿podré algún día dejar de soñar con pasear una tarde por San Francisco, llegar a un apartamento donde están las cosas de los dos y donde duermo a su lado? 

Una parte de mí se odia por no poder simplemente feliz con la inmensa felicidad que él le genera. ¿Por qué carajos quiero más? Después de tantos años de no encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera por lo que es, ¿por qué no puedo simplemente aceptar que así son las cosas y que ya es mucho? 

Otra parte de mí, se emputa con él por cerrarse a la posibilidad de algo más. ¿Cómo es que si me quiere y yo lo hago feliz no quiere nada más? ¿Por qué se niega a intentar algo que tiene todo el potencial de ser bueno para los dos? ¿Por qué putas no ve que realmente nos adaptamos muy bien el uno al otro? 

A veces, cuando las preguntas, la frustración y los quieros se convierten en mucho, decido alejarme, mandarlo a la mierda y darme el chance de encontrar a alguien con quien lo que quiero sí se pueda. Pero entonces él aparece, me hace reír, me da el espacio para contarle mi vida... y no me alejo. 

Así que voy a volver a la terapia. Para adquirir la suficiente perspectiva y ver qué es lo mejor para mí. Porque ahorita, lo único que veo es lo confundida que estoy. 



miércoles, 28 de noviembre de 2012

Graves problemas de memoria

Hace un tiempo escribí sobre las obviedades que suelo olvidar, como que hacer amigos es muy importante a la hora de ser feliz. 

Hoy voy a volver a escribir sobre el tema. Porque ayer volví a recordar cosas que son muy importantes para mí. 

Cosas como lo feliz que soy cuando me doy mis espacios para hacer las cosas que más me gustan y estar conmigo misma. Resulta que llevaba muchos fines de semana seguidos con una vida social muy activa. Que vamos a Tunick, que paseo/boda en Cuerna, que cenas, cafés, etc. Y entre todo eso se me atravesó una bonita enfermedad, que estoy segura fue producto del estrés, la cual me dejó el 90% del único puente en meses, tirada entre la cama, arrastrándome al baño y durmiendo el malestar. Entonces eso no cuenta como espacios conmigo misma. 

Pero ayer... ayer volví a tener uno lo que suelo denominar como dates conmigo misma. Primero me fui de la junta en la que estaba hasta el cine en bici. Y aunque aún le tengo susto y ya no lo disfruto como antes, el placer de elegir por donde me meto, saltarme el tráfico y no estar entre un taxi, fue fantástico. En lo que empezaba la película me tomé un delicioso té y leí feliz mi libro del momento (The solitude of the prime numbers por si se lo preguntaban). Después, continué en silencio y me fui a ver Cosmópolis, la cual no me encantó. 

Pero lo que me encantó fue volver a tener mi espacio. Leer mi libro, estar en silencio, interactuar solo conmigo misma. Y entonces me acordé... que así como me encanta salir a cenar y estar con mis amigos, también me gustan los espacios conmigo misma. 

A veces por la pereza de salir sumada al cansancio del trabajo, termino quedándome en mi casa, descerebrándome frente a la tele. Pero en esos momentos necesito recordar que también es sano tener un date conmigo misma y ser muy feliz. 


martes, 20 de noviembre de 2012

Días de días

Hay días donde perder la fe en la humanidad y en el universo es facilísimo. Días como hoy. Y para mí es gravísimo perder esa fe porque dado que yo no tengo ninguna fe religiosa que me haga sentir que todo va a estar bien. 

Pero sí. Hoy, por lo menos hoy y por ahora, me doy permiso de odiar al universo. Porque la verdad es que ha estado insoportable últimamente. Entre la irlandesa que mataron en una clínica al rehusarse a hacerle un aborto cuando sabían que el bebé se iba a morir de todas formas; el pendejo de Gerlein convenciéndome que definitivamente siempre habrá un homofóbico con micrófono recordándonos que no todos somos iguales aún cuando deberíamos serlo ante los ojos de la ley y los pesqueros sanandresanos que ahora no van a tener con que vivir, el universo me tiene con ganas de meterme en una cueva y no salir de ahí. 

Y no. No voy a unir a esta lista la estrellada contra una realidad fea y decepcionante que tuve este fin de semana donde sentí mis sueños romperse contra ese universo que tan aburrida me tiene, ni la diarrea (literal diarrea) que tuve todo el fin de semana y que me tiene hasta hoy tomando Pedialyte, ni como Pollo decidió mandar un mail terminando en Saludos el peor día posible, ni como los del sitio de fotos de la boda a la que fui decidieron que no puedo bajarlas negándome el placer de perder el tiempo de buena manera... no. No voy a unir esas cosas. Porque finalmente hay otras mucho peores. 

Pero sí. Hoy ando sin fe en la humanidad y en el universo. Con ganas de meterme en una cueva y no volver a salir nunca más. Entendiendo a los que un buen día mandan todo a la mierda y se van a vivir con los monjes budistas. 

Y sí. Sé que en todo esto ha habido grandes y muy buenos amigos que han estado, se han preocupado, me han dado sus palabras y cariños para hacerme sentir menos peor. Que afortunadamente he aprendido a no volverme ostra y pedir cariño cuando lo necesito, logrando que hasta me llevaran a ver Mary Poppins a que me cantara que todo puede ser. 

Pero en este instante... nada de eso es suficiente. En este instante, me duele vivir en un mundo donde hay tanta gente idiota, donde el odio gana tantas veces, donde no sé qué va a pasar y el "casi" nuevamente es la palabra que rige mi día. 

Así que si alguien tiene información sobre vuelos baratos a una bonita cueva en los Himalayas, aquí recibo los datos. 





miércoles, 27 de junio de 2012

Silver Lining o por qué quiero tanto a mis amigos

La bonita GabiDearest escribió un hermoso post con sus reflexiones sobre mi terminada. Y yo en esta sensibilidad en la que ando, claro terminé llorando frente a la compu. Con unas ganas increíbles de irme a Bogotá, caerle de sorpresa y llevármela de paseo para cantar a gritos en el carro como cuando estábamos en la universidad (porque la verdad es que Gaby y yo no hemos crecido y en el fondo nos siguen gustando los mismos planes, nos reímos de los mismos chistes y hacemos los mismos dramas que cuando teníamos 20 años). 

Y entonces me quedé pensando. Que con todo y que siento que estoy muy sola, que lo que necesito es irme a emborrachar con mis amigas hasta que se me pase esta infelicidad.... en estos días he recibido muchísimo cariño. Me han oído, me han abrazado y me han recordado que voy a estar bien. No ha importado si ha sido a través del teléfono, del whatsapp o en persona, ahí han estado los que me quieren. Los que siempre están. 

A punta de teléfono, Adri me ha oído y consolado; con mensajes Linis y yo descubrimos que aún en la distancia, estamos juntas cuando el universo se coordina para que vivamos la misma situación al mismo tiempo; Pollo me ha conversado, ha hecho chistes y me ha escrito dándome su apoyo al momento de descubrir que en el fondo el man era un Lio; Sarah estuvo desde el comienzo lista para oírme como siempre; las de la oficina y las de la maestria se han encargado de distraerme, acompañarme y darme los abrazos que me han hecho falta. Tattoo-Boy me ha mandado canciones para animarme, V hizo un par de reflexiones importantes por bbchat y claro ahí ha estado el amigo-erótico para que a punta de humor negro yo me pueda reír en los momentos donde solo parecería que puedo llorar. Hasta los que me han escrito por Facebook y Twitter para decirme que qué cagada, pero que de esta se sale.

Y ahora pienso que la sensación de que lo más difícil a la hora de superar esto será el sentirme sola y perder la compañía... en realidad es cuestión de perspectiva. Porque en el fondo, sin importar la distancia, tengo un montón de gente que realmente me quiere y me ayuda a estar bien. En lo que hay que concentrarse es en aumentar el círculo para tener más planes y más actividades. Sabiendo siempre, que lo único que no me falta es cariño.



Deep down you knew that it was wrong
That little voice was telling you the truth
And now you hear it loud and clear
Screaming right in to your ear
Get up out of bed
Right foot, left foot moving
Get out of your head
Soon you'll be improving

 


sábado, 24 de marzo de 2012

Empacando

Suspiras mientras sientes que tu cuarto ha explotado. Cajas por todos lados, bolsas de basura, ropa, las maletas que sabes que tienes que renovar antes de tu siguiente viaje y un caos infinito. Sientes el cansancio de los últimos meses, así que le subes el volúmen a la música para distraerte.

Empacas en automático mientras tu mente divaga... tratas de evitar recordar que deberías hacer esa traducción para que el lunes no sea un infierno, te acuerdas del día que compraste ese vestido negro que ahora vas a tirar porque se ha desteñido y ya no tiene gracia, piensas que hace rato nadie te visita y que eso te hacce falta. Ante todo las visitas son cortes de la rutina. Y a ti la rutina laboral te tiene exhausta.

Continúas con tu tarea. Decides limpiar todas las bolsas antes de empacarlas. Agarras la roja que te prestó tu amiga hace ya muchos meses y que aún no le devuelves. Sin pensarlo mucho la abres y encuentras unos polvos y el blush que llevabas buscando hace meses. Te das cuenta que no has tocado la bolsa desde la noche que la usaste. Y ahora, sabes muy bien por qué. Fue la primera vez que saliste después de que él se fue. Cuando decidiste no quedarte llorando en tu casa y dejaste que tu amigo te llevara a aquella boda, donde toda la noche trataste de fingir que tu corazón no estaba totalmente destruido. Esa fue la noche en que llegaste y animada por los tequilas y besos que tu amigo te dio, le enviaste el primero de los correos que habrías de escribirle. Por eso no habías vuelto a tocar la bolsa. Primera mina emocional que pisas y ya estas llorando.

Le subes nuevamente a la música y prefieres concentrarte en la selección de cosas que tirarás. Papeles, chicles viejos, revistas que nunca leíste, medicamentos ya vencidos. Todo va a la basura. Sin dudas. Eliges otra bolsa para echar la ropa que le regalarás a la empleada. Los jeans que nunca te acomodaron y que hoy te quedan gigantes, un sweater negro que no has usado en 3 años, ese vestido verde que nunca te gustó. Si tan solo fuera tan sencillo tirar el resto de las cosas. El pasado. Los recuerdos. El hueco. La maldita costumbre de pensar en él.

Has empacado todo menos un cajón. Y no lo has hecho porque sabes que ahí esta la caja donde enterraste sus recuerdos. Los boletos de la película que vieron la última noche que estuvieron juntos. La página de Vanity Fair con el cuestionario de Proust que jugaron a responder en el vuelo de regreso de Zipolite. La nota que te dejo. Sabes que sería mejor no abrir la caja, pero que ya para este punto te es imposible no hacerlo. Por un momento dejas de oír la música, de sentir el cansancio corporal, el sueño atrasado de este mes y medio, solo sus palabras existen. Sus letras que hoy te parecen tristes, pero tienen el mismo efecto del día que las viste por primera vez. Penetran tu corazón con fuerza, te obligan a llorar y vuelves a ser la misma que no puede creer que él no pueda ser. You are somebody loved. You are somebody loved. You are somebody loved. You are somebody loved. Lees y relees sus palabras. Tratas de pensar que él llegó a tu vida para transformarte y ponerte en el camino hacia tu bienestar, pero en este momentoeso te suena a una explicación forzada y racional, que nada tiene que ver con la intensidad, profundidad y complejidad de un amor que ya no esta.

Te sientas en la cama. Quieres escribirle. En realidad lo que quieres es verlo, tenerlo cerca, abrazarlo. Pero eso no se puede. Así que te concentras en el deseo de escribirle que es lo único que puedes hacer. Pero sabes que no tiene sentido hacerlo. Él no responderá. Ni siquiera sabes si leyó tu correo de diciembre. Y de haberlo hecho, no sabes si le molesta, incomoda o genera problemas que lo hagas. Te da pánico que él te pierda el respeto y llegue el día donde seas "la vieja esa que me escribe aún cuando jamás le he respondido". Porque aún si no responde, aún si llevas tantísimos días de tan claro silencio, en tus manos tienes la prueba de que para él fuiste igual de importante. You are somebody loved. Y no quieres que eso cambie.

Continuas empacando. Ya casi terminas. Quieres adelantar el tiempo al siguiente sábado, cuando te pases a tu nueva casa, esa que tanta ilusión te genera. Esa donde estarás en tu espacio y podrás contruir un mundo propio. Con la ya conocida mezcla de dolor y resignación, sabes que aún cuando él jamás haya pisado tu nueva casa, de alguna forma ahí estará. Sus recuerdos ya los empacaste.

domingo, 12 de febrero de 2012

Lo que quita las ganas

La mejor forma de terminar este fin de semana de muchas emociones, tristezas, esperanzas y una larguísima jornada de trabajo es pensando en algo light. Y qué más light que la lista de los 4 turn-offs.

Day Seven: Four turn-offs.

  1. Enrique. O por dios cosa para quitarme las ganas.
  2. Mal aliento.
  3. Exceso de preguntas. Amigo, si necesitas preguntar cada 3 segundos si algo me gusta es porque no lo estás haciendo bien.
  4. La falta de creatividad. Amigo... aunque sea inspírate en el porno.

domingo, 5 de febrero de 2012

What if I Had Never Met You?

Carrie: Today I had a thought. What if I... what if I had never met you?

A veces parece que nada tiene sentido. Que la vida es una sucesión de eventos aleatorios. Y yo nunca he tenido una postura clara respecto a la idea del destino. No me gusta pensar que todo esta planeado y que da lo mismo lo que haga, las cosas serán cómo alguien escribió en alguna parte. Pero también me cuesta pensar que nada tiene sentido.

Y hay días donde miro atrás y veo las conexiones. El camino. Es claro como decisiones pequeñas alteraron toda mi vida. Cosas que sucedieron muchos años antes de que yo naciera tendrían un efecto inmenso en mi historia.

Una de mis películas favoritas ese Sliding doors, la cual cuenta de manera paralela dos historias. El momento decisivo es algo absolutamente trivial y aleatorio: la protagonista se sube o no en el metro. Y ahí todo cambia. En una vida ella encuentra a su marido siéndole infiel. En la otra ella nunca se entera. Y cada historia es totalmente diferente.

Y así creo que es la vida. Uno nunca puede saber realmente qué hubiera pasado si no se hubiera subido al metro, pero si puede ver todas las cosas que se desencadenaron por ese pequeño evento. Así por ejemplo mi bisabuelo se murió unos días antes de que mi mamá fuera a su excursión cuando estaba a punto de graduarse del colegio. Y creció con la frustración de no haber ido, oyendo las historias de sus amigas y sintiéndose aislada de esa experiencia. Muchos, muchos años después, cuando yo llegué al final del colegio, no tenía ganas de ir. No le veía tanto sentido y creía que era un desperdicio de dinero, el cual quería gastar viajando por el mundo. Pero mi mamá insistió. Sabía que sería importante, que sería una puerta para conocer gente y ver otras cosas. Y sí que lo fue. Conocí a quién hoy, 12 años más tarde, sigue siendo mi mejor amigo, conocí a muchos que me hicieron feliz y que me enseñaron, me moldearon y me mostraron otra forma de ver las cosas. Algunos que ni siquiera fueron tan importantes tuvieron un enorme impacto en mi vida. Uno de ellos, cuando llegué a México me insistió en que me metiera a Couchsurfing como mecanismo para conocer gente. Y de ahí salió el amigo-erótico y de ahí también salió Tattoo-boy. ¿Cómo hubieran sido estos años sin ellos? ¿Cómo hubiera sido mi vida en México sin ellos? Me han abierto a nuevas experiencias, mundos de conocimiento, películas, lugares y formas de vivir. Me han dado la oportunidad de conocer a otros a través de ellos y me han hecho mejor persona. Y no puedo olvidar que si no hubiera conocido a Tattoo-boy tampoco habría conocido a Open-Boy y tal vez seguiría escondiéndome detrás de una coraza para que no sentir.

Podría seguir... pero la enseñanza es clara. Las cosas pasan cuando uno sale de la casa, se abre a otras cosas, otras personas y le da chance a la vida de encontrarlo con gente que aunque uno ni se imagine, podrá ser quién transforme todo.





sábado, 27 de agosto de 2011

Sobre las ausencias y las presencias

Cuando lo pienso, la diferencia más grande entre mis papás es que mientras mi papá es un eterno optimista, mi mamá es una eterna pesimista. Y tal vez sea porque fue ella quién siempre estuvo cerca o tal vez sea solo yo, pero yo tiendo a caer en la visión half-empty. Es algo que no me gusta de mí y contra lo cual intento luchar a diario.

Y hay días en dónde es más difícil ser optimista o sentirme bien. Días como hoy por ejemplo. Siempre he sido emocionalmente vulnerable a las enfermedades y desde que vivo lejos, me dan aún más duro. Así que hoy, cuando estoy en muletas y me duelen múltiples partes de mi cuerpo, no puedo evitar sentirme triste y ver las cosas negras.

Y entonces, me pesan más las ausencias de lo que me alegran las presencias. Y no debería ser así. Pero no sé cómo no pensar en el que se está alejando o en la que no me ha llamado aún cuando yo creí que éramos muy cercanas. Mis amigas de Colombia han estado súper pendientes, un amigo me rescató y ayudó cuando más lo necesitaba, una gran amiga me trajo comida, otras han escrito y por supuesto, mi familia ha llamado hasta que el teléfono se descargó. Y yo solo siento el dolor de los que deciden estar lejos. Los que no quieren enviar ni un mensaje y prefieren cerrarse.

Es una tontería. Lo sé. A uno debería importarle más los que están que los que no... Así que seguiré con mi proceso de concentrarme en mí, en cuidarme y tratar de no sentir esas ausencias que hoy tanto duelen.


domingo, 1 de mayo de 2011

Sobre las relaciones abiertas

Anoche sali con un hombre que me puso a pensar en muchas cosas. Gringo, 27 años, bastante atractivo. Hablamos por horas, nos reimos y debo decir que fue de las mejores salidas que he tenido en mucho tiempo; encontré a alguien que me retó intelectualmente, con quien pude hablar tanto de política como de series de televisión y demás. Ahora... hay un pequeño detalle sobre este personaje: esta casado.

Un detalle adicional: esta casado con una bisexual y tienen una relación abierta.

Salí con él porque estaría solo una noche en la ciudad y yo serviría de guía turística como tantas veces lo he hecho. Y cuando sali con él ya conocía los detalles de su relación. Tenía mil preguntas en mi cabeza, de las cuales hice muy pocas. Él me contó que conoció a quién hoy es su esposa siendo muy joven (19 años) y que ninguno de los dos quiere cerrarse a conocer otras cosas. Para ambos la vida sexual es muy importante y tras dos años de relación ella le dijo que le gustaban las mujeres también.

Mientras caminábamos por las calles del centro, él habló acerca de la solidez de su relación, de la tranquilidad que le genera y de cómo sabe que ella es un match perfecto para él. Sin embargo, ella no es un match en todos los sentidos ni en todos los momentos, razón por la cual, no hay problema en abrirse a otras cosas y otras personas. Él no siente celos y vive en paz.

Y yo hoy amanecí feliz de haber podido recordar y comprobar que hay millones de personas en el mundo que no viven en la ecuación marido-mujer-hijos-perro. Que ven el mundo de forma distinta, aman bajo otros esquemas y son felices a su manera. Y sentí esperanza.

Yo no sé si podría estar en una relación formal abierta. Sin embargo, mientras caminaba de regreso a mi casa tuve que aceptar que por muchos años he tenido relaciones abiertas con determinados personajes. En mi cabeza siempre los he enmarcado como el "amigo-erótico" que en inglés vendrían siendo simplemente mis fuck-buddies. Pero de alguna forma, siempre han sido algo más que lo físico, ya sea porque son amigos con los que puedo hablar, ir a cine o a cenar, son personas por las que yo he sentido cariño aunque siempre haya sabido que no hay chance de una relación monógama de verdad. Algunos incluso han evolucionado a algo distinto que ya no entra en la definición de amigo-erótico pero que no me atrevo a clasificar por la ausencia de palabras que tengan sentido.

La cena de anoche me puso a pensar en hasta dónde podría yo llegar. Estas últimas semanas he pensado mucho en los diferentes tipos de relación en donde he estado. Relaciones donde hay poca comunicación acerca de qué somos, pero donde el resto de las cosas se hablan, analizan y piensan. Durante estos años me he encontrado con personas con las que por una u otra razón me rehuso a tener una relación formal pero que a causa de la química que tenemos, de lo bien que nos entendemos y de la cercanía que desarrollamos, terminan siendo seres muy importantes en mi vida, que me enseñan, aportan y cambian. Y con ninguno de ellos la relación fue exclusiva. Fueron relaciones abiertas.

Tal vez la razón por la cual he podido sostener eso, es porque jamás he sentido que son relaciones reales. Siempre son un mierdas-tanto que termina convirtiéndose en algo importante cuando se mira hacia atrás.

Al final del día me conozco... yo soy la reina del doble-estandar, esta perfecto que yo haga cosas, salga y descubra el mundo. Esta perfecto que yo sienta la necesidad de otros elementos y sería ideal poder tener mis escapes de tanto en tanto... pero no voy a ser feliz pensando que mi pareja esta haciendo lo mismo. Y dado que uno no puede pedir estar en una relación abierta de un solo lado, creo que esa no sería una opción para mí.

Sin embargo, después de la cena de anoche... ya no estoy 100% segura.