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martes, 16 de octubre de 2012

3 años

Una buena tarde hace 3 años y unas 3 semanas escribí lo que en su momento pareció un twitt inofensivo: "enviándole mi CV al universo". Pocos segundos después recibí un DM de quién en ese momento era una simple conocida preguntándome por qué estaba buscando trabajo si en teoría yo estaba en otro lugar. Tras mi respuesta me dijo que en su agencia estaban buscando a alguien. 

Tres semanas más tarde fue mi primer día en Guerra. Todavía me acuerdo del estrés de llegar tarde en mi primer día porque la autopista a Toluca estaba cerrada y el tráfico era imposible. Me acuerdo de preguntarme cómo haría para llegar todos los días a esta loma, que más lejos de mi casa no podía quedar. 

Llegué con las inseguridades de mi pasado, preguntándome si podría sobrevivir el mundo corporativo y cómo sería trabajar con mexicanos. Volver a trabajar en una oficina después de la vida de estudiante y freelancera tuvo sus retos, los cuales fueron aún más grandes por la enorme distancia que había entre mi casa y la oficina. Hoy veo en Google Maps que eran aproximadamente 20 kilómetros los que tenía que recorrer a diario, para lo cual tomaba bus, taxi, metro y transporte oficial de Guerra. Un mes más tarde ya estaba en la Condesa. 

Mi vida ha cambiado profundamente. Jamás había durado tanto tiempo en un trabajo y realmente puedo ver lo mucho que he aprendido. Ha sido una experiencia intensa, profunda y muy interesante. Disfruto plenamente de la variedad de temas, la posibilidad de que cada día sea distinto, las oportunidades para aprender de cosas que jamás me hubieran interesado y hasta los viajes a lugares inesperados

Hoy veo que pasé de la inseguridad de sentir que no podría vivir en el mundo corporativo a la sensación de que realmente lo he hecho muy bien. A punta de errores, reflexiones y muchísimo más trabajo del que jamás pensé que podría llegar, hoy siento que realmente he crecido profesionalmente. Y muy a lo cliché, ahora siento que me falta mucho más por aprender. Aunque ahora las áreas que necesito cubrir son distintas de las de hace 3 años, al igual que cuando empecé, hoy empiezo a buscar los caminos para aprender todo lo que me falta.

Claramente siempre habrá cosas que cambiaría y que preferiría que fueran distintas, pero eso es parte de lo que soy y si todo me pareciera perfecto e ideal, ya me hubiera aburrido hace rato. 

Y como yo soy yo, para mí lo más importante de toda esta experiencia ha sido la gente. Lo aprendido profesionalmente siempre servirá, pero la gente que ha estado, que me ha enseñado (a las buenas y a las malas... porque de eso sí que aprendí), que ha sido mi amiga y que en algunos casos, incluso llegó a convertirse en mi familia (sí, Mariana, hablo de ti), es lo que más valoro.  

En estos tres años he vivido algunas de las cosas más maravillosas y algunos de los peores días de mi vida. Y todo fue en el marco de esta oficina. 




viernes, 2 de marzo de 2012

"Las ataduras están en tu cabeza"

Llevo varios días sin dormir bien. Una vez tomé la decisión de mudarme empecé contenta a buscar casa. Encontré una maravillosa, que se adaptaba perfecto a mis necesidades, me recibían con Ginebra, era amplia y muy muy bonita. Y me dijeron que no.

De ahí, todo ha sido en caída libre.

Ver letreros engañosos, ir a departamentos diminutos (y caros), oír una y otra vez que no quieren vivir con un gato (algún día escribiré en contra de la gente que no quiere a los gatos pero hoy no es el día), ver sitios que podrían ser pero que al final no salen, hacerme a la idea de irme de la Condesa y ni por esas encontrar algo que me guste.

Parte del conflicto es que no quiero un sitio para mí sola aunque es lo que más sentido hace y lo que realmente me dan ganas. Cuando pienso en vivir sola, entro en el dilema de no querer comprar las cosas necesarias para una casa y querer disfrutar de mi independencia y no tener a nadie jodiendome la vida. La idea de la casa sola implica gastos y comprar cosas que me hacen sentir que me amarro.

Y no es que no este contenta. Pero la idea de amarrarme me cuesta mucho. Anoche encontré un sitio que suena muy bien pero que es un apto vacío. Habría que comprar nevera, algo de cocina, contratar internet, etc. Y yo siento que me amarro. Y no me gusta. Me genera repelus.

Entonces esta mañana hablé con la bonita Gabidearest quién luego de oirme mi confusión mental, mi no me quiero amarrar pero quiero vivir sola, pero pero pero, en una sola frase me tranquilizó:

"Las ataduras están en tu cabeza"

Y si. Las ataduras están en mi cabeza. Las cosas se venden el día que tengan que venderse, los contratos se traspasan o se cancelan. Comprar un par de cosas no significa que los planes cambien o que yo renuncie a mis sueños como señaló el Sol. Al final como dice mi mamá:

Es invertir en mi felicidad.


Y en esa es en la que tanto he estado trabajando.

domingo, 8 de mayo de 2011

Todo puede cambiar

Esta fue una semana extraña. Muchas cosas pasaron y creo que, en gran parte sucedieron para despertarme, sacarme del estupor en el que me encontraba (para más información ver: ¿Detenida?)

De la nada apareció Open-Boy que no sólo me puso a pensar, sino que me hizo reir, creó espacios para divertirnos y me hizo sentir que hay esperanza, que es cuestión de estar abierta al universo. Hoy se fue a la playa y lo volveré a ver dentro de unos días. La parte de mí que desde hace tantos años le tiene pánico al dolor de corazón anda diciendo que es un sin-sentido, que el personaje esta en una complicada y abstracta relación, que así no estuviera en esas de nada serviría ya que no vive aquí y que en unos pocos días se irá.

Pero ahora parece que esa voz no tiene suficiente fuerza, Open-Boy es alguien con quien puedo hablar, reir, discutir de los temas que a nadie más le interesan. Caminamos dando vueltas y recordé lo mucho que me gusta esta ciudad, recordé que hay edificios hermosos, colores fantásticos, pájaros que cantan y agua que refresca. Siento que sacó lo mejor de mí... tal vez por eso, esta mañana cuando me levanté encontré la forma de sobrepasar las paredes que bloqueaban una parte de la historia que escribo. Abrí los ojos y minutos después estaba escribiendo para que no se me olvidaran, sentía la historia más viva que nunca y por ende, me sentí más viva que nunca.

Así que no me importa el resto... que si esta en una relación abierta, que si vive en otra parte, que si al final del mes sentiré el hueco de su partida... me devolvió la sonrisa, la emoción de sentir y me motivó a seguir escribiendo. Y eso es más que suficiente.