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viernes, 3 de junio de 2016

Déjalo ir...

Mi memoria es una cosa rara. Me cuesta mucho aprenderme nombres pero sé exactamente qué tenía puesto en mi primer date (jeans, camiseta blanca, saco azul y un collar con un dije azul noventerísimo), el día que salí por primera vez con el Ex (saco gris que picaba y que compré en Naf Naf y jeans) y la noche que me di los primeros besos con Open-Boy (vestidito azul que luego boté porque no fui capaz de volverlo a usar porque me daba tristeza). Y no solo me acuerdo de cosas  que pasaron en momentos importantes, también sé que las primeras películas que renté cuando Blockbuster llegó a Colombia fueron Mujercitas y Belle Époque. 

Hay cosas que por algún motivo se quedan grabadas en mi mente y no hay forma de dejarlas ir. Y realmente no me parece grave que mi cerebro este lleno de datos inútiles como que mi cuaderno de sociales en décimo era de los Auténticos Decadentes no porque me gustara la banda sino porque me pareció que era una buena definición del tema. Lo que me parece grave es que hay sensaciones, sentimientos, momentos y dolores que no puedo olvidar, que simplemente no puedo dejar ir. 

Y entonces los recuerdos se convierten en el arma para no dejar ir las cosas. Están ahí, permanentemente, mostrándome la ausencia como una constante. En este momento no se trata solo de ese amigo que ya no es y que tanto me pesa, se trata también de un rechazo que viví hace poco y que simplemente no sé cómo superarlo. 

Dentro de las cosas que me joden a mi la vida es la sensación de rechazo. Cuando supe que esto había pasado pero no pude saber los motivos, entré en un conflicto horrible. He analizado una y otra vez todo lo que pasó buscando las señales de por qué ya no quieren que yo esté. Y sé que probablemente nunca lo vaya a entender y que, al igual que con ese ex amigo, nada vaya a cambiar si de repente encuentro las razones verdaderas de lo que pasó... pero el no saber me mata. 

Al final lo que he aprendido es que como en todo el tiempo ayuda a que la incertidumbre no pese... Y llegara el día en que solo me queden los recuerdos sin un sentimiento amarrado a ellos. 


martes, 30 de abril de 2013

Dos años y el silencio

Te despiertas y antes de abrir los ojos ya sabes que será un día donde su recuerdo pesará. Los días han pasado y de repente, hoy se cumplen dos años desde la noche que lo conociste. Tomorrow you'll be worlds away and yet with you my world has started. Aún te acuerdas qué te pusiste, la sensación cuando él abrió la puerta y lo viste por primera vez, el roce con su brazo cuando tomaron mezcal. Caminar de regreso a tu casa tratando de decirte que no te gustaba. La vida ha pasado, tú has cambiado pero hoy sientes que aún hay cosas que no han cambiado lo suficiente. Hoy no puedes no extrañarlo, no querer sentir su mano entre la tuya o su cuerpo cerca cuando duermes. Te tratas de decir que es lo mejor pero hoy no se siente así. Quieres tener furia por durar tanto tiempo extrañando a alguien, quieres que te enfurezca que dos años más tarde te despiertes con su ausencia pesando en tu vida. Pero no es así, hoy solo sientes tristeza de la vida que no fue. Hoy oyes las canciones que decían lo que tú sentías. If he asked, I’d be his. Haces tu vida y finges que todo está bien. Eres buena en eso, ya no eres la que llora inconsolable frente a la compu. Esos días han quedado atrás. Hoy eres la que tiene el corazón triste pero puede sonreír, dar las gracias por el té que ha comprado, mandar mails de trabajo y hasta hacer chistes tontos sobre por qué olvidó el cargador en la casa. Pero todo se siente distante. Esta esa que bromea y la que tiene todos los recuerdos alborotados. Hoy todas las preguntas que no te permites hacer en tu vida normal, gritan en tu interior. ¿Cómo estará? ¿se acordará que hoy es hoy? ¿también le pesará? ¿será feliz? ¿pensará en mi? ¿habrá cambiado? Hace unas semanas cuando caminabas por la playa con Possibility-boy te diste oportunidad de hacer lo que nunca haces, preguntar en voz alta a alguien que tiene la respuesta, por él. Le dijiste que te dolía no haber recibido nunca aquel correo donde él te dice que es feliz. Possibility-boy respondió que él está bien y que tal vez si no te ha escrito es porque él solo es feliz si no se acuerda de ti, solo está bien si no deja que haya nada de ti en su vida. Tú pensaste que sería fantástico poder hacer eso. Pero esa no eres tú. Y sabes que estás mejor, que cada vez son menos las noches en que te sueñas con él y amaneces con el alma triste; cada vez eres más valiente a la hora de enfrentar las minas emocionales, pero aún no eres capaz de ir a ciertos lugares y entonces prefieres dejarlos tan solo como recuerdos… Y aunque cada vez su ausencia pesa menos, nunca se desvanece del todo. Ahí está. Sabes que jamás volverás a verlo pero hay noches donde no puedes evitar soñar con eso. Y claro, cuando hay diminutas posibilidades de ir a su ciudad, te dan ataques de ansiedad de tan solo pensarlo. Por más de que te digas que la probabilidad de encontrártelo en la calle es casi nula, una parte de ti quisiera ir un día caminando y verlo. Así sea de lejos, así sea por un instante… tal vez entonces sabrías que él realmente está bien, que estos dos años donde no han estado, esta vida completa que te espera de vivir sin él… todo lo que no fueron, vale la pena. Que el amor que le diste dejándolo ir, valió la pena. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

La soledad tiene forma de....

Para mí la soledad tiene forma de Open-Boy. Cuando no tengo en quién pensar, pienso en él; cuando no tengo quién me ilusione, pienso en él; cuando no hay nada... esta su ausencia. 

Y estos son días en donde no hay nadie en el panorama. Y entonces pienso en él. Me pregunto cómo estará, si será feliz, si las cosas estarán bien en su vida. Cuadno se fue le pedí que el día que realmente fuera feliz me escribiera contándome. Nunca lo ha hecho y me pregunto si esto es así porque aún no ha pasado o porque ya lo es y en el camino se le olvidó la promesa que me hizo.

Lo molesto es que su hueco aparece cuando quiero y cuando no. Así por ejemplo, un día mientras turisteaba feliz en Toronto, con mi cabeza y mi corazón en mil otras cosas, de repente vi el libro de la última película que vimos juntos y en automático las lágrimas salieron. Antes de que pudiera pensar, ya estaba llorando. Es un reflejo que no pude detener. Ahí estaba el dolor, la ausencia y los recuerdos de esa felicidad que ya no es. 

Otras veces yo no me ayudo y voy echándome sal en la herida yo solita. Como hoy cuando decidí mostrarle su foto a una amiga de la oficina, para descubrir que cambió la que tenía de perfil. Ya no es esa que le tomaron cuando estuvo aquí. Es otra. Because he's moved on. Obviously. Algún día debería bloquearlo para no poder ver esas cosas. Pero algún día debería no necesitar ver esas cosas. Eso sería aún mejor. 

En lo que llegan esos días... trataré de concentrarme en otra cosa.


viernes, 29 de junio de 2012

One week Volumen 2

Ayer leí mi entrada One Week. Que diferencia entre esa primera semana y esta primera semana. Alguna vez conoci a alguien que decía "edificios más altos se han caído" y si... la verdad es que todo se resume en que edificios más altos se han caído en mi vida y sé que este ni a duplex llegó. Y eso, me genera una tranquilidad que nunca había tenido.

Pero como en todo hay subidas y bajadas. Hay momentos donde me acuerdo y me pesa. Donde me da rabia que las cosas no continuaran fluyendo. Ya no sé si es que él se mostró como algo que no era o si cómo sugirió mi psicóloga, aunque se mostró como realmente es la presión de sus líos sin resolverse lo hizo poner una máscara que logró que los dos nos desencantaramos. Eso no importa. Lo que fue en las últimas semanas es lo que iba a seguir siendo y lo único que podía ser. Y los dealbreakers solo iban a seguir haciendo ruido.... Pero de tanto en tanto, lo extraño.

Y entonces me pesa sentir que él no me piensa. Que él no me extraña. Y sé que da lo mismo. Si me extraña o no. Pero me duele sentir que ese que se abrió, que me mostró lo que había en su interior y que me quiso... hoy ni se acuerda.

Eso suele pesar más cuando recuerdo lo bonito. Acepto que pasa menos seguido de lo que hubiera creído. A veces como hoy, es en medio de una comida, donde la gente habla de cosas sin importancia y algo me recuerda un buen momento con él, cuando me sonreía con cariño o buscaba mi mirada en medio de la conversación de grupo. 

No debo ir ahí. Me debo quedar donde he estado tranquila. Donde sé y siento que lo mejor fue desprendernos y aceptar que en realidad juntos no podíamos.


martes, 29 de mayo de 2012

Un año

Pocas veces en la vida he tenido la oportunidad de ver tan claro cómo todo puede cambiar en muy poco tiempo. Hoy amanecí pensando en lo mal que estaba hace un año. Recuerdo esos días de levantarme con la almohada mojada de las lágrimas para pasar el resto del tiempo sintiendo un hueco que no se acababa. Vivir la vida en automático con un dolor tan profundo que pronto dejé de intentar fingir que estaba bien y me di permiso de sentir por completo la tristeza. 

Y ahí fue que todo cambió. Solo cuando sentí que me había roto, tuve el valor de pedir ayuda, de buscar la manera de reconstruirme. Solo entonces pude atreverme a ver por qué me había dado por vencida, por qué había llegado al punto de convencerme de la imposibilidad de tener amor en mi vida y por qué necesité algo tan profundo, tan fuerte, tan radical, dramático y efusivo para reaccionar. 

Y es que estoy convencida de que yo estaba tan bloqueada, que solo algo de la magnitud de Open-Boy tuvo la capacidad de romper mis paradigmas. Fue necesario un amor imposible que se convirtió, por un segundo, en posible. Nada menos que un terremoto me hubiera servido. 

Tras meses de intensa terapia hoy ya no necesito terremotos, lo cual no significa que no requiera de personas increíblemente especiales, complejas y particulares en mi vida.

Hoy cuando tantas cosas han cambiado, cuando me levanto contenta, recibo llamadas de personas que me acompañan y hacen feliz, cuando me gusta mi trabajo y cuando ante todo, por fin me siento cómoda con lo que soy... agradezco el terremoto-harakiri-amoroso en el que me metí. 

A veces me pregunto si del otro lado, la tristeza del mes de mayo habrá tenido un efecto igual de poderoso... intuyo que no, pero quiero creer que sí. Y aunque mi bienestar se debe al trabajo que he realizado, sé que el detonante fue él... 

Y yo soy yo... la que quiere que el impacto positivo haya sido mutuo. Así entonces siento que todo tuvo sentido.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Entre el miedo y la confianza


Un par de personas que conozco andan tristísimas porque sus bonitas relaciones terminaron. Estas personas hace un par de semanas o meses eran los que uno siempre quiere odiar porque destilan felicidad y curlisería. Gente que se veía a sí misma ya del otro lado, que sentían haber encontrado al amor de sus vidas y para quienes, como en una buena película mala, la búsqueda de la felicidad había terminado. 

Y ahora andan en drama. 

Y aquí ando yo... feliz. Contenta con mi vida. Sintiéndome a gusto en la oficina, en la casa, en la vida social. Y sí algo he aprendido en la vida es que nada es para siempre, ni el dolor ni la felicidad duran. Gabriela me pasó un link a una historia llamada I'm happy and it's scary as hell Y entiendo perfecto el sentimiento: 

So I'm the happiest I've ever been in my life, and simultaneously afraid to acknowledge, enjoy or talk about it. And I'm pretty sure a piano or something is going to fall on my head at any moment.
Por algún extraño motivo yo no tengo tanto pánico. Sé que mi felicidad actual es fruto de mucho trabajo, de haberme dedicado a mí y a sacar el valor para destapar una olla interna, llena de dolores, tristezas, angustias y vergüenzas. Y por eso, sé que cuando el momento de plenitud pase -porque pasará- yo podré lidiar con las cosas y podré enfrentarlas de una forma distinta. 

Pero en este escenario... claramente hay un punto que no depende solo de mí: Mr. M. Con él, la sensación de que la vida funciona y que por fin I'm getting the break I deserve, ha sido completa... Y siento que las cosas funcionan, que son reales, que en ambos lados estamos igual de felices y de conscientes de lo grande que ha sido encontrarnos... que los dos sentimos que It feels right... Tengo la tranquilidad de saber que incluso si mañana se cayera en aquel hoyo negro donde desaparecen los personajes, yo podría rearmar las cosas para seguir estando bien.... 

Pero a veces... cuando veo a estas personas que pasaron de la felicidad total al dolor... no puedo evitar que me de miedo. No quiero tristeza. No quiero que las cosas se dañen con él. Pero por fin he cambiado... y ya no salgo corriendo por el miedo a salir herida. Aquí estoy y no me muevo. Y trato de pensar que estoy haciendo las cosas de manera sana, haciéndolas bien para no llegar a los días de tristeza. Para que todo sea realmente diferente.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Y ahora?

¿Y entonces cuál es el plan ahora?

Esa parece ser la gran pregunta de los que me conocen. Empecé el año con metas claras y un proyecto personal definido con plazos específicos. Y de repente, la vida cambió y ya no se trató de lo que yo quería, sino de lo que yo necesito.

Y lo que necesito es estabilidad. Tener un lugar donde sentirme en casa. Tras años de muertes, ausencias, derrotas y aquel harakiri-emocional, es momento de respirar y disfrutar de la calma. De darme espacio para estar bien y terminar de descubrir quién soy después de tanta cosa.

Pero con la decisión de aceptar que lo que necesito es distinto de lo que quiero y de entonces hacer lo que es mejor para mí, viene la pregunta de ¿y ahora? A veces me parece que desde que estoy en el colegio he pensado la vida en términos del siguiente proyecto, del siguiente viaje: graduarme, terminar la universidad, irme de Colombia, hacer la especialización, ahorrar lo suficiente para irme a Europa, encontrar maestria, ahorrar para viajar en México, irme el verano a Washington, conseguir trabajo para no volver a Colombia, implementar el proyecto personal...

Y ahora... ahora todo esta bien pero no sé cuál es el siguiente paso. Como siempre me cuesta trabajo pensar en el futuro y saber dónde estaré ni haciendo qué en los próximos años. Sé que hay gente que vive así y vive bien. Pero a mí me gusta tener un viaje en mente, un proyecto que me anime en los días de aburrición y rutina. Y ahorita... ahorita simplemente no sé. Así que seguiré dejando que las cosas fluyan y tal vez uno de estos días encuentre el siguiente muro que quiero escalar.



sábado, 24 de marzo de 2012

Empacando

Suspiras mientras sientes que tu cuarto ha explotado. Cajas por todos lados, bolsas de basura, ropa, las maletas que sabes que tienes que renovar antes de tu siguiente viaje y un caos infinito. Sientes el cansancio de los últimos meses, así que le subes el volúmen a la música para distraerte.

Empacas en automático mientras tu mente divaga... tratas de evitar recordar que deberías hacer esa traducción para que el lunes no sea un infierno, te acuerdas del día que compraste ese vestido negro que ahora vas a tirar porque se ha desteñido y ya no tiene gracia, piensas que hace rato nadie te visita y que eso te hacce falta. Ante todo las visitas son cortes de la rutina. Y a ti la rutina laboral te tiene exhausta.

Continúas con tu tarea. Decides limpiar todas las bolsas antes de empacarlas. Agarras la roja que te prestó tu amiga hace ya muchos meses y que aún no le devuelves. Sin pensarlo mucho la abres y encuentras unos polvos y el blush que llevabas buscando hace meses. Te das cuenta que no has tocado la bolsa desde la noche que la usaste. Y ahora, sabes muy bien por qué. Fue la primera vez que saliste después de que él se fue. Cuando decidiste no quedarte llorando en tu casa y dejaste que tu amigo te llevara a aquella boda, donde toda la noche trataste de fingir que tu corazón no estaba totalmente destruido. Esa fue la noche en que llegaste y animada por los tequilas y besos que tu amigo te dio, le enviaste el primero de los correos que habrías de escribirle. Por eso no habías vuelto a tocar la bolsa. Primera mina emocional que pisas y ya estas llorando.

Le subes nuevamente a la música y prefieres concentrarte en la selección de cosas que tirarás. Papeles, chicles viejos, revistas que nunca leíste, medicamentos ya vencidos. Todo va a la basura. Sin dudas. Eliges otra bolsa para echar la ropa que le regalarás a la empleada. Los jeans que nunca te acomodaron y que hoy te quedan gigantes, un sweater negro que no has usado en 3 años, ese vestido verde que nunca te gustó. Si tan solo fuera tan sencillo tirar el resto de las cosas. El pasado. Los recuerdos. El hueco. La maldita costumbre de pensar en él.

Has empacado todo menos un cajón. Y no lo has hecho porque sabes que ahí esta la caja donde enterraste sus recuerdos. Los boletos de la película que vieron la última noche que estuvieron juntos. La página de Vanity Fair con el cuestionario de Proust que jugaron a responder en el vuelo de regreso de Zipolite. La nota que te dejo. Sabes que sería mejor no abrir la caja, pero que ya para este punto te es imposible no hacerlo. Por un momento dejas de oír la música, de sentir el cansancio corporal, el sueño atrasado de este mes y medio, solo sus palabras existen. Sus letras que hoy te parecen tristes, pero tienen el mismo efecto del día que las viste por primera vez. Penetran tu corazón con fuerza, te obligan a llorar y vuelves a ser la misma que no puede creer que él no pueda ser. You are somebody loved. You are somebody loved. You are somebody loved. You are somebody loved. Lees y relees sus palabras. Tratas de pensar que él llegó a tu vida para transformarte y ponerte en el camino hacia tu bienestar, pero en este momentoeso te suena a una explicación forzada y racional, que nada tiene que ver con la intensidad, profundidad y complejidad de un amor que ya no esta.

Te sientas en la cama. Quieres escribirle. En realidad lo que quieres es verlo, tenerlo cerca, abrazarlo. Pero eso no se puede. Así que te concentras en el deseo de escribirle que es lo único que puedes hacer. Pero sabes que no tiene sentido hacerlo. Él no responderá. Ni siquiera sabes si leyó tu correo de diciembre. Y de haberlo hecho, no sabes si le molesta, incomoda o genera problemas que lo hagas. Te da pánico que él te pierda el respeto y llegue el día donde seas "la vieja esa que me escribe aún cuando jamás le he respondido". Porque aún si no responde, aún si llevas tantísimos días de tan claro silencio, en tus manos tienes la prueba de que para él fuiste igual de importante. You are somebody loved. Y no quieres que eso cambie.

Continuas empacando. Ya casi terminas. Quieres adelantar el tiempo al siguiente sábado, cuando te pases a tu nueva casa, esa que tanta ilusión te genera. Esa donde estarás en tu espacio y podrás contruir un mundo propio. Con la ya conocida mezcla de dolor y resignación, sabes que aún cuando él jamás haya pisado tu nueva casa, de alguna forma ahí estará. Sus recuerdos ya los empacaste.

martes, 31 de enero de 2012

Un buen ejercicio, día 1.

Salí de la terapia pensando muchas cosas y cuando quise buscar de dónde había salido una cita que me gustó, Almost there and nowhere near it, encontré un blog con un ejercicio interesante que creo puede ser divertido de hacer. Así que aquí vamos.

Day One: Ten things you want to say to ten different people right now.
Day Two: Nine things about yourself.
Day Three: Eight ways to win your heart.
Day Four: Seven things that cross your mind a lot.
Day Five: Six things you wish you’d never done.
Day Six: Five people who mean a lot (in no order whatsoever)
Day Seven: Four turn-offs.
Day Eight: Three turn-ons.
Day Nine: Two images that describe your life right now, and why.
Day Ten: One confession.

10 cosas...

  1. I still miss you sometimes and wonder if you still miss me sometimes.
  2. Eres un robot y de corazón espero que eventualmente entiendas que no estoy loca por creer que cómo actúas es reflejo de lo que sientes... and by the way, I think you lie to yourself.
  3. Sweetie you are not doing a good job.
  4. Por favor vean los pros y no los contras a la hora de tomar una decisión. I will be worth it and you'll be changing a life.
  5. Eres un yo-yo emocional, ojalá tuvieras el valor para enfrentar tus miedos, porque eres alguien muy chévere cuando quieres estar cerca.
  6. Te quiero y creéme que me pesa no haber ido a visitarte, es algo que voy a hacer.
  7. No te cierres solo a tu pareja por más feliz que estés, ten cuidado con encerrarte.
  8. Es muy triste que hayamos dejado que algo que fue tan fuerte hoy ya no sea nada, es aún más triste que no puedas poner límites. Y a veces, me haces mucha falta.
  9. Hay muchas mejores formas de organizar las cosas, el bienestar de la gente realmente importa. La libertad da frutos.
  10. Y a mi abuelo... te extraño y te pienso todos los días. Estoy mejor, estoy sanando y estoy haciendo las cosas bien. Sé que te gustaría verme cómo estoy hoy.


sábado, 28 de enero de 2012

Oda contra la tecnología

Why'd they even invent caller ID?
It's, like, who is this service helping?
I mean, for centuries
Okay, well maybe not centuries,
but for, like, a lot and lot of years
people have been answering their phone,
not knowing who it is,
and as far as I can tell,
no one's died from that.

This constant obsession
with needing to know who's calling all the time
it's, like, so gross.

Like, you pick up the phone,
you find out who it is,
then you know.
Look, all I'm saying...
...if a guy doesn't call me,
I would like to reserve the right
to call him at 15-minute intervals
until he picks up.

But if he looks down
and sees my numbers
he's gonna think I'm some kind of psycho or something.
Which I'm not.
Obviously.
Yo me acuerdo llamando al niño que me gustaba a los 13 años y colgando en cuanto oía su voz. Y sé que no fui la única.

Pero eso ya no se puede. Los teléfonos tienen identificador de llamadas. La tecnología nos jodió la posibilidad de oír la voz de alguien. Y hay cosas peores.

Peores como descubrir por accidente (juro que fue por accidente) que gmail guarda todas las conversaciones que uno ha tenido y entonces un día, uno va a buscar un dato entre sus correos y se encuentra a cambio con una enorme emotional landmine. Así fue como terminé leyendo la conversación que tuve el último día que Open-Boy estuvo en México. Y ese viejo dolor que a veces creo que ya no existe, regresó. Leer como me decía "my love", "my girl" y hablaba de "my Lina" fue la estupidez más grande. He hecho el ejercicio de ver a Open-Boy como aquel que se fue, aquel que no es lo suficientemente fuerte para mí, como aquel que eligió irse... y de paso, he hecho el ejercicio de recordarlo como ese a quién amé con todo el corazón, que logró despertarme, sacarme del hoyo negro en el que estaba y cambiar por completo mi vida. Pero para lograr todo esto, sin darme cuenta hice el ejercicio de olvidar que él también fue el que me amó, el que me dijo las cosas más hermosas, se enamoró de lo que soy y me lo hizo saber de cada forma que pudo.

Y entonces, ahí voy yo, con la ayuda de la estúpida tecnología, leyendo sus palabras de amor y recordando que él me amó. Y que ni por esas, se pudo. Y entonces llevo tres días con el corazón revuelto.

Lo bueno es que ni eso me ha detenido a la hora de moverme en realizar mi proyecto personal. Él no será una excusa. Él fue el motor de los cambios, no voy a dejar que se convierta en algo que me detiene en la búsqueda de mis sueños.

*** Y dentro de las quejas contra la tecnología, por supuesto esta el hecho de que hace aún más evidente cuando alguien no quiere hablar con uno. Así uno entra a gtalk o abre Facebook y se da cuenta que Possibility-Boy esta online y que decide permanecer en silencio. Y entonces, su silencio duele un poquito más.

jueves, 26 de enero de 2012

Pensando en su silencio

"El Universo no gira a tu alrededor".

Es una de esas cosas que uno sabe. Pero que en la práctica, uno no aplica. Porque es muy difícil no tomarse las cosas de forma personal. Sobre todo, cuando las acciones de personas cercanas lo afectan a uno.

En la terapia he podido ver cómo la gran mayoría de las veces las acciones (y reacciones) de los otros responden a sus propias historias y momentos. Que entonces, nada, o muy poco, tienen que ver con uno.

Entonces hoy ando con la duda de si el silencio de Possibility-Boy es conmigo o no. Las cosas no terminaron como yo quería pero él una y otra vez insistió que yo era alguien muy importante para él, que nuestra amistad (y sí... no fui tan feliz de que eligiera esa palabra para definir lo que éramos) era fuerte y que superaríamos lo que pasó en sus últimos días en el DF. También me dijo que él no era bueno para mantenerse en contacto y que eso era algo que quería cambiar, así que si yo veía que se estaba distanciando que por favor le dijera. Y yo estuve tranquila.

Pero los días han pasado y no volvimos a hablar. Pasamos de una rutina donde yo abría el chat y casi de forma inmediata me encontraba con su Buenos días, a un silencio donde yo a veces lo saludo y no hay respuesta. Así que hice mis intentos... mandé un mail, el cual por supuesto nunca me respondieron. Espacie mis saludos para que no me acusara de intensa... y nada.

Y hoy fue mi último intento. Intenté ser lo más clara y directa posible. Decir las cosas como las pienso y siento. Hasta ahora solo ha habido silencio de su lado y tengo la sensación de que será lo único que habrá.

Y estoy molesta. Porque siento que esto tiene muy poco que ver conmigo, pero eso no significa que una respuesta no sea necesaria. También siento que esto muestra que para él, las cosas no eran tan simples como alegó en su momento.

Al final... en estos días he podido depurar todo lo que pasó y ver que al final mis sentimientos eran lo que creía: un cariño muy grande. Y por eso me duele. Porque extraño conversar con mi amigo, hablar de mil temas y tener cerca a alguien que ampliaba mi mundo. Pero si él no quiere o puede, no hay nada que hacer. Lo intenté y traté de hacer las cosas como mejor pude. Eso me da tranquilidad, aunque no me quita el dolor de sentir la pérdida de alguien que es importante.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Despidiéndome del 2011

La lección de la noche: conócete a ti mismo.


Ayer fui a tomar un larguísimo café con Pollo, que por supuesto terminó en un par de ginebras, una cena y una sobremesa con meseros revoloteando a nuestro alrededor con ganas de que nos fuéramos ya a la casa.


Hablamos del año, de todo lo que ha pasado y cuánto nos ha cambiado la vida, para que al final, casi todo siga igual. Por muchos años, al final de cada año, me tomaba el trabajo de escribir un resumen de lo que había vivido. Por algún motivo, dejé de hacer esto cuando llegué a México.


Pero el 2011 ha sido muy largo, muy intenso y muy profundo para no escribir al respecto.


El año empezó conmigo derrotada. Me cuesta un poco de trabajo de pensar en cómo pasé los primeros meses. Decidí poner distancia con Tattoo-boy para no salir herida cuando él se fuera del país. Barreras sobre barreras, muros sobre muros. Y se fue dejándome un vacío extraño de saber que él no era, que no lo sería y con la infinita sensación de que nadie lo sería. Los meses pasaron y mientras escribo esto, sigo teniendo problemas recordando esa época, tal vez por el hecho de que iba en automático, viviendo sin ganas, haciendo lo que tocaba, sin sentir.


Me aburrí en la casa, me mudé y traté de pensar que sería un nuevo inicio. Pero de nada sirvió cambiar de escenario cuando la sensación de haberme rendido, llenaba gran parte de mis días. Para complicar un poco más las cosas, los que en un momento consideré mis grandes amigos, mi familia en México, se desvanecieron dejando solo preguntas sobre su ausencia.


El único momento de ese inicio del año donde me sentí realmente bien, fueron los 4 días que vine a Colombia para el matrimonio de Adri. Por primera vez desde que me fui del país, sentí que encajaba, que mi presencia tenía sentido y esa sensación de incomodidad que tantas veces he sentido desde que vivo en México, no estuvo por ninguna parte. Como le diría mucho después a Open-Boy, fueron los 4 días más felices en mucho tiempo. Y fueron así de felices porque sentí que estaba compartiendo algo realmente grande con alguien a quién quiero con el corazón, porque tuve tiempo de estar con los que más quiero, de ver a mi familia y tener un día de felicidad con mi mamá. Por una vez, no tuve la culpa de no estar en los grandes momentos de la gente que quiero. Estuve y fui parte. Y eso significó mucho más de lo que me pude haber imaginado.


Pero regresé para seguir en el piloto automático de siempre, con la certidumbre de que no había, ni habría, a nadie a quién querer.


It was the best of times, it was the worst of times.


Y una noche, en una salida de guía turística mi vida cambió. Le decía a Pollo que aún recuerdo la sensación cuando Open-Boy abrió la puerta y yo lo vi por primera vez. Sonará cursi, pero desde el saludo, yo sentí que algo se movió en mi interior. Dadas las circunstancias, inicialmente me negué a aceptar que me gustaba, pero sin darme cuenta a qué horas, mi corazón volvió a abrirse. Encontré a alguien con quién me conecté como jamás lo había hecho, que me hizo sentir lo que pensé imposible, a quién amé como jamás he amado y quién me amó por lo que soy. Fueron los mejores y los peores días de mi vida. Ya no hubo barreras, no hubo muros, no hubo nada. Solo el amor que sentimos y la profundidad de una conexión que muchos meses después aún resuena en mi vida. Por primera vez entendí lo que era amar a alguien tanto, que su felicidad era más importante que el estar juntos; en la medida en que comprendí que para él la única opción posible de estar bien y ser feliz era alejándose, lo dejé ir, con la esperanza de que él este en lo correcto y así pueda tener una vida con la felicidad que se merece.


Open-Boy fue un terremoto cuyo impacto aún no termino de vivir. Y, como todos los clichés, tan rápido como llegó, se fue; dejándome destruida y sin saber cómo armar mi vida, sabiendo que era posible sentir amor pero que no era posible tener su amor. Los días que siguieron fueron de los más dolorosos de mi vida. Hoy me parece como si solo hubiera habido llanto en esa época de mi vida, volqué mi corazón en este blog y traté de exorcizar mi dolor a punta de palabras y canciones. Como nunca antes en mi vida, la música llenó mis días y me apoyé en las palabras de otros para decir una y otra vez lo mucho que me dolía su ausencia, sus palabras, su silencio. Mi frustración ante una vida que no era posible.


Pero ni el harakiri emocional que fue Open-Boy logró convencerme que era posible encontrar a alguien con quien compartir mi vida. Fue necesario que en medio de la inmensa tristeza, apareciera el Sr. S para que yo empezara a contemplar que las cosas pueden ser distintas. Unos besos atorados de sentimientos se convirtieron en salidas donde yo sentía algo distinto al dolor de la ausencia de Open-Boy. De repente me encontré disfrutando del Sol, teniendo conversaciones inteligentes y ante todo, me encontré sintiendo.


No era igual. No era tan profundo. No era tan intenso. Pero yo sentía. Y el Sr. S, también sentía. Y eso tuvo un gran efecto en la forma en que veía el mundo. Para lograr salir del hondo hueco en el que me metí, fue necesario volver a terapia. Y ahí aprendí la importancia de preguntarme para qué y no por qué. De dejar entrar y de tener confianza en el universo y sobre todo en mí. Volví a confiar en que las cosas saldrían bien. Hoy pienso y siento que las cosas, saldrán bien.


Y mientras pasaba mis días asoleándome, yendo a terapia e intentando terminar de dejar ir a Open-Boy, el universo se encargó de obligarme a frenar y detenerme. Me tocó darme contra el mundo, terminar en muletas y con el cuerpo totalmente golpeado, para que yo me permitiera estar conmigo misma, para que dejara de esconderme en la música, las películas, las series de tv. Tuve que parar, descansar, aceptar el silencio y la soledad. Con dolor acepté que el Sr. S nunca sería alguien dispuesto a estar de la forma en que yo quiero y lo solté también a él, agradecida de que al hacerme parte de su vida, me hubiera permitido recobrar la confianza en las posibilidades.


Al mismo tiempo, por fin dejé ir a V, quién tras repetir las promesas de siempre, continuó siendo una ausencia cuando más lo necesitaba. En las últimas sesiones de terapia he hablado mucho sobre la importancia de poner límites. Es algo que me cuesta trabajo y que me ha generado grandes problemas. Con V fue necesario soltarlo y darme cuenta que él realmente hacía mucho no era parte de mi vida. Anoche encontré algunas conversaciones que tuvimos cuando éramos más cercanos y me dolió su ausencia; lo veré próximamente pero ya no quiero continuar en una dinámica donde él promete, yo me ilusiono y luego enfrento la realidad de una ausencia. Quiero pensar que podré tener un contacto casual como lo tengo con tantos en Colombia, pero yo ya no quiero nada más profundo.


En septiembre, volví a Colombia, en muletas y por primera vez, en un plan distinto a las vacaciones. Crecer en el trabajo culminó en mí, dando un entrenamiento, con conocimiento de causa y con el Ex tomando nota. Entendí que el universo da las vueltas que quiere y que la ironía es parte de la vida, que incluso lo imposible pasa y que no puedo convencerme de que algo no sucederá, porque no controlo mi futuro.


El trabajo cambió, se abrieron posibilidades y en un año mis tareas, responsabilidades y retos se ampliaron, obligándome a desarrollar nuevas habilidades, enfrentarme a situaciones distintas y probarme que si puedo. El término frenemies adquirió completo sentido en mi vida y tuve que asumir que abrir el corazón trae sus riesgos en lo laboral, cuando los que fueron amigos dejaron de serlo. Aún así, opté por no volver a cerrar mi corazón. Porque ya no quiero vivir una vida con el corazón cerrado.


Cuando todo parecía estar volviendo a la calma, descubrí que en mi interior hay toda una faceta que yo desconocía. Ayer por primera vez hablé de ésta en voz alta con alguien diferente a mi psicóloga. Tener a alguien que no me juzga y a quien puedo aceptarle lo que me asusta, atrae y que entiende que aún estoy construyendo el significado del tema, me dio tranquilidad y la sensación de que no estoy sola.


Y otra buena noche, me encontré hablando con alguien que me generaba al mismo tiempo, atracción y rechazo. Al encontrar a Possibility-Boy temía estar repitiendo mi pasado y dudaba de qué era lo que realmente me gustaba, si él por lo que era o por su parecido con Open-Boy. Intenté hacer las cosas de manera diferente. Dejé mi corazón abierto, dejé que las cosas fluyeran y confié en mí, en el proceso que he hecho y en la sensación que él no me haría daño. Las cosas no fueron tan simples como yo hubiera querido y en un escenario ideal él y yo nos encontraríamos en un lugar donde tuviéramos la posibilidad de explorar lo que hay entre los dos. No creo que esto llegue a pasar, pero también soy consciente de que algo no termina de cuajar con él y que para rematar, él no tuvo la sensibilidad para despedirse como yo hubiera querido. Y para doblemente rematar, él no tuvo la necesidad de tener mayor cercanía antes de despedirse. Y esas tres cosas, sumadas a la certeza de que él vivió las cosas de forma completamente diferente, no las puedo obviar. Hoy tuvimos una larga conversación donde creo que finalmente se aclararon muchas cosas, pero también vi que me falta mucho para trabajar, que aún me cuesta mostrar lo que siento tal y como lo siento y que aún transmito barreras. Tengo miedo de volver al DF y encontrar que la tranquilidad que he sentido en estos días no es tan grande y que a cambio, hay una nueva ausencia. Él tiene confianza en lo fuerte que es nuestra amistad y yo quiero pensar que él seguirá siendo una parte importante de mi vida, porque ante todo, por él siento un inmenso cariño.


Y entre los diferentes hombres, en medio de los cambios laborales, las presencias y las ausencias, lo que más hice este año fue escribir. Construí una historia que está en camino, que es mi reto personal y que me hace crecer, pensar, sentir y ser mejor. Que es el mejor espacio para soltarme y sentirme bien.


Muchas cosas pasaron. Sigo en el mismo trabajo, sigo soltera, sigo viviendo en el mismo barrio. Pero soy otra. He recobrado la confianza en mí, en la vida, en el trabajo que hago, en la historia que escribo y en lo que puede suceder. Por fuera casi todo sigue igual. Por dentro, todo ha cambiado.


Y solo por eso… este año es importante.


Estoy decidida a que el 2012 sea el año en el que logre mis objetivos. Quiero que mi proyecto personal suceda y tener la fuerza para hacer mis metas realidad. Quiero ser la persona que hace que las cosas pasen y que se esfuerza por tener lo que realmente quiere y necesita. Además, quiero abrirme a más cosas nuevas, atreverme a nuevos retos, conocer más gente. Ante todo quiero seguir trabajando en mí, en tener una mejor relación con los que me rodean, donde yo tenga claro cuál es mi papel, donde los límites existan y se respeten. Quiero seguir conociéndome, quiero terminar de soltar los roles que no me corresponden, las ausencias que me hacen daño y los patrones que me impiden tener la vida que quiero. Por primera vez en mucho tiempo, siento que es posible encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera, alguien que tenga claro quién es, que no le tenga miedo a sentir y que esté listo para construir algo a mí lado. Espero que esto suceda y el personaje aparezca; mientras tanto yo seguiré trabajando por estar bien, cómoda conmigo misma y en paz con lo que soy.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Dos años

El martes me desperté en uno de esos días en que todo me pesaba. Después de un rato de preguntarme qué era lo que estaba pasando, me di cuenta que se acercaba el aniversario de mi abuelo. Y entonces el dolor tuvo sentido. Pasé el día sintiendo el enorme hueco que existe en mí desde que él se murió.

Ese día quise escribirle a mis amigas para que me acompañaran, pero la vida práctica se interpuso y pasé el día corriendo en el trabajo sin tiempo para hacer lo que realmente era importante.

Hoy es su aniversario número dos. Llevo ya dos años sin oirlo, sin poder verlo y sintiendo un vacío que sé que no se va a llenar. En los días malos me hacen falta sus abrazos, sus palabras y la forma en que me miraba y lograba que yo me sintiera mejor. En los días buenos, me duele no poder compartirlos. Cuando las cosas buenas pasan, a veces se sienten incompletas porque no esta él para sonreir conmigo.

El martes, mientras trataba de poner el dolor a un lado y trabajar, aún cuando lo único que quería era darle espacio a mi dolor, Possibility-Boy me recordó que es normal sentirme así, que sentir aún más su ausencia esta semana, es solo la prueba de lo mucho que lo extraño todos los días. Incluso me mostró cómo no soy la única que se siente así, al compartirme algo que había puesto un amigo de él. Y al ver las palabras de un completo extraño, decir exáctamente lo que yo siento, me sentí un poco mejor.

This is a tough time of year for me. Not
because of the holidays but because I always remember the last days I
spent with my father watching him transition from this life to the
next. Six years ago now, still fresh in my heart mind like yesterday.
I'm wishing I could hug him and he could hug my daughter. I miss that
man. Cheers, Daddy!

Hoy sé que estoy mejor. Sé que he ido encontrando las formas para que mi vida se mueva y dejar de estar en hold. He construido mecanismos para recuperar la confianza y seguridad en mi vida. Pero no es lo mismo. Y cuando sueño, cuando me imagino las posibilidades a mi alcance, no puedo evitar que me duela saber que él no va a estar ahí para acompañarme, para creer en mi, para sonreirme y darme la fuerza para convertir mis sueños en realidades.

“My dreams are coming true. Dreams I didn’t even know that I had. But my brother’s not here… He’s missing it.”


domingo, 30 de octubre de 2011

Deja Vu

Y entonces uno se encuentra con que la vida se repite. Que hay un amigo interesante. Con quien uno puede hablar. Y yo ya estoy cansada de las ironías.

Y no he podido dejar de comparar. Y de pensar que además de todo se conocen. Y de sentir que salir corriendo es absolutamente razonable. Que esto no es un do-over para ver si las cosas salen mejor ahora.

Pero tampoco quiero cerrar esa puerta. Y no sé exáctamente por qué. Por fin he aceptado dejar que mi corazón se abra y aunque estoy muerta del miedo, llena de prevenciones, no quiero seguir cerrando posibilidades.

Porque existe el chance de que este personaje, que se parece al otro, que viene del mismo lugar, en unas condiciones similares (pero mejores para mi corazón)... pueda llegar a hacerme sonreír por sí mismo y no por todas las similitudes.

Y esa posibilidad, es la que me hace no querer cerrar la puerta.

lunes, 24 de octubre de 2011

La innombrable o perder/perder

Aunque ni yo misma lo crea, lentamente he aprendido a cuidarme emocionalmente. Y eso en mi caso, significa no hacer preguntas para cosas cuya respuesta no estoy preparada.

Pero it's a learning process. Y una cosa es no hacer preguntas cuando el tema no sale y otra que le cuenten a uno sobre el personaje y yo tenga el autocontrol para no preguntar.

Hoy no lo tuve. Tattoo-boy decidió contarme sobre Open-Boy. Fue así como descubrí, que en otra ciudad, lejos de aquí, en un lugar que en mi vida he visitado, soy "la que no puede ser nombrada". Y que él esta bien, que ellos están mejor.

Y saber eso es un perder/perder. Por eso no lo había preguntado. Porque sabía que sin importar la respuesta... lo que me dijeran iba a doler. Si me decían que él esta mal, que las cosas siguen negras, me dolería saberlo, porque yo quiero que él este bien y sea feliz. Pero si me decían que esta bien y que es feliz... me dolería también, porque así yo sepa racionalmente que con él las cosas jamás hubieran funcionado, que yo necesito a alguien que sepa lo que quiere y que él no tiene las habilidades emocionales para estar conmigo... duele saber que él siguió adelante con su vida y hoy es feliz.

Y entonces vuelve la rabia conmigo misma de seguir sintiendo. Me da rabia saber que los meses han pasado, yo estoy bien, he vuelto a sonreir, logré conectarme (así fuera por un pequeño espacio en el tiempo) con alguien más y mi vida ha cambiado, pero de tanto en tanto, piso una de las minas emocionales y quedo con ganas de irme a llorar a mi casa.

La furia y el dolor ya no son tan fuertes como antes... ya no lloro frente a esta computadora sin consuelo, ya no siento que no puedo respirar y que su ausencia enmarca toda mi vida.

Pero hoy... hoy volví a sentir la tristeza de saber que no seremos. Que solo fuimos.

domingo, 9 de octubre de 2011

Cuando la distancia pesa

Yo no me arrepiento de haberme ido de Colombia, sé que ha sido lo mejor para mí, y aún cuando a veces dudo sobre las bondades de mi vida en México, tengo claro que mi vida es mejor por fuera. Que soy más feliz y mejor persona por ende.

Pero hay días donde la distancia me pesa profundamente. Días en donde cuestiono mis decisiones y mi estilo de vida. Días donde si pudiera me iría a Colombia en el primer avión.

Esos días usualmente están atados a los momentos importantes de la gente que quiero en Colombia. Hoy no es la excepción. Hay alguien muy enfermo, alguien a quien quiero profundamente y quién ha jugado un papel muy importante en mi vida. Y una de las personas que más quiero en mi vida, esta destrozada a causa de esta situación. Cuatro de las personas que más me importan están pasando por un momento increíblemente difícil. Cuatro personas que son mi familia y mis amigos. Y yo no estoy con ellos. Como siempre, estoy detrás de un teléfono, tratando de encontrar palabras que los hagan sentir mejor, que transmitan todo mi cariño, con la esperanza de que por un momento me sientan tan cerca como yo quiero estar de ellos.

Entonces odio haberme ido, no tener los recursos y los mecanismos para poder irme y estar con quién realmente me importa.


jueves, 29 de septiembre de 2011

Géminis after all

Y ahora que el silencio ha regresado y se ha hecho más intenso, ahora que la emoción de ir a Colombia pasó, que los abrazos y el cariño que allí me dieron ya no están, ahora que el sol se fue... regresa el hueco de su ausencia.

Y entonces me siento dos. Soy la que está convencida de que él, a la larga no iba a ser bueno para mí, que necesito a alguien que quiera estar conmigo y con nadie más. Quiero un amor intenso, profundo y real como lo fue con él, pero un amor donde no haya espacio ni deseo para nadie más. Un amor que me cuide y me proteja, al tiempo que me hace crecer y ser la mejor versión de mi misma.

“I'm looking for love. Real love. Ridiculous, inconvenient, consuming, can't-live-without-each-other love.”


Pero también soy la que aún lo extraña. La que aún siente el dolor del "what could have been" y la que aunque permanece en silencio, aún lo piensa y recuerda. La que va a cine y ve la película y se siente identificada, sale con un nudo en la garganta y solo quiere seguir adelante para por fin llegar al punto donde la ausencia no me duela.


sábado, 27 de agosto de 2011

Sobre las ausencias y las presencias

Cuando lo pienso, la diferencia más grande entre mis papás es que mientras mi papá es un eterno optimista, mi mamá es una eterna pesimista. Y tal vez sea porque fue ella quién siempre estuvo cerca o tal vez sea solo yo, pero yo tiendo a caer en la visión half-empty. Es algo que no me gusta de mí y contra lo cual intento luchar a diario.

Y hay días en dónde es más difícil ser optimista o sentirme bien. Días como hoy por ejemplo. Siempre he sido emocionalmente vulnerable a las enfermedades y desde que vivo lejos, me dan aún más duro. Así que hoy, cuando estoy en muletas y me duelen múltiples partes de mi cuerpo, no puedo evitar sentirme triste y ver las cosas negras.

Y entonces, me pesan más las ausencias de lo que me alegran las presencias. Y no debería ser así. Pero no sé cómo no pensar en el que se está alejando o en la que no me ha llamado aún cuando yo creí que éramos muy cercanas. Mis amigas de Colombia han estado súper pendientes, un amigo me rescató y ayudó cuando más lo necesitaba, una gran amiga me trajo comida, otras han escrito y por supuesto, mi familia ha llamado hasta que el teléfono se descargó. Y yo solo siento el dolor de los que deciden estar lejos. Los que no quieren enviar ni un mensaje y prefieren cerrarse.

Es una tontería. Lo sé. A uno debería importarle más los que están que los que no... Así que seguiré con mi proceso de concentrarme en mí, en cuidarme y tratar de no sentir esas ausencias que hoy tanto duelen.