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lunes, 5 de mayo de 2014

Y entonces te das cuenta...

Sin que supiera muy bien a qué horas, se decidió que me iría a Los Ángeles a un curso. Viaje exprés de 2 días, uno de vacaciones para conocer la ciudad. Suena normal y a algo que pasa muy seguido en mi vida, pero esta vez era algo más. Era ir a Los Ángeles. 

Su ciudad. 

Y ya sé que es de las ciudades más grandes del mundo, donde es imposible encontrarse con alguien sin planearlo y que era ilógico pasar las noches desvelándome por qué pasaría si lo viera. Pero fue justo después de la muerte de GGM que tanto me hizo pensarlo y volvemos a que al universo le gusta reírse haciendo que me pase lo imposible. Si viviendo en otro país, trabajando en una industria no relacionada con la suya y en una empresa sin vínculos con Colombia, terminé dándole un curso al Ex, ¿por qué no me voy a encontrar con Open-Boy en la mitad de la calle?



Y aún cuando lograba convencerme que no iba a encontrármelo, no podía quitarme el miedo de sentirlo en cada milímetro que recorriera de LA. Aún recuerdo sus palabras "I see you everywhere, and I never know when a piece of you is waiting around a corner for me". Conozco bien esas minas emocionales, durante mucho tiempo estuvieron por todo el DF, encontré una en Toronto y hasta llegaron a Cartagena. Estaba segura que habría muchas en el lugar donde él vive. 

Pero me equivoqué. 

Resulta que cuando me di cuenta que durante el viaje, pensé en el que debo pensar. Una grabación, la iglesia mormona y hasta sudaderas de Mi pequeño pony me hicieron pensar en el Sr. Gelatina. Y eso esta bien, eso es lo que pasa cuando uno esta enamorado, las cosas chiquitas e insignificantes le recuerdan a uno a la otra persona. 

Así, aún cuando caminé calles que tal vez Open-Boy ha recorrido y tomé té en un café que seguramente él conoce, yo pensé fue en el Sr. Gelatina y mi corazón lo extrañó fue a él. Claro, luego de varios días de miedos irracionales, tenía en mi cabeza que estaba en la ciudad donde vive Open-Boy pero lo tuve porque fue fantástico descubrir que ya no sentía su ausencia. Ya no me dolía el hueco. 

Todavía me duele el "pudo haber sido" y me hubiera gustado poder al menos tomarme un café con él y saber en qué va su historia. Al final él siempre será la persona que me amó cuando creía que eso nunca sucedería, el que me cambió la vida... él siempre será importante en mi historia... pero soy feliz de que por fin es un recuerdo que no duele. 




viernes, 30 de noviembre de 2012

Pequeños pasos

A veces, cuando menos lo espero, piso una mina emocional. Una de esas que me devuelven en el tiempo, hacen que mi corazón sienta el viejo dolor de siempre y yo quede con ganas de meterme entre mi cama y llorarlo como antes. 

En esos momentos siento que de nada ha servido el paso del tiempo, la terapia, la nueva vida. 

Pero he de reconocer que en algunas cosas - tal vez pequeñas - he cambiado. Lentamente me he permitido pedir ayuda, aceptar que estoy triste y decir que necesito un abrazo. Lo hice cuando la vida me decepcionó hace unas semanas. Escribí mails, llamé a mis amigas, dejé que las palabras salieran. 

Hoy de nuevo lo hice. Pedí un abrazo para que no me doliera tanto el hueco, el silencio, el could-have-been. Dejé que me distrajeran, que me contaran cosas y que me hicieran sonreir. Y aunque no se me pasó del todo la tristeza, me sentí mejor. Sentí que estoy haciendo las cosas de forma diferente, que estoy dejando que otros entren a mi vida cuando me siento vulnerable. Cuando realmente, más lo necesito



lunes, 24 de octubre de 2011

La innombrable o perder/perder

Aunque ni yo misma lo crea, lentamente he aprendido a cuidarme emocionalmente. Y eso en mi caso, significa no hacer preguntas para cosas cuya respuesta no estoy preparada.

Pero it's a learning process. Y una cosa es no hacer preguntas cuando el tema no sale y otra que le cuenten a uno sobre el personaje y yo tenga el autocontrol para no preguntar.

Hoy no lo tuve. Tattoo-boy decidió contarme sobre Open-Boy. Fue así como descubrí, que en otra ciudad, lejos de aquí, en un lugar que en mi vida he visitado, soy "la que no puede ser nombrada". Y que él esta bien, que ellos están mejor.

Y saber eso es un perder/perder. Por eso no lo había preguntado. Porque sabía que sin importar la respuesta... lo que me dijeran iba a doler. Si me decían que él esta mal, que las cosas siguen negras, me dolería saberlo, porque yo quiero que él este bien y sea feliz. Pero si me decían que esta bien y que es feliz... me dolería también, porque así yo sepa racionalmente que con él las cosas jamás hubieran funcionado, que yo necesito a alguien que sepa lo que quiere y que él no tiene las habilidades emocionales para estar conmigo... duele saber que él siguió adelante con su vida y hoy es feliz.

Y entonces vuelve la rabia conmigo misma de seguir sintiendo. Me da rabia saber que los meses han pasado, yo estoy bien, he vuelto a sonreir, logré conectarme (así fuera por un pequeño espacio en el tiempo) con alguien más y mi vida ha cambiado, pero de tanto en tanto, piso una de las minas emocionales y quedo con ganas de irme a llorar a mi casa.

La furia y el dolor ya no son tan fuertes como antes... ya no lloro frente a esta computadora sin consuelo, ya no siento que no puedo respirar y que su ausencia enmarca toda mi vida.

Pero hoy... hoy volví a sentir la tristeza de saber que no seremos. Que solo fuimos.