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miércoles, 3 de octubre de 2012

Ese ex ya expiró...

Llevo varios días pensando en las fechas de expiración de los ex's. 

 
Y es que yo creo firmemente que con los ex's hay un momento donde pueden dejar de calificarse como ex novios. 

Pongamos a mi mamá como ejemplo. Uno de sus mejores amigos en la vida fue su primer novio. Por allá cuando ella tenía 17 años y estaba en el colegio. Desde entonces ha habido muchos novios, un esposo y años y años de que no pase nada entre ellos. Yo estoy convencida de que ya dejaron de ser ex's y que lo que define su relación es la amistad de cuarenta y tantos años. 

Pero para que la fecha de expiración funcione se requiere de algo muy básico: la relación tiene que haberse superado completamente. Claramente si el ex es ese personaje en el que uno sigue pensando, que le genera conflicto, en el que uno piensa cuando no tiene en quién pensar... pues el tipo no ha dejado de ser ex novio. Ni siquiera se trata de que uno siga muy enganchado, pero si el tipo sigue generando algún tipo de conflicto, la cosa no ha expirado. Sigue siendo ex novio y punto.

Pero hay un bonito momento en la vida en que uno no solo ya olvidó al ex novio, sino que ya realmente todo se desvaneció y no dan ganas de nada. Para mí, ahí ya el ex-noviazgo expiró. A veces eso significa que uno puede ser amigos y a veces significa que ya uno no tiene ningún tipo de contacto y vive tranquilo con el tema. 

La parte extraña surge cuando de repente, uno se da cuenta que ese ex-noviazgo que uno consideraba absolutamente expirado... no esta superado del otro lado. Y que cada uno estaba actuando bajo lógicas diferentes. Ahí entonces, como bien diría ese amigo de mi mamá, que carga con 4 matrimonios encima... ahí la cosa se pone complicada porque se le daña a uno el divorcio. 

Y ese sí no se puede arreglar. 






 


miércoles, 13 de junio de 2012

Palabras que empiezan por N....

En estos años de soltería permanente de tanto en tanto yo me encontraba en situaciones donde la cosa como que estaba fluyendo muy bien. Llamadas constantes con el susodicho en turno, sensación de que todo fluye y mi corazón latiendo de más. Entonces yo me hacía el pajazo mental / chaqueta mental de: "el título es lo de menos, lo que importa es lo que somos" y entonces me protegía de tener la horrible conversación de: "¿y tu y yo qué somos?". 

El problema de fondo, claro, era que yo tenía pánico de que si trataba de formalizar la cosa, el personaje en cuestión iba a salir corriendo y yo de nuevo me iba a quedar sola como un hongo. Entonces no preguntaba nada, no decía nada y cuando la cosa se terminaba, yo me quedaba con la duda espantosa de "¿y yo para este tipo qué fui?". Para rematar tengo la certeza de que en la mayoría de los casos, estos tipos nunca supieron lo importantes que fueron para mí. 

Todo por la auto-mentira de "El título es lo de menos". 

Y entonces llegó uno donde claramente era cierto que el título es lo de menos. Porque la cosa es bastante obvia cuando uno llega al punto con el personaje donde se ha acordado exclusividad, donde los papás saben que uno existe (y para más datos que soy colombiana y que me llamo Lina), donde nos llamamos 25 veces al día, es obvio que pasaremos el fin de semana juntos y los amigos me consideran la Chica de Mr. M. 

Solo cuando fue tan claro que no se requería un título, yo necesité el título. Una amiga dice que es proque realmente me importa. Yo no sé si es solo por eso o porque con tanta cosa que en un inicio dejamos de decir, a mí me quedó la incertidumbre de exáctamente qué carajos soy para este hombre. Y cuando, de la peor manera, trataba de preguntarlo, su respuesta era que yo era su chica. 

Pero resulta que para mí chica es distinto a Novia. Entonces quién sabe cuánto tiempo él pasó siendo mi novio y yo estuve saliendo con alguien muy en serio. 

Pero bueno. Al menos ya me armé de valor, rompí mis traumas y dije que para mí era importante el título. Y una vez superamos el choque cultural que a él le produjo no entender yo por qué no tenía claro que el título ahí estaba... obtuve el título con grandes mariposas. 

Ahora será cuestión de seguir hablando.



lunes, 13 de septiembre de 2010

Que para lo de la loba herida

De acuerdo con el novio-número-dos, la loba herida es aquella mujer que esta dolida porque alguien que ya no le interesa está con alguien más. Suena tonto y no sé si a los hombres les pase. Pero a nosotras nos pasa. Y mucho.

Y es lo que me pasa con Tattoo-boy. Desde que las cosas empezaron a darse con él, yo tenía clarisimo que no es el chico para mí. Aunque es inteligente y divertido y tiene cosas buenas. No es para mí. Somos totalmente distintos en términos de rutinas, gustos y actividades. Él es niño fiesta y yo soy niña hoy-es-martes-me-tengo-que-ir-a-dormir-mañana-trabajo. Y aunque a mí las niñas de la oficina me tildan de alternativa, en su mundo yo soy una yuppie, fresa, que usa ropa corporativa. Me miran raro cuando hablo de cumplir horario y no entienden que yo no pueda simplemente no levantarme a trabajar porque estoy cruda.

Pero con todo y eso, salíamos. Tengo la idea de que él en un momento se acercó a mí. Y yo no me dejé. Y el timing no nos ayudó. Teníamos algo chévere. A veces ibamos por un trago, a veces a cenar, de vez en cuando a cine. Y a veces pasaban cosas y a veces no. Y aunque eso me confundía, en el fondo nunca quise saber realmente qué quería él. Porque como bien he aprendido, uno no pregunta lo que no quiere saber. Así suene feo, era un plan B divertido.

Yo sabía que él salía con otras niñas. Hubo esa niña que le escribía cosas en su Wall de Facebook y que me generaba estrés porque me parecía needy, clingy y medio detestable. Pero él seguía apareciendo y yo seguía sabiendo que él no es para mí, como diría la canción de Fanny Lú.

Y entonces el viernes, en un momento de sentirme frustrada, decidí entrar un minuto a Facebook a olvidarme del mundo y me encontré en mí newsfeed una foto suya con el comentario: Tengo novia en el DF. Arghhh vida hp. Loba herida al 100. Y hoy decidí hacer mi actividad favorita, el cyber-stalking y encontré una entrada en su blog donde le cuenta al mundo que tiene novia. "So I have a girlfriend!!! Her name is XXX and she’s totally cool. I haven’t had a girlfriend since like sept of 2006 or something". Luego cuenta que no sabe muy bien cómo funcionará la cosa pero que esta contento.

Y yo de nuevo me ericé con mi alma de loba herida. Que si, que no era para mí, que jamás me lo tomé en serio, que si hubiera querido hubiera hecho alguito más, pero no importa. Me molestó. Hoy me molestó un poco menos que el viernes, pero creo que es el cansancio extremo en el que ando que ya no me deja ni sentir rabia.

Esta bien. Al menos no es con la niñita detestable.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Historia 3: Voldemort

Antes de empezar con la tercera historia, es necesario mencionar un incidente muy extraño. Algo que además, me recordó la historia de Voldemort. El jueves fui a ahogar mi tristeza a Coyoacán con mi mejor amiga. Estabamos tomándonos una ginebra muy tranquilas cuando de pronto lo vi. En la calle del frente estaba Psycho-Jesus. No lo veía desde aquella fatídica segunda cita y ahora ahí estaba. En la ciudad de 20 millones de personas y yo me lo encuentro. Y me lo encuentro justo después de escribir sobre él.

Como pasaba con Voldemort.

Así que para continuar invocando mi mala suerte, hoy escribiré la historia de Voldemort.

Voldemort por supuesto no se llamaba Lord Voldemort, tenía un nombre, un nombre bonito incluso, pero dado que cada vez que contaba su historia, en menos de una semana me lo encontraba, mi mejor amiga de la universidad lo rebautizó Voldemor, El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.

Pero este es el final de la historia. A Voldemort lo conocí en mi segundo semestre de universidad. Un semestre fatídico en el que terminé con mi novio y lloré todos los días. Todavía estaba en ese período, cuando un viernes asistí a una reunión del periódico universitario del que hacia parte. Como invitado especial estaba Voldemort quién era un estudiante de noveno semestre de otra universidad. Diseñador gráfico o algo así. No era bonito. Yo no me fijé en él porque desde que había terminado con Novio-número-dos, yo no me fijaba en nadie. Yo sólo lloraba.

Pero aparentemente él si se fijó en mi. Y ese día me invitó casualmente a ir a cine con él y otros del periódico. Yo decliné la oferta sin pensarlo porque ya tenía plan. Una semana más tarde me encontré con él en frente de un ascensor de la universidad. Me dijo que le alegraba verme y que me estaba buscando. Que si quería salir con él. Yo había hecho planes con un amigo pero no eran definitivos. Así que quedamos en que me llamaría más tarde y cuadrabamos para vernos. Mi amigo llamó un rato más tarde y propuso que cambiaramos la salida para el día siguiente. Yo acepté feliz pensando que tendría mi date tranquila.

Voldemort llegó ese viernes a mi casa y me llevó a uno de los sitios a los que mi ex solía llevarme. Pero esto no me generó tristeza. Yo estaba tan contenta con Voldemort que ni me acordé del ex. Hablamos y hablamos. Era inteligente y había hecho muchas cosas. Había sido locutor de radio, hacia el diseño gráfico de la revista Shock y yo ya no me acuerdo que más cosas. Yo que tengo mi delirio por los pilos quedé matada. Salimos del bar y volvimos a mi casa donde nos quedamos hablando hasta las 4 de la mañana. Hubo un abrazo largo a la despedida y yo esa noche me dormí con una sonrisa.

El sábado amanecí contenta. Me llamó pero sabía que yo estaba ocupada así que me invitó a tomar onces el domingo. Acordamos mi casa y yo quede contenta. El domingo me cambié varias veces y ni me acordé de mi ex. Hablamos largamente. Recuerdo que hizo una analogía entre el portero de fútbol y la red que yo no entendí del todo pero era sobre como nos estabamos enredando el uno en el otro (súper porno barato... que oso). Y entonces nos dimos un beso, que pasaría a mi historia personal como uno de los peores de mi vida.

Además de un evidente falta de química y de la pésima técnica de su parte, yo contribuí a dañar el beso ya que me acordé de mi ex y me sentí culpable (siempre he sido estúpidamente fiel). Le di un abrazo y lo despaché de mi casa entendiendo que había ido demasiado rápido. Le lloré a mi mamá quién me tranquilizó diciendome que era un date casual, que no tenía que preocuparme y que además, no tenía motivos para sentirme culpable ya que yo estaba soltera.

Al día siguiente con un fuerte sentimiento de culpabilidad decidí evitar toda la situación escondiéndome en la casa de mi mejor amiga de la universidad. Rentamos un par de películas y me quedé en su casa hasta las 9 y media de la noche. Llegué a mi casa mucho más tranquila y sintiéndome menos culpable. En el momento en que abrí la puerta oí a mi mamá decir que yo todavía no había llegado pero que en cuanto llegara me avisaba. Subí y le pregunté quién era: Voldemort, quién ha llamado 4 veces desde que yo llegué y otras 5 a lo largo del día. Nueve veces en un día???? No tenía mucho sentido.

Así que marqué el número que mi mamá, mi abuelo y mi empleada habían anotado en diferentes papelitos. Contestó una voz femenina:

- Buenas noches, Voldemort por favor?
- De parte de quién?
- De Lina
- Ay Hola Lina, habla la mamá de Voldemort, que rico oirte. Mira él se acaba de sentar a cenar pero apenas termine yo le digo que te marque.
- Ehh este, bueno si. Gracias.
- No te preocupes, Voldemortcito (efectivamente ella añadió un cito al nombre de su hijito) seguro te llama, de todas formas espero verte por aquí muy pronto porque tengo muchas ganas de conocerte. Que rico oirte.
- Ehh ahh si, lo mismo. gracias. Hasta luego.

Ah?? En nuestras únicas dos dates, Voldemort y yo jamás habíamos tocado el tema de la mamá. Por todo lo que yo sabía, a él lo habían criado los lobos. Y ahora su mamá sabía todo de mí, le parecía rico oirme y esperaba verme pronto en la casa. Colgué absolutamente espantada y llamé a una amiga. Mientras tratábamos de descifrar a este personaje que aparentemente llevaba tanto tiempo solo que bastaba un beso para que la mamá fuera feliz, sonó la otra línea.

Era él. Le colgué a mi amiga y empecé a hablar con Voldemortcito. Su primera pregunta fue que en dónde estaba yo a las 10 de la mañana. Pues en la universidad (tenía 18 años, en dónde más iba a estar un lunes a las 10 am?). Ahh, es que quería verte y fui por los lados de tu casa, pero me dijeron que no estabas. La conversación siguió con más o menos normalidad hasta que dijo algo sobre como tenía muchas ganas de darme besos como si fuera un vámpirito (si... dijo vámpirito, a lo mejor es el hijo perdido de Uribe). Y yo ahí no pude. Yo que seguía sintiéndome culpable y espantada por tan mal beso, decidí que había que frenar las cosas.

- Mira Voldemort, yo te dije que acabo de terminar una relación muy seria y que este no es mi mejor momento. Yo quisiera que fueramos un poco más despacio.
- ¿Más despacio?
- Si, yo no quiero hacerte daño y siento que tu vas muy rápido.
- Ay... yo no quería que lo nuestro se acabara tan pronto!

Lo nuestro??? Acaso Voldemort era una niña de la era Victoriana? Un beso no es una relación, no es un lo nuestro!

Colgamos, él triste, yo aterrorizada de pensar que este era el mundo del dating. Como siempre, muy pronto estaba riendome de tan bizarro encuentro y contándolo. Y así se construyó el mito de Voldemort. Cada vez que lo conté, en el plazo de una semana me lo encontré. Esta vez no sé qué sucederá. Ya no estoy en Colombia. Pero juro que si luego de publicar esto, me encuentro con él en México le pongo una orden de caución.



miércoles, 16 de septiembre de 2009

"Opposites attract, but that doesn't mean they work out"

Hace 12 años y 12 días exáctamente, me cuadré por primera vez. En términos mexicanos, hace 12 años y 12 días empecé a andar con mi primer novio. 4 de septiembre de 1997. Todavía me acuerdo de la fecha, la escena y por supuesto del personaje.

C era un niño completamente diferente a mí. Dedicado a los deportes (me arrastró a numerosas prácticas de aikido y a una ceremonia donde le dieron un cinturon amarillo), no leía un libro ni por equivocación, bueno en las matemáticas y convencido que las clases de historia era una pérdida de tiempo. Le gustaba Jackie Chan y trató muchas veces de convencerme de ver Masacre en el barrio chino (puedo decir con orgullo que no lo logré y al día de hoy todavía no la he visto). En cambio me obligóa ver esa tragedia cinematográfica llamada La Colonia con Dennis Rodman intentando actuar. Peleabamos por todo. No lograbamos encontrar puntos en común. Pero me atraía. Mucho. Hay muchos motivos acerca de porqué duré 1 año y 8 meses con este personaje pero hoy no se trata de discutir eso.

Se trata de por qué 12 años y 12 días después a mí me siguen encantando los opuestos. En mi historial sólo ha habido un novio similar a mí y el resultado fue catastrófico. Nos gustaban las mismas películas, libros, sitios para ir, restaurantes, etc. y pronto olvidamos las razones por las cuales era una buena idea salir con más gente, hacer cosas sin el otro y tener una vida propia. De nuevo, hubo muchas más razones por las cuales la relación se terminó pero el mimetizarnos fue una de las más importantes. Así que el siguiente novio que con el siguiente novio que busqué era nuevamente un opuesto. Católico, familiar, de padres felizmente casados, con una visión del mundo totalmente distinta a la mía. Y aunque aprendimos sobre qué temas podíamos discutir sin odiarnos, hasta el final gran parte de su atractivo era el mundo tan distinto en el que él vivía.

Y los años pasan y yo sigo en las mismas. Me encuentro a mí misma saliendo con personajes con los que no tengo nada (o muy poco) en común. Mi psicóloga dice que esto es positivo. Y tal vez lo sea. A mi me gusta estar con personas que me abren el universo, que me ayudan a ver cosas distintas, que me enseñan sobre cosas en las cuales yo nunca me interesaría... Pero de vez en cuando... anhelo compartir lo que me gusta, mi visión del mundo, sin tener que estar en interminables debates y discusiones.