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lunes, 6 de agosto de 2012

Tres cosas felices

Hace un mes y 4 días estaba perdiendo el tiempo en Facebook cuando me encontré, en el perfil de Solterica, un link a un artículo donde una vieja hablaba de un experimento donde por una semana (que mi cerebro leyó un mes... pero en otra entrada exploraré mi continúa falta de atención hacia ciertas cosas) uno debía escribir three good things (que efectivamente como dice el artículo suena menos tonto en inglés que en español) que le hayan pasado a uno en el día. 

La idea del experimento es: "crear un patrón cognitivo en nuestro cerebro, que se mantiene durante un periodo de tiempo, aún cuando estamos realizando otras actividades. En el libro “The Happiness Advantage”, Shawn Achor propone que, mediante la práctica repetida de un ejercicio, nos aprovechemos de este efecto y condicionemos a nuestro cerebro para focalizarse de manera inconsciente en lo positivo. Esto no modificará nuestra realidad, pero sí la manera en que la percibimos"

Y yo decidí que podía ser una buena idea. Finalmente ya sabemos que a mí se me da súper bien eso del pesimismo. Para mí es súper fácil pensar en las cosas malas. Pero a veces se convierte en todo un reto pensar en las buenas.

Así que desde hace un mes y cuatro días, todas las noches, alrededor de las nueve, en mi celular suena la alarma para recordarme que debo anotar Tres cosas felices (que me sonó un poco mejor que las tres cosas buenas).

Debo decir que no he llegado al punto de la autora donde "me encuentro a mí misma pensando “no puedo creer que haya cogido este autobús a tiempo"“es increíble que haya dejado de llover justo cuando salíamos”, “hemos dado con el sitio perfecto para comer”.

Pero ha habido un cambio importante... y es que cada noche, sin importar si ha sido un día muy bueno o uno de mierda... encuentro que al menos 3 cosas buenas me pasaron. Ha habido días donde es muy difícil pensar en esas tres cosas buenas, días como hoy que fueron una porquería y donde la lista de cosas malas sería larguísima. Pero siempre logro encontrar tres cosas buenas. 

Y al ver este mes de anotaciones, encuentro cosas que ya sé. 

Así, por ejemplo, es clarísimo lo que tanto le molestaba a Mr. M y es que para mí las personas son súper importantes. Las conversaciones en el trayecto de regreso con Adriof, los mails de Pollo, los chateos con Adri y mis amigas de Colombia, los encuentros con Mariana.... todos son motivos de alegría. 

Pero en igual medida mis espacios propios lo son... las idas a comer by myself donde me reconecto y respiro, las horas de lectura, las idas al gimnasio, los momentos dedicados a escribir... todos esos momentos han sido increíblemente importantes.  

Y también se evidencia que Ginebra llegó a mi vida para hacerme feliz. Los arrunches y siestas con ella entran en la lista con bastante frecuencia. De igual forma queda claro que a mí me encanta el cine. Sin importar si son películas trascendentales o el espacio para escaparme de la realidad cuando la oficina me está enloqueciendo... todas son motivo de inclusión en la lista diaria. 


El experimento también me permitió ver cosas que no me esperaba, cómo que la comida juega un papel importante para mí... y que disfruto de esos momentos cuando me como una toronja particularmente rica o me sorprendo al descubrir que el sánduche que yo creía iba a estar espantoso, en realidad estaba delicioso. 

No sé si me estoy condicionando a "focalizarme en lo positivo", estoy segura de que no me estoy convirtiendo en un teletubbie que cree que todo es maravilloso. Pero estoy aprendiendo que incluso en los días más malos... hay algo bueno. Y esa es una gran lección. 

Así que aquí dejo mi lista de hoy: 

1. Chismosear con Adri en el trayecto a la oficina 
2. Té de rosas mientras escribo
3. The Fratellis para quitarme el mal genio


miércoles, 13 de junio de 2012

Palabras que empiezan por N....

En estos años de soltería permanente de tanto en tanto yo me encontraba en situaciones donde la cosa como que estaba fluyendo muy bien. Llamadas constantes con el susodicho en turno, sensación de que todo fluye y mi corazón latiendo de más. Entonces yo me hacía el pajazo mental / chaqueta mental de: "el título es lo de menos, lo que importa es lo que somos" y entonces me protegía de tener la horrible conversación de: "¿y tu y yo qué somos?". 

El problema de fondo, claro, era que yo tenía pánico de que si trataba de formalizar la cosa, el personaje en cuestión iba a salir corriendo y yo de nuevo me iba a quedar sola como un hongo. Entonces no preguntaba nada, no decía nada y cuando la cosa se terminaba, yo me quedaba con la duda espantosa de "¿y yo para este tipo qué fui?". Para rematar tengo la certeza de que en la mayoría de los casos, estos tipos nunca supieron lo importantes que fueron para mí. 

Todo por la auto-mentira de "El título es lo de menos". 

Y entonces llegó uno donde claramente era cierto que el título es lo de menos. Porque la cosa es bastante obvia cuando uno llega al punto con el personaje donde se ha acordado exclusividad, donde los papás saben que uno existe (y para más datos que soy colombiana y que me llamo Lina), donde nos llamamos 25 veces al día, es obvio que pasaremos el fin de semana juntos y los amigos me consideran la Chica de Mr. M. 

Solo cuando fue tan claro que no se requería un título, yo necesité el título. Una amiga dice que es proque realmente me importa. Yo no sé si es solo por eso o porque con tanta cosa que en un inicio dejamos de decir, a mí me quedó la incertidumbre de exáctamente qué carajos soy para este hombre. Y cuando, de la peor manera, trataba de preguntarlo, su respuesta era que yo era su chica. 

Pero resulta que para mí chica es distinto a Novia. Entonces quién sabe cuánto tiempo él pasó siendo mi novio y yo estuve saliendo con alguien muy en serio. 

Pero bueno. Al menos ya me armé de valor, rompí mis traumas y dije que para mí era importante el título. Y una vez superamos el choque cultural que a él le produjo no entender yo por qué no tenía claro que el título ahí estaba... obtuve el título con grandes mariposas. 

Ahora será cuestión de seguir hablando.



miércoles, 4 de enero de 2012

Lo divertido de lo light

Esta ha sido una visita diferente a Colombia. Navidad en Cartagena con mi papá y luego días en Bogotá, los cuales han sido distintos. Adri no esta, mis amigas en su mayoría tampoco, mi tía se fue de viaje al igual que mis primitos así que de repente me encontré con el espacio para hacer otro tipo de planes, hacer otras cosas y ver gente que no veía desde que me fui.

Y en esos reencuentros, reapareció una buena amiga con quién en algún momento de la vida salía mucho en plan de rumba y quién en su momento me presentó a JC con quién siempre me divertí pero con quién la cosa nunca terminó de cuajar. Salimos un tiempito pero la cosa al final no funcionó. A JC lo quiero porque me trae recuerdos muy chéveres y aunque nunca encajamos, es alguien con quien pasé muy rico y es una buena historia para recordar. Así que una noche en esta visita, de repente estuve rumbeando con ellos, reviviendo una muy buena época de mi vida. Y claro, la química seguía ahí y la atracción también. Así que dejé que las cosas fluyeran y recordé lo divertido que es tener un romance light.

Con JC nada va a ser serio. No vamos a sentir grandes cosas el uno por el otro, no nos vamos a enamorar ni sentiremos una enorme conexión que genere fuertes sentimientos y me haga terminar en conversaciones hartísimas como las que tuve con Possibility-Boy. No lo haremos porque no es lo que somos y porque además, no tenemos el tiempo de que pase nada distinto a un par de salidas divertidas, coquetas y absolutamente lights.

Luego de un año donde una vez se abrió mi corazón, los personajes que aparecieron, generaron profundas e intensas emociones, las cuales estoy feliz de saber que puedo sentir... es maravilloso también tener unas vacaciones de tanta intensidad y simplemente encontrar a alguien con quién me río, a quién puedo molestar en español (y aún mejor... en colombiano!), rumbear como hace mucho no hacia, quedarme hasta las 4 de la mañana echando lora (de nuevo, soy feliz de hablar en colombiano) y tener un romance veraniego, sin dramas, y sobre todo, sin conversaciones sobre lo que somos y no somos ni reflexiones sobre lo que pasará más adelante. Aquí todo es light, chévere y extremadamente divertido.

Y por eso, esta noche, estoy muy feliz.


*** El universo no deja de querer demostrarme que la vida es irónica, que Bogotá es un pueblo donde todo el mundo conoce a todo el mundo y me encontré sabiendo cosas fuertes sobre el Ex... quién se lo hubiera imaginado.