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viernes, 10 de abril de 2015

¿Y ya viven juntos?

Uno de mis caballitos de batalla con el Sr Gelatina era que yo quería que eventualmente nos fuéramos a vivir juntos. Y él (por supuesto) no quería. Y yo (por supuesto) no entendía por qué. Esto era un motivo de frustración y miedo en la relación porque era claro que iba a llegar el día en que yo no aguantaría más que no viviéramos juntos y la cosa ya no iba a funcionar. 

Un día le conté a la psicóloga el tema y le lloré que yo qué hacía si él no quería que viviéramos juntos y ella me preguntó que cuáles eran mis motivos para irme a vivir con él. Y uno esperaría que dado que eso era tan importante para mí que yo tuviera mi lista de motivos perfectamente clara... pero pues no. En realidad entre más lo pensaba, menos ganas me daban de vivir con él. 

Resulta que soy un ser increíblemente independiente y la idea de volver a convivir con otro ser humano en realidad me resulta aterradora. A mí me encanta pasar tiempo con él pero yo he descubierto que la gente me desgasta y que recupero mi energía cuando estoy sola. Valoro profundamente los días en que salgo de trabajar, camino hasta mi casa y luego llego a encerrarme y no hablar con nadie. 

Por otra parte, esta el hecho de que aún cuando somos muy parecidos y vivimos la vida de forma muy similar, hay algunos detalles donde somos muy diferentes y que en una convivencia nos generarían conflicto. Por ejemplo, no tenemos los mismos horarios y nuestros estándares de desorden difieren. Y honestamente no tengo ningún deseo de empezar a pelear porque me despertó para irse a trabajar o porque la cocina esta sucia. 

Y ante todo hay un tema... algo que yo disfruto mucho es el hecho de que cada vez que nos vemos es porque queremos, porque hay un motivo así sea simplemente echarnos a ver televisión. Algo que oigo mucho de las parejas que viven juntas es el "nos levantamos, corremos, salimos a trabajar y por la noche llegamos a dormir entonces casi que ni hablamos". A nosotros no nos pasa eso. Buscamos que los espacios que tenemos sean de calidad y que nos dediquemos el uno al otro. A pasarla rico y hacer lo que nos gusta. Y viendo en términos de cantidad, la verdad es que sí nos vemos muchísimo y hay una convivencia permanente. 

Sé que me estoy perdiendo de cosas que solo surgen cuando uno vive con la otra persona. Y a lo mejor llegue el día en que las necesite por encima de las que tengo hoy. Pero al menos en este momento, me encanta nuestra dinámica y la forma en que nos relacionamos. Creo que parte del éxito de mi relación es precisamente que cada uno tiene su espacio y su libertad. 

Pero eso no es algo tan fácil de entender para el mundo. Así como con el hecho de no querer tener hijos, no querer vivir con él me hace a veces un bicho raro. Y entiendo el conflicto, finalmente yo lo tuve mucho tiempo y mi monja interior me gritaba histérica que si ya no quería casarme y no quería reproducirme que al menos por favor fuera tan decente de vivir en pecado. Pero pues no. No siento que sea para mí y menos para nosotros. 

Y entonces vuelvo a tener que explicar cosas que no debería. Vuelvo a sentir que odio vivir en una sociedad tan cerrada a otras formas de vivir y de amar. No solo hay que casarse con alguien del otro sexo y tener hijitos, además hay que vivir en la misma casa, dormir en la misma cama, visitar a los suegros todas las semanas, no estar nunca con nadie más y vivir felices el resto de la vida. Y pues resulta que esto no le funciona a todo el mundo. 

Hay días en que me siento sola porque vivo rodeada de parejas mucho más tradicionales. Pero sé que hay un mundo entero de personas que eligen vivir su vida de forma diferente. Fui muy feliz oyendo un podcast sobre poliamor, no porque sea algo que yo quiera hacer en mi vida, sino porque me recordó que hay muchas personas que aman bajo sus propios estándares y reglas. 

Como yo. 











viernes, 25 de enero de 2013

¿Dónde puedo comprar un poco de paciencia?

Yo soy muchas cosas. Pero una de las que definitivamente NO soy es paciente. Una forma sencilla de torturarme es ponerme a esperar. Con el paso de los años he creado mecanismos para ayudarme con el tema. 

Así cuando sé que me voy a enfrentar a una situación donde pasaré horas esperando que me atiendan - digan ustedes cuando voy a Migración - voy armada de buenos libros, podcasts y zapatos cómodos para hacerme más fácil la vida. El celular es el que me salva cuando estoy atrapada en el tráfico y tengo que ser paciente mientras llego a donde sea que voy. Y así, tengo pequeños mecanismos para no enloquecerme más de lo debido. 

Pero esas situaciones son relativamente aceptables. Porque son cortas. Por más que sienta que son horas eternas en Migración, al final nunca son más de 6. Y por más que el tráfico de esta ciudad sea horrible, jamás ha pasado que al final no llegué a donde iba. 

Pero hay otras situaciones donde uno no puede consolarse pensando que en 8 personas más me atienden. Básicamente hay situaciones donde uno no tiene la más mínima idea de cuándo va a pasar lo que uno esta esperando. En teoría ahí es cuando hay que tener paciencia. 

Y ahí es que me cuesta todo el trabajo del mundo ser paciente. Ahí es donde empiezo a desesperarme y a querer adelantarme en una fila que no existe para preguntarle a una señorita imaginaria qué cuando es que me van a atender. 

Las últimas semanas he estado hípersensible. Llorando por comerciales de papel higiénico sin que pueda remediarlo. Y desesperada hasta decir no más porque ya quiero que todo sea como yo quiero. Pero YA. Nada de que más tarde, que ahorita, que mañana. No. Quiero que sea YA. 

Y resulta que no se puede. Que tengo que ser paciente, hacer las cosas bien y confiar en que pronto sucederá lo que estoy esperando. Pero no hay forma de saber siquiera si sucederá. Entonces me emputo y como estoy sensible me dan ganas de llorar. Y de mandar el mundo a la mierda. 

Claro, la ley de Murphy no ayuda y entonces se suman motivos de impaciencia: que el uno no actúa como quiero y que lo único que puedo hacer es ser paciente y esperar a ver si la cosa retoma el rumbo; que puede que mi rutina laboral cambie pero que hay que esperar; que todo puede mejorar con un correo pero nada que lo mandan así que de nuevo solo puedo esperar a que la persona escriba.... 

Así que estoy jodida. Al menos ya no estoy hípersensible así que podré volver a ver televisión sin miedo a que el infomercial de brassieres mágicos me haga llorar. 




jueves, 16 de agosto de 2012

La sorpresa y el shock...

Hoy mientras volvía de la oficina, oí mi podcast favorito This American Life de NPR. De repente contaron que David Rackoff, uno de los colaboradores, había muerto. Aparentemente de una enfermedad grave. Ira Glass comentó que no era una sorpresa que hubiera fallecido, but somehow there was the schock that he is gone

We knew that his dead was coming, for months he's been saying he wouldn't live past August, so none of this is any surprise. But as anybody knows who has been through this situation, even when you know its coming it's still somehow a shock when it actually happens. It's a shock that he is gone. 

Y yo me quedé pensando cuan cierto es esto. 

Recientemente se murió la abuela de Adri. Abuelita tenía 105 años, así que se podría decir que su muerte no fue una sorpresa. Pero igual esta el shock de saber que ya no esta. 

Y es que ese es el gran problema de la muerte. Incluso cuando son muertes que uno sabe que están en camino, ya sea por vejez o por enfermedad... uno no puede dejar de sorprenderse con el hecho de que la vida propia, ahora es sin esa otra persona. 

Y mientras escribo estas palabras empiezo a comprender porqué para Mr. M (sí... de nuevo ronda mi cerebro.. qué le hacemos, aparentemente aún estoy haciendo la autopsia como diría Gabidearest) la muerte era un tema tan poco profundo y tan ajeno. Era algo que me generaba una gran confusión... ¿cómo era que me decía que él no armaba tanto drama con el tema? En su momento yo lo atribuí al hecho de que nadie realmente cercano se le había muerto. 

Pero ahora... ahora pienso que el tema va más allá de lo circunstancial. Y vuelve a ser la gran diferencia... para mí las personas siempre van a ser increíblemente importantes. Para él no. Y en esa medida... las muertes de las personas que quiero y son importantes para mí, siempre van a alterar mi vida, siempre van a dejar un hueco. 

Así por ejemplo, la ida de Abuelita me generó una gran tristeza y no pude evitar preguntarme cómo será la próxima vez que vaya a la casa Gómez y encuentre que ella ya no esta. Ella que siempre sonreía, la que cuando en la fiesta de sus 100 años le pregunté que cómo estaba me dijo "pues aparentemente he vivido muchísimo, mijita", la que en año nuevo siempre se tomaba más vinos de los que un médico consideraría prudente (pero si después de los 100 uno no se puede tomar los vinos que quiera... entonces cuándo?), la que agarraba mi mano cuando Adri le recordaba que yo era Li, su amiga de siempre. 

Ella ya no va a estar... y hoy no puedo dejar de sentir the shock, that she is gone. 

*** y no... hoy no voy a escribir cómo la muerte de mi abuelo fue la sorpresa más grande, porque hoy no quiero sentir esa tristeza. Así que me voy a poner un tapón emocional y me iré a dormir. 


GEORGE: "I... I don't know how to exist in a world where my dad doesn't."
CRISTINA: "Yeah, that never really changes."


viernes, 17 de junio de 2011

¿Adiós?

Hoy fui por un café con Lu quién como siempre con una gran dosis de cariño e inteligencia me abrazó, oyó, habló y me puso a pensar. Dijo cosas que yo ya sabía. Yo sé que es hora de dejar la tristeza atrás, de enterrar su ausencia y decirle adiós. Y lo obvio para decir a continuación es la excusa: "sin embargo, es muy difícil". Y sí. Es claro que es muy difícil dejarlo atrás. Aceptar que se fue y que eligió no estar conmigo.

Sé que en la medida de lo posible estoy haciendo bien las cosas por fuera. Esto significa que en términos prácticos, he seguido con mi vida: voy al trabajo, hago chistes, voy al gimnasio, oigo mis podcasts, voy al mercado, escribo por encima de todas las cosas y cumplo con lo que debo. Pero por dentro el proceso ha sido más lento, profundamente más triste y, debo aceptar, mucho más patético. Sigo esperando que él responda aquel último correo así ya no haya nada más que decir entre nosotros, sigo viendo con tristeza su perfil en Facebook con la esperanza de encontrar un mensaje en clave para mí, sigo cerrando los ojos y reviviendo esos días de felicidad tan intensa. Y ante todo, sigo siendo impotente ante la esperanza. Mi corazón no deja de soñar con escenarios donde algún día, de la nada, él aparece frente a mí, con su corazón resuelto y la decisión de estar conmigo. Pero no puedo seguir así. Tengo que alinear lo interno con lo externo. Tengo que frenar la esperanza y soltarlo. Dejarlo ir.

Hoy leí algo que podría ser esto: "Protégete y confia en ti, porque al fin y al cabo, todas las personas quieren algo de ti o quieren que hagas algo por ellos, o quizá quieren hacerte ser algo que no eres. Tu única responsabilidad eres tu mismo". Y entonces recordé cuánto tiempo pasé hablándole de lo importante que era su felicidad y bienestar. Con un amor desinteresado, que no sabía podía sentir, acepté que para él eso significaba irse. Y ahora, es momento de dejar de pensar en él, en su felicidad y en las decisiones que pudo y podría tomar, pero que no pasarán. Ahora, toca recordar que lo que importa es protegerme a mí misma, confiar en mí y reconocer que mi única responsabilidad soy yo misma. Y para volver a estar bien, debo dejarlo ir. Necesito entonces dejar de tener esperanza. Debo ser disciplinada y obligarme a no soñar, a no anhelar, a controlar la historia que mi cerebro quiere escribir acerca de nosotros, esa donde él regresa, me abraza y todo deja de sentirse gris. No puedo hacerlo más.

Espero lograrlo pronto.



viernes, 27 de mayo de 2011

Going through the motions

Y entonces suena el despertador. Y tu no quieres abrir los ojos. Sigues exhausta y la idea de empezar otro día parece ridícula. Pero no hay nada que hacer. Abres los ojos y confirmas que el otro lado de la cama esta vacío, y cuando te das cuenta que seguirá estando vacío no puedes evitar llorar. Te atragantas las lágrimas y te levantas, haces el desayuno haciendo un esfuerzo monumental por evitar recordar como hace tan solo dos días, le estabas preparando exáctamente el mismo desayuno. Piensas que es momento de cambiar de menú pero el refrigerador esta vacío y solo hay la opción de siempre. Prendes la tele para anesteciarte y tratas de concentrarte en la serie gringa que tantas veces has visto. Te bañas y te vistes y de repente te encuentras soñando con la posibilidad de encontrarte un día en Los Ángeles, ir a una librería y topártelo mientras revisas la sección de libros de niños. Te permites un momento para soñar con lo que sería abrazarlo y luego recuerdas que no tienes derecho a esa esperanza, que no va a pasar, que la decisión esta tomada y que no hay nada que puedas hacer, así que le subes el volumen a la tele, te terminas de vestir y sales de tu casa. Evitas recordar los chistes que hizo sobre tu puerta y te montas en la bici. Pedaleas y recorres el camino de siempre, te sorprendes de que todo sigue igual, que el ejercicio se siente igual pero es como si tu no estuvieras realmente ahí. Te subes en un bus lleno de gente y pones un podcast, mala idea: Ira Glass habla de parejas que iniciaron su camino cuando alguno estaba con otra persona, menciona como esas parejas usan frases como "overcome obstacles" y "bumpy road to happiness", revisas y te das cuenta que el nombre del episodio es Infidelity. Te secas una lágrimas y pasas a oir How Con-Artists work y te concentras en aprender sobre engaños, timos y fraudes. Llegas a la oficina, hablas de trabajo, envías correos y haces llamadas. Te esfuerzas con cada parte de tu ser para concentrarte y hacer bien las cosas. Por simplemente no sentir. Oyes una y otra vez Keep Breathing, tratando de sentirte mejor. No sirve. Abres el Facebook sin estar segura de que es una buena idea, aparece su foto y su status diciendo que ya llegó. Por un momento sientes que no puedes respirar, pides ayuda para aprender a sacar a alguien de tu NewsFeed. Lo escondes y sabes que eventualmente lo mejor será bloquearlo. Pero sabes que aún no estás lista. Te vas a tu perfil y piensas que deberías destaggearte de la foto en la que sales con él. Recuerdas el momento de la foto y de como para ese momento de la noche ya te había dado el primer beso. Sonríes y lloras al mismo tiempo. Regresas a las cosas de trabajo. Recuerdas que no has pagado tu celular, imprimes la factura, vas a Telcel y al regreso decides parar por un té. Entras al Cielito y recuerdas la frase de Carrie: "After a break-up, certain street, locations, even times of day are off-limits. The city becomes a deserted battlefield, loaded with emotional landmines. You have to be very careful where you step or you could be blown to pieces" Te esfuerzas por no mirar la silla donde el miércoles estaba sentado esperándote. Por no ver el lugar donde te abrazo mientras conocía a tu amiga y en voz baja te decía que te amaba. Agarras tu té y sales corriendo mientras decides que no volverás a ir sola a ese lugar. No puedes evitar recordar la sensación de su mano consintiendo la tuya, más lágrimas caen. Regresas a la oficina y tratas de ocultar tu tristeza, de fingir que solo es cansancio lo que tienes. Decides que al medio día irás a cine, a ver si por dos horas puedes volver a anesteciarte y olvidarte que ya se fue. Y sigues, porque no hay nada más que hacer, porque es lo único que se puede hacer. Seguir.

jueves, 21 de octubre de 2010

3X8 = 24


El otro día estaba oyendo uno de mis podcast favoritos, How Stuff Works y hablaban de unos científicos miedosisimos que buscan lograr que la gente requiera menos horas de sueño para funcionar. Al parecer para estos individuos si la humanidad sólo requiriera dormir 1 o 2 horas diarias tendríamos mucho más tiempo para alcanzar nuestros objetivos. Por mi parte estoy absolutamente en contra, primero porque a mí en lo eprsonal me fascina dormir y segundo, porque estoy convencida que las horas extras que adquiriríamos no las usaríamos para estar con nuestras familias, ir a cine, visitar museos, bailar, pasear al perro, etc. Las usaríamos para trabajar. Porque (y díganme ñoña) eso es lo que fomenta la sociedad en la que vivimos.

Entonces en el podcast explicaron que en un principio se había ideado que se trabajaban 8 horas diarias para tener 8 horas de dormir (lo que se requiere) y otras 8 para tener una vida. Y no he podido dejar de pensar en eso. Últimamente me parece que me levanto, voy a trabajar, trabajo, me devuelvo, veo tele un rato y me duermo. Claramente hay días en los que voy al gimnasio, salgo con mis amigos y hago otras cosas... pero 8 horas diarias de vida? no siento que las tenga.

Veamos.

  • Me levanto una hora antes de salir a mi casa, tiempo que paso arreglándome y desayunando. Supongo que eso es tiempo para mí (lo cual no es igual a tiempo para hacer cosas que realmente me gusten o aporten). Algunos días voy al gimnasio y eso sí es tiempo para mí.
  • Trabajo de 9 a 7 y tengo 1.5 horas de comida (que no siempre tomo... muchas veces como corriendo o frente a la compu), eso son: 8.5 horas diarias.
  • Por las mañanas me tardo en promedio 1 hora llegando a la oficina, tiempo que uso para oir mis podcasts así que lo tomaré como tiempo para mí.
  • Por las tardes me tardo también 1 hora de regreso y aunque podría decir que es tiempo para mí, la verdad es más tiempo muerto que otra cosa.
  • Llego a mi casa alrededor de las 8 de la noche y tiendo a dormirme a las 11. Eso son 3 horas que uso para ver tele, hablar con mi mamá, salir con mis amigos, ir al gimnasio, etc.
  • Luego duermo. Y en general si duermo las 8 horas que en teoría debo dormir.
Así parece que los días en que no me tomo mi hora de comida completa, sólo tengo 5 horas para mí (y eso incluye la hora en que me levanto, baño, visto, etc). Por tanto, creo que es hora de empezar a valorar ese tiempo, a respetarlo un poco más y a utilizar mejor el tiempo cuando llego a mi casa.

Siempre he luchado por mis espacios y mis tiempos, debo continuar haciéndolo. La vida nunca es sólo un componente, son muchos. Trabajo, amigos, familia, hobbies, amor, tonterías varias, etc. Y yo necesito continuar cuidando el espacio que tengo para mí.

viernes, 30 de octubre de 2009

Mi lista de canciones...

Mi nuevo podcast favorito se llama Celebrity Playlist Podcast y es lo máximo. Cada semana, un artista diferente hace su lista de canciones y explican por qué les gustan. Y dado que hoy es viernes, que me mojé y quedecidí quedarme en mi casa, voy a hacer mi lista. No seré una Celebrity, pero espero que a alguien le divierta.

1. Norah Jones - I'll be your baby tonight: dado que no sabía cómo empezar la lista, empecemos con la que estoy oyendo en este instante y que debo decir, es la primera vez que la oigo. Me gusta.

2. Pink de Aerosmith: porque me trae muchos recuerdos, del ex, del ex-trabajo... de cantarla a gritos y reirme.

3. Amy Winehouse - Monkey Man: porque siempre que la oigo me pone de buen humor y me dan ganas de cantar. La conocí estando en México pero estoy segura que sería una gran canción para oir manejando.


4. Aselin Debison - Cat in the sun: porque la tengo que recordar. porque es lo que tengo que ser.

5. Kelly Clarkson - Breakaway: es una de esas canciones que parecen hechas para mí... suelo cantarla feliz entre la ducha y hace que sonria.

6. Falling Slowly de la película Once: porque es una de las canciones más bonitas que he oido de una de las películas que más me han gustado este año.

7. The Señors of Marseille - The Coolest Girl In New York: la canción que me llevé a Nueva York cuando fui este año.

8. Invisible City de The Wallflowers, porque tiene una de mis frases preferidas de tristeza: "This heart is on wheels tonight"


9.
Moon River cantada por Audrey Hepburn: no hay nada más bonito. Además, me acuerda de uno de los niños a los que más quiero en la vida...

10. Jamaica Farewell - Harry Belafonte: canción de infancia que me acuerda de mi abuelo, de mi casa en Funza y de estar feliz con mi familia.

11. She - Elvis Costello, la segunda canción más bonita que me han dedicado.

12. Woman de John Lennon... la canción más bonita que me han dedicado.

13. Bacilos - Por qué brillamos... porque me acuerda de las posibilidades que hay en la vida, me acuerda de alguien a quien perdí y reencontré... y eso siempre es bonito.


14. A pesar de que no me gusta Alejandro Sanz, A la primera persona, es de las canciones más tristes que he oído y por lo tanto me encanta... además, me trae recuerdos muy felices.

15. Rocio Durcal - Amor eterno: mi canción triste favorita. y como con la anterior, me trae toda clase de recuerdos felices.

16. De The Barenaked Ladies: If I had a million dollars, Elf's Lament, The Big Bang Theory y Be my Yoko Ono porque me encantan las canciones que me dan risa.

17. If I Fell versión película Across the Universe... es hermosa. y suele describirme.

18. Blackbird, de los Beatles... la canté millones de veces en una de las épocas más difíciles de mi vida.

19. Song for the dumped de Ben Folds Five: para cantársela a gritos a alguien algún día! jajajaja

20. Y luego de cantarle a alguien la canción 19, uno se canta a uno mismo Me siento mucho mejor de Charly Garcia.


21. Modern Nature de Sondre Lerche, porque me enseñó que: If things go right, we're meant to be

22. Sinead O'Connor - You Do Something To Me, probablemente mi cover favorite de todos los tiempos.

23. Te espero sentada de Shakira, la oigo y me acuerdo de mí misma cantándola en plena adolescencia…

24. Será cursi y probablemente ni a ella le guste… pero Come on over de Christina Aguilera es de las canciones que me ponen feliz cada vez que la oigo. Me sube el ánimo y me acuerdo de ver el especial de Making the video hace muuuuuuuuchos años y bailando frente a la tele.

25. Olvidarla de Coti Sorokin… comiendo la manzana mi alma sana. La oí todos los días cuando terminé con el Ex.

26. The Impossible Dream cantada por Frank Sinatra… gran canción. Y por fin la puedo oír sin que me duela y no la recuerde con tristeza.

27. Iris de Goo Goo Dolls, otra de esas canciones que me sirvieron para salir de un muy mal momento.

28. Paulina Rubio – Yo no soy esa mujer: porque no lo soy!!!

29. Gwen Stefani - The sweet escape, porque es una maravilla para bailar en la ducha y me acuerda de pollo.

30. De Fito Páez las canciones para ser feliz: Cuestión de actitud, Volver a mí y Buena estrella.

31. One Fine Day cantado por Natalie Merchant… la he llorado muchas, muchas veces.

32. What am I to you de Norah Jones entra en la lista porque desgraciadamente la he cantado muchas veces.

33. Love me tender cantada por Norah Jones porque es otro de mis covers favoritos.

34. Las canciones que quiero cantarle algún día a alguien: I’m yours de Jason Mraz y Everything de Michael Bublé.

35. Matt Costa - Mr. Pitiful porque fue un gran regalo.

36. Aimee Mann - Save me: “Save me From the ranks of the freaks Who suspect they could never love anyone”, tengo que decir algo más???

37. Madeleine Peyroux - Dance Me To The End Of Love, uno de los grandes descubrimientos del año. Para oír tomando vino…

38. Para al día siguiente de oír la 37: Joshua Raddin - The fear you wont fall

39. Julieta Venegas - De Que Me Sirve: Gran canción para el despecho.

40. y también de Julietita Venegas esta Oleada: No quisiera detener, esta oleada que me lleva, a donde, a donde no lo sé, sólo me muevo con ella.

41. Por supuesto 22 de Lilly Allen que todavía me hace llorar un poquito.

42. Si no estoy Aquí de Jeff Frazier, porque es de la peli de mi hermanastra y porque me encanta la letra.

43. La tierra del Olvido de Carlos Vives cuando estoy triste, cuando estoy contenta, cuando estoy nostálgica... y algún día, para cuando me enamore de un colombiano

44. Me enamoro de ella de Juan Luis Guerra... por años y años de amar esta canción y los recuerdos que me trae.

45. Ottis Redding - Sitting by the Dock of the Bay, porque es lo más parecido que tengo a la canción de mis papás... aunque en este caso es la canción de mi mamá y el novio.

46. El Parrandero de Sin ánimo de lucro... por una de las mejores épocas de mi vida.

47. Y para seguir en el mood de rumba, Penas al viento de Sergio Vargas, porque no sólo me trae grandes recuerdos, me anima sino que además, es delicosa para bailar.

48. La del trapito de Fanny Lu (en realidad se llama Te arrepentirás)... cualquier canción que incluya la palabra trapito, inmediatamente me gusta

49. The New Messiah de Philosopher Kings, una de esas herencias que me dejó una relación... gran canción y muy buen grupo.

50. Por supuesto, mi canción: Ruby Tuesday de Rolling Stones, por aquello de:

No one knows
She comes and goes

Don't question why she needs to be so free
She'll tell you it's the only way to be
She just can't be chained
To a life where nothing's gained
And nothing's lost
At such a cost