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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las desgracias de la caballerosidad

"Tu no tienes novio porque no dejas que te paguen la cuenta ni que te abran la puerta". Esas son la clase de cosas que a veces tengo que oír en México y que me dan ganas de agarrar un avión e irme a uno de esos países híper desarrollados donde la equidad de género ya no es un reto. Y hoy que ando intolerante, trasnochada y con el cansancio del año encima... menos puedo aguantarlas. 

Resulta que a mí no me gusta que me paguen todo porque yo tengo un trabajo que me permite gastar en lo que quiero y porque he descubierto que de verdad no hay nada gratis en la vida. Cada peso que gastan en mí, lo pagaré de una u otra forma. Como dijo un amigo, esos hombres, suelen esperar que uno pague su parte de la cena, tan solo que no con dinero. Lo siento pero yo no me prostituyo por un pollo en salsa.

Y en el fondo de la historia esta el tema de siempre. Yo no quiero salir con tipos que esperan que yo les abra las piernas porque ellos me abrieron la puerta. Yo busco alguien con quién hacer equipo, alguien con quién poder enfrentar el mundo de la mano. Como iguales. No un papá que me pague las papas fritas. Yo sí tengo daddy issues, pero no me dan para tanto. 

Ese es uno de los grandes motivos por los cuales estoy en la gelatina en la que estoy. Porque ante todo, es un personaje que me respeta, me considera su igual, me valora por lo que soy y para quién el hecho de que sea mujer no es un factor a la hora de pensar qué tan capaz soy. 

Al final, cuando pienso en mi futuro, yo quiero un hombre seguro de su masculinidad, que no necesite afirmarse como macho alfa anulando mi opinión. Cuando tengo estas discusiones con los machos con los que convivo, siempre sale el argumento de "es por caballerosidad". Pues resulta que yo no soy una princesa del medioevo buscando un caballero. 

Para mí más bonito que me abran la puerta es que les interese mi opinión sobre la vida; yo prefiero pagar mi parte de la cuenta pero ser incluida en las decisiones. No le veo nada de malo a que el tipo no se baje a acompañarme 50 centímetros hasta la puerta de mi casa cuando llegamos. Le veo mucho de malo a que no admiren mi independencia, mi valor y mi obstinación por vivir mi vida como la quiero. 

E incluso si en el mundo en el que vivo se pudieran las dos cosas (el tipo que se baja del carro a abrirme la puerta y que me ve como una par en su vida), esos no son los detalles que a mí me gustan, enamoran o alegran la existencia. 








lunes, 16 de septiembre de 2013

Malditas hormonas

Yo siempre he sido vulnerable a mis hormonas. Una vez al mes como mínimo, amanezco sensible y puedo llegar a llorar viendo un anuncio de televentas. Quisiera que no fuera así, pero lo es. Y aunque trato de cuidarme, de racionalizar las cosas, de decirme que no es tan grave.. Pues la verdad es que son días donde todo me afecta un poco más. 

Si la depresión es el Bell Jar de Sylvia Plath, las hormonas en mi caso son subirle el volumen a las emociones negativas. Porque eso sí, no es que una vez al mes yo pueda reírme con más entusiasmo del que toca. Pero si me emputo con más entusiasmo, la paranoia me convence de que el mundo conspira en mi contra, la ansiedad no me deja dormir y volvemos a que lloro con más facilidad que un bebé. Y no es que todo sea al tiempo. No. Tampoco soy una loca psicópata. Pero si hay un día en el mes en el que yo me pongo brava por nada o lloro por cualquier idiotez, es el día que estoy hormonal. 

Así hoy de malas porque trabajé todo el día en uno de los únicos 3 puentes que hay en este país en vez de andar de paseo. Y tengo más ansiedad de la que debería por temas laborales que al final, ni son mi tema. Y me enfurrusqué más de lo que quiero aceptar cuando me dejaron metida. 

Y me dolió más cuando el personaje en cuestión hizo los chistes que siempre hace. Porque eso es él. El que hace chistes y usa el humor negro para todo. Es un gran componente de su atractivo. Pero hoy no. Hoy me duele, me cansa, me aburre, me frustra y de nuevo, me duele, que todo tenga que ser un chiste negro. Que todo tenga que ser en negativo. Que no pueda decir a nada que sí a la primera. Que le de pánico conocer a mi mamá y se esconda en el miedo. Que hoy no este en mi cama arrunchándome. 

Y sé que mañana amaneceré bien, que me gustará que me haga chistes, entenderé que no conozca a mi mamá y sabré que me hace muy feliz siendo cómo es. Pero nada es perfecto y las cosas que en los días normales no son graves... en estos días hormonales, son pequeñas grandes tragedias que duelen. 


sábado, 17 de agosto de 2013

Atreverse a aceptar la felicidad o el drama de tener una monja interior

"Yo lo que creo es que a ti te da miedo aceptar que eres feliz en algo que no es en lo que el mundo nos enseñó que era lo normal". 

Así, en una frase, Adri logró desenredar mi cabeza. Y es que esa es la verdad. Yo solita me pongo la presión de ¿cómo es que puedo ser feliz en algo que no cabe dentro de la norma? ¿cómo es que me importan más ciertas cosas que otras que en teoría son las importantes? ¿por qué no me jode más la cabeza que él no sea mi novio? 

Una y otra vez sale la realidad. Y la realidad es que yo soy feliz. Muy feliz. Y sí, el personaje en cuestión no es mi novio. No estamos en una relación formal, definida y definible con un término que salga en el diccionario. No caminamos hacia un lugar donde hay una casa, un par de niños María José y José María diría el Ex–, un golden retriever y una mamivan. De hecho, hay días donde incluso cuestiono si estamos caminando. 

El problema es que yo siempre fui la más liberal entre mis amigos, fui la que se pintó el pelo de colores a los 17 y que desde niña quería irse YA de la casa para ver ese mundo que hay ahí afuera... Y a mis 31 años vengo a descubrir, que resulta que tengo una monja metida entre la cabeza. Y esa monja, se estresa y angustia de que a mí no me estrese y no me angustie que no somos exclusivos. La maldita monja es tan poderosa, que logra hacerme sentir mal, por no sentirme mal. 




Para fortuna mía, tengo una mejor amiga, que en vez de darle voz a la monja, me hace ver que desde hace tiempo soy muy feliz. Que más allá de los términos, yo me siento acompañada, me siento aceptada, valorada y comprendida. Me siento retada intelectualmente y me siento querida. Que me divierto infinitamente y que no tengo problema de tener mis espacios donde él no cabe. 

Claro, hay una parte que a veces duda qué tan especial soy para él y cómo se cuenta él mismo nuestra historia, pero resulta que también me han hecho ver... que eso va a pasar en cualquier relación que tenga. Incluso si es exclusiva y bien normalita. Todo el mundo en algún momento cuestiona las cosas y se pregunta cómo las ve el otro. 

Lo que es cierto, lo que yo sé... es que la que ha armado dramas soy yo y el que se ha quedado cerca, es él. La que ha contemplado mandarlo a la mierda soy yo y él que me ha dicho que no quiere eso, es él. 

Entonces, lo que necesito es aceptar que soy feliz, muy feliz, en algo que no importa nunca haya contemplado como posible en el mundo de limitadas opciones en el que crecí.


domingo, 4 de agosto de 2013

They were going to be fine... but couldn´t possibly believe it

Hoy fui a ver Before Midnight. Una de esas películas que sabía me iba a dejar blandita. Tanto que en preparación, compré boletos para ver Los ilusionistas después. Algo así como anestesia post trauma. 

Y es que es la clase de historia que yo sé que me va a dejar blandita. Porque claro, uno siempre quiere ser Celine y volver a encontrarse con el amor de mi vida, de preferencia una tarde en París, para luego descubrir que al final si terminaron juntos. Uno quiere tener la certeza de que al final todo salió bien. Que al final encontró al que quería y se quedó con ese. Aún si en la mitad de la historia, uno estaba seguro de que jamás lo volvería a ver. 



La película es un golpe de realidad. Una larga pelea un poco más larga y dolorosa de lo que yo hubiera querido ver en domingo. Pero una pelea real. Con sentimientos atorados y cosas no dichas que salen cuando ya no se debe. Y un amor profundo por debajo de todo que a veces no es suficiente. Una forma de decirle a uno: Después del final feliz, quedan muchos días de realidad. Y además, siempre hay futuro sobre el cual preguntarse. 

Salí entonces haciéndome las preguntas que por orden de la psicóloga he puesto en hold. Preguntas sobre mi futuro, sobre la capacidad de mantenerme feliz en esta gelatina que se me ocurrió meterme. Preguntas sobre mi futuro. 

Durante el break entre una película y otra fui a comer. Necesitaba silencio y espacio para procesar lo que había visto. Abrí mi libro y encontré las sabías palabras de Tina Fey: 

They were going to be fine... but couldn´t possibly believe it

Y entonces me acordé... me acordé que en efecto esta persona me hace feliz y que así las últimas dos semanas hayan sido a trial-by-fire laboral, a mí me gusta mi vida. Me gusta lo que hago y cómo me relaciono. Me gusta saber que hay una persona que me hace muy feliz, así sea mientras intento ponerme de pie en medio de la gelatina. Y me acordé, que esta es la mitad del camino... I will be fine, even when I can't possibly believe it. 

***
A veces cuando uno intenta ayudar a otros, se ayuda a sí mismo... hoy le dije las palabras que aquí escribo a la bonita Gabidearest, que hoy también necesita recordar, que estamos a la mitad del camino y no sabemos en qué vamos a terminar. Pero yo estoy segura, that she will also be fine. 



domingo, 14 de julio de 2013

Lo difícil es que sea mutuo...


"The greatest thing you'll ever learn is just to love and be loved in return". 

El problema es el return. Y no porque no me quieran. 

Ha sido una mala semana, en el trabajo me he sentido cansada, desgastada y así suene a telenovela... traicionada. Pero esas semanas pasan y sé pronto estaré de nuevo contenta, animada y con proyectos que me ilusionan en puerta. 

Pero el problema es mi corazón. Resulta que un día, sin darme cuenta, las cosas cambiaron, las reglas se rompieron y me encontré estando feliz con alguien que en teoría no debía ser. Han sido meses de ser muy feliz, de descubrir un lado distinto de alguien a quien ya conocía muy bien... ante todo, han sido meses de sentir por primera vez que estoy con alguien que me conoce profundamente, me quiere como soy y con quién estoy completamente cómoda de hacer y decir lo que pienso. 

Tras tantos encuentros con personajes que querían cambiar hasta mi acento, de repente fue fantástico encontrar a alguien con quien me siento tan cómoda de ser quién soy. Si a eso le sumamos que es un personaje con el que me divierto como con nadie más, con quién me río hasta llorar y con quién comparto los gustos de la vida diaria (cine, política, literatura)... casi que es la receta para una comedia romántica. 

Pero resulta que es un personaje que no quiere ser querido. Y creo que para él también ha sido una sorpresa encontrarse siendo feliz conmigo tan cerca. Pero 40 años de muros no se derrumban en unos meses - empiezo a creer que no se derrumban nunca. 

Así que pasé de la felicidad al desespero. A la frustración de encontrar a la persona con la que soy feliz pero con la que no puede haber nada más. Solo cuando me sentí realmente feliz, cómoda de ser quién soy y a gusto con la cercanía, salieron los sueños y las necesidades de más. Y como ya le he dicho miles de veces, no es que yo quiera mucho más. 

Yo no quiero ser de las parejas que hablan en plural hasta para lo que no toca - a nosotros nos gusta cagar por las mañanas y a nosotros nos sienta mal el té por las tardes - ni quiero perder la independencia de mis espacios donde él no esta. Pero hoy ya tengo claro que quiero: 

Quiero eventualmente convivir en la misma casa, quiero poder irme un fin de semana de paseo con él. Quiero llevarlo a Colombia y mostrarle lo que por más de 5 años llevo contándole. Quiero que de vez en cuando pueda llevarlo a mis planes. 

Al final además queda un quiero más que hace que sea difícil dormir por las noches. Ya sé que él me quiere y que soy importante en su vida. Que si me muero mañana le voy a hacer falta y le va a doler mi ausencia. Pero quiero saber qué soy para él. En qué me diferencio del resto de niñas, si conmigo se divierte más que con las otras, si él también siente esa comodidad de ser quién es sabiendo que no lo voy a juzgar. 

Según yo eso no es mucho. Al menos para mí. 

Pero para él si es mucho. 

Y aparentemente no hay punto intermedio entre los adicionales que yo quiero y lo que él esta dispuesto a ofrecer. Entonces estoy jodida. 

Él me ha sorprendido en su forma de acercarse, me ha enseñado sobre mí, sobre cómo estoy dispuesta a muchas cosas... pero no a otras. 

Una noche, en la que le lloraba mis quieros, él me hizo la pregunta para la que no tengo respuesta y que concentra mis dudas... "Yo no soy lo que tu quieres. Pero ¿te has preguntado si tal vez soy lo que necesitas para ser feliz?" 

Y claro, no tengo la respuesta. Y es la pregunta que me jode la existencia. ¿Y si lo que realmente yo necesito para ser feliz no es vivir con alguien, no es irme de paseo con esa persona sino tener a alguien que me da la libertad de ser lo que quiero ser, que me anima a hacerlo, que cree en mi, me conoce y quiere por lo que soy y esta ahí, cerca de mí, sin alejarse por los dramas que le armo, riéndose conmigo y logrando que yo me divierta como con nadie más? 

Pero si es así... ¿podré algún día dejar de soñar con pasear una tarde por San Francisco, llegar a un apartamento donde están las cosas de los dos y donde duermo a su lado? 

Una parte de mí se odia por no poder simplemente feliz con la inmensa felicidad que él le genera. ¿Por qué carajos quiero más? Después de tantos años de no encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera por lo que es, ¿por qué no puedo simplemente aceptar que así son las cosas y que ya es mucho? 

Otra parte de mí, se emputa con él por cerrarse a la posibilidad de algo más. ¿Cómo es que si me quiere y yo lo hago feliz no quiere nada más? ¿Por qué se niega a intentar algo que tiene todo el potencial de ser bueno para los dos? ¿Por qué putas no ve que realmente nos adaptamos muy bien el uno al otro? 

A veces, cuando las preguntas, la frustración y los quieros se convierten en mucho, decido alejarme, mandarlo a la mierda y darme el chance de encontrar a alguien con quien lo que quiero sí se pueda. Pero entonces él aparece, me hace reír, me da el espacio para contarle mi vida... y no me alejo. 

Así que voy a volver a la terapia. Para adquirir la suficiente perspectiva y ver qué es lo mejor para mí. Porque ahorita, lo único que veo es lo confundida que estoy. 



lunes, 6 de mayo de 2013

Días de días

Tal vez es porque estoy trasnochada. O porque es lunes. O porque en 16 días cumplo años. O por todas las anteriores. Pero hay días en que amanezco sintiéndome sin esperanzas. Con ganas de tener a alguien y con la horrible sensación de que ese alguien no esta anywhere near. 


Así solía sentirme antes. Antes de Open-Boy, antes del harakiri emocional. Y luego la vida cambió, fui a terapia, conocí a varios personajes que me demostraron que podía tener a alguien. Pero esos personajes no han perdurado y al final sigo sin una pareja. 

Y sí, he aprendido a ser feliz conmigo misma, he entendido que eso depende de mí y no de nadie más. Pero eso no significa que no quiera compartir mi vida con alguien. Y sí, es cierto que en los últimos meses me he permitido estar cerca de alguien y que con ese alguien me siento más cómoda de lo que jamás había estado en la vida... pero ese es un alguien que no quiere nada más. 

Le he dado vueltas a ese "nada más". Hay días donde es suficiente ya que al final es mucho. Pero hoy no lo es. Hoy amanecí con el deseo de alguien que quiera estar conmigo, con quién yo me sienta tan cómoda como con Alguien y a quién yo quiera. La lista podría ser más larga y la he hecho muchas veces... pero al final, los 3 puntos clave son esos. 

Y hoy... hoy siento que no sé dónde esta ese alguien, si podré conocerlo algún día; y temo que si eso llegara a pasar yo sabotee las cosas a punta de mis miedos convertidos en pretextos y si habré dejado atrás los dolores de mi pasado. 

Y por eso es que hoy no siento mucha esperanza.  


miércoles, 13 de marzo de 2013

wel... I don't hate you


You know, I can't decide if you hate me, or if you're like the only person who ever got me. 



domingo, 10 de marzo de 2013

Lo que realmente quiero

Hace unas semanas me fui a desayunar con una amiga. Ella llegó empoderada de sí misma. Con las cosas claras sobre qué quiere en su vida y qué es necesario para lograrlo. Una parte de mí, esa que se siente nadando en gelatina la envidió un poco. El resto la admiró. 

Salí del desayuno y decidí que aunque hay muchas cosas que no puedo cambiar en este instante, que son cosas que requieren procesos que ya he iniciado... hay algunas que sí puedo cambiar. Así que fui a cambiarlas. Hablé, dije lo que pensaba y sentía y a cambio recibí respuestas que realmente no me esperaba. 

Desde ese día he pensado mucho acerca de lo que quiero. Y en términos de pareja, creo que cada vez lo tengo más claro. Hay muchas cosas que me gustarían en un hombre: que le gusten los gatos, que tenga un trabajo chévere pero que no sea workoholic, que no fume, que quiera viajar conmigo, que tenga una buena nariz y un mejor rabo... pero esas cosas no son las más importantes. 

Lo realmente importante es que quiero a alguien con quién yo me sienta cómoda de ser quién soy. 

Y es que ese ha sido uno de los grandes problemas en mi vida. Me he dado cuenta que muchas de mis parejas nunca realmente me aceptaron o quisieron por lo que soy. 

Estaba el Ex, por ejemplo. Ese estoy segura que se sintió siempre atraído por lo que soy, pero siempre me quiso por lo que yo podría ser. No por lo que era. Sé que en el fondo, él estaba convencido que yo podría cambiar y convertirme en esa que quiere ser mamá de mil niños, usa aretes de perlas, quiere ser profesora en un pueblo miserable en donde él tenga su casa de campo y que deje que su vida sea más importante a la mía. Claramente yo podría serlo (solo se requiere de una rápida lobotomía) pero no lo fui y no lo seré. 

O están otros como Mr. M que quisieron ver algo que no soy y una vez descubrieron la realidad se dedicaron a rechazarme. No voy a negar que por el camino estuvo el novio-número-dos que me quería por lo que soy pero al mismo tiempo (y con buenos motivos, no voy a negarlo) jamás pudo acercarse a mí, porque temía lo que puedo ser. Y eso tampoco ayudó a la hora de construir la creencia que lo que soy no me permitirá tener a alguien. 

Pero en el proceso estuvo Open-Boy, que tal vez fue el primero en amarme por lo que soy, sin querer cambiarme. El tiempo ha pasado y su amor dejó en mí, la confianza de que es posible ser amada sin necesidad de cambiar. 

Hoy, luego del harakiri-amoroso, luego de la terapia, luego de tantas horas de hablar y pensar acerca del tema, luego de sentirme cómoda ciertos domingos cuando paseo por la tierra de Shakespeare, entiendo que lo que realmente quiero es a alguien con quién yo me sienta cómoda. Alguien con quién no tenga que ser más de lo que soy para ser amada pero que al mismo tiempo me empuje a ser cada vez mejor. 

Estoy en un momento donde veo que eso es posible. También veo que eso, al menos hoy, tiene un costo que no sé si quiero pagar. Pero el sentirme cómoda, sin fingir y al mismo tiempo oyendo que puedo ser mucho sin traicionarme a mí misma... eso me ha dado una tranquilidad que no pensé que jamás podría tener. 





viernes, 25 de enero de 2013

¿Dónde puedo comprar un poco de paciencia?

Yo soy muchas cosas. Pero una de las que definitivamente NO soy es paciente. Una forma sencilla de torturarme es ponerme a esperar. Con el paso de los años he creado mecanismos para ayudarme con el tema. 

Así cuando sé que me voy a enfrentar a una situación donde pasaré horas esperando que me atiendan - digan ustedes cuando voy a Migración - voy armada de buenos libros, podcasts y zapatos cómodos para hacerme más fácil la vida. El celular es el que me salva cuando estoy atrapada en el tráfico y tengo que ser paciente mientras llego a donde sea que voy. Y así, tengo pequeños mecanismos para no enloquecerme más de lo debido. 

Pero esas situaciones son relativamente aceptables. Porque son cortas. Por más que sienta que son horas eternas en Migración, al final nunca son más de 6. Y por más que el tráfico de esta ciudad sea horrible, jamás ha pasado que al final no llegué a donde iba. 

Pero hay otras situaciones donde uno no puede consolarse pensando que en 8 personas más me atienden. Básicamente hay situaciones donde uno no tiene la más mínima idea de cuándo va a pasar lo que uno esta esperando. En teoría ahí es cuando hay que tener paciencia. 

Y ahí es que me cuesta todo el trabajo del mundo ser paciente. Ahí es donde empiezo a desesperarme y a querer adelantarme en una fila que no existe para preguntarle a una señorita imaginaria qué cuando es que me van a atender. 

Las últimas semanas he estado hípersensible. Llorando por comerciales de papel higiénico sin que pueda remediarlo. Y desesperada hasta decir no más porque ya quiero que todo sea como yo quiero. Pero YA. Nada de que más tarde, que ahorita, que mañana. No. Quiero que sea YA. 

Y resulta que no se puede. Que tengo que ser paciente, hacer las cosas bien y confiar en que pronto sucederá lo que estoy esperando. Pero no hay forma de saber siquiera si sucederá. Entonces me emputo y como estoy sensible me dan ganas de llorar. Y de mandar el mundo a la mierda. 

Claro, la ley de Murphy no ayuda y entonces se suman motivos de impaciencia: que el uno no actúa como quiero y que lo único que puedo hacer es ser paciente y esperar a ver si la cosa retoma el rumbo; que puede que mi rutina laboral cambie pero que hay que esperar; que todo puede mejorar con un correo pero nada que lo mandan así que de nuevo solo puedo esperar a que la persona escriba.... 

Así que estoy jodida. Al menos ya no estoy hípersensible así que podré volver a ver televisión sin miedo a que el infomercial de brassieres mágicos me haga llorar. 




domingo, 23 de diciembre de 2012

Xmas wishlist

Pues muy 23 de diciembre y probablemente muy tarde para hacer la lista de mis regalos navideños... pero aquí va lo que quisiera, porque lentamente he aprendido que cuando uno tiene claro qué es lo que quiere, es más fácil obtenerlo. 


  • Retos... muchos retos. Porque son la única forma en que aprendo y que crezco. 
  • Mejor calidad de vida. Puede venir en la forma de la teletransportación, el cambio de política educativa en el DF para que los niños dejen de ir a la escuela (y generen tráfico) o un cambio geográfico de mi oficina... como quieran, para que vean que no soy picky. 
  • iPhone nuevo porque el mío ya da ganas de llorar. 
  • Constancia para ir al gimnasio... si hay alguna pildorita que yo me pueda tomar para que me den ganas de levantarme a las 630 am a hacer ejercicio yo sería mucho más feliz. 
  • Boletos gratis a Colombia... porque estando aquí si que me doy cuenta de la falta que me hace venir y lo bien que me hace (y eso que de las 72 horas que llevo, 24 estuve intoxicada)
  • Tiempo y dinero para visitar a mis amigos que viven lejos. 
  • Un tanque de gas independiente para mí, porque ya no se vale que siga financiando a todo el edificio. 
  • Que lo que empezó siendo un virus de 24 horas, sea algo más permanente. 
  • Menos tiempo para pensar tonterías y mucho más para hacer las cosas que me gustan y me hacen bien. 
  • La capacidad para entender qué quiere Ginebra cuando decide empezar a joder a las 3 de la mañana. O mejor aún, que Ginebra no vuelva a joder a las 3 de la mañana. 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Todo lo que se puede sentir...

[Ron and Hermione ask Harry about his first kiss with Cho
Ron Weasley: Well? How was it? 
Harry Potter: Wet. I mean, she was sort of crying. 
Ron Weasley: [laughs] That bad at it, are you? 
Hermione Granger: I'm sure Harry's kissing was more than satisfactory. Cho spends half her time crying these days. 
Ron Weasley: You'd think a bit of snogging would cheer her up. 
Hermione Granger: Don't you understand how she must be feeling? Well, obviously she's feeling sad about Cedric, and therefore confused about liking Harry, guilty about kissing him, conflicted because Umbridge is pressing to sack her mum from the Ministry, and frightened about failing her OWLs because she's so busy worrying about everything else. 
Ron Weasley: One person couldn't feel all that. They'd explode! 
Hermione Granger: Just because you've got the emotional range of a teaspoon... 
(Si prefieren ver el vídeo aquí esta porque no supe cómo añadirlo) 

Claramente... yo tampoco tengo the emotional range of a teaspoon. Y eso siempre es bueno. 

Al final, hay que recordar todo ese tiempo donde lo único que sentía era un enorme hueco... o peor cuando no había nada que sentir y vivía con la desesperanza de creer que así sería siempre. 

Entonces es muy emocionante ver los cambios tan profundos que ha tenido mi vida. 

viernes, 14 de diciembre de 2012

Frases que merecen su propia entrada

It happens. In the end it happens, in some way you couldn't imagine before. 


La soledad de los números primos. 


Y sí... así es la vida. Todo pasa, de formas que uno nunca se había imaginado. Es cuestión de tener confianza (así a veces me cueste tanto) en que lo que pasa tiene un sentido. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

You Jump, I jump, Jack

Should I jump? Did we jumped already? Or is it just a fluke?


 

At the end... I'll stick with my decision and let things flow.