Mostrando entradas con la etiqueta por mí. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta por mí. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de junio de 2014

Mi cruzada por vivir la vida que quiero

Hoy actualicé mi perfil en este blog. Borré que soy soltera desde hace varios años porque la verdad es que desde hace mucho no lo soy. Pero ese no fue el cambio importante, el cambio por el que estoy escribiendo este post, fue incluir la frase: 

"Desde hace meses emprendí una cruzada por vivir la vida que quiero y hasta ahora me ha dado muy buenos resultados". 

Y la verdad es que me siento realmente contenta con mi vida. Escribo estas palabras y una parte de mí se muere del susto de estar adelantándome a las cosas y que el trabajo que he encontrado resulte no ser lo que estoy buscando. Pero la verdad, es que tengo confianza en que hice bien las cosas. En que el punto principal por el cual hoy estoy feliz es que hice un análisis serio sobre qué era lo que necesitaba para estar bien y entonces pude aprovechar las oportunidades que se dieron. 

Durante muchas, muchas, muchas sesiones de terapia, conversaciones con mis amigas, tardes de escritura y caminatas en soledad, evalué todas las variables. Irme de México, quedarme, estar con el Sr Gelatina, dejarlo ir, buscar trabajo en corporativos, buscar trabajo en agencias, vender un riñón y vivir de eso. 

Al final, las cosas se fueron aclarando. Siempre tendré la posibilidad de irme de México pero en este momento de mi vida quiero darme la oportunidad de seguir construyendo algo que me hace bien. La decisión la tomé por mí, porque no quiero volver a quedarme con la duda de qué hubiera pasado si le daba una oportunidad al amor. 

Y una vez decidí quedarme en este país para que mi vida personal fuera una prioridad, fue cuestión de pensar qué era lo que me hacía falta para estar bien y vivir la vida que quiero. Porque el Sr Gelatina muy bonito y todo lo que quieran pero no es suficiente. Entonces entendí que el camino era seguir poniéndome en primer lugar. Y yo lo que necesitaba era tiempo y espacio para hacer más cosas que trabajar. Porque a mí me encanta lo que hago pero también me encanta escribir, ir a mi curso, hacer proyectos, tener el tiempo para estar con la gente que quiero, inventarme cosas para hacer que me asusten y emocionen por partes iguales. 

Así, cuando lo tuve claro, apareció la oportunidad que pronto se convirtió en realidad. Hoy soy feliz de decir que estoy enfrentando un reto nuevo, que estoy aprendiendo de otros temas, conociendo gente y nuevas formas de hacer lo que hago. Pero además, estoy en un lugar al que puedo llegar a pie desde mi casa, en el que tengo la libertad de irme vestida como soy y que me permite tener tiempo para mí. 

Y con el tiempo para mí, puedo vivir la vida que quiero vivir. 

Hace una semana pasó algo que pensé que el Sr Gelatina y yo no podríamos superar, era de las cosas que él se negaba a hacer. Uno de esos "no porque no porque no" que a mí me matan. Pero esta vez no lo acepté. Parte de vivir la vida que quiero vivir incluye estar con una persona que me da ciertas cosas. Y aunque no me imagino mi vida sin él, eso ya no fue razón suficiente para aceptar lo que a mí me parece inaceptable. Así que dejé a un lado el miedo de perderlo, de quedarme sola, de no tener amor en mi vida y entendí que si no se podía, yo no quería ser la persona que aceptaba eso. Y por tanto, no podría estar con él.  

Y se pudo. Y estamos y somos. Y entonces entendí que vale la pena ponerme de primeras porque así el amor que recibo es el que merezco y por el que he luchado por tanto tiempo. Porque el trabajo que tengo es el que me permite aprender, hacer lo que me gusta profesionalmente pero también el que me da el tiempo de estar aquí escribiendo, sabiendo que al terminar este post podré además prepararme algo de cenar, leer un rato, jugar con Ginebra, escribir un poco más y luego ver tele. 

Y cuando me doy cuenta de lo que he ganado, también me doy cuenta que en el improbable caso de que el miedo del que hablé al inicio de este post, se hiciera realidad, no sería tan grave. Porque ya sé que es lo que quiero, ya sé que es lo que necesito y ya sé que cuando lo tengo claro, puedo luchar para que las cosas se den. 

Y entonces, se dan. 



domingo, 26 de febrero de 2012

10K!

Cuando escribí mi resumen de fin de año, señalé "Por fuera casi todo sigue igual". En ese momento me refería a la dieta que llevo haciendo desde finales de octubre. Hoy, varios meses después, he perdido 10 kilos. Me veo distinta. Y ha sido un proceso extraño en mi vida.

Yo no soy la niña que hace dieta. Al empezar a trabajar en la oficina y verme rodeada de niñas que solo hablaban del tema, pensé en hacerla. Quién diría que la presión de grupo sigue afectandome tantos años más tarde. Pero sus dietas eran mexicanas y yo podré querer bajar de peso pero no quiero cambiar de nacionalidad y no estaba dispuesta a comer nopales, chilaquiles y demás. Así que no lo hice. Pero cuando tuve el accidente supe que no podría volver al gimnasio en mucho tiempo y no quería que eso me afectara. Coincidió con que Mariana había ido a un nutriólogo (que viene siendo lo mismo que nutricionista, pero como bien dice Pollo suena a aquel que trata a las nutrias) que tenía una dieta bastante sencilla de hacer y que no implicaba tanto problema.

Y así inicié un proceso que debo decir ha sido más sencillo de lo que esperaba. A excepción de la semana que me prohibieron las frutas, no he pasado hambre ni he sufrido como otros. Lo he hecho porque quería pero sin la presión de bajar determinado número de kilos o ser de cierta talla. Yo simplemente quería verme mejor y sentirme mejor.

Los cambios han sido visibles y a mí aún me cuesta un poco de trabajo adaptarme a mi nuevo cuerpo, sigo buscando tallas que ya no me sirven y aún me pienso como antes. Ha sido extraño descubrir que mi cabeza va más lento y que aún no me hago a la idea de lo diferente que me soy.

Cosas que no esperaba han pasado, como que mis dedos y mis muñecas también se han adelgazado por lo que ahora ni mis anillos me sirven. Y claro, esta la disminución de mis boobs, que es lo único que no me ha gustado porque era algo que realmente me gustaba de mi cuerpo. Me siento diferente y no puedo dejar de preguntarme sobre mi atractivo físico.

El proceso además me ha mostrado cosas sobre la gente. Mientras en México todos los que me rodean saben que estoy a dieta, decidí no contarle a los de Colombia por el miedo a que al ir en diciembre me encontrara con el "pero no has bajado tanto" o alguna idiotez similar. Así que cuando llegué con mis 8 kilos de menos vi que en la mayoría de los casos los hombres eran directos al mencionar que estaba más flaca y las mujeres hacían alguna alusión a "te ves muy bien" solo algunas, señalaban directamente el cambio.

Y es tonto, y muestra mis inseguridades pero a veces aún me genera un poco de conflicto cuando alguien no se da cuenta del cambio. Entonces siento que en realidad no es tan grande, a pesar de que ya nada de mi ropa me queda, y racionalmente sé que la transformación es real. Supongo que es cuestión de seguir trabajando en mí y en la confianza que tengo.

Nuevamente quiero agradecerle a Mariana, mi gurú en dietas que me ha dado tips, me ha animado a seguir y me ha ayudado a que todo este proceso sea mucho más fácil. Realmente agradezco tener amigas como ella en mi vida.

Ahora solo espero poder mantenerme, continuar con las nuevas disciplinas, hábitos y rutinas que he implementado para ser más sana y seguir sintiéndome bien.

jueves, 28 de julio de 2011

Sucede que me canso...

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.

Sucede que me canso de ser hombre.

Pablo Neruda.

Cuando estaba en la universidad analizamos este poema y me acuerdo que la frase Me canso de ser hombre resonó en mi vida. Porque a veces me canso. Hoy por ejemplo.

Hoy estoy cansada de este larguísimo proceso donde tantas cosas han sucedido. A duras penas puedo entender racionalmente que en realidad han sido unos pocos meses, porque parece que han sido años de vivir cosas fuertes, profundas y muy intensas. Amor intenso, dolor intenso, rabia intensa, soledad intensa, tristeza intensa, ira intensa, ausencia intensa... Y nuevamente he sentido que la fuerza de mis sentimientos me transforman y moldean. Tal vez a algunos les cueste trabajo entender pero siento cómo si hubiera ido a la guerra y regresado. Pero no regresé ilesa.

Y ya no me siento igual que antes.

Y la verdad es que no quiero estar igual que antes. No quiero regresar a sentir esa profunda desesperanza acerca de las posibilidades que había para mí en la vida.

Las cosas han mejorado, estoy tranquila y veo las cosas desde una perspectiva diferente. Pero, como alguien me hizo ver el otro día, no estoy del otro lado. Y hoy me cansa que que eso sea así. Porque yo quiero estar bien, quiero estar tranquila, no tener minas emocionales cerca y dejar que lo único que quede es un recuerdo de algo que transformó mi vida.

Así que hoy tan solo hoy quisiera poder adelantarme hasta ese punto donde todo este proceso haya por fin terminado de concluir y yo pueda sentarme tranquila a disfrutar las tardes soleadas.


martes, 26 de julio de 2011

De la nada...

Y entonces aparecen personas que te recuerdan que es bueno ser paciente, que no es necesario correr, que se pueden hacer las cosas bien y sonreír al mismo tiempo y sobre todo, que es importante cuidarte, ser responsable emocionalmente, porque solo así las cosas van a salir bien.

Hoy tengo la confianza de que voy por buen camino, que es cuestión de seguir como voy: siendo honesta conmigo misma, enfrentando las cosas, hablándolas y analizándolas en la terapia, sonriendo cuando tengo ganas y permaneciendo en silencio cuando lo necesito. Hoy me dieron un baldado de agua fría, pero al mismo tiempo me dieron la mano, me abrazaron y me dijeron que lo importante es que las cosas se hagan bien, que para lo demás... hay tiempo. Hoy no hay afán.

miércoles, 20 de julio de 2011

Las preguntas del momento

El lunes fui a la segunda sesión con la psicóloga y hablamos de las preguntas que deben hacerse y aquellas que no tienen sentido. No se trata de preguntar "por qué"... sino "para qué".

Y me gustó la idea. Los por qué duelen mucho: ¿por qué apareció para no quedarse? ¿por qué su silencio? ¿por qué sus palabras? ¿por qué hace lo que hace? ¿por qué no podemos explorar el potencial que teníamos? ¿por qué no tengo derecho a ser feliz con él? ¿por qué elige lo que elige? ¿por qué no puedo quedarme con el hombre que encontré y que tanto ha significado? ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? No hay respuesta para estos por qué y por eso duelen tanto.

En cambio cuando pienso en el para qué, las cosas dejan de relacionarse con él y la historia se vuelve mí historia. ¿Para qué abrí mi corazón? ¿Para qué me arriesgué a amar? ¿Para qué quiero usar lo que sucedió?

Aún no tengo claras las respuestas a estas preguntas... Intuyo que para crecer, para ser mejor persona, para recordar que no puedo darme por vencida.

Con lágrimas le acepté a la psicóloga que antes de que Open-boy apareciera yo me había dado por vencida, cansada de sentir que no se podía, dejé de intentarlo y me convencí que no había chance de amar. ¿En qué momento dejé de creer en mí? Años de soledad, de tristeza, de sentirme incorrecta y complicada sirvieron para convencerme que no había futuro y que mi corazón estaba mejor si permanecía cerrado.

Pero no quiero seguir así. Por fin entiendo que todo lo que Open-Boy me hizo sentir acerca de mí misma: atractiva, inteligente, interesante, divertida, bonita y valiosa, realmente existe en mí. Y que si él lo vio es porque es.

Aún no comprendo muchas cosas... y de tanto en tanto mi corazón se llena de los por qués que tanto duelen. Pero también he entendido que la gran respuesta al para qué es simple:

Para que me atreviera a preguntarme ¿quién soy? y solo así eligiera vivir la vida que quiero.



sábado, 16 de julio de 2011

¿Para quién canto yo entonces?

¿Por qué escribo aquí? ¿Por qué he decidido abrir mi alma en este blog? ¿Acaso no me arriesgo mucho al mostrarme al mundo?

Yo siempre he tenido diarios. Desde que era una niña. Libretas de colores que llené con mis pensamientos, sentimientos y dudas. Pasé de las tristezas porque me había peleado con mis amigas en el recreo a los dolores de terminar una relación de pareja. Pienso mejor cuando escribo, es mi manera de reflexionar, sentir y analizar las cosas. Y un buen día, hace mucho, un amigo me obligó a abrir un blog. Allí hablaba de mis experiencias en México y publicaba mis crónicas de viaje. Pronto sentí la necesidad de escribir algo más íntimo, más personal. Algo para mí y no para el mundo. Dejé la libreta y abrí este espacio.

Tras casi tres años, el blog cada día es más importante para mí. Cuando lo abrí no pensaba en si alguien me leería y hoy tiendo a olvidar que la gente lo hace. No escribo para nadie. Yo no canto para nadie, canto para mí. Este es mi espacio para sentir, pensar, desahogarme y poner las cosas en perspectiva.

Y cuando la tormenta de Open-Boy sucedió en mi vida, este fue el espacio para vaciar mi tristeza. La escritura me ha permitido soltar mi dolor, frustración, rabia, su ausencia y sus silencios. Use mis palabras, las de otros, letras de canciones, imágenes y todo lo que se me atravesó para sacar mis sentimientos. En el proceso he tenido que oir cómo algunos no están de acuerdo.... "te abres mucho", "te expones demasiado"... bueno, por fin he decidido dejar de cerrar mi corazón, de negarme a sentir. Pero también me rehuso a acomodarme en la tristeza y quedarme allí. Y la única manera que yo conozco para sentir lo que siento y soltarlo, es escribiendo. Este es el espacio donde me siento cómoda y segura para hacerlo.

Así que continuaré cantando. Hasta que el dolor pase y yo tenga otras historias para contar.




viernes, 8 de julio de 2011

Vidas paralelas

Como todo el mundo, tengo distintos tipos de amigos. Los que uno ve todos los días, los que saben cada detalle y minucia, los que apenas son conocidos y los que aunque no están siempre cerca, con quienes el contacto es esporádico, son amigos de verdad. Gente que está y a la que quiero con el corazón.

En esa categoría esta CQP, a quien no veo hace años pero que tiene la maravillosa capacidad de aparecer cuando más la necesito. Además, es alguien con quien comparto la eterna lucha por estar bien, por aprender a amar y vivir de manera sana. Ayer tuvimos una conversación donde coincidimos nuevamente en los procesos de soltar, dejar ir y reorganizar nuestras vidas. Y me compartió su blog donde encontré palabras que me dieron ánimo, que me hicieron sentir que no estoy sola, que otros caminan caminos parecidos al mío y sobre todo... me recordaron que debo creer que hay buenas cosas en el futuro, que tal vez el motivo por el cual Open-Boy apareció en mi vida, fue para mostrarme que el amor es posible y que así no sea con él, eso no significa que más adelante, no haya alguien para mí:

"I did find real love, I am finishing my masters and I have faced my fears and done things I always wanted to do. Granted, not everything lasts, especially love, but having felt it, having being loved so profoundly and completely showed me that the future is not so gloomy, that I am deserving of everything I dream of, that one day I will become a mother and a wife, that I will find the job I want and that I will fully enjoy my life"

Tengo que creer que encontraré cosas buenas, alcanzaré mis sueños, lograré mis objetivos y continuaré estando bien.

Y mientras el resto de las cosas buenas y el amor regresa a mi vida, le dejo a mi querida CQP la canción que me ha ayudado a reconstruirme, a sanar mis heridas y volver a sonreir, por esa maravillosa idea:

And She fights for her life



miércoles, 22 de junio de 2011

Algo nuevo

Y dejaré que el cariño me ayude a sanar el corazón.




viernes, 17 de junio de 2011

¿Adiós?

Hoy fui por un café con Lu quién como siempre con una gran dosis de cariño e inteligencia me abrazó, oyó, habló y me puso a pensar. Dijo cosas que yo ya sabía. Yo sé que es hora de dejar la tristeza atrás, de enterrar su ausencia y decirle adiós. Y lo obvio para decir a continuación es la excusa: "sin embargo, es muy difícil". Y sí. Es claro que es muy difícil dejarlo atrás. Aceptar que se fue y que eligió no estar conmigo.

Sé que en la medida de lo posible estoy haciendo bien las cosas por fuera. Esto significa que en términos prácticos, he seguido con mi vida: voy al trabajo, hago chistes, voy al gimnasio, oigo mis podcasts, voy al mercado, escribo por encima de todas las cosas y cumplo con lo que debo. Pero por dentro el proceso ha sido más lento, profundamente más triste y, debo aceptar, mucho más patético. Sigo esperando que él responda aquel último correo así ya no haya nada más que decir entre nosotros, sigo viendo con tristeza su perfil en Facebook con la esperanza de encontrar un mensaje en clave para mí, sigo cerrando los ojos y reviviendo esos días de felicidad tan intensa. Y ante todo, sigo siendo impotente ante la esperanza. Mi corazón no deja de soñar con escenarios donde algún día, de la nada, él aparece frente a mí, con su corazón resuelto y la decisión de estar conmigo. Pero no puedo seguir así. Tengo que alinear lo interno con lo externo. Tengo que frenar la esperanza y soltarlo. Dejarlo ir.

Hoy leí algo que podría ser esto: "Protégete y confia en ti, porque al fin y al cabo, todas las personas quieren algo de ti o quieren que hagas algo por ellos, o quizá quieren hacerte ser algo que no eres. Tu única responsabilidad eres tu mismo". Y entonces recordé cuánto tiempo pasé hablándole de lo importante que era su felicidad y bienestar. Con un amor desinteresado, que no sabía podía sentir, acepté que para él eso significaba irse. Y ahora, es momento de dejar de pensar en él, en su felicidad y en las decisiones que pudo y podría tomar, pero que no pasarán. Ahora, toca recordar que lo que importa es protegerme a mí misma, confiar en mí y reconocer que mi única responsabilidad soy yo misma. Y para volver a estar bien, debo dejarlo ir. Necesito entonces dejar de tener esperanza. Debo ser disciplinada y obligarme a no soñar, a no anhelar, a controlar la historia que mi cerebro quiere escribir acerca de nosotros, esa donde él regresa, me abraza y todo deja de sentirse gris. No puedo hacerlo más.

Espero lograrlo pronto.



viernes, 15 de abril de 2011

Baggage

Esta será mi última entrada desde esta casa. Por fin terminé de empacar. Me duele hasta el pelo y estoy hormonal, cansada y sensible.

Y cuando terminé de empacar vi mi vida en México en muchas cajas, bolsas negras de basura y maletas. Y de repente sentí que es cierto, que tengo muchas cosas. Pero ya hice el proceso de tirar lo innecesario. De regalar ropa, botar papeles y desprenderme de recuerdos innecesarios. Y aún así quedaron tantas cosas. Y ahora que me estoy pasando a un lugar más pequeño esta la gran pregunta de ¿cabrán mis cosas?

Pero la cosa es que no puedo dejar de ser yo. Y yo soy una persona que tiene mucha ropa, que jamás ha podido desprenderse de un libro que le haya gustado, que le gusta hacer nidito, decorar y que para sentir que un lugar es suyo, necesita adaptarlo, poner sus cosas, fotos y demás. Así que seguiré acumulando. Tal vez llegue el día en que me tenga que ir de aquí y tire todo. Tal vez llegue el día en que simplemente me canse y tire todo. Pero por ahora, quiero hacer del nuevo apartamento mi casa. Y para eso necesito mis cosas, mis fotos, mis adornos y demás elementos que me hacen sentir que ese es mi espacio.

sábado, 2 de abril de 2011

Aprendiendo a dejar ir

Una de las cosas detestables de mudarse es que es necesario empacar todo. Estos son los momentos en que quisiera tener la habilidad de teletransportar mi vida. Algunos han comentado que cuál es el problema si me voy a pocas cuadras. Pero ¿cual es la diferencia entre una cuadra y 200? Al final del día, las cosas no se mueven solitas aunque yo intente convencerlas que no van muy lejos. Y toca empacar exáctamente igual.

Así que entre ayer y hoy me he dedicado a empacar. En cajas y bolsas de basura está casi todo lo que tengo. Debo dejar lo necesario para vivir los siguientes 15 días (por cuestiones de logística tocaba empacar hoy a pesar de que me mudo en dos semanas). Y durante este ejercicio tocó tomar la decisión de botar muchas cosas, ya que me paso a un sitio mucho más chico donde no tendré el espacio para toda mi basura.

En mi familia existen dos tipos de personas... las que acumulan y las que botan. Cuando mi abuela se murió encontraron toda clase de objetos inútiles, desde las notas de colegio de 4 hijos hasta los dientes de leche de esos mismos niños (evidentemente, era imposible saber cuál pertenecía a cual y a mí me pareció algo absolutamente creepy). Mi mamá es del mismo estilo, estoy segura que el día que se muera enocntraré mis dientes de leche, mis notas de colegio y las cartas que le escribí a papá noel. Por el otro lado, esta mi tía que bota todo; cuando mis primos eran niños vivían en pánico de que tirara sus juguetes y muñecos con la excusa de "hace dos semanas no juegas con esto". Eran tan drásticas sus actividades de limpieza que cuando iniciaba una mi abuelo solía decir que mejor se escondía antes de que lo botara a él.

Y yo... yo soy hija de mi mamá. Yo guardo todo, en alguna parte de Colombia están algunos de mis cuadernos del colegio, un yeso que tuve y que todos mis amigos fimaron, regalos de niños cuyo nombre no recuerdo, etc. México no ha sido la excepción y he logrado acumular una inmensa cantidad de cosas que no necesito pero de las cuales no me puedo desprender en paz.

Pero ando queriendo dejar atrás muchas cosas. Ando queriendo desprenderme y abrirme a cosas nuevas. Por esto, logré llenar 3 bolsas de basura completas. Hice un ejercicio de reflexión ¿qué realmente me servirá en el futuro? ¿qué realmente quiero recordar? ¿qué es realmente importante mantener? y así fueron saliendo desde fotocopias de la maestria que jamás leí (si no las leí en su momento, no veo cuándo en el futuro me voy a dar el espacio de hacerlo), entradas a cine, a teatro y flyers que me dieron en Nueva York, las rosas que estoy casi segura (pero no 100%) que tattoo-boy me dio en una noche de tragos, las postales de the beatles que llevo paseando por el mundo 4 años, el sweater rojo que compré hace como 8 años y que he usado menos de 5 veces en total, la camiseta blanca que no he usado ni una vez desde que llegué pero que me gustaba tanto antes, etc. Y debo reconocer que al menos el 75% de las cosas que boté me generaron el conflicto de... ¿será una buena idea? ¿me arrepentiré?

Al final, simplemente entendí... si no los he usado, si ya no tienen sentido, si nunca fueron realmente importantes... es hora de que se vayan. Y tal vez así debería ser todo en la vida.

***

Un último pensamiento.... desde que decidí mudarme he dudado en algunas ocasiones si tomé la decisión correcta, finalmente este es un apartamento hermoso en una ubicación inmejorable para mis necesidades. Pero hoy cuando la roomie desagradable llegó, no saludó, hizo mala cara y procedió a encerrarse en su cuarto con varios amigos a fumar marihuana y hacer ruido, recordé que definitivamente, lo mejor es irme a un lugar donde yo sea feliz.

lunes, 26 de julio de 2010

Haciendo cosas por mí

Este post lo escribo para recordar que estoy dando pasos. Porque hoy en cierto momento de la tarde, se me olvidó.

Llevaba varias semanas triste. Y sabía que necesitaba hacer cosas. Así que hice un par. De manera tímida, pero hice algo. Y entonces hubo una muerte más en mi familia. Como dijo una tía mía, se nos acabó la familia. Yo no creo que se haya acabado, pero si sentí profundamente la muerte. Y puso todo en perspectiva, me mostró que las cosas que había estado haciendo estaban en el camino indicado. Porque necesito hacer cosas para mí. Por mí.

Así que de repente todos los cambios - el pelo, los cursos de escritura, las conversaciones con gente que me quiere bien, etc- se enmarcaron en un verdadero cambio. Todo es parte de lo mismo, todo es un intento por tomar las riendas de mi vida y ser feliz. Estar bien. Sana física y emocionalmente. Tener retos intelectuales.

Tal vez la mamá de la ex-roomie tiene razón y a los 28 la gente vive una revolución. Tal vez simplemente me cansé de no sentir que vivo a plenitud mi vida. Así que continuaré con los cambios, esforzándome, retándome, cuidándome. Así me cueste dinero, cansancio y las malas caras inevitables. Al final, estoy haciendo cosas por mí.

Y eso es lo que importa.