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martes, 8 de enero de 2013

¿Adulta?

El domingo en el vuelo de regreso al DF me vi Liberal Arts y tiene una gran cita:

"Nobody feels like an adult. That’s the world’s dirty secret" 

¿Será cierto?

Cuando lo pienso la verdad es que no me siento muy adulta que digamos. 

He conocido gente que realmente parece encajar perfecto en su rol de adulto. Incluso antes de que lo sean. Tuve una amiga que cuando teníamos como 22 años decidió empezar a hablar de cómo "ya no estamos en edad de emborracharnos y hacer boberías". Me acuerdo de pensar que yo si me sentía en edad de hacerlo. 

Y la cosa es que hoy a mis 30 años, hay días en que quiero emborracharme y hacer tonterías. De hecho hay días donde lo hago. Y no sé si eso signifique que soy inmadura como creía esa amiga o que simplemente ella era la inmadura. 

Veo mi Facebook lleno de niñas de mi colegio, niñas de mi edad, casadas y con hijos. Adultas todas ellas. Más allá de mis eternas dudas sobre la posibilidad de reproducirme, yo no me siento ni remotamente cerca de la estabilidad necesaria para tener un hijo. ¿Eso significa que aún no soy adulta?

Si me encontrara con mi yo de 8 años, ella probablemente pensaría que soy muy adulta. Vivo sola, soy responsable de una gata (y de una planta, pero dado que a esa la estoy matando lentamente no vamos a ahondar en el tema), pago mis cuentas, me mantengo con mi sueldo, el cual me gano yendo todos los días a trabajar y hoy hasta ando de tacones. 

Pero a veces siento como si estuviera jugando a la casita y a la oficina. Cuando estuve en Colombia me encontré con mi anuario de colegio y al leerme me di cuenta que aún siento que me queda mucha vida para hacer muchas cosas, para lograr muchos sueños y vivir muchas cosas. Tal vez por eso no me siento tan adulta. Una parte de mí todavía se siente chiquita, siente que falta mucho para el momento en que haya que tomar decisiones más serias, como definir lo de los hijos o comprar un apartamento y así decidir que cierto lugar del mundo es donde quiero estar por muchos años... cosas de grande. 

Y tal vez es cierto que nadie más se siente realmente adulto. O tal vez soy yo que me niego a ver la realidad. 








martes, 16 de octubre de 2012

3 años

Una buena tarde hace 3 años y unas 3 semanas escribí lo que en su momento pareció un twitt inofensivo: "enviándole mi CV al universo". Pocos segundos después recibí un DM de quién en ese momento era una simple conocida preguntándome por qué estaba buscando trabajo si en teoría yo estaba en otro lugar. Tras mi respuesta me dijo que en su agencia estaban buscando a alguien. 

Tres semanas más tarde fue mi primer día en Guerra. Todavía me acuerdo del estrés de llegar tarde en mi primer día porque la autopista a Toluca estaba cerrada y el tráfico era imposible. Me acuerdo de preguntarme cómo haría para llegar todos los días a esta loma, que más lejos de mi casa no podía quedar. 

Llegué con las inseguridades de mi pasado, preguntándome si podría sobrevivir el mundo corporativo y cómo sería trabajar con mexicanos. Volver a trabajar en una oficina después de la vida de estudiante y freelancera tuvo sus retos, los cuales fueron aún más grandes por la enorme distancia que había entre mi casa y la oficina. Hoy veo en Google Maps que eran aproximadamente 20 kilómetros los que tenía que recorrer a diario, para lo cual tomaba bus, taxi, metro y transporte oficial de Guerra. Un mes más tarde ya estaba en la Condesa. 

Mi vida ha cambiado profundamente. Jamás había durado tanto tiempo en un trabajo y realmente puedo ver lo mucho que he aprendido. Ha sido una experiencia intensa, profunda y muy interesante. Disfruto plenamente de la variedad de temas, la posibilidad de que cada día sea distinto, las oportunidades para aprender de cosas que jamás me hubieran interesado y hasta los viajes a lugares inesperados

Hoy veo que pasé de la inseguridad de sentir que no podría vivir en el mundo corporativo a la sensación de que realmente lo he hecho muy bien. A punta de errores, reflexiones y muchísimo más trabajo del que jamás pensé que podría llegar, hoy siento que realmente he crecido profesionalmente. Y muy a lo cliché, ahora siento que me falta mucho más por aprender. Aunque ahora las áreas que necesito cubrir son distintas de las de hace 3 años, al igual que cuando empecé, hoy empiezo a buscar los caminos para aprender todo lo que me falta.

Claramente siempre habrá cosas que cambiaría y que preferiría que fueran distintas, pero eso es parte de lo que soy y si todo me pareciera perfecto e ideal, ya me hubiera aburrido hace rato. 

Y como yo soy yo, para mí lo más importante de toda esta experiencia ha sido la gente. Lo aprendido profesionalmente siempre servirá, pero la gente que ha estado, que me ha enseñado (a las buenas y a las malas... porque de eso sí que aprendí), que ha sido mi amiga y que en algunos casos, incluso llegó a convertirse en mi familia (sí, Mariana, hablo de ti), es lo que más valoro.  

En estos tres años he vivido algunas de las cosas más maravillosas y algunos de los peores días de mi vida. Y todo fue en el marco de esta oficina. 




domingo, 15 de julio de 2012

Mis incoherencias

Ayer amanecí pensando que la terapia se había pagado solita el viernes.

Hoy no estoy tan convencida.

Definitivamente lo mío es la incoherencia. Veamos.

El viernes vinieron mis amigas de la maestria y yo me emborraché como adolescente. Grité, canté, me reí y tengo un par de vacíos en la historia de la noche. Pasé dichosa. Y de manera inevitable (porque eso es lo que pasa cuando uno se emborracha como adolescente), en algún momento  pensé en Mr. M. Pensé que sería bueno decirle algo. Twittearle dado que borré su teléfono y demás modos de comunicación. Pero entonces me di cuenta que no tenía nada que decirle. Incluso en ese estado de mareo alcoholizado supe que él no es lo que quiero y que qué pereza hacer el oso buscando a alguien que no quiero. Así que no le escribí, me tomé un shot más y seguí emborrachándome tranquilamente. 



Y ayer amanecí pensando que la terapia es una maravilla y que qué emoción lograr darme cuenta de esas cosas incluso cuando estoy en tan deplorable estado de beodez.

Pero yo soy yo. Y la incoherencia es lo mío. Y hoy amanecí con un hueco. Con ganas de su compañía, de salir un rato con él. 

Pero vamos a hacer el ejercicio de la racionalización a ver si vuelvo a ese punto donde no le veo sentido a buscar al que no quiero. ¿Realmente quiero hablar con Mr. M? ¿Para contarle que mi tía esta enferma y que él no pueda mostrar empatía al respecto porque no sabe hacerlo? O ¿para salir a comer y pasear un rato? Ah pero es que es domingo y los domingos were off-limits o se ponía detestable. Mejor armo plan por mi cuenta.

Pues sí, la racionalización sirve. Al final vuelvo a lo que ya sé. Que yo si quiero compañía y quiero a alguien. Pero que ese alguien, no es Mr. M.

martes, 29 de mayo de 2012

Un año

Pocas veces en la vida he tenido la oportunidad de ver tan claro cómo todo puede cambiar en muy poco tiempo. Hoy amanecí pensando en lo mal que estaba hace un año. Recuerdo esos días de levantarme con la almohada mojada de las lágrimas para pasar el resto del tiempo sintiendo un hueco que no se acababa. Vivir la vida en automático con un dolor tan profundo que pronto dejé de intentar fingir que estaba bien y me di permiso de sentir por completo la tristeza. 

Y ahí fue que todo cambió. Solo cuando sentí que me había roto, tuve el valor de pedir ayuda, de buscar la manera de reconstruirme. Solo entonces pude atreverme a ver por qué me había dado por vencida, por qué había llegado al punto de convencerme de la imposibilidad de tener amor en mi vida y por qué necesité algo tan profundo, tan fuerte, tan radical, dramático y efusivo para reaccionar. 

Y es que estoy convencida de que yo estaba tan bloqueada, que solo algo de la magnitud de Open-Boy tuvo la capacidad de romper mis paradigmas. Fue necesario un amor imposible que se convirtió, por un segundo, en posible. Nada menos que un terremoto me hubiera servido. 

Tras meses de intensa terapia hoy ya no necesito terremotos, lo cual no significa que no requiera de personas increíblemente especiales, complejas y particulares en mi vida.

Hoy cuando tantas cosas han cambiado, cuando me levanto contenta, recibo llamadas de personas que me acompañan y hacen feliz, cuando me gusta mi trabajo y cuando ante todo, por fin me siento cómoda con lo que soy... agradezco el terremoto-harakiri-amoroso en el que me metí. 

A veces me pregunto si del otro lado, la tristeza del mes de mayo habrá tenido un efecto igual de poderoso... intuyo que no, pero quiero creer que sí. Y aunque mi bienestar se debe al trabajo que he realizado, sé que el detonante fue él... 

Y yo soy yo... la que quiere que el impacto positivo haya sido mutuo. Así entonces siento que todo tuvo sentido.



martes, 20 de diciembre de 2011

About a boy...

Voy a culpar a las hormonas. Es lo más sencillo y al final si estoy hormonal. Así que voy a culpar a las hormonas.

Sali de la terapia con ganas de llorar.

Muchas ganas de llorar.

La cosa es que cuando uno ha ido a tanta terapia como yo, aprende que hay que sacarle provecho a las sesiones. Y hoy tenía que tomar una decisión: hablar de lo que realmente necesito en mi vida o de lo que me está incomodando en este momento.

Fui racional y elegí cuidarme, hablar de algo que me ha generado conflicto por mucho tiempo y trabajar en las cosas que a largo plazo pesan más.

Pero eso significó que no pude trabajar en lo que ha pasado / pasa con Possibility-Boy. Así que creo que esa reflexión tendré que hacerla aquí. Tratando de pensar y sentir las cosas sin ahogarme en mis hormonas.

¿Quién es para mí Possibility-Boy? ¿Qué siento por él? ¿Para qué lo dejé entrar en mi vida? A él le asusta herirme y ayer, en una muy larga, muy confusa, muy compleja conversación, salieron muchas cosas que me dejaron con esas preguntas.

Possibility-Boy es alguien por quien siento un gran cariño y con quien me siento realmente cómoda. Con quien puedo tener largas conversaciones, viajar y chatear el día entero, yendo y viniendo en la línea discursiva. Es alguien que me hace sonreir. Pero también es alguien que siento que pone barreras y con quien algo falta. Recuerdo hace muchos años eternas discusiones con mis amigas sobre la importancia de la mariposa en las relaciones. Y no es que no haya mariposa. Es que no aletea lo suficiente.

Entre más lo pienso, entre más lo siento, creo que he encontrado a alguien que realmente puede ser un muy buen amigo. Hoy quiero pensar que la distancia física no se va a interponer y que podremos continuar construyendo. Que ese alguien que encontré sin buscar, con quien puedo hablar y ser, va a seguir siendo parte de mi vida en el futuro.

Es alguien con quien claramente no todo ha sido amistad. Y no sé en dónde poner o cómo explicar la parte física, porque ahí esta y claramente es alguien que me atrae. Pero en este punto de mi vida, sé perfectamente que en las amistades entre hombres y mujeres hay atracción y hay tensión. A veces se cede ante eso, a veces no. Y no por eso, se deja de tener una amistad honesta y profunda.

Con el tiempo también he aprendido que debo dejar de intentar definir las cosas y dejar que fluyan. Pero tras la conversación de ayer, sentí que era importante clarificar un poco más qué es lo que siento yo. Parte de todo también es cuidarme y para cuidarme debo saber dónde estoy parada.

Sigo haciendo mi tarea de no hacer futurología. De ver lo que esta frente a mí y nada más. Hoy pensaré que he encontrado a alguien que me hace bien, que me ha hecho crecer, pensar y sentir. Que me obligó a ver qué tanto había avanzado en mi proceso y que, en su momento, me demostró que cuando uno tiene claro qué es lo que quiere, es mucho más fácil verlo. Así que tomaré su amistad y su cercanía y esperaré que todo salga bien.

martes, 22 de noviembre de 2011

Escribiendo historias

Tras un maravilloso fin de semana de viaje con Possibility-Boy, la cercanía me ganó. Y de repente me encontré con sentimientos y racionamientos encontrados.

Por una parte mi cabeza decía: esto solo funciona hasta el martes cuando él se va. Él se irá, las cosas cambiarán y será hora de seguir con mi vida. Los caminos son difíciles, él tiene el mundo abierto y yo tengo claro lo que quiero. Y estamos viendo hacia lugares diferentes.

Y por la otra... sentía que todo ha fluido, que no tengo ninguna respuesta pero siento que en la medida en que todo está abierto, tal vez haya una posibilidad para seguir conociéndonos y encontrándonos. Y tengo una extraña confianza en el universo, en que por una vez, esto saldrá bien. No estoy diciendo que estaremos juntos, pero siento que él es algo bueno para mí y que no saldré herida.

Y entonces siento que hice un gran enredo de algo que podría ser sencillo. Aprender a hablar, a decir lo que pienso y siento, es complicado. Pero lo hice. El domingo le dije que me gustaría que hubiera una posibilidad para seguir en esto que hemos encontrado. Y eso fue un gran paso adelante para mí.

Pero yo soy yo y el pánico me ganó; entonces al día siguiente le mandé las señales contrarias y dejé que la tristeza de la despedida me ganara. Y nos encontramos confundidos, sensibles, tristes y sin saber bien qué hacer. Pero si hay algo bueno entre Possibility-boy y yo es que podemos hablar. Y la terapia ha funcionado así que entre frases confusas, ideas contradictorias, miedos a salir heridos y un abrazo, logramos poner en palabras lo que cada uno quería.

Junto a él vi que si he encontrado a alguien con quién todo ha sido sencillo, natural, increíblemente agradable y que sobre todo, ha fluido con completa naturalidad... no tiene ningún sentido impedir que siga fluyendo.

Y así oí cómo él no quiere dejar de explorar lo que está pasando, cómo para él es tan inusual cómo para mí y cómo ha sido feliz. "I don't know if this will be a love story, but what I really know is that I don't want a friendship with an expiration date".

Y ya no la habrá. No sé cómo funcionará o si algo funcionará. No sé qué somos o si tenemos futuro. Pero me siento confianda que estamos haciendo las cosas de la mejor forma posible, diciendo todo, abriéndonos por completo. Y no importan las definiciones, tengo claro que él quiere estar cerca, que le importo, que lo hago feliz y que quiere seguir conociéndome. Y por una vez... el sentimiento es mutuo.



lunes, 12 de septiembre de 2011

Desde Colombia

Venir a Colombia siempre me obliga a reflexionar, a ver en dónde estoy y qué quiero. Ayer mi primo me llevóa ver una amiga y en el camino él hablaba de cómo quisiera no irse nunca del país. Yo por mi parte pensaba en lo diferente que soy y cómo cada vez me convenzo más de que no tengo a qué volver.

Y es un sentimiento extraño. Porque yo vengo y soy feliz, y me siento querida, protegida, respetada y valorada. Están las personas que mejor me conocen, los que más me quieren y aquellos que son incondicionales. Aquí no tengo que explicar quién soy o por qué soy. Y sin embargo... siento que no podría volver. Que la felicidad de los primeros días, pronto se traduciría en la sensación de que no encajo, de que mis amigos han cambiado, que yo he cambiado y que los planes que antes hacíamos ya no nos funcionan ni a ellos ni a mí. Cuando estoy aquí me cuesta imaginarme cómo sería una vida en Bogotá. No quisiera vivir con mi mamá y no sé quiénes serían mis amigos del día a día, de salir los fines de semana, ir a cine, ir por un café e ir a cenar.

Nuevamente el deseo es el mismo: Si yo me encontrará una lámpara mágica, quisiera tener la posibilidad de venir más seguido. Poder estar en los cumpleaños, paseos, comidas grandes, etc., sin tener que dejar mi mundo que en estos casi-cuatro años por fuera, he construido.

Tocará pensar en cómo se logra eso.

*** Durante el paseo con mi primo, él también habló de lo fácil que es conocer gente. Tengo que enfocarme en eso. Abrir espacios, encontrar otros mundos.


sábado, 9 de julio de 2011

Decisiones

Hoy regresé al acupunturista. La llegada de Ginebra ha traido de nuevo mis alergias y me paso los días estornudando, sonándome y con los ojos hinchados. Y yo ya estoy harta de tener mis ojos hinchados. Dos meses de llorar intensamente son suficientes como para ahora ejercitar mis párpados a causa de la gata.

Y en cuanto la sesión empezó, el acupunturista con unas pocas palabras logró que yo hablara de mi dolor, del proceso que estoy realizando y de la rabia que siento. Él se limitó a oírme y luego a felicitarme... Según él, es maravilloso que yo por fin haya dejado que alguien rompiera todas las barreras que pongo, que yo me atraviera a saltar al vacío y arriesgarme a amar. Luego me dijo que soy intolerante al amor, que probablemente por eso soy alérgica a Ginebra, quiero su cariño, pero lo rechazo. Yo no sé si realmente lo que me dijo es cierto, quiero pensar que no. Pero lo que es cierto, esque efectivamente me cuesta mucho abrirme a las personas, dejarlas acercarse a lo que soy realmente y Open-Boy derrumbó todas las barreras que yo tenía, pasé de no atreverme a sostener su mirada por miedo a que me viera de verdad, a ser amada por lo que soy.

Luego el acupunturista señaló la importancia de hacer bien este proceso, de aceptar lo que pasó como un evento que puede cambiar mi vida, lo que soy y cómo vivo. No es suficiente con estar haciendo bien las cosas, escribiendo, yendo al gimnasio, trabajando, going thorough the motions como ya he dicho... es necesario abrirme al aprendizaje que el amor que sentí por Open-boy generó en mi vida. Encontrarlo, amarlo y perderlo, tienen que servirme para crecer, aprender y vivir mi vida de una mejor manera. Hasta ahora, gran parte de mi rabia es producto del sentir que él no esta cumpliendo con su parte del trato, que él no esta siendo feliz.... pero no se me había ocurrido pensar en qué estoy sacando yo de lo que viví. Todo lo pensé en términos de él: quién sería yo en su historia? la niña que le hizo ver lo importante que es ser feliz, etc. Cómo quedaría yo tranquila? dejándolo ir para que tenga lo que él considera es su felicidad... y yo? qué voy aprender yo de esta historia?

Con todo esto en mi cabeza, llegué a despedir a mis tías. Volví a sentirme querida y parte de mi familia. Las abrace y agradecí su visita. Y entonces, mi tía, la que vive aquí, me habló de lo maravilloso que ha sido iniciar un proceso de terapia con una psicóloga maravillosa que para mayor alegría es de formación sistémica. Le pedí el teléfono y el lunes llamaré a pedir cita. Ya no quiero simplemente estar mejor, quiero salir de esto habiendo aprendido, crecido y madurado, para así ser realmente feliz. Si su parte del trato alguna vez fue ser feliz... yo debo hacer lo mismo. Buscar y ejercer mi propia felicidad.