Mostrando entradas con la etiqueta Possibility-Boy. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Possibility-Boy. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de abril de 2013

Dos años y el silencio

Te despiertas y antes de abrir los ojos ya sabes que será un día donde su recuerdo pesará. Los días han pasado y de repente, hoy se cumplen dos años desde la noche que lo conociste. Tomorrow you'll be worlds away and yet with you my world has started. Aún te acuerdas qué te pusiste, la sensación cuando él abrió la puerta y lo viste por primera vez, el roce con su brazo cuando tomaron mezcal. Caminar de regreso a tu casa tratando de decirte que no te gustaba. La vida ha pasado, tú has cambiado pero hoy sientes que aún hay cosas que no han cambiado lo suficiente. Hoy no puedes no extrañarlo, no querer sentir su mano entre la tuya o su cuerpo cerca cuando duermes. Te tratas de decir que es lo mejor pero hoy no se siente así. Quieres tener furia por durar tanto tiempo extrañando a alguien, quieres que te enfurezca que dos años más tarde te despiertes con su ausencia pesando en tu vida. Pero no es así, hoy solo sientes tristeza de la vida que no fue. Hoy oyes las canciones que decían lo que tú sentías. If he asked, I’d be his. Haces tu vida y finges que todo está bien. Eres buena en eso, ya no eres la que llora inconsolable frente a la compu. Esos días han quedado atrás. Hoy eres la que tiene el corazón triste pero puede sonreír, dar las gracias por el té que ha comprado, mandar mails de trabajo y hasta hacer chistes tontos sobre por qué olvidó el cargador en la casa. Pero todo se siente distante. Esta esa que bromea y la que tiene todos los recuerdos alborotados. Hoy todas las preguntas que no te permites hacer en tu vida normal, gritan en tu interior. ¿Cómo estará? ¿se acordará que hoy es hoy? ¿también le pesará? ¿será feliz? ¿pensará en mi? ¿habrá cambiado? Hace unas semanas cuando caminabas por la playa con Possibility-boy te diste oportunidad de hacer lo que nunca haces, preguntar en voz alta a alguien que tiene la respuesta, por él. Le dijiste que te dolía no haber recibido nunca aquel correo donde él te dice que es feliz. Possibility-boy respondió que él está bien y que tal vez si no te ha escrito es porque él solo es feliz si no se acuerda de ti, solo está bien si no deja que haya nada de ti en su vida. Tú pensaste que sería fantástico poder hacer eso. Pero esa no eres tú. Y sabes que estás mejor, que cada vez son menos las noches en que te sueñas con él y amaneces con el alma triste; cada vez eres más valiente a la hora de enfrentar las minas emocionales, pero aún no eres capaz de ir a ciertos lugares y entonces prefieres dejarlos tan solo como recuerdos… Y aunque cada vez su ausencia pesa menos, nunca se desvanece del todo. Ahí está. Sabes que jamás volverás a verlo pero hay noches donde no puedes evitar soñar con eso. Y claro, cuando hay diminutas posibilidades de ir a su ciudad, te dan ataques de ansiedad de tan solo pensarlo. Por más de que te digas que la probabilidad de encontrártelo en la calle es casi nula, una parte de ti quisiera ir un día caminando y verlo. Así sea de lejos, así sea por un instante… tal vez entonces sabrías que él realmente está bien, que estos dos años donde no han estado, esta vida completa que te espera de vivir sin él… todo lo que no fueron, vale la pena. Que el amor que le diste dejándolo ir, valió la pena. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

De por qué se me ocurrió que era una buena idea desnudarme frente a 150 personas

Dice mi amiga Gabidearest que a veces sería más fácil que yo metiera drogas. El domingo pasado en un momento pensé que tal vez tiene razón. Al menos las drogas podría consumirlas en una casa, protegida de la lluvia, con gente de confianza a mi alrededor y… vestida.

Pero por muchos motivos y una larga historia familiar desde que era una adolescente tomé la decisión de no consumir drogas y no lo hago. Así que busco otras formas de provocarme emociones fuertes. Otras formas de enfrentar mis miedos y medir mis límites.

Y qué mejor forma de hacer eso que desnudándome en público.

Ahora. Una cosa es enfrentar los miedos y otra terminar arrestada por exhibicionismo. Y yo podré ser muy valiente pero por un lado las cárceles mexicanas me aterrorizan y por el otro, no tengo tanta personalidad como para empelotarme en frente de la gente porque sí.

Así que la ocasión fue una sesión de fotos de Spencer Tunick, ese fotógrafo que se ha hecho famoso por sus imágenes de miles de personas desnudas en lugares públicos. Desde que empezó en el 92 eso es lo que le gusta al tipo.  Aparentemente en 1994 posó y fotografió a 28 personas desnudas frente a la ONU en Nueva York y ahí fue cuando vio lo poderoso que pueden ser esta especie de instalaciones artísticas momentáneas donde la gente se quita la ropa para la foto.

En una entrevista Tunick dijo que le gusta como cuando tantos individuos se desnudan al tiempo hay una reconfiguración individual de lo que es la desnudez y lo que es la privacidad. Y eso es efectivamente lo que pasa. De repente todo se transforma y uno empieza a ver las cosas de forma distinta.

Pero vamos a cómo fue el cuento. Y cómo además de ser una experiencia maravillosa en términos de cómo me relaciono con mi cuerpo, fue una lucha casi que innecesaria contra la naturaleza que terminó conmigo a punto de la hipotermia.

Hace unas semanas mi amigo Barragán me preguntó si iría a lo de Tunick. Dos minutos después yo ya estaba registrándome en una página para el festival La Calaca en San Miguel de Allende, el primer pueblo que conocí en México y que queda a unas 5 horas del DF. Aparentemente en esta ocasión el fotógrafo quería hacer algo relacionado al día de muertos y tenía un cupo limitado para los que quisieran posar. Sin importar que el evento fuera en domingo y yo al día siguiente tuviera que trabajar me registré y esperanzada esperé el mail donde me dijeran que había sido aceptada. Unos días más tarde el correo llegó y con Barragán organizamos el viaje.
El sábado salimos del DF, paramos a comer en Querétaro y hacia las 6 de la tarde llegamos a San Miguel. Dado que Barragán tenía que trabajar yo decidí que saldría a dar una vuelta. Bajé los tres pisos del hotel hasta el lobby para encontrar que diluviaba. Me regresé pensando que es bastante inusual que en noviembre llueva. Y menos de esa forma. También pensé que ojalá el día siguiente amaneciera despejado porque el mail era claro: estábamos citados a las 3:30p.m. “Rain or shine”.

Mis deseos no se hicieron realidad, al día siguiente San Miguel amaneció gris y lluvioso. Un correo de la producción decía que solo había cupo para los primeros 300 que apareciéramos, razón por la cual con Barragán decidimos llegar una hora antes. Lo único que yo no iba a permitir era que después de viajar hasta allá, yo fuera la número 301 y quedara por fuera del plan.

La cita era en una cosa llamada Los Senderos que por lo que pude entender es el terreno donde planean hacer un condominio ecológico con viñedos y huertas orgánicas. Es enorme y hasta el momento lo único que tiene es un restaurante pequeño, una oficina donde me imagino entre semana le muestran a los hippies ricos donde podrían construir su casa y unos baños bonitos pero donde solo hay un inodoro por género.

Y como buen terreno ecológico que se respete, el piso no está pavimentado. Como la noche anterior había diluviado y ese día seguía lloviendo, había barro por todas partes. “Esto va a estar divertido” dijo Barragán mientras buscábamos el lugar para registrarnos. Una vez que hicimos ese proceso nos dedicamos a esperar. Y esperar. Y esperar. Como al principio solo lloviznaba nos sentamos bajo un árbol pero para cuando empezó a llover más duro nos refugiamos bajo el techo de la oficina de registro.

Unas horas más tarde algunos aparecieron con cobijas las cuales no fueron suficientes para todos, a pesar de que nunca llegamos los 300 que estaban esperando, tan solo 150. Inicialmente nos dijeron que empezaríamos a las 5 “allá arriba pasando ese árbol”. Pero gracias a la lluvia nunca llegamos a allá arriba y ante la opción de cancelar la sesión de fotos, la producción y Tunick decidieron cambiar la locación.

Ahora, yo no soy fotógrafa y en general cuando hago eventos en la oficina subcontratamos a los que se encargan del tema, pero quiero pensar que no es tan absolutamente avanzado la idea de contar con un plan b cuando uno va a hacer una sesión de fotos a la intemperie. Pero parece que para esta gente lo fue. Así que para cuando decidieron que la locación se movía empezaron a medir el nuevo terreno, a decidir dónde pondrían a la prensa que había ido a cubrir el evento (y que por una vez no me tocó atender… fue raro no estar pendiente de ellos) y dónde nos haríamos los salvajes que seguíamos dispuestos a desnudarnos en ese maldito frío y bajo esa maldita lluvia.

Vimos como los asistentes de producción desarmaron pacas de paja, para luego extenderla sobre el barro sin que pudiéramos comprender muy bien la lógica del tema. También vimos como los 3 megáfonos que llevaban no funcionaban y no podían darnos informes de lo que estaba pasando. Las horas pasaban y la lluvia subía y bajaba de intensidad. Pero nada más pasaba. Ninguna foto.

Yo trataba de no pensar mucho en lo que pasaría. Veía a la gente, los oía hablar y bloqueaba la idea de que en un rato los vería desnuda. Con más esfuerzo bloqueaba el pánico de saber que en un rato me verían desnuda. Y es que la verdad es que sí era algo que me daba mucho miedo. Unos días antes del tema, le conté el plan a un ex romance quién me preguntó si yo no tenía complejos acerca de mi cuerpo.  Claramente tengo, y muchos. Puede que hoy tenga menos que hace unos años pero eso no quiere decir que me sienta 100% cómoda con la forma que me veo. Menos estando desnuda y muchisisimo menos frente a un montón de extraños.

Finalmente y después de casi 3 horas de espera nos dijeron que estaban listos para empezar, llamaron a 30 hombres altos quiénes salieron de la oficina donde nos encontrábamos y bajaron a donde habían puesto la paja. Allí les dijeron que se desnudaran mientras el resto seguíamos esperando. Sin que hubiera mucha claridad sobre el proceso, eventualmente los hombres terminaron adelante y las mujeres nos quedamos de nuevo esperando.

La sensación en el ambiente era de nerviosísimo y alegría. Algunas hablaban del frío y lo que sería estar bajo la lluvia, otras preferían comentar la última película que habían visto y algunas como yo enmudecimos. Finalmente nos llamaron y ahí empezaron los problemas, para llegar a donde teníamos que desnudarnos teníamos que bajar por una trocha llena de barro (lodo). No había forma de escapar. Cada una intentó ensuciarse lo menos posible pero todas llegamos con los zapatos negros.

Ahí vimos a los primeros 30 hombres que ya estaban desnudos y tenían unas telas blancas transparentes con las que trataban de cubrirse. Esa primera imagen fue extraña y aunque uno no quisiera mirar era imposible no notar la absoluta desnudez de quiénes estaban a unos pocos metros de mi.

Ahí a los genios de la producción se les ocurrió que era el mejor momento para darnos las instrucciones para la foto. Por qué no lo hicieron cuando estábamos en un espacio cubierto y no había 30 idiotas empelotos es algo que jamás voy a entender. Sin que hubiera un buen traductor, Tunick procedió a explicarnos que haríamos de espíritus, de muertos, que debíamos tomar las telas y cubrir con ellas nuestro cuerpo pero que teníamos que tener mucho cuidado de no ensuciarlas en el barro. Nosotros podíamos estar sucios pero las telas no.

También añadió que esta no era una experiencia para todos, que aquel que no se sintiera bien debía salirse y que por favor nos cuidáramos los unos a los otros. Que nos fijáramos quién estaba bien y quién no. Palabras sabías para lo que sería una sesión de prácticamente una hora.

La cosa es que entre los problemas a la hora de traducir las instrucciones, la pelea de Tunick con los que no se querían salir de debajo del balcón donde guardarían nuestra ropa y ya ni sé qué más cosas, los que estábamos vestidos oyendo, tuvimos que pasar 20 minutos bajo la intensa lluvia. Yo solo pensaba en lo horrible que sería regresar a vestirme con ropa emparamada y en que por qué carajos no podíamos empezar ya a desnudarnos.

Para cuando por fin pudimos tuve ese instante de “no quiero, qué carajos estoy haciendo aquí, muero de la pena, no quiero que nadie me vea”. Pero ya no había nada que hacer así que respiré y me quité el saco. Afortunada o desafortunadamente lo siguiente que pasó fue que vi mis tennis, los cuales estaban totalmente embarrados. Fue afortunado porque entonces solo me concentré en pensar cómo podría quitarme la ropa sin embarrarla toda. Desafortunado porque no encontré una estrategia lo suficientemente buena y todo, terminó con barro.

Necesitaba quitarme los zapatos sin tocarlos pero era tal el barro que no podía hacerlo con mis pies, así que me quité la camiseta, me quedé en el brasiere, me llené de lodo las manos al quitarme los tennis y ponerlos en una bolsa plástica que por fortuna tenía. Mis medias entonces quedaron mojadas al tener que pisar el barrial, me quité los jeans que ya tampoco estaban limpios y me bajé los calzones como quién quita una curita rápido para que no duela.

Y entonces tocó quitarme el brasiere. Pero entre que mis manos estaban embarradas, que mi espalda estaba mojada y que yo estaba muy nerviosa, simplemente no podía. Cual adolescente inexperto, no podía soltarlo. De repente sentí una mano fría que lo quitó con total expertise. Roja de la pena pero profundamente agradecida, me limité a decir un “muchas gracias” sin atreverme a ver quién me había ayudado. Nunca sabré si fue hombre o mujer.

Terminé de poner mis cosas en la bolsa de papel que me dieron (si… de papel porque para la ropa mojada es la mejor opción según estas bestias), me anotaron un número en el brazo para que pudiera reclamarla y me dieron mi telita transparente.

Caminé entre personas vestidas, a medio vestir y totalmente desnudas. Intenté taparme con la tela lo mejor que pude sin que se cayera al suelo, metí la barriga como si eso sirviera de algo y me dirigí a donde sería la foto.

Y entonces fue que vi un amplio terreno donde ya había varias personas intentando elegir el mejor lugar para posar. Me concentré en no pisar el popó de vaca que había en el piso, en no caerme entre el barro, olvidarme del frío, de la lluvia y de la infinita sensación de vulnerabilidad.

Dicen los medios que la zona donde nos tomamos las fotos tenía mezquites, que según wikipedia (porque yo no sabía) son unas plantas que se dan en zonas áridas y semi áridas. La descripción dice que son “árboles que llegan a medir entre 6 y 9 metros de altura, aunque es común encontrarlos como arbustos. Tienen hojas angostas, largas con puntas suaves y ramas con espinas”. Y sí, todos vivimos las espinas.

Los asistentes de producción nos hicieron meternos entre las matas. Como si estuviéramos vestidos y con botas de jardinero, nos obligaron a hacer un lado las hojas y las espinas hasta estar entre los arbustos. Cada uno fue encontrando su espacio. Y luego volvimos a esperar. Bajo la lluvia. En el frio. Desnudos.

A lo lejos se oía una música espantosa, una especie de trance noventero al cual todos terminamos bailando para calentarnos. (Si hubiéramos estado en Colombia alguien probablemente hubiera cantado la marcha del calentamiento, pero aquí no sucedió). Pronto perdimos la timidez, empezamos a hablar y a todos se nos olvidó la desnudez.

En un intento de protegerme de la lluvia me puse la tela sobre la cabeza y los hombros. Un tipo que estaba a unos metros de mí me dice “perdóname que te diga, pero con la tela así pareces una virgen”. La carcajada fue general y le dije que yo de virgen tenía poco. “¿Entonces no eres milagrosa? Yo ya te iba a pedir que me hicieras el milagro de un jacuzzi”, ante lo cual le respondí “Si fuera a realizar milagros, empezaría con ropa seca y una chimenea para mí”.

Tras un rato más de espera, por fin empezaron las fotos. A lo lejos veíamos a Tunick quién en algunas ocasiones no encontraba la cámara que quería, porque volvemos a que los de producción son la cosa más inútil que he visto en mi vida. Debíamos tapar todo nuestro cuerpo con la tela y pegarla para que se viera la desnudez. Tras algunas fotos nos pidieron dispersarnos y cambiar de lugar. Los de atrás hacia adelante y al revés.

Caminé buscando un lugar con pocas espinas y barro y sin darme cuenta terminé en la primera fila. A mi lado una argentina me dijo que ahora sí seguro íbamos a salir en las fotos. Una parte de mí quiso salir corriendo, otra se negó a volver a meterse entre los mezquites y una más ya estaba demasiado cansada y congelada para tomar decisiones. Las poses variaron, que con los ojos cerrados, que con los brazos estirados, que con los brazos a los costados. Cada vez que tenía que reacomodar mi tela era una pequeña tortura por volver a ponerla fría y mojada sobre mi espalda.

Y ahí me quedé, en la primera fila, siendo fotografiada, quieta, con los ojos cerrados. Sentí el silencio, la lluvia sobre mi cuerpo y los clicks de la cámara. De repente me olvidé que estaba desnuda. Dejé de sentir frío.

Finalmente la sesión terminó y la ventaja de estar en la primera fila fue que fui de las primeras en llegar a donde tenían las bolsas con nuestra ropa. Me la pasaron y procedí a ponerme los jeans mojados, el brasiere mojado y la camiseta… mojada. Estaba en esas cuando me reencontré con Barragán a quién en algún punto de la sesión perdí. Él es un muy buen amigo, fue el que me llevó a la clínica el día que me caí de la bicicleta, es una buena persona. Pero no es alguien tierno, ni es alguien dulce, ni quién muestre preocupación fácilmente. Así que cuando le vi pánico en sus ojos y me agarró el brazo ordenándome que me pusiera YA el saco me asustó. Le dije que estaba mojado y que iba a ser peor. “Pues algo tienes que hacer porque tienes los labios azules. Sube ya a pedir una cobija. Me preocupas”. Y aunque yo me sentía bien, el miedo que le vi me asustó. Caminé de regreso a la oficina, mientras apretaba con mis dedos los labios para descubrir que efectivamente no los sentía. Hubiera podido hacerme un piercing y no me hubiera enterado.

Mientras yo me ponía el saco menos mojado que tenía y recibía algo que parecía té pero sabía a agua caliente, el resto de la gente sufrió para que le dieran su ropa porque el lugar donde la guardaron no tenía luz y ya eran las 6 de la tarde, razón por la cual no podía distinguir los números de las bolsas. De nuevo, un punto menos para los genios productores de esta aventura.

Me encontré con Barragán quién tuvo que quedarse en bóxers y abrigo ya que sus jeans estaban completamente emparamados. Llegamos a su carro donde yo volví a quitarme la ropa, estaba vez para poder ponerme un saco seco que él tenía y que estoy segura, me salvó de la hipotermia. El resto de la historia es bastante predecible, cuando me metí a la ducha del hotel, mi piel estaba tan sensible que no podía distinguir entre el agua caliente y la fría, las dos quemaban por igual. Me tardé en estabilizarme y necesité de una muy buena cena, tres sacos sobre mi pijama y varias cobijas para finalmente sentirme bien.

Regresamos al día siguiente a las 6 de la mañana porque yo tenía que trabajar. Mientras Barragán manejaba, yo revisé los distintos medios y con horror me encontré en muchas de las fotos publicadas en las notas sobre la sesión de Tunick. “¿Y qué esperabas si estabas en primera fila?” preguntó mi chofer con su inexistente dulzura.

No sé qué esperaba. Pero esa ha sido la parte más inesperada de la experiencia. La pena de saberme expuesta. No me importa que cualquiera que googlee sobre el tema encuentre fotos mías, porque finalmente ese cualquiera no me conoce. Pero la idea de que la gente que sí me conoce pueda verme desnuda… me hace sentir incómoda. Supongo que es parte de lo que viví. La prueba de que a pesar de todo si tengo algo de pudor. 
Sé que al escribir esto abro la puerta a que busquen esas fotos. Yo publico algunas donde NO salgo para que tengan mejor idea de la experiencia. En mi mundo ideal no me van a buscar, pero si lo hacen no me digan y si lo hacen y me encuentran y me dicen… al menos díganme que me veía muy bien.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Necesidades

Mucho de lo que he descubierto en la terapia es que las cosas resuenan cuando son necesidades insatisfechas. Así por ejemplo, parte del dolor de la falta de comunicación con Possibility-Boy se refería a la necesidad que tengo de hablar de otras cosas, de pasar mi día conversando sobre política, cine y resolviendo el mundo con palabras.

Hoy tuve un día extraño, divertido, interesante y pesado. Vi leones, toros, sistemas de circuito cerrado, avestruces y acaricié un tigre. Además, recibí una pésima noticia al saber que no podré mudarme a una casa perfecta.

Y entonces llegué a la casa con el corazón revuelto. Al hacer el ejercicio de preguntarme qué era exáctamente lo que me tenía incómoda, fue claro. Quiero tener a alguien con quien compartir estas cosas. Alguien a quien contarle de mi día y que me cuente del suyo. Alguien que este. Alguien para quién estar.

Esto, por supuesto, no es nuevo. Pero lentamente voy viendo qué requiero de esa persona y qué requiero yo para poder estar tranquila con la persona que aparezca. Para que entonces, mis necesidades estén satisfechas y yo pueda estar bien, al estar con alguien. Así que ahí voy, sintiéndome cómoda con lo que soy y lo que quiero. Decidida a que mi mayor compromiso sea conmigo misma, para así poder ver a aquellos que quieren tener compromisos conmigo.



martes, 31 de enero de 2012

Un buen ejercicio, día 1.

Salí de la terapia pensando muchas cosas y cuando quise buscar de dónde había salido una cita que me gustó, Almost there and nowhere near it, encontré un blog con un ejercicio interesante que creo puede ser divertido de hacer. Así que aquí vamos.

Day One: Ten things you want to say to ten different people right now.
Day Two: Nine things about yourself.
Day Three: Eight ways to win your heart.
Day Four: Seven things that cross your mind a lot.
Day Five: Six things you wish you’d never done.
Day Six: Five people who mean a lot (in no order whatsoever)
Day Seven: Four turn-offs.
Day Eight: Three turn-ons.
Day Nine: Two images that describe your life right now, and why.
Day Ten: One confession.

10 cosas...

  1. I still miss you sometimes and wonder if you still miss me sometimes.
  2. Eres un robot y de corazón espero que eventualmente entiendas que no estoy loca por creer que cómo actúas es reflejo de lo que sientes... and by the way, I think you lie to yourself.
  3. Sweetie you are not doing a good job.
  4. Por favor vean los pros y no los contras a la hora de tomar una decisión. I will be worth it and you'll be changing a life.
  5. Eres un yo-yo emocional, ojalá tuvieras el valor para enfrentar tus miedos, porque eres alguien muy chévere cuando quieres estar cerca.
  6. Te quiero y creéme que me pesa no haber ido a visitarte, es algo que voy a hacer.
  7. No te cierres solo a tu pareja por más feliz que estés, ten cuidado con encerrarte.
  8. Es muy triste que hayamos dejado que algo que fue tan fuerte hoy ya no sea nada, es aún más triste que no puedas poner límites. Y a veces, me haces mucha falta.
  9. Hay muchas mejores formas de organizar las cosas, el bienestar de la gente realmente importa. La libertad da frutos.
  10. Y a mi abuelo... te extraño y te pienso todos los días. Estoy mejor, estoy sanando y estoy haciendo las cosas bien. Sé que te gustaría verme cómo estoy hoy.


sábado, 28 de enero de 2012

Oda contra la tecnología

Why'd they even invent caller ID?
It's, like, who is this service helping?
I mean, for centuries
Okay, well maybe not centuries,
but for, like, a lot and lot of years
people have been answering their phone,
not knowing who it is,
and as far as I can tell,
no one's died from that.

This constant obsession
with needing to know who's calling all the time
it's, like, so gross.

Like, you pick up the phone,
you find out who it is,
then you know.
Look, all I'm saying...
...if a guy doesn't call me,
I would like to reserve the right
to call him at 15-minute intervals
until he picks up.

But if he looks down
and sees my numbers
he's gonna think I'm some kind of psycho or something.
Which I'm not.
Obviously.
Yo me acuerdo llamando al niño que me gustaba a los 13 años y colgando en cuanto oía su voz. Y sé que no fui la única.

Pero eso ya no se puede. Los teléfonos tienen identificador de llamadas. La tecnología nos jodió la posibilidad de oír la voz de alguien. Y hay cosas peores.

Peores como descubrir por accidente (juro que fue por accidente) que gmail guarda todas las conversaciones que uno ha tenido y entonces un día, uno va a buscar un dato entre sus correos y se encuentra a cambio con una enorme emotional landmine. Así fue como terminé leyendo la conversación que tuve el último día que Open-Boy estuvo en México. Y ese viejo dolor que a veces creo que ya no existe, regresó. Leer como me decía "my love", "my girl" y hablaba de "my Lina" fue la estupidez más grande. He hecho el ejercicio de ver a Open-Boy como aquel que se fue, aquel que no es lo suficientemente fuerte para mí, como aquel que eligió irse... y de paso, he hecho el ejercicio de recordarlo como ese a quién amé con todo el corazón, que logró despertarme, sacarme del hoyo negro en el que estaba y cambiar por completo mi vida. Pero para lograr todo esto, sin darme cuenta hice el ejercicio de olvidar que él también fue el que me amó, el que me dijo las cosas más hermosas, se enamoró de lo que soy y me lo hizo saber de cada forma que pudo.

Y entonces, ahí voy yo, con la ayuda de la estúpida tecnología, leyendo sus palabras de amor y recordando que él me amó. Y que ni por esas, se pudo. Y entonces llevo tres días con el corazón revuelto.

Lo bueno es que ni eso me ha detenido a la hora de moverme en realizar mi proyecto personal. Él no será una excusa. Él fue el motor de los cambios, no voy a dejar que se convierta en algo que me detiene en la búsqueda de mis sueños.

*** Y dentro de las quejas contra la tecnología, por supuesto esta el hecho de que hace aún más evidente cuando alguien no quiere hablar con uno. Así uno entra a gtalk o abre Facebook y se da cuenta que Possibility-Boy esta online y que decide permanecer en silencio. Y entonces, su silencio duele un poquito más.

jueves, 26 de enero de 2012

Pensando en su silencio

"El Universo no gira a tu alrededor".

Es una de esas cosas que uno sabe. Pero que en la práctica, uno no aplica. Porque es muy difícil no tomarse las cosas de forma personal. Sobre todo, cuando las acciones de personas cercanas lo afectan a uno.

En la terapia he podido ver cómo la gran mayoría de las veces las acciones (y reacciones) de los otros responden a sus propias historias y momentos. Que entonces, nada, o muy poco, tienen que ver con uno.

Entonces hoy ando con la duda de si el silencio de Possibility-Boy es conmigo o no. Las cosas no terminaron como yo quería pero él una y otra vez insistió que yo era alguien muy importante para él, que nuestra amistad (y sí... no fui tan feliz de que eligiera esa palabra para definir lo que éramos) era fuerte y que superaríamos lo que pasó en sus últimos días en el DF. También me dijo que él no era bueno para mantenerse en contacto y que eso era algo que quería cambiar, así que si yo veía que se estaba distanciando que por favor le dijera. Y yo estuve tranquila.

Pero los días han pasado y no volvimos a hablar. Pasamos de una rutina donde yo abría el chat y casi de forma inmediata me encontraba con su Buenos días, a un silencio donde yo a veces lo saludo y no hay respuesta. Así que hice mis intentos... mandé un mail, el cual por supuesto nunca me respondieron. Espacie mis saludos para que no me acusara de intensa... y nada.

Y hoy fue mi último intento. Intenté ser lo más clara y directa posible. Decir las cosas como las pienso y siento. Hasta ahora solo ha habido silencio de su lado y tengo la sensación de que será lo único que habrá.

Y estoy molesta. Porque siento que esto tiene muy poco que ver conmigo, pero eso no significa que una respuesta no sea necesaria. También siento que esto muestra que para él, las cosas no eran tan simples como alegó en su momento.

Al final... en estos días he podido depurar todo lo que pasó y ver que al final mis sentimientos eran lo que creía: un cariño muy grande. Y por eso me duele. Porque extraño conversar con mi amigo, hablar de mil temas y tener cerca a alguien que ampliaba mi mundo. Pero si él no quiere o puede, no hay nada que hacer. Lo intenté y traté de hacer las cosas como mejor pude. Eso me da tranquilidad, aunque no me quita el dolor de sentir la pérdida de alguien que es importante.

sábado, 7 de enero de 2012

Pensando sobre la felicidad

A veces uno hace lo que no debe. Le escribí a Open-Boy y volví a los días en que su silencio pesa. Lo hice recordando que es un perder-perder, porque como siempre, cualquier información que venga de su parte dolerá. Pero extraño saber de él y a veces quisiera tener un minuto de saber cómo está, en qué anda, cómo van sus cosas. Así que le escribí. Todas las reflexiones de fin de año me generaron la necesidad de escribirle.

Pero claro, no ha respondido. Y su silencio pesa. Abro el Facebook y veo que hay un mensaje nuevo y aún cuando sé que no es suyo, se me alborota la esperanza. Y luego compruebo su silencio. Y entonces deseo que éste sea lo mejor para mí.

Pero entonces hago más cosas que no debo. Subo el cursor yno resisto la tentación de revisar lo que nos hemos escrito. Y me encuentro uno donde me dice "I hope happiness finds us both"....

Y entonces me puse a pensar en lo mucho que ha cambiado mi percepción al respecto. A través de la terapia entendí que mi felicidad, mi tranquilidad, mi bienestar, son míos y de nadie más. Que no es que la felicidad me encuentre un buen día. Es que mi necesidad de ser feliz la debo satisfacer yo y que por ningún motivo puedo entregarle esa responsabilidad a nadie más. En la medida en que he buscado llenar esos vacíos por mí misma, me he vuelto a sentir cómoda con lo que soy, con lo que quiero y he vuelto a sentirme bien.

Claramente a veces fallo y para eso esta Possibility-Boy de ejemplo perfecto. Pero al menos sé que fue un error y sé cual fue el error. Pero de igual forma sé que voy bien en el proceso. Esta venida a Colombia me ha servido para verme en los ojos de los que más me quieren y que no han dudado un minuto en decirme lo bien que me ven, lo mucho que les alegra sentirme feliz de nuevo, que les preocupaba saberme tan derrotada y que por tanto les encanta volverme a ver bien. Su visión de mí, junto a su cariño, me han recordado, una y otra vez, lo importante que es cuidarme y procurar mi bienestar.

Tras muchos años de buscar a alguien que me hiciera feliz y que llenara muchos huecos, que en su mayoría ni sabía que existían, en los últimos meses me he dedicado a buscar hacerme feliz yo misma, a cuidarme, a ver de frente los huecos y tratar de alguna forma de llenarlos y lidiar con ellos.

Y no es que no quiera a alguien. Eso es algo que sigo anhelando profundamente. Pero ahora entiendo que lo que yo realmente quiero es un compañero, alguien que este ahí acompañándome en la vida mientras yo soy feliz y estoy bien por mis propios medios.

Ya no quiero que la felicidad me encuentre como dijo Open-Boy, quiero crear mi felicidad, mantenerla y apropiarme de ella, al igual que de mi bienestar y mi tranquilidad. Y solo así, estaré lo suficientemente bien como para poder acompañar yo a ese alguien más que me acompañe a mí.

miércoles, 4 de enero de 2012

Lo divertido de lo light

Esta ha sido una visita diferente a Colombia. Navidad en Cartagena con mi papá y luego días en Bogotá, los cuales han sido distintos. Adri no esta, mis amigas en su mayoría tampoco, mi tía se fue de viaje al igual que mis primitos así que de repente me encontré con el espacio para hacer otro tipo de planes, hacer otras cosas y ver gente que no veía desde que me fui.

Y en esos reencuentros, reapareció una buena amiga con quién en algún momento de la vida salía mucho en plan de rumba y quién en su momento me presentó a JC con quién siempre me divertí pero con quién la cosa nunca terminó de cuajar. Salimos un tiempito pero la cosa al final no funcionó. A JC lo quiero porque me trae recuerdos muy chéveres y aunque nunca encajamos, es alguien con quien pasé muy rico y es una buena historia para recordar. Así que una noche en esta visita, de repente estuve rumbeando con ellos, reviviendo una muy buena época de mi vida. Y claro, la química seguía ahí y la atracción también. Así que dejé que las cosas fluyeran y recordé lo divertido que es tener un romance light.

Con JC nada va a ser serio. No vamos a sentir grandes cosas el uno por el otro, no nos vamos a enamorar ni sentiremos una enorme conexión que genere fuertes sentimientos y me haga terminar en conversaciones hartísimas como las que tuve con Possibility-Boy. No lo haremos porque no es lo que somos y porque además, no tenemos el tiempo de que pase nada distinto a un par de salidas divertidas, coquetas y absolutamente lights.

Luego de un año donde una vez se abrió mi corazón, los personajes que aparecieron, generaron profundas e intensas emociones, las cuales estoy feliz de saber que puedo sentir... es maravilloso también tener unas vacaciones de tanta intensidad y simplemente encontrar a alguien con quién me río, a quién puedo molestar en español (y aún mejor... en colombiano!), rumbear como hace mucho no hacia, quedarme hasta las 4 de la mañana echando lora (de nuevo, soy feliz de hablar en colombiano) y tener un romance veraniego, sin dramas, y sobre todo, sin conversaciones sobre lo que somos y no somos ni reflexiones sobre lo que pasará más adelante. Aquí todo es light, chévere y extremadamente divertido.

Y por eso, esta noche, estoy muy feliz.


*** El universo no deja de querer demostrarme que la vida es irónica, que Bogotá es un pueblo donde todo el mundo conoce a todo el mundo y me encontré sabiendo cosas fuertes sobre el Ex... quién se lo hubiera imaginado.



viernes, 30 de diciembre de 2011

Despidiéndome del 2011

La lección de la noche: conócete a ti mismo.


Ayer fui a tomar un larguísimo café con Pollo, que por supuesto terminó en un par de ginebras, una cena y una sobremesa con meseros revoloteando a nuestro alrededor con ganas de que nos fuéramos ya a la casa.


Hablamos del año, de todo lo que ha pasado y cuánto nos ha cambiado la vida, para que al final, casi todo siga igual. Por muchos años, al final de cada año, me tomaba el trabajo de escribir un resumen de lo que había vivido. Por algún motivo, dejé de hacer esto cuando llegué a México.


Pero el 2011 ha sido muy largo, muy intenso y muy profundo para no escribir al respecto.


El año empezó conmigo derrotada. Me cuesta un poco de trabajo de pensar en cómo pasé los primeros meses. Decidí poner distancia con Tattoo-boy para no salir herida cuando él se fuera del país. Barreras sobre barreras, muros sobre muros. Y se fue dejándome un vacío extraño de saber que él no era, que no lo sería y con la infinita sensación de que nadie lo sería. Los meses pasaron y mientras escribo esto, sigo teniendo problemas recordando esa época, tal vez por el hecho de que iba en automático, viviendo sin ganas, haciendo lo que tocaba, sin sentir.


Me aburrí en la casa, me mudé y traté de pensar que sería un nuevo inicio. Pero de nada sirvió cambiar de escenario cuando la sensación de haberme rendido, llenaba gran parte de mis días. Para complicar un poco más las cosas, los que en un momento consideré mis grandes amigos, mi familia en México, se desvanecieron dejando solo preguntas sobre su ausencia.


El único momento de ese inicio del año donde me sentí realmente bien, fueron los 4 días que vine a Colombia para el matrimonio de Adri. Por primera vez desde que me fui del país, sentí que encajaba, que mi presencia tenía sentido y esa sensación de incomodidad que tantas veces he sentido desde que vivo en México, no estuvo por ninguna parte. Como le diría mucho después a Open-Boy, fueron los 4 días más felices en mucho tiempo. Y fueron así de felices porque sentí que estaba compartiendo algo realmente grande con alguien a quién quiero con el corazón, porque tuve tiempo de estar con los que más quiero, de ver a mi familia y tener un día de felicidad con mi mamá. Por una vez, no tuve la culpa de no estar en los grandes momentos de la gente que quiero. Estuve y fui parte. Y eso significó mucho más de lo que me pude haber imaginado.


Pero regresé para seguir en el piloto automático de siempre, con la certidumbre de que no había, ni habría, a nadie a quién querer.


It was the best of times, it was the worst of times.


Y una noche, en una salida de guía turística mi vida cambió. Le decía a Pollo que aún recuerdo la sensación cuando Open-Boy abrió la puerta y yo lo vi por primera vez. Sonará cursi, pero desde el saludo, yo sentí que algo se movió en mi interior. Dadas las circunstancias, inicialmente me negué a aceptar que me gustaba, pero sin darme cuenta a qué horas, mi corazón volvió a abrirse. Encontré a alguien con quién me conecté como jamás lo había hecho, que me hizo sentir lo que pensé imposible, a quién amé como jamás he amado y quién me amó por lo que soy. Fueron los mejores y los peores días de mi vida. Ya no hubo barreras, no hubo muros, no hubo nada. Solo el amor que sentimos y la profundidad de una conexión que muchos meses después aún resuena en mi vida. Por primera vez entendí lo que era amar a alguien tanto, que su felicidad era más importante que el estar juntos; en la medida en que comprendí que para él la única opción posible de estar bien y ser feliz era alejándose, lo dejé ir, con la esperanza de que él este en lo correcto y así pueda tener una vida con la felicidad que se merece.


Open-Boy fue un terremoto cuyo impacto aún no termino de vivir. Y, como todos los clichés, tan rápido como llegó, se fue; dejándome destruida y sin saber cómo armar mi vida, sabiendo que era posible sentir amor pero que no era posible tener su amor. Los días que siguieron fueron de los más dolorosos de mi vida. Hoy me parece como si solo hubiera habido llanto en esa época de mi vida, volqué mi corazón en este blog y traté de exorcizar mi dolor a punta de palabras y canciones. Como nunca antes en mi vida, la música llenó mis días y me apoyé en las palabras de otros para decir una y otra vez lo mucho que me dolía su ausencia, sus palabras, su silencio. Mi frustración ante una vida que no era posible.


Pero ni el harakiri emocional que fue Open-Boy logró convencerme que era posible encontrar a alguien con quien compartir mi vida. Fue necesario que en medio de la inmensa tristeza, apareciera el Sr. S para que yo empezara a contemplar que las cosas pueden ser distintas. Unos besos atorados de sentimientos se convirtieron en salidas donde yo sentía algo distinto al dolor de la ausencia de Open-Boy. De repente me encontré disfrutando del Sol, teniendo conversaciones inteligentes y ante todo, me encontré sintiendo.


No era igual. No era tan profundo. No era tan intenso. Pero yo sentía. Y el Sr. S, también sentía. Y eso tuvo un gran efecto en la forma en que veía el mundo. Para lograr salir del hondo hueco en el que me metí, fue necesario volver a terapia. Y ahí aprendí la importancia de preguntarme para qué y no por qué. De dejar entrar y de tener confianza en el universo y sobre todo en mí. Volví a confiar en que las cosas saldrían bien. Hoy pienso y siento que las cosas, saldrán bien.


Y mientras pasaba mis días asoleándome, yendo a terapia e intentando terminar de dejar ir a Open-Boy, el universo se encargó de obligarme a frenar y detenerme. Me tocó darme contra el mundo, terminar en muletas y con el cuerpo totalmente golpeado, para que yo me permitiera estar conmigo misma, para que dejara de esconderme en la música, las películas, las series de tv. Tuve que parar, descansar, aceptar el silencio y la soledad. Con dolor acepté que el Sr. S nunca sería alguien dispuesto a estar de la forma en que yo quiero y lo solté también a él, agradecida de que al hacerme parte de su vida, me hubiera permitido recobrar la confianza en las posibilidades.


Al mismo tiempo, por fin dejé ir a V, quién tras repetir las promesas de siempre, continuó siendo una ausencia cuando más lo necesitaba. En las últimas sesiones de terapia he hablado mucho sobre la importancia de poner límites. Es algo que me cuesta trabajo y que me ha generado grandes problemas. Con V fue necesario soltarlo y darme cuenta que él realmente hacía mucho no era parte de mi vida. Anoche encontré algunas conversaciones que tuvimos cuando éramos más cercanos y me dolió su ausencia; lo veré próximamente pero ya no quiero continuar en una dinámica donde él promete, yo me ilusiono y luego enfrento la realidad de una ausencia. Quiero pensar que podré tener un contacto casual como lo tengo con tantos en Colombia, pero yo ya no quiero nada más profundo.


En septiembre, volví a Colombia, en muletas y por primera vez, en un plan distinto a las vacaciones. Crecer en el trabajo culminó en mí, dando un entrenamiento, con conocimiento de causa y con el Ex tomando nota. Entendí que el universo da las vueltas que quiere y que la ironía es parte de la vida, que incluso lo imposible pasa y que no puedo convencerme de que algo no sucederá, porque no controlo mi futuro.


El trabajo cambió, se abrieron posibilidades y en un año mis tareas, responsabilidades y retos se ampliaron, obligándome a desarrollar nuevas habilidades, enfrentarme a situaciones distintas y probarme que si puedo. El término frenemies adquirió completo sentido en mi vida y tuve que asumir que abrir el corazón trae sus riesgos en lo laboral, cuando los que fueron amigos dejaron de serlo. Aún así, opté por no volver a cerrar mi corazón. Porque ya no quiero vivir una vida con el corazón cerrado.


Cuando todo parecía estar volviendo a la calma, descubrí que en mi interior hay toda una faceta que yo desconocía. Ayer por primera vez hablé de ésta en voz alta con alguien diferente a mi psicóloga. Tener a alguien que no me juzga y a quien puedo aceptarle lo que me asusta, atrae y que entiende que aún estoy construyendo el significado del tema, me dio tranquilidad y la sensación de que no estoy sola.


Y otra buena noche, me encontré hablando con alguien que me generaba al mismo tiempo, atracción y rechazo. Al encontrar a Possibility-Boy temía estar repitiendo mi pasado y dudaba de qué era lo que realmente me gustaba, si él por lo que era o por su parecido con Open-Boy. Intenté hacer las cosas de manera diferente. Dejé mi corazón abierto, dejé que las cosas fluyeran y confié en mí, en el proceso que he hecho y en la sensación que él no me haría daño. Las cosas no fueron tan simples como yo hubiera querido y en un escenario ideal él y yo nos encontraríamos en un lugar donde tuviéramos la posibilidad de explorar lo que hay entre los dos. No creo que esto llegue a pasar, pero también soy consciente de que algo no termina de cuajar con él y que para rematar, él no tuvo la sensibilidad para despedirse como yo hubiera querido. Y para doblemente rematar, él no tuvo la necesidad de tener mayor cercanía antes de despedirse. Y esas tres cosas, sumadas a la certeza de que él vivió las cosas de forma completamente diferente, no las puedo obviar. Hoy tuvimos una larga conversación donde creo que finalmente se aclararon muchas cosas, pero también vi que me falta mucho para trabajar, que aún me cuesta mostrar lo que siento tal y como lo siento y que aún transmito barreras. Tengo miedo de volver al DF y encontrar que la tranquilidad que he sentido en estos días no es tan grande y que a cambio, hay una nueva ausencia. Él tiene confianza en lo fuerte que es nuestra amistad y yo quiero pensar que él seguirá siendo una parte importante de mi vida, porque ante todo, por él siento un inmenso cariño.


Y entre los diferentes hombres, en medio de los cambios laborales, las presencias y las ausencias, lo que más hice este año fue escribir. Construí una historia que está en camino, que es mi reto personal y que me hace crecer, pensar, sentir y ser mejor. Que es el mejor espacio para soltarme y sentirme bien.


Muchas cosas pasaron. Sigo en el mismo trabajo, sigo soltera, sigo viviendo en el mismo barrio. Pero soy otra. He recobrado la confianza en mí, en la vida, en el trabajo que hago, en la historia que escribo y en lo que puede suceder. Por fuera casi todo sigue igual. Por dentro, todo ha cambiado.


Y solo por eso… este año es importante.


Estoy decidida a que el 2012 sea el año en el que logre mis objetivos. Quiero que mi proyecto personal suceda y tener la fuerza para hacer mis metas realidad. Quiero ser la persona que hace que las cosas pasen y que se esfuerza por tener lo que realmente quiere y necesita. Además, quiero abrirme a más cosas nuevas, atreverme a nuevos retos, conocer más gente. Ante todo quiero seguir trabajando en mí, en tener una mejor relación con los que me rodean, donde yo tenga claro cuál es mi papel, donde los límites existan y se respeten. Quiero seguir conociéndome, quiero terminar de soltar los roles que no me corresponden, las ausencias que me hacen daño y los patrones que me impiden tener la vida que quiero. Por primera vez en mucho tiempo, siento que es posible encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera, alguien que tenga claro quién es, que no le tenga miedo a sentir y que esté listo para construir algo a mí lado. Espero que esto suceda y el personaje aparezca; mientras tanto yo seguiré trabajando por estar bien, cómoda conmigo misma y en paz con lo que soy.

jueves, 22 de diciembre de 2011

A big mess

Ha sido un día increíblemente largo. Mientras espero subirme al avión para irme a Colombia, espero poder soltar la tristeza y confusión que tengo.

Siento que como le dije a S, I'm a big mess.

Y aunque hubo una gran sorpresa que me demostró que puedo tener esperanza... el sentimiento de no hacer las cosas bien y de haber enredado todo, me pesa.

Quiero pensar que mis vacaciones me darán espacio para pensar, sanar y reorganizar lo que pienso y siento. Y que cómo efectivamente me dijeron, habrá oportunidad de hablar las cosas cuando sea el momento indicado.




miércoles, 21 de diciembre de 2011

Por el derecho a la incoherencia

Ayer escribí sobre cómo creía que ante todo entre Possibility-Boy y yo había una gran amistad. Pero también acepté que no sabía muy bien cómo incorporar la parte física en la definición que estaba creando.

Porque como diría alguien con quien trabajé hace mucho tiempo "las cosas de piel son fuertes".

Y hoy la piel me pesa.

(Probablemente pesa aún más por mis bonitas hormonas, pero qué le hacemos, es parte de lo que soy).

Me pesa porque sé leer las señales y desde ayer sabía que él estaba en un date. Y aunque nunca ni siquiera se contempló hablar de exclusividad y, bajo esa lógica yo he actuado con libertad, yo soy, lo que siempre he sido: una loba herida.

Y entonces estoy triste, frustrada, enojada y con la malparidez alborotada porque hoy me contó de su date. Y si, fui yo la que pregunté, porque no importa cuanta terapia haya hecho en mi vida, sigo siendo la que pregunta lo que no quiere oir. La que no se aguanta la incertidumbre y es una masoquista que busca que le digan "the date was good".

Y no puedo decirle nada. Porque no somos nada, porque él me ve como una gran sorpresa y una bonita amiga, y porque probablemente a él la piel le pese menos. Pero a mi sí. Así ayer haya dicho que simplemente tomaré su amistad y veré a ver qué pasa.

Trato de pensar en lo que he aprendido este año. En cómo todo al final se ha relacionado con poner límites. Y de nuevo siento que estoy en una situación donde no los hay. Y donde para rematar, yo ayudo a que no los haya y voy hiriéndome por el camino. ¿Cómo va él a no responder lo que le pregunto fingiendo que soy muy casual? Si yo no digo nada, él no puede saber lo que siento. Y es fácil querer hacer lo mismo de siempre, enfurruscarme, no decir nada y fingir que las cosas no me duelen. Pero ya vi que eso no me sirve y eso no me hace bien.

Así que hoy, cuando vaya a comer con él, haré el intento por hacer las cosas de manera diferente y decir que aunque soy una sola contradicción, lo que pasó, me dolió.

“Sometimes I wish I could walk around with a HANDLE WITH CARE sign stuck to my forehead."

Ahora... que tal vez sería mejor escribir el letrero en un lugar donde YO pudiera verlo y así me obligara a recordar constantemente, que debo cuidarme y hacer las cosas como tocan para así estar bien.

martes, 20 de diciembre de 2011

About a boy...

Voy a culpar a las hormonas. Es lo más sencillo y al final si estoy hormonal. Así que voy a culpar a las hormonas.

Sali de la terapia con ganas de llorar.

Muchas ganas de llorar.

La cosa es que cuando uno ha ido a tanta terapia como yo, aprende que hay que sacarle provecho a las sesiones. Y hoy tenía que tomar una decisión: hablar de lo que realmente necesito en mi vida o de lo que me está incomodando en este momento.

Fui racional y elegí cuidarme, hablar de algo que me ha generado conflicto por mucho tiempo y trabajar en las cosas que a largo plazo pesan más.

Pero eso significó que no pude trabajar en lo que ha pasado / pasa con Possibility-Boy. Así que creo que esa reflexión tendré que hacerla aquí. Tratando de pensar y sentir las cosas sin ahogarme en mis hormonas.

¿Quién es para mí Possibility-Boy? ¿Qué siento por él? ¿Para qué lo dejé entrar en mi vida? A él le asusta herirme y ayer, en una muy larga, muy confusa, muy compleja conversación, salieron muchas cosas que me dejaron con esas preguntas.

Possibility-Boy es alguien por quien siento un gran cariño y con quien me siento realmente cómoda. Con quien puedo tener largas conversaciones, viajar y chatear el día entero, yendo y viniendo en la línea discursiva. Es alguien que me hace sonreir. Pero también es alguien que siento que pone barreras y con quien algo falta. Recuerdo hace muchos años eternas discusiones con mis amigas sobre la importancia de la mariposa en las relaciones. Y no es que no haya mariposa. Es que no aletea lo suficiente.

Entre más lo pienso, entre más lo siento, creo que he encontrado a alguien que realmente puede ser un muy buen amigo. Hoy quiero pensar que la distancia física no se va a interponer y que podremos continuar construyendo. Que ese alguien que encontré sin buscar, con quien puedo hablar y ser, va a seguir siendo parte de mi vida en el futuro.

Es alguien con quien claramente no todo ha sido amistad. Y no sé en dónde poner o cómo explicar la parte física, porque ahí esta y claramente es alguien que me atrae. Pero en este punto de mi vida, sé perfectamente que en las amistades entre hombres y mujeres hay atracción y hay tensión. A veces se cede ante eso, a veces no. Y no por eso, se deja de tener una amistad honesta y profunda.

Con el tiempo también he aprendido que debo dejar de intentar definir las cosas y dejar que fluyan. Pero tras la conversación de ayer, sentí que era importante clarificar un poco más qué es lo que siento yo. Parte de todo también es cuidarme y para cuidarme debo saber dónde estoy parada.

Sigo haciendo mi tarea de no hacer futurología. De ver lo que esta frente a mí y nada más. Hoy pensaré que he encontrado a alguien que me hace bien, que me ha hecho crecer, pensar y sentir. Que me obligó a ver qué tanto había avanzado en mi proceso y que, en su momento, me demostró que cuando uno tiene claro qué es lo que quiere, es mucho más fácil verlo. Así que tomaré su amistad y su cercanía y esperaré que todo salga bien.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Maldita gripa

Este no era el fin de semana para estar enferma.

No era el fin de semana para dormir 20 horas, tener sueños con fiebre y ser incapaz de tener los ojos abiertos por más de 20 minutos.

Era el fin de semana para ir al Cirque du Soleil, abrazar a Possibility-Boy, tener una deliciosa tarde de sábado, divertirme por la noche, desayunar en domingo y seguir estando cerca. Para no pensar en lo que pasará en la semana y simplemente disfrutar que estamos. Para dejar que todo fluya.

Pero no paso.

La fiebre, el dolor de cabeza, el cansancio y los mocos pesaron más. Y mientras estoy entre mi cama, sintiéndome un poco mejor pero aún así con el cuerpo adolorido, él esta en Xochimilco y yo no puedo estar más que frustrada de saber que este era el último fin de semana juntos. Que él se va y luego yo me voy y que no hay forma de saber cuándo nos vamos a volver a ver.

Y no hay nada que hacer.

Sé que esto se trata de tener confianza en que voy a estar bien, en que las cosas se resolverán, pero hoy no me preocupa el futuro, me frustra es el presente de no poder estar con quién quiero como quiero.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Dos años

El martes me desperté en uno de esos días en que todo me pesaba. Después de un rato de preguntarme qué era lo que estaba pasando, me di cuenta que se acercaba el aniversario de mi abuelo. Y entonces el dolor tuvo sentido. Pasé el día sintiendo el enorme hueco que existe en mí desde que él se murió.

Ese día quise escribirle a mis amigas para que me acompañaran, pero la vida práctica se interpuso y pasé el día corriendo en el trabajo sin tiempo para hacer lo que realmente era importante.

Hoy es su aniversario número dos. Llevo ya dos años sin oirlo, sin poder verlo y sintiendo un vacío que sé que no se va a llenar. En los días malos me hacen falta sus abrazos, sus palabras y la forma en que me miraba y lograba que yo me sintiera mejor. En los días buenos, me duele no poder compartirlos. Cuando las cosas buenas pasan, a veces se sienten incompletas porque no esta él para sonreir conmigo.

El martes, mientras trataba de poner el dolor a un lado y trabajar, aún cuando lo único que quería era darle espacio a mi dolor, Possibility-Boy me recordó que es normal sentirme así, que sentir aún más su ausencia esta semana, es solo la prueba de lo mucho que lo extraño todos los días. Incluso me mostró cómo no soy la única que se siente así, al compartirme algo que había puesto un amigo de él. Y al ver las palabras de un completo extraño, decir exáctamente lo que yo siento, me sentí un poco mejor.

This is a tough time of year for me. Not
because of the holidays but because I always remember the last days I
spent with my father watching him transition from this life to the
next. Six years ago now, still fresh in my heart mind like yesterday.
I'm wishing I could hug him and he could hug my daughter. I miss that
man. Cheers, Daddy!

Hoy sé que estoy mejor. Sé que he ido encontrando las formas para que mi vida se mueva y dejar de estar en hold. He construido mecanismos para recuperar la confianza y seguridad en mi vida. Pero no es lo mismo. Y cuando sueño, cuando me imagino las posibilidades a mi alcance, no puedo evitar que me duela saber que él no va a estar ahí para acompañarme, para creer en mi, para sonreirme y darme la fuerza para convertir mis sueños en realidades.

“My dreams are coming true. Dreams I didn’t even know that I had. But my brother’s not here… He’s missing it.”


lunes, 28 de noviembre de 2011

La diferencia entre estar herida y estar triste

He hablado en los últimos posts acerca de recobrar la confianza en el universo. Ayer mientras hablaba con mi mejor amiga trataba de explicarle que yo veo el enorme potencial de quedar triste ante una despedida con Posibility-Boy. Pero no siento que vaya a salir herida. Y eso es diferente.

En estos días he recordado el video de Cristina Fernández de Kirchner luego de la muerte de su marido. Ahí, ella hablaba de cómo ese no era un momento difícil. Era un momento doloroso. "El dolor es otra cosa". Y es que sí, hay una gran entre los dos.

Lo de Open-Boy fue doloroso y difícil. Y me dejó herida. Lo fue por la forma en que se dieron las cosas, por quién era yo en el momento en que lo encontré en mi vida y por la imposibilidad de tomar decisiones propias. Por las palabras calladas por el amor que sentía. Para amarlo como lo amé sabía que no podía decir o querer muchas cosas... y así, terminé increíblemente herida por las circunstancias.

Ahora siento que las cosas no van a ser así. Que he encontrado a alguien con quien puedo aprender a hablar y a decir lo que pienso y siento. Y eso me da confianza. Pero por encima de él y de las circunstancias en las que lo encontré, hoy confío en mí, en el proceso que he realizado y en los aprendizajes que he hecho. Hoy no necesito saber qué va a pasar más adelante y me siento tranquila de que sin importar cuál sea el desenlace, yo no saldré herida. Tal vez quede triste y mi corazón duela un rato. Pero no será un momento difícil y no estaré herida. También sé, que tal vez simplemente no quede triste y no tendré un corazón triste. Who knows?

Y mientras tanto, ahí voy. Poniendo en práctica lo que he aprendido. Diciendo las cosas, las buenas y las que me genera inquietud. Y encuentro entonces a alguien que tampoco es bueno en las comunicaciones pero que se ha atrevido a decir algunas cosas. Y que sobre todo, me ha dado el espacio para que yo por fin vuelva a aprender a decir lo que siento.