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lunes, 18 de mayo de 2015

La tradicional lista de deseos de cumpleaños

Pues llegaron los 33, un número que me parece que no tiene mucha gracia y en medio de días en que no he estado tan contenta. 

Pero yo creo que cumplir años es chévere y es una oportunidad de pensar y poner las cosas en perspectiva. Y creo que es un buen momento para dejar claro qué es lo que quiero y necesito por estos días. Así que queridos lectores y querido universo, va mi lista de deseos para este año: 
  • Tranquilidad y estabilidad emocional. Esto de andar jugando al yo-yo me tiene ojerosa y cansada
  • Un paseo al nevado de Toluca
  • Salud... claramente se ven los 33, estoy cansada de las partes defectuosas de mi cuerpo
  • Y si ya estamos en estas, varios kilos menos 
  • Muchos good hair days
  • Que Ginebra entienda qué días podemos dormir más y no me despierte llorando por comida que sí tiene y que solo quiere que yo vaya y le muestre
  • Organizar mis finanzas y tener más ahorros
  • Conocer un país nuevo
  • Poder tomar las clases de canto que quiero y que nada que puedo tomar 
  • Encontrar y entrar a un bonito diplomado/curso de Social Media 
  • Abrir mis horizontes profesionales aprendiendo cosas nuevas
  • Que el sueño de llevar al señor Gelatina a Bogotá se haga realidad
  • Una de dos... que las palabras que sueño sean dichas o que yo pueda dejar ir la necesidad de esas palabras y lo único que importe sean las acciones 
  • Gente nueva para conocer
  • Y que los que están se queden... 
  • Tener el valor de dejar mis miedos, superar los dolores de mi pasado y poder simplemente ser feliz 
  • Espacio mental para escribir mucho 
  • Más visitas de la gente que quiero
  • Muchas mañanas en Shakespeare 
  • Y si ya están buscando... alguno de estos vestidos

sábado, 15 de febrero de 2014

La felicidad se llama NYC


Y de repente, antes de que me diera cuenta, estaba caminando hacia el Four Points del Sheraton en Nueva York. Era viernes. Tan solo el martes anterior había tomado la decisión de que viajaría.

Me fui porque el Sr Gelatina me dijo que me fuera con él. Es así de simple. Uno de los grandes puntos de debate y frustración que había entre los dos era el hecho de que él no quería viajar conmigo. “Yo viajo solo”. Y de ahí no había chance de moverse. Incluso si a los dos nos encanta viajar o si cada vez que estamos juntos pasamos felices.

Pero las cosas han cambiado y los dos estamos tratando de hacer las cosas diferentes. Así, un domingo mientras él manejaba, casualmente me dijo que me fuera a NY con él a pasar su cumpleaños y a ver musicales.

Y con la ayuda de mi familia y de mis fantásticas amigas, conseguí desde el crédito para pagar en diciembre el boleto, los recursos para llorar de la emoción con Matilda y toda la ropa necesaria para no morir de hipotermia.

Tras muchos viajes sola, muchos de trabajo y algunos en compañía donde yo tomé la iniciativa de qué ver y qué hacer, en este jugué el juego de dejarlo a él decidir. Finalmente era el viaje que él había planeado y lo que yo quería era acompañarlo. La ventaja es que tenemos los mismos gustos así que fuimos felices caminando sin rumbo por Soho, descubriendo restaurantes españoles con meseros que para mi furia le coquetearon a él y no a mí y viendo muchos musicales.

Esta vez descubrí el Chelsea market donde se ve el cambio de la ciudad que pasó de tener un mercado de carne a un mercado elegantísimo con tiendas fantásticas, librerías muy chéveres y un restaurante italiano donde nos comimos el mejor postre del paseo.



Una de las cosas que más me gustan de NY son sus museos y esta vez solo fui a uno: el de historia natural porque el Sr Gelatina insistía en que quería ir para ubicarse en el mundo. Yo no entendía mucho el interés y precisamente por eso lo acompañé. Resulta que hay una exposición sobre las escalas del universo. Uno desciende un espiral donde muestran la gama de tamaños en el universo, desde las partículas más chiquitas hasta cosas enormes como las galaxias, el sol y en versión “chiquita” los planetas que rodean la tierra. Usando como referencia una esfera gigante que hay dentro del museo y donde pasan películas, le muestran a uno los tamaños relativos de las galaxias, las estrellas, planetas, células y átomos. En pocas palabras, logran que uno entienda que al final, uno es solo un punto diminuto e irrelevante en un inmenso universo. Como bien dijo el Sr Gelatina, uno se ubica en el mundo. Y aunque no creo que por solo ser algo diminuto en comparación con lo gigantesco que es el universo, mi vida y mis cosas dejen de tener importancia… si ayuda tener un poco de perspectiva y entender que al final, nada es tan grande como parece.

Y mientras pensaba en lo chiquita que soy, al mismo tiempo tenía que concentrarme en algo más chiquito pero que podía dañar el paseo en medio segundo: la nieve. Resulta que yo solo había visto la nieve una vez hace ya muchos años. Y entonces, pude ver un NY distinto. Uno muy frío, donde caerse es un riesgo permanente - para felicidad mía y crédito de las botas de Mariana y los consejos de Pollo, no me caí ni una vez – y donde todo se veía más bonito gracias a la nieve.



Estoy segura que si viviera en un lugar donde la nieve es algo que pasa todos los inviernos, llegaría el punto en que dejaría de ser tan emocionante. Donde los barriales que se arman en las calles, me molestarían y probablemente no aburriría al que va conmigo porque cada 3 metros digo “es que es muuuuuy bonito”, al ver esos paisajes de película.

Sin embargo, incluso si eso llega a pasar, nunca dejaré de recordar el momento más feliz del paseo. Y aunque suene extraño, fue el único momento en que no estuve con el Sr Gelatina. Una tarde nos separamos para que él fuera a ver un musical y yo me encontrara con unas amigas. Cuando estaba regresando para verlo, subí las escaleras del metro, miré hacia arriba y de repente la vi: nieve. Estaba nevando. Resulta que yo había visto la nieve pero nunca había visto nevar.

Fue un momento profundamente personal, uno para mí donde todo fue perfecto. La canción que en ese momento sonaba en mi iPod, la sensación de la nieve cayendo en mi cara, la calle lentamente cubriéndose de blanco y ante todo, la profunda felicidad de saber que en ese instante todo estaba perfecto en mi vida. Caminé sonriendo, tomé fotos y me permití tener ese momento solo para mí.

Llegué al hotel, dejé mis cosas y bajé de nuevo a la calle para seguir recordando lo fantástico que es cuando uno vive algo por primera vez. Porque al final, era eso. El tener la oportunidad de vivir algo maravilloso que nunca había vivido. Luego llamé a Adri porque finalmente, para que mi felicidad sea completa siempre es necesario compartirla con los que más quiero. Luego subí al hotel, escribí un rato y recordé que necesito escribir más, que es lo que me ha estado haciendo falta todos estos meses y que es uno de los motivos por los que siento que mi vida no es exactamente como necesito y quiero.



Al terminar de escribir, apagué las luces, me senté en el poyo de la ventana, amé que estuviéramos en un piso 25 y me dediqué a ver la nieve. La que caía en la calle, la que volaba frente a la ventana, la que cubría de blanco el estacionamiento del frente. 

Al día siguiente, nos levantamos temprano y fuimos a Central Park a caminar. A ver como ese lugar que para mí siempre ha sido fantástico porque es el punto verde de la ciudad, de repente era blanco. Vi la ciudad ser real, con la gente apurada sacando a sus perros a caminar, otros con sus cafés dirigiéndose al trabajo y disfruté ser la que era libre de ir al ritmo que quería, dejar que el Sr Gelatina tomara las 628 fotos de la misma fuente y poder simplemente ser feliz de estar donde estaba.

Pero el gran objetivo del viaje para el Sr Gelatina eran los musicales. Porque sí, él es ese heterosexual mítico que puede llegar a llorar de la emoción porque alguien canta en un escenario. Así que mientras él vio 5, yo vi 3 porque finalmente tampoco había tanto presupuesto en la vida. Juntos vimos Matilda, Book of Mormon y Kinky Boots. Y sigo sin saber cuál me gustó más, ya que cada uno en su estilo me fascinó.



Matilda era de los libros que me gustaba de niña y fue convertida en un hermosísimo musical, con una producción impresionante y un ensamble de niños a los que admiré y odié por no tener su talento. La historia es oscura, de una niña con papás que no la quieren pero que decide desafiar su realidad y cambiarla.

Just because you find that life's not fair, it
Doesn't mean that you just have to grin and bear it!
If you always take it on the chin and wear it
You might as well be saying
You think that it's ok
And that's not right!
And if it's not right!
You have to put it right!

But nobody else it gonna put it right for me!
Nobody but me is going to change my story!
Sometimes you have to be a little bit naughty!

Y luego estuvo Book of Mormon, de los creadores de South Park y el ejemplo perfecto de cómo ser completamente políticamente incorrecto. La agarran contra todos: cristianos, católicos, judíos, negros, blancos y por supuesto, mormones. Con todo y lo satírica que es… al final tiene una historia hermosa de aceptar al otro, de hacer amigos y de ver el valor en el otro. Eso sí, mientras Matilda me hizo llorar de la emoción con su lucha por tener la vida que quería… los Mormones me hicieron llorar de la risa con cada una de sus líneas negras y ácidas.

El recorrido musical terminó con Kinky Boots, una película que el Sr Geltina me había promocionado como si realmente recibiera regalías por ella. La historia es de un joven inglés que hereda la fábrica de zapatos de su papá y descubre que está totalmente quebrada. Por muchas vueltas de la vida, la única forma de rescatarla es hacer botas para travestis. Lo que más me gustó de la obra es que es el equivalente a un comercial de Dove donde promueven la belleza real. Todos los que actúan eran personas reales, con cuerpos reales solo que con voces increíbles y con capacidad profesional para bailar. La historia termina siendo sobre la importancia de aceptar lo que somos y lo que los otros son, como herramienta para el éxito en la vida y ser felices.

We would like to leave you with the Brice and Simon secret to success:
Alright, now we’ve all heard of the 12 step program, have we not?
Yes, but what you can do in 12, I want you to know that we all can do in 6 now, and it goes like this:
One: Pursue the truth
Two: Learn something new
Three: Accept yourself and you´ll accept others too!
Four: Let love shine
Five: Let pride be your guide
Six: Change the world when you change your mind!
Just be. Who you wanna be.
Never let them tell you who you oughta be.

Al final, creo que los musicales me llegaron tanto al corazón porque todos se conectaron profundamente con la idea del viaje. Era hora de atreverme a hacer algo diferente, a ser espontánea. A vivir la vida como la quiero vivir y ver que cuando decido hacerlo, las cosas fluyen, encajan y todo es posible. 



miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ilusionarse o no ilusionarse...

Una de las cosas que más trabajé con mi psicóloga fue el tema de aceptarme y no darle tanto peso a las voces de los demás a la hora de definirme. En particular estaba el tema de "es que soy muy intensa para México", que después de oirlo tantas veces se convirtió en una verdad en mi vida... y no. No es eso. Soy alguien que se apasiona y siente las cosas profundamente.

Y eso esta bien. 

Porque así soy yo.

Y no voy a cambiar mi forma de sentir las cosas. Porque no tiene nada de malo sentirlas de esa forma.

En estos días he pensado mucho en ese tema. Específicamente en el tema de las ilusiones. Para mí es imposible no ilusionarme cuando hay una posibilidad de algo que me gusta (un tipo, un viaje, un cambio de vida). Y cuando la cosa sale bien todo es felicidad y emoción. Nadie anda diciéndome que vea, que las cosas pasaron así para que yo aprendiera a medir mis ilusiones. Porque ando feliz y nadie anda diciendo tonterías cerca. 

Pero cuando no pasan... ahí si tiene uno al tarado de turno diciéndole que para qué se ilusionó tanto, que mejor no hubiera dejado que los sueños llegaran tan alto. Claro, uno tiene que ser inteligente, no se trata de que si salí una vez con un personaje y no vuelve a llamar porque cayó en el hoyo negro de los que no llaman, entre en la depresión absoluta porque yo ya le tenía nombre al helecho que mataríamos juntos en el apartamento en el que viviríamos (porque ni en mis ilusiones yo me siento capaz de mantener viva una planta). 

Pero digamos que hay ilusiones razonables. Esas que uno ve crecer con el tiempo. Y así hoy sienta la tristeza de algunas ilusiones rotas, sigo convencida que hay que tenerlas y que valió la pena sentirlas. Ilusionarme, soñar con lo que sería si todo funcionaba. Y esta bien. Porque es la forma en que yo me muevo, en que lucho por las cosas, me esfuerzo y dedico. Si no estoy ilusionada, no voy a echarle ganas a la cosa como dirían los mexicanos. 

Así que para que las cosas funcionen, es necesario trabajarlas y para que yo pueda y quiera trabajarlas, tengo que estar ilusionada. 

No importa si eso significa estar luego con la tristeza y frustración que tengo hoy. 




lunes, 6 de agosto de 2012

Tres cosas felices

Hace un mes y 4 días estaba perdiendo el tiempo en Facebook cuando me encontré, en el perfil de Solterica, un link a un artículo donde una vieja hablaba de un experimento donde por una semana (que mi cerebro leyó un mes... pero en otra entrada exploraré mi continúa falta de atención hacia ciertas cosas) uno debía escribir three good things (que efectivamente como dice el artículo suena menos tonto en inglés que en español) que le hayan pasado a uno en el día. 

La idea del experimento es: "crear un patrón cognitivo en nuestro cerebro, que se mantiene durante un periodo de tiempo, aún cuando estamos realizando otras actividades. En el libro “The Happiness Advantage”, Shawn Achor propone que, mediante la práctica repetida de un ejercicio, nos aprovechemos de este efecto y condicionemos a nuestro cerebro para focalizarse de manera inconsciente en lo positivo. Esto no modificará nuestra realidad, pero sí la manera en que la percibimos"

Y yo decidí que podía ser una buena idea. Finalmente ya sabemos que a mí se me da súper bien eso del pesimismo. Para mí es súper fácil pensar en las cosas malas. Pero a veces se convierte en todo un reto pensar en las buenas.

Así que desde hace un mes y cuatro días, todas las noches, alrededor de las nueve, en mi celular suena la alarma para recordarme que debo anotar Tres cosas felices (que me sonó un poco mejor que las tres cosas buenas).

Debo decir que no he llegado al punto de la autora donde "me encuentro a mí misma pensando “no puedo creer que haya cogido este autobús a tiempo"“es increíble que haya dejado de llover justo cuando salíamos”, “hemos dado con el sitio perfecto para comer”.

Pero ha habido un cambio importante... y es que cada noche, sin importar si ha sido un día muy bueno o uno de mierda... encuentro que al menos 3 cosas buenas me pasaron. Ha habido días donde es muy difícil pensar en esas tres cosas buenas, días como hoy que fueron una porquería y donde la lista de cosas malas sería larguísima. Pero siempre logro encontrar tres cosas buenas. 

Y al ver este mes de anotaciones, encuentro cosas que ya sé. 

Así, por ejemplo, es clarísimo lo que tanto le molestaba a Mr. M y es que para mí las personas son súper importantes. Las conversaciones en el trayecto de regreso con Adriof, los mails de Pollo, los chateos con Adri y mis amigas de Colombia, los encuentros con Mariana.... todos son motivos de alegría. 

Pero en igual medida mis espacios propios lo son... las idas a comer by myself donde me reconecto y respiro, las horas de lectura, las idas al gimnasio, los momentos dedicados a escribir... todos esos momentos han sido increíblemente importantes.  

Y también se evidencia que Ginebra llegó a mi vida para hacerme feliz. Los arrunches y siestas con ella entran en la lista con bastante frecuencia. De igual forma queda claro que a mí me encanta el cine. Sin importar si son películas trascendentales o el espacio para escaparme de la realidad cuando la oficina me está enloqueciendo... todas son motivo de inclusión en la lista diaria. 


El experimento también me permitió ver cosas que no me esperaba, cómo que la comida juega un papel importante para mí... y que disfruto de esos momentos cuando me como una toronja particularmente rica o me sorprendo al descubrir que el sánduche que yo creía iba a estar espantoso, en realidad estaba delicioso. 

No sé si me estoy condicionando a "focalizarme en lo positivo", estoy segura de que no me estoy convirtiendo en un teletubbie que cree que todo es maravilloso. Pero estoy aprendiendo que incluso en los días más malos... hay algo bueno. Y esa es una gran lección. 

Así que aquí dejo mi lista de hoy: 

1. Chismosear con Adri en el trayecto a la oficina 
2. Té de rosas mientras escribo
3. The Fratellis para quitarme el mal genio


jueves, 26 de abril de 2012

Birthday wishlist Año 2...

Brutas. Se llegaron los 30. Por meses tuve pánico de vivir mi cumpleaños en la ciudad, planeé una ruta de escape la cual por cosas de la vida no se dio, pero abrió otra oportunidad para unas buenas vacaciones. Ahora me siento un poco más tranquila y lista para tener mi cumpleaños aquí. Espero las cosas salgan bien y yo no termine llorando en el baño atacada por mi pasado. 

Hace un año hice mi birthday wishlist y debo decir con orgullo que casi todo lo que dependía de mí, he logrado. Así, tengo laptop nueva, una hermosa gata, he avanzado en Las dos hermanas, más vestidos, más espacio en el closet gracias a la casa nueva y si todo sale bien, la próxima semana compro boleto para en septiembre irme a ver a Pollo a Toronto. La cámara buena sigue en espera pero he descubierto que soy muy feliz con la que tengo en el iPhone. La parte de la motivación para levantarme temprano todos los días.... pues... digamos que nunca seré feliz cuando suena el despertador y yo sigo con sueño, pero hoy en día me gusta mucho mi trabajo y son raros los días en que realmente no quiero levantarme. La parte del bonito novio con quién tener una relación sana... no me quiero adelantar, pero creo que voy en muy buen camino. Y eso, es un gran paso. 

Ahora... viene la lista de este año, queda un poquito de un mes para que el que quiera vaya comprando: 

  • Más ahorros en mi cuenta bancaria. Es hora de ponerme seria con el tema. 
  • Más dedicación para avanzar en Las dos hermanas. 
  • Más tiempo libre, bien utilizando en hacer las cosas que me hacen bien. 
  • Más amigos. 
  • Proyectos paralelos que me permitan aprender de otras cosas. 
  • La buena cámara que el año pasado quería. 
  • La colección de reportajes de García Márquez. 
  • Unos buenos pantalones negros. 
  • Mantenerme en el peso en el que estoy. 
  • Y por contradictorio que suene, un cheescake enoooorme. 
  • Un paseo rico de fin de semana a algún lugar que no conozco. 
  • Sillas para la nueva casa. 
  • Mesa para la terraza. 
  • La paz mental propia, disposición del otro lado y espacio para que las cosas continúen fluyendo bien con Mr. M... y en dado caso que no, la tranquilidad de que estar bien es algo que depende de mí.
  • Un vestido rojo. 
  • Terminar de dejar ir the road I never travelled.

viernes, 6 de abril de 2012

Quick quick slow

¿Cómo hace uno para ir despacio? ¿Cómo se hace eso cuando todo fluye? ¿Cuando todo es fácil, natural y cómodo?

Llevo varios días preguntándome esto. Mr. M apareció sin que yo lo esperara. Unos días antes le había dicho a una muy buena amiga que estaba en un momento donde no había nada en el horizonte amoroso pero que eso estaba bien, porque tenía encima el ascenso y la mudanza, con lo cual ya era suficiente para sentir que no hay tiempo ni de respirar.

Pero basto decir que estaba tranquila sin tener a nadie, para que alguien apareciera.

Y con él me siento feliz. Sin saberlo me ha mostrado que me hacía falta encontrar a alguien con un mundo propio que me interese, atraiga y del que yo pueda ser parte. Las cosas fluyen con una facilidad ya olvidada. Con esa misma facilidad con la que todo por fin ha empezado a salir bien.

El mismo día que le decía a mi amiga que no tenía tiempo para un chico, le dije que dejara de preocuparse por no pelear o tener conflictos con su marido... "tal vez es que ya peleaste lo suficiente y que ya tuviste todos los problemas de pareja que una persona puede tener"... Y ahora siento que tal vez eso es un poco lo que me pasa... ya tuve suficientes rollos, dramas, dolores y caídas -literales y figuradas- para poder ahora estar bien.

Llevo casi un año trabajando en mí, concentrándome en todas esas cosas que me hacían daño, que me impedían estar bien. Tal vez es que ahora puedo recoger los frutos. Casa nueva, ascenso laboral... y chico.

Pero también siento que debo ser precavida, ver con cuidado lo que esta frente a mí. Oír, leer y entender quién es. No tirarme de cabeza porque en media hora se irá de mi vida para siempre. Quiero conocerlo. Ante todo quiero darme el espacio para respirar en medio de todo lo que fluye. Como bien le dije esta noche quiero hacer las cosas bien. Y hacer las cosas bien significa hacerlas de forma que yo me sienta tranquila.

Pero eso no es tan fácil. Me encanta hablar con él todos los días y saber que vamos a salir hoy, mañana y pasado me emociona. Aún así, lentamente he detectado puntos para los que aún no estoy del todo lista, donde quiero ir con cuidado. Crear ciertos espacios, ciertas rutinas, abrir ciertas puertas.... son cosas para las que aún no estoy lista.

Y claro, no quiero asustarlo ni alejarlo con mis grandiosos issues emocionales. Para rematar, aunque yo quiera y por fin este consciente de que hay cosas que debo decir, él tiene su propia historia y le cuesta hablar las cosas. Y eso es algo que también quiero respetar.

Entonces ahí esta el gran problema: ¿Cómo ir despacio en las cosas que necesito y dejar que el resto fluya a gran velocidad?


viernes, 2 de diciembre de 2011

Lo que había olvidado

Hoy estoy enferma. No sé que tengo, pero como siempre que estoy enferma, me siento sensible y vulnerable. Me acuerdo de Ángela, la psicóloga diciéndome que esto siempre pasaría y acepto que es cierto: cada vez que me enfermo, todo lo siento a flor de piel.

Y entonces se me ocurrió ver Grey's Anatomy. Lexie habla con la novia de un paciente y le explica que amarlo significa alejarse, dejarlo ir porque es la única forma de que él viva. Y de repente me acordé que eso fue amar a Open-Boy.

En todos estos meses de tristeza, dolor, frustración, silencio, ausencia y finalmente, aceptación... creo que en algún punto olvidé cómo fue amarlo. Olvidé que encontré a alguien a quién quise de forma tan profunda y tan real que supe que su felicidad solo podría suceder en contra de la mía y opté luchar por la de él... Porque en el fondo, lo amaba tanto que si él es feliz, eso es lo que importa.

Después de su partida, cuando solo me quedó su silencio, vi muchas cosas. Vi lo incorrecto que era él para mí, todo lo que le faltaba para ser la persona que yo quiero en mi vida; me llené de frustración ante sus decisiones y ante lo que yo percibo que pasa en su vida. Y olvidé que en el acto de amor más grande... yo comprendí que él tenía que irse, porque la manera en que él ve la vida y entiende la felicidad, solo le permitía alejarse si quería ser feliz. Y con esa comprensión, vino mi silencio, mi despedida sin pedirle nada, mi aceptación de que lo amaba lo suficiente para fomentar que él se fuera tras su felicidad...

Luego lo juzgué, luego sentí cuan equivocado esta. Pero eso no importa.

He seguido adelante, he llegado al momento en que hay días en que no me acuerdo que él un día fue parte de mi vida, he construido sobre todo lo que se derrumbó y ahora estoy bien. Y hoy, enferma, sensible y vulnerable, reconozco que también era importante recordar qué tan fuerte fue mi amor por él... porque fue eso lo que desencadenó todos los cambios que ha habido dentro de mí y que hoy hacen que yo este bien.

***And so I wish for him to be able to find his hapiness and wellbeing, just like I did the day I said goodbye to him.

jueves, 24 de noviembre de 2011

I am Possibility-Girl

Luego de mi ataque de pánico y la resolución del mismo en una larga conversación con Possibility-Boy de la cual ya escribí fui a terapia y de repente me encontré viendo los avances que he tenido. Como he soltado lo que me hacía daño al tiempo que he vuelto a confiar en el universo y en mí.

Por primera vez en mucho tiempo me siento tranquila y sé que el futuro me va a traer cosas buenas. Que la posibilidad de encontrar una pareja con quién yo sea feliz y que me quiera, es real. Ya no siento la desesperanza que coloreaba mi vida antes de Open-Boy ni siento el dolor, la frustración y profunda decepción que su paso por mi vida dejó.

Ya tampoco siento las dolorosas similitudes que en un inicio veía entre los doy personajes. Con los días he visto a Possibility-Boy por lo que es y ya no es un reflejo distorsionado de alguien más. Y aunque una circunstancia sigue siendo la misma: la distancia física entre los dos, algo en mi interior siente con completa confianza que las cosas van a ser distintas. Tal vez termine triste, pero ya no terminaré herida. Y hay una gran diferencia entre estar triste y estar herida. Sé que lo que esta pasando con él es algo bueno para mí y aún si, como dice él, esta no fuera una historia de amor, será una historia buena para mi vida.

Al tiempo que todo esto ha pasado, me he dado cuenta que yo también estoy llena de posibilidades. No son tan sencillas como las de él, ya que mi vida soñada requiere de más trámites burucráticos, pero eso no significa que las posibilidades no estén ahí. Hay mucho que puedo hacer, en términos profesionales, de escritura y personales. Hay muchas posibilidades. Y entonces fue cuando entendí que yo también soy Possibility-Girl.




Do you have a clue what this is?
Are you everything that I miss? (I don't hope so)
We'll just have to wait and see (Wait, and see)
If things go right we're meant to be

lunes, 14 de noviembre de 2011

No a la futurología

Hoy siento que estoy haciendo el examen sobre lo aprendido en el año.

Solo que no tengo las respuestas a las preguntas.

De nuevo estoy frente a una situación donde conozco a alguien con quién me puedo conectar pero con quien las circunstancias están en contra.

Una parte de mí, dice que lo mejor es no arriesgarme a otro desastre emocional, que todo esta muy reciente y que para qué abrirle la puerta a tanto dolor. Esa es la misma parte que se cerró durante tanto tiempo y que llegó a convencerse de que no había chance de encontrar a alguien. Y yo ya no quiero hacerle caso a esa parte de mí.

La otra dice que hay que ir con cuidado pero sigue sin saber cómo es que uno se cuida emocionalmente, sin cerrar el corazón. Esa parte quiere seguir fluyendo y dejando que las cosas tomen su rumbo pero también esta asustada. Esa es la parte que sabe que tiene que dejar de pensar en el futuro, de preguntarse qué pasará y concentrarse en esa sonrisa que tiene hoy.

Possibility-boy sugirió que no se trata de tomar decisiones radicales. Es lo mismo que dice mi psicóloga. Dejar que las cosas fluyan. Y es lo que haré. Tan solo espero haber aprendido de todo lo que pasó y no quedar peor que antes.

Y seguiré disfrutando los instantes, de esos momentos en que descubro a alguien increíblemente similar a mí, que al tiempo es sumamente distinto, que se ríe de mis cometnarios tontos y sabe dejarme en mis silencios cuando lo necesito.




sábado, 9 de julio de 2011

Decisiones

Hoy regresé al acupunturista. La llegada de Ginebra ha traido de nuevo mis alergias y me paso los días estornudando, sonándome y con los ojos hinchados. Y yo ya estoy harta de tener mis ojos hinchados. Dos meses de llorar intensamente son suficientes como para ahora ejercitar mis párpados a causa de la gata.

Y en cuanto la sesión empezó, el acupunturista con unas pocas palabras logró que yo hablara de mi dolor, del proceso que estoy realizando y de la rabia que siento. Él se limitó a oírme y luego a felicitarme... Según él, es maravilloso que yo por fin haya dejado que alguien rompiera todas las barreras que pongo, que yo me atraviera a saltar al vacío y arriesgarme a amar. Luego me dijo que soy intolerante al amor, que probablemente por eso soy alérgica a Ginebra, quiero su cariño, pero lo rechazo. Yo no sé si realmente lo que me dijo es cierto, quiero pensar que no. Pero lo que es cierto, esque efectivamente me cuesta mucho abrirme a las personas, dejarlas acercarse a lo que soy realmente y Open-Boy derrumbó todas las barreras que yo tenía, pasé de no atreverme a sostener su mirada por miedo a que me viera de verdad, a ser amada por lo que soy.

Luego el acupunturista señaló la importancia de hacer bien este proceso, de aceptar lo que pasó como un evento que puede cambiar mi vida, lo que soy y cómo vivo. No es suficiente con estar haciendo bien las cosas, escribiendo, yendo al gimnasio, trabajando, going thorough the motions como ya he dicho... es necesario abrirme al aprendizaje que el amor que sentí por Open-boy generó en mi vida. Encontrarlo, amarlo y perderlo, tienen que servirme para crecer, aprender y vivir mi vida de una mejor manera. Hasta ahora, gran parte de mi rabia es producto del sentir que él no esta cumpliendo con su parte del trato, que él no esta siendo feliz.... pero no se me había ocurrido pensar en qué estoy sacando yo de lo que viví. Todo lo pensé en términos de él: quién sería yo en su historia? la niña que le hizo ver lo importante que es ser feliz, etc. Cómo quedaría yo tranquila? dejándolo ir para que tenga lo que él considera es su felicidad... y yo? qué voy aprender yo de esta historia?

Con todo esto en mi cabeza, llegué a despedir a mis tías. Volví a sentirme querida y parte de mi familia. Las abrace y agradecí su visita. Y entonces, mi tía, la que vive aquí, me habló de lo maravilloso que ha sido iniciar un proceso de terapia con una psicóloga maravillosa que para mayor alegría es de formación sistémica. Le pedí el teléfono y el lunes llamaré a pedir cita. Ya no quiero simplemente estar mejor, quiero salir de esto habiendo aprendido, crecido y madurado, para así ser realmente feliz. Si su parte del trato alguna vez fue ser feliz... yo debo hacer lo mismo. Buscar y ejercer mi propia felicidad.



lunes, 26 de julio de 2010

Haciendo cosas por mí

Este post lo escribo para recordar que estoy dando pasos. Porque hoy en cierto momento de la tarde, se me olvidó.

Llevaba varias semanas triste. Y sabía que necesitaba hacer cosas. Así que hice un par. De manera tímida, pero hice algo. Y entonces hubo una muerte más en mi familia. Como dijo una tía mía, se nos acabó la familia. Yo no creo que se haya acabado, pero si sentí profundamente la muerte. Y puso todo en perspectiva, me mostró que las cosas que había estado haciendo estaban en el camino indicado. Porque necesito hacer cosas para mí. Por mí.

Así que de repente todos los cambios - el pelo, los cursos de escritura, las conversaciones con gente que me quiere bien, etc- se enmarcaron en un verdadero cambio. Todo es parte de lo mismo, todo es un intento por tomar las riendas de mi vida y ser feliz. Estar bien. Sana física y emocionalmente. Tener retos intelectuales.

Tal vez la mamá de la ex-roomie tiene razón y a los 28 la gente vive una revolución. Tal vez simplemente me cansé de no sentir que vivo a plenitud mi vida. Así que continuaré con los cambios, esforzándome, retándome, cuidándome. Así me cueste dinero, cansancio y las malas caras inevitables. Al final, estoy haciendo cosas por mí.

Y eso es lo que importa.


domingo, 6 de diciembre de 2009

sintiendo en domingo

El viernes discutí con V. Me dijo que fuera con cuidado con Pandro-Fashion-Boy, que no me confiara, que ya me había visto en el pasado así de contenta y que no quería verme triste.

Yo entiendo eso. Pero no esoty de acuerdo. Y su timing fue pésimo.

Pero más allá del timing esta el hecho de que si algo me ha enseñado este año es que las cosas no duran. La felicidad no dura. La gente no dura. Las cosas buenas... no duran para siempre. Aún estoy esperando a la comprobación empírica de que las cosas malas tampoco duran para siempre, pero sé que es cierto. No duran. Así que siguiendo el lugar común, hay que aprovechar cada día.

Yo sé que la relación con Pandro-Fashion-Boy no es exáctamente lo que yo anhelo. Pero incluso sin ser exáctamente lo que yo quiero... es algo que me hace feliz. Y después de tanta tristeza yo quiero ser feliz. Cuando estoy con él sonrio de una forma que hace mucho no sonreía y por ese rato, vivo en un mundo donde todo esta bien. Donde me siento bien conmigo misma, con él e incluso puedo hablarle de las cosas tristes sin volverme mierda.

Tal vez suene a que odio mi vida cuando no estoy con él. Y eso no es cierto. Me gusta mi vida. Me gusta mi trabajo, me gusta mi departamento y me gusta la vida que tengo. Pero eso no hace uqe no haya una dosis inmensa de tristeza. Tengo que terminar los duelos de este año y siento que sólo voy a poder hacer eso cuando este en Colombia. Y esos duelos me pesan. Se aparecen durante mis días.

Hoy creo además, que Pandro-Fashion-Boy llegó a mi vida para enseñarme a ser paciente. Este año, además de tener que lidiar con la distancia y la importencia que esta me causa... he tenido que aprender a dejar que la vida tome su propio rumbo. He tenido que soltar cosas y personas que creí iban a ser buenas para mí y resultaron no serlo. Y en esos momentos me da afán. Afán de que llegue el momento donde las cosas sean buenas, que pase la tristeza, las malas rachas, la incertidumbre. Y con Pandro, estoy aprendiendo a dejar que la vida tome el rumbo, a tener paciencia y verle el lado positivo a las cosas. Y creo, que eso es muy bueno para mí.

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Y mientras llega el momento en que puedan cantarle canciones de frente... hoy se la canto por aquí:

For you I want to sing a happier song
for you I'm gonna try to right all my wrongs


domingo, 29 de noviembre de 2009

Las ventajas de tener rommies

Uno de mis miedos a la hora de mudarme era volver a vivir con gente, sabía que era necesario pero igual me daba algo de susto vivir rodeada de gente, compartir el baño, etc.

Hoy debo decir que hasta ahora estoy feliz de hacerlo. Ayer luego de pasar mi día completo haciendo mi tesis, (hasta las 10:30 pm muchas gracias), llegué a mi casa, exhausta y con ganas de apagar mi cerebro. Antes esto hubiera significado entrar sola a mi casa, comer algo sola y ver una película sola en mi casa. Esto no me molesta para nada y a veces es más que necesario. Pero ayer... ayer llegué y en la sala había gente, veían una película, me ofrecieron vino y pizza. Acepté sólo el vino (ya había cenado) y reí viendo una película tonta. Cambio la frase: reímos. Lo cual es absolutamente fantástico.

Y hoy llegué y no había luz, y aunque mi primera intención fue salir corriendo a un cine, terminé conversando con dos de mis rommies, mientras una de ellas preparaba su cena a oscuras.

Y hoy, eso me hace feliz. Y este año ha tenido tantas cosas tan feas que cuadno me siento así... hay que escribirlo aquí.