miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ilusionarse o no ilusionarse...

Una de las cosas que más trabajé con mi psicóloga fue el tema de aceptarme y no darle tanto peso a las voces de los demás a la hora de definirme. En particular estaba el tema de "es que soy muy intensa para México", que después de oirlo tantas veces se convirtió en una verdad en mi vida... y no. No es eso. Soy alguien que se apasiona y siente las cosas profundamente.

Y eso esta bien. 

Porque así soy yo.

Y no voy a cambiar mi forma de sentir las cosas. Porque no tiene nada de malo sentirlas de esa forma.

En estos días he pensado mucho en ese tema. Específicamente en el tema de las ilusiones. Para mí es imposible no ilusionarme cuando hay una posibilidad de algo que me gusta (un tipo, un viaje, un cambio de vida). Y cuando la cosa sale bien todo es felicidad y emoción. Nadie anda diciéndome que vea, que las cosas pasaron así para que yo aprendiera a medir mis ilusiones. Porque ando feliz y nadie anda diciendo tonterías cerca. 

Pero cuando no pasan... ahí si tiene uno al tarado de turno diciéndole que para qué se ilusionó tanto, que mejor no hubiera dejado que los sueños llegaran tan alto. Claro, uno tiene que ser inteligente, no se trata de que si salí una vez con un personaje y no vuelve a llamar porque cayó en el hoyo negro de los que no llaman, entre en la depresión absoluta porque yo ya le tenía nombre al helecho que mataríamos juntos en el apartamento en el que viviríamos (porque ni en mis ilusiones yo me siento capaz de mantener viva una planta). 

Pero digamos que hay ilusiones razonables. Esas que uno ve crecer con el tiempo. Y así hoy sienta la tristeza de algunas ilusiones rotas, sigo convencida que hay que tenerlas y que valió la pena sentirlas. Ilusionarme, soñar con lo que sería si todo funcionaba. Y esta bien. Porque es la forma en que yo me muevo, en que lucho por las cosas, me esfuerzo y dedico. Si no estoy ilusionada, no voy a echarle ganas a la cosa como dirían los mexicanos. 

Así que para que las cosas funcionen, es necesario trabajarlas y para que yo pueda y quiera trabajarlas, tengo que estar ilusionada. 

No importa si eso significa estar luego con la tristeza y frustración que tengo hoy. 




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