miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mi despedida....

Esto ha sido lo más triste que he escrito. Leerlo, frente a mi familia, mis amigos y sobre todo, la gente que quiso a mi abuelo, fue de las cosas más difíciles de mi vida.

En estos días he pensado mucho en quién fue mi abuelo. Hoy creo que fue muchas personas a la vez. Y para cada uno de los que lo conocimos fue alguien distinto. Para algunos fue un gran arquitecto que entendía los espacios y las proporciones. Para otros fue ese buzo que podía hacer pesca submarina sin tanque. Descendiendo en el mar, con su gran casa en las Islas del Rosario. Navegando en La Tavana. Fue ese hombre al que le encantaba construir lagos, ya fuera en el Puente o en el jardín de San Diego, para que nosotros sus nietos nos retáramos a ver quién se atrevía a nadar en medio del frio de la sabana.


Para otros fue ese deportista increíble, divirtiéndose jugando golf, tenis, fútbol y corriendo carros de carreras. De aquel ex portero del Santa Fe, debo aceptar que yo conocí poco. Para mí, sólo fue un increíble jugador de golf, que en las tardes de mi infancia me llevaba al San Andrés a “echar unas bolitas” tras lo cual nos premiábamos con un salpicón.


Otros lo conocieron como el jugador de cartas y de billar. Participando en los torneos del Gun y del Puente. Y en esos dos lugares, lo conocieron de una forma distinta a la que lo conocí yo. Tomando su whiskey, diciendo groserías y riéndose. Con esa risa que animaba la fiesta. Porque si algo fue mi abuelo, fue el hombre de la fiesta. El que se quedaba hasta el final sin importar si la fiesta había empezado uno, dos o tres días antes. Muy pocas personas pueden contar que en más de una ocasión, al levantarse por la mañana para ir al colegio, encontraban no a sus hermanos mayores o a sus tíos, sino a su abuelo, en la sala de la casa con dos o tres amigos, rematando la fiesta. Y claro, mi abuelo no dudaba en invitarme, tratando de convencerme que no fuera al colegio, que era más divertido quedarme con ellos.


Para otros mi abuelo fue ese hombre increíblemente valiente, que enfrentó la ruina económica varias veces en la vida sin dejarse derrumbar. Asumiendo el reto de sacar adelante a sus cuatro hijos y a su esposa, rehízo su vida en más de una ocasión. Incluso, en sus 60’s emprendiendo una nueva aventura al crear la empresa de fresas. Así, para mí, mi abuelo también fue ese hombre que caminaba en San Diego aprendiendo sobre cultivos hidropónicos.


Mi abuelo fue el gran constructor de espacios para que su gente se reuniera y divirtiera, ya fuera en Ventanas o en su casa en las Islas o en el Puente, él siempre quiso unir a la gente, dándoles los espacios para sentarse, comer algo rico, tomarse un trago, cantar una canción y oír la música que tanto le gustaba.


Hoy pienso que hubiera sido increíble conocer al Mi Don Ra que conocieron sus amigos del Gun, del Puente y del resto de los lugares donde mi abuelo fue tan profundamente querido. Porque si algo fue mi abuelo, fue un hombre querido. La última vez que fuimos juntos al Gun, duramos horas llegando al comedor, porque cada una de las personas que se nos cruzó esa noche quería saludarlo. Desde el portero y los meseros hasta los socios que esa noche estaban.


Ellos, al igual que yo, probablemente también conocieron al amante de la música. El fanático de Daniel Santos, que cantaba como pocos. Y aunque no era de pararse a bailar, puedo decir con orgullo, que cada vez que lo saqué a bailar, aceptó. Claro, no alcanzaba a terminarse la canción cuando él ya estaba volviendo a sentarse, pero gracias a ese increíble lenguaje corporal que mi abuelo dominaba, siempre me dejó con una sonrisa.


Mi abuelo también fue ese hombre obsesivo con la comida. Ese que cuando descubría algo que le gustaba tenía que comerlo día y noche. Y claro, nosotros, su familia, comíamos la obsesión del mes, con él. Por mi parte aún no puedo comer el goulash y ninguno ha olvidado el kit profesional que compró para poder comerse las toronjas. Sé que mi mamá todavía no puede ver el yogurth de melocotón con el que nos torturó en una época.


Mi abuelo, fue ese rebelde que en su época de universidad prefería tener una moto a un carro, estudiando arquitectura y viajando a Berkley. La última vez que hablamos del tema todavía se reía con picardía contando cómo disfrutaba ver la cara de pánico de sus amigos cuando los obligaba a montarse en las montañas rusas de San Francisco.


Y mientras para nosotros, su familia, mi abuelo fue el padre, el tío, el hermano y el abuelo. Para el resto del mundo, fue el gran amigo. Ese increíble ser humano al que la gente quería querer. Mi abuelo tenía amigos de todas las edades, todos los estratos y todos los estilos. A todos conquistaba. Alguna vez, me dijo que en la vida, había que tener tantos amigos como se pudiera, porque sólo así se debía vivir.


Para mí… mi abuelo fue mi Papa. Fue ese hombre que por tantos años asumió el rol de padre. Fue quien me leyó cuentos de niña, a quién llegué a llorarle cuando en la primaria, mi mejor amiga de la vida anunció que se cambiaría de colegio. Mi Papa fue quién miró feo a cada uno de los niños que llevé a la casa, el que les constaba en tonó arisco cuando llamaban por teléfono. Fue quién me consoló cada vez que me rompieron el corazón y el que se llenó de orgullo con cada uno de mis logros. El que nunca dejó de creer en mí y el que le contaba a sus amigos más queridos, mis historias como si fueran los más grandes logros. Fue el que me miró con ojos tristes pero me dijo que estaba feliz por mí cuando me fui a India y el que me abrazó y no me quiso decir adiós cuando me fui a México. Fue el único hombre que jamás me decepcionó. Fue quién me enseñó que el amor no necesita palabras y aún así nunca dejó de decirme te quiero cuando realmente lo necesité. Fue el hombre a quien siempre quise hacer sentir orgulloso sabiendo que sin importar qué hiciera ya lo estaba. Mi Papa fue el hombre que me enseñó que hay que vivir la vida a plenitud, que hay que correr riesgos, que hay que tener a los amigos siempre cerca, quererlos con el corazón, que no hay que tener miedo de llorar las tristezas y que siempre se debe seguir adelante sin importar qué suceda.


Mi Papa para mí es el hombre al que jamás dejaré de recordar, querer y hoy me duele decir, extrañar.



viernes, 11 de diciembre de 2009

.....

y hoy mi cerebro no ayuda...

amanecí con una única frase de canción en mi cabeza:

"No hay nada más difícil que vivir sin ti"

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Y de repente, encuentro algo fantástico

Por esto amo The fish, porque en la mitad de un día, pone en palabras lo que yo creo...

Every time I feel my heart get squeezed, I am grateful that it has been. I am more alive and more real as a result.

martes, 8 de diciembre de 2009

Home?


"There are 3 things you just can't do in life. You can't beat the phone company, you can't make a waiter see you unitl he's ready to see you, and you can't go home again". Bill Bryson.

Y si. Uno no puede volver a la casa. Hoy al final de mi jornada laboral tuve un ataque de pánico respecto a la idea de ir a Colombia. V me invitó a una lechona. Y es tonto y es estúpido pero eso trajo de vuelta todos los fantasmas de ya no vivir en Colombia. Fantasmas que tengo bien escondidos y guardados en un cajón.

Pero la verdad es que de tanto en tanto me entra el ataque de... ya no pertenezco, ya no soy parte de nada de lo que un día fui parte, "I can't go home again". Y en términos prácticos es cierto. Mi casa la vendieron. La casa de mi tía donde fui tan feliz tantas veces... también la vendieron. La casa de mi otra tía donde no fui tan feliz pero donde hay recuerdos... vendida. Y eso es sólo en mi familia.

Mis amigos... mi grupo de amigos ha pasado por toda clase de cambios desde que yo me fui. Dejaron de hablarse, volvieron a hablarse, se quisieron, no se quisieron, se quisieron de vuelta. Durante mis últimos meses en Colombia encontré a alguien con quien mi mundo se amplió y salíamos constantemente por temas laborales. Y aunque quiero a ese alguien con todo mi corazón, las últimas veces que fui a Colombia fue casi imposible verlo. Entonces tengo la sensación de que si hoy volviera... no podría salir con él como antes.

Y esta un tema aún más tonto y más ridículo pero que simplemente no he podido superar. El año antes de venirme tuve un pequeñísimo romance con alguien que tristemente significó muy poco en mi historia personal. Sin embargo, al poco tiempo de terminar él decidió hacerse un lugar en mi grupo de amigos. Y lo logró. Lo logró tanto que empezó a hacer planes donde yo no estaba invitada. Y eso me dolió profundamente. Eran mis amigos, era la casa de mi mejor amiga, eran los planes que usualmente hacíamos... y de repente, yo ya no podía ir. Y unos meses más tarde... me vine a México. Y mientras mi ausencia se consolidó... su presencia también lo hizo. Hace un año fui, era la época en que mi grupo de amigos no se hablaba. Y aún así, era claro que mi ex no estaba listo ni dispuesto a darme un espacio.

V dice que el tiempo ha pasado. Y es cierto. Lo que él no se da cuenta es que para mí las cosas no han avanzado porque yo no he vuelto. Y sé que en lo que han cambiado es que se han acercado a él. Y el grupo ahora es con él. Siento que él me reemplazó. Y que yo ahí no tengo un lugar.

Pasa el tiempo y yo cada vez siento más que no pertenezco al mundo de allá. Que ese ya no es mi home. Y sé que empiezo a consolidar mi vida aquí. Trabajo, amigos, corazón. Pero alguna vez llegará a ser home? O es algo que ya perdí para siempre?



domingo, 6 de diciembre de 2009

sintiendo en domingo

El viernes discutí con V. Me dijo que fuera con cuidado con Pandro-Fashion-Boy, que no me confiara, que ya me había visto en el pasado así de contenta y que no quería verme triste.

Yo entiendo eso. Pero no esoty de acuerdo. Y su timing fue pésimo.

Pero más allá del timing esta el hecho de que si algo me ha enseñado este año es que las cosas no duran. La felicidad no dura. La gente no dura. Las cosas buenas... no duran para siempre. Aún estoy esperando a la comprobación empírica de que las cosas malas tampoco duran para siempre, pero sé que es cierto. No duran. Así que siguiendo el lugar común, hay que aprovechar cada día.

Yo sé que la relación con Pandro-Fashion-Boy no es exáctamente lo que yo anhelo. Pero incluso sin ser exáctamente lo que yo quiero... es algo que me hace feliz. Y después de tanta tristeza yo quiero ser feliz. Cuando estoy con él sonrio de una forma que hace mucho no sonreía y por ese rato, vivo en un mundo donde todo esta bien. Donde me siento bien conmigo misma, con él e incluso puedo hablarle de las cosas tristes sin volverme mierda.

Tal vez suene a que odio mi vida cuando no estoy con él. Y eso no es cierto. Me gusta mi vida. Me gusta mi trabajo, me gusta mi departamento y me gusta la vida que tengo. Pero eso no hace uqe no haya una dosis inmensa de tristeza. Tengo que terminar los duelos de este año y siento que sólo voy a poder hacer eso cuando este en Colombia. Y esos duelos me pesan. Se aparecen durante mis días.

Hoy creo además, que Pandro-Fashion-Boy llegó a mi vida para enseñarme a ser paciente. Este año, además de tener que lidiar con la distancia y la importencia que esta me causa... he tenido que aprender a dejar que la vida tome su propio rumbo. He tenido que soltar cosas y personas que creí iban a ser buenas para mí y resultaron no serlo. Y en esos momentos me da afán. Afán de que llegue el momento donde las cosas sean buenas, que pase la tristeza, las malas rachas, la incertidumbre. Y con Pandro, estoy aprendiendo a dejar que la vida tome el rumbo, a tener paciencia y verle el lado positivo a las cosas. Y creo, que eso es muy bueno para mí.

***

Y mientras llega el momento en que puedan cantarle canciones de frente... hoy se la canto por aquí:

For you I want to sing a happier song
for you I'm gonna try to right all my wrongs