jueves, 26 de abril de 2012

Birthday wishlist Año 2...

Brutas. Se llegaron los 30. Por meses tuve pánico de vivir mi cumpleaños en la ciudad, planeé una ruta de escape la cual por cosas de la vida no se dio, pero abrió otra oportunidad para unas buenas vacaciones. Ahora me siento un poco más tranquila y lista para tener mi cumpleaños aquí. Espero las cosas salgan bien y yo no termine llorando en el baño atacada por mi pasado. 

Hace un año hice mi birthday wishlist y debo decir con orgullo que casi todo lo que dependía de mí, he logrado. Así, tengo laptop nueva, una hermosa gata, he avanzado en Las dos hermanas, más vestidos, más espacio en el closet gracias a la casa nueva y si todo sale bien, la próxima semana compro boleto para en septiembre irme a ver a Pollo a Toronto. La cámara buena sigue en espera pero he descubierto que soy muy feliz con la que tengo en el iPhone. La parte de la motivación para levantarme temprano todos los días.... pues... digamos que nunca seré feliz cuando suena el despertador y yo sigo con sueño, pero hoy en día me gusta mucho mi trabajo y son raros los días en que realmente no quiero levantarme. La parte del bonito novio con quién tener una relación sana... no me quiero adelantar, pero creo que voy en muy buen camino. Y eso, es un gran paso. 

Ahora... viene la lista de este año, queda un poquito de un mes para que el que quiera vaya comprando: 

  • Más ahorros en mi cuenta bancaria. Es hora de ponerme seria con el tema. 
  • Más dedicación para avanzar en Las dos hermanas. 
  • Más tiempo libre, bien utilizando en hacer las cosas que me hacen bien. 
  • Más amigos. 
  • Proyectos paralelos que me permitan aprender de otras cosas. 
  • La buena cámara que el año pasado quería. 
  • La colección de reportajes de García Márquez. 
  • Unos buenos pantalones negros. 
  • Mantenerme en el peso en el que estoy. 
  • Y por contradictorio que suene, un cheescake enoooorme. 
  • Un paseo rico de fin de semana a algún lugar que no conozco. 
  • Sillas para la nueva casa. 
  • Mesa para la terraza. 
  • La paz mental propia, disposición del otro lado y espacio para que las cosas continúen fluyendo bien con Mr. M... y en dado caso que no, la tranquilidad de que estar bien es algo que depende de mí.
  • Un vestido rojo. 
  • Terminar de dejar ir the road I never travelled.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Y ahora?

¿Y entonces cuál es el plan ahora?

Esa parece ser la gran pregunta de los que me conocen. Empecé el año con metas claras y un proyecto personal definido con plazos específicos. Y de repente, la vida cambió y ya no se trató de lo que yo quería, sino de lo que yo necesito.

Y lo que necesito es estabilidad. Tener un lugar donde sentirme en casa. Tras años de muertes, ausencias, derrotas y aquel harakiri-emocional, es momento de respirar y disfrutar de la calma. De darme espacio para estar bien y terminar de descubrir quién soy después de tanta cosa.

Pero con la decisión de aceptar que lo que necesito es distinto de lo que quiero y de entonces hacer lo que es mejor para mí, viene la pregunta de ¿y ahora? A veces me parece que desde que estoy en el colegio he pensado la vida en términos del siguiente proyecto, del siguiente viaje: graduarme, terminar la universidad, irme de Colombia, hacer la especialización, ahorrar lo suficiente para irme a Europa, encontrar maestria, ahorrar para viajar en México, irme el verano a Washington, conseguir trabajo para no volver a Colombia, implementar el proyecto personal...

Y ahora... ahora todo esta bien pero no sé cuál es el siguiente paso. Como siempre me cuesta trabajo pensar en el futuro y saber dónde estaré ni haciendo qué en los próximos años. Sé que hay gente que vive así y vive bien. Pero a mí me gusta tener un viaje en mente, un proyecto que me anime en los días de aburrición y rutina. Y ahorita... ahorita simplemente no sé. Así que seguiré dejando que las cosas fluyan y tal vez uno de estos días encuentre el siguiente muro que quiero escalar.



lunes, 9 de abril de 2012

Vencer el miedo

Ayer mi tía fue a conocer mi nueva casa y estuvimos hablando de todos los cambios que he vivido recientemente. Se siente un poco extraño que todo fluya tan bien. Y sin ser pesimista, sé que esto no va a durar para siempre así que trato de difrutar el momento.

Al final, más que los cambios exteriores, el que me tiene más feliz es el cambio interior. Darme cuenta que mi forma de ver las cosas y enfrentar las situaciones se ha transformado. Todo el trabajo de este año, empiezo a verlo reflejado en mi vida diaria. Me siento tranquila, confío en mí y en que las cosas se darán de la mejor manera.

Esto además me ha permitido ¡por fin! poner los límites necesarios para estar tranquila. Tantas veces en mi pasado sacrifiqué mi paz mental por el pánico de "si le digo que no, va a salir corriendo y entonces me voy a quedar sola para siempre". Hoy ya no siento eso. Por primera vez en muchos años, no creo que me vaya a quedar sola para siempre y a cambio estoy convencida de que la única forma de tener una relación que valga la pena y que funcione, es cuidándome y poniendo mi tranquilidad por encima de todo. Si el que esta del otro lado no lo entiende... dolerá pero mi vida va a continuar y yo estaré bien.

*** Además, ciertas dos palabras escuchadas el sábado me hacen pensar que el del otro lado, me entiende. Y eso es un gran plus.

viernes, 6 de abril de 2012

Quick quick slow

¿Cómo hace uno para ir despacio? ¿Cómo se hace eso cuando todo fluye? ¿Cuando todo es fácil, natural y cómodo?

Llevo varios días preguntándome esto. Mr. M apareció sin que yo lo esperara. Unos días antes le había dicho a una muy buena amiga que estaba en un momento donde no había nada en el horizonte amoroso pero que eso estaba bien, porque tenía encima el ascenso y la mudanza, con lo cual ya era suficiente para sentir que no hay tiempo ni de respirar.

Pero basto decir que estaba tranquila sin tener a nadie, para que alguien apareciera.

Y con él me siento feliz. Sin saberlo me ha mostrado que me hacía falta encontrar a alguien con un mundo propio que me interese, atraiga y del que yo pueda ser parte. Las cosas fluyen con una facilidad ya olvidada. Con esa misma facilidad con la que todo por fin ha empezado a salir bien.

El mismo día que le decía a mi amiga que no tenía tiempo para un chico, le dije que dejara de preocuparse por no pelear o tener conflictos con su marido... "tal vez es que ya peleaste lo suficiente y que ya tuviste todos los problemas de pareja que una persona puede tener"... Y ahora siento que tal vez eso es un poco lo que me pasa... ya tuve suficientes rollos, dramas, dolores y caídas -literales y figuradas- para poder ahora estar bien.

Llevo casi un año trabajando en mí, concentrándome en todas esas cosas que me hacían daño, que me impedían estar bien. Tal vez es que ahora puedo recoger los frutos. Casa nueva, ascenso laboral... y chico.

Pero también siento que debo ser precavida, ver con cuidado lo que esta frente a mí. Oír, leer y entender quién es. No tirarme de cabeza porque en media hora se irá de mi vida para siempre. Quiero conocerlo. Ante todo quiero darme el espacio para respirar en medio de todo lo que fluye. Como bien le dije esta noche quiero hacer las cosas bien. Y hacer las cosas bien significa hacerlas de forma que yo me sienta tranquila.

Pero eso no es tan fácil. Me encanta hablar con él todos los días y saber que vamos a salir hoy, mañana y pasado me emociona. Aún así, lentamente he detectado puntos para los que aún no estoy del todo lista, donde quiero ir con cuidado. Crear ciertos espacios, ciertas rutinas, abrir ciertas puertas.... son cosas para las que aún no estoy lista.

Y claro, no quiero asustarlo ni alejarlo con mis grandiosos issues emocionales. Para rematar, aunque yo quiera y por fin este consciente de que hay cosas que debo decir, él tiene su propia historia y le cuesta hablar las cosas. Y eso es algo que también quiero respetar.

Entonces ahí esta el gran problema: ¿Cómo ir despacio en las cosas que necesito y dejar que el resto fluya a gran velocidad?


domingo, 1 de abril de 2012

El problema de que me lean...

Varias veces he reflexionado ya, sobre por qué escribo aquí. Este blog nació por la necesidad de tener uno más personal, uno más yo que aquel otro que tenía. Y claramente, ganó en dedicación.

Este blog ha sido un espacio para muchas cosas... Ante todo, me ha permitido volver a escribir como lo he hecho durante toda mi vida. Es mi diario, donde pienso, siento, analizo y me cuestiono. Por qué no lo hago en un cuaderno como lo hice siempre, no lo sé. Ya no se siente cómodo; consecuencias de la tecnología digamos.

Así que cuando necesito escribir, este es mi lugar. Aquí volqué todas mis tristezas, dolores y frustraciones por el harakiri-amoroso, y aunque no todos estuvieron de acuerdo, fue parte integral del proceso de sanarme. Este espacio es tan importante para mí que no se me ocurre cómo no escribir.

... Y entonces aparece alguien que me lee. Y eso me pone nerviosisima. Y aún cuando me rehuso a la auto-censura debo aceptar que llevo queriendo escribir sobre él y me he frenado. Quiero que él me conozca y quiero poder contarle yo las cosas, que él me vea y decida. Y lo que pueda interpretar de este blog es un motivo más de nerviosisimo. No sé si él tiene un blog, no sé si él escribe sobre mí. Aún con todo mi talento para el cyberstalkeo, he encontrado suficientes motivos para no hacerlo... aún. Creo que no lo he hecho porque al final, sé que si alguien lee este blog puede verme de formas que no necesariamente son la película completa. Y yo no quiero andar interpretando y adivinando.

Pero él me lee. Y me gusta que me lea. Me gusta interesarle lo suficiente para que me lea y para que la entrada sobre la empacada le genere algo de conflicto (bendito Old Fashioned que permite que yo me entere de esas cosas). Me gusta que no se quede con lo que ese día escribí y no salga corriendo.

El problema es que yo quiero escribir sobre él y siento que eso sería casi que decirle las cosas directamente y creo que es importante que esos procesos de comunicación se den de forma natural. Que él se entere de lo que quiero, pienso y siento, por lo que le digo y por como actúo. No por lo que aquí escribo. No por mí pasado ni lo que puede interpretarse a partir de mis palabras. Entonces estoy en el conflicto entre querer escribir sobre esto nuevo que me ha sucedido y que me hace sonreír... y lo que quiero que él sepa.

¿Alguna sugerencia?