sábado, 27 de agosto de 2011

Sobre las ausencias y las presencias

Cuando lo pienso, la diferencia más grande entre mis papás es que mientras mi papá es un eterno optimista, mi mamá es una eterna pesimista. Y tal vez sea porque fue ella quién siempre estuvo cerca o tal vez sea solo yo, pero yo tiendo a caer en la visión half-empty. Es algo que no me gusta de mí y contra lo cual intento luchar a diario.

Y hay días en dónde es más difícil ser optimista o sentirme bien. Días como hoy por ejemplo. Siempre he sido emocionalmente vulnerable a las enfermedades y desde que vivo lejos, me dan aún más duro. Así que hoy, cuando estoy en muletas y me duelen múltiples partes de mi cuerpo, no puedo evitar sentirme triste y ver las cosas negras.

Y entonces, me pesan más las ausencias de lo que me alegran las presencias. Y no debería ser así. Pero no sé cómo no pensar en el que se está alejando o en la que no me ha llamado aún cuando yo creí que éramos muy cercanas. Mis amigas de Colombia han estado súper pendientes, un amigo me rescató y ayudó cuando más lo necesitaba, una gran amiga me trajo comida, otras han escrito y por supuesto, mi familia ha llamado hasta que el teléfono se descargó. Y yo solo siento el dolor de los que deciden estar lejos. Los que no quieren enviar ni un mensaje y prefieren cerrarse.

Es una tontería. Lo sé. A uno debería importarle más los que están que los que no... Así que seguiré con mi proceso de concentrarme en mí, en cuidarme y tratar de no sentir esas ausencias que hoy tanto duelen.


miércoles, 24 de agosto de 2011

Frustrada

De repente, de la nada, había alguien por ahí. Y ha sido una enorme sorpresa en mi vida. Ha significado un cambio en la forma en que usualmente hago las cosas. Y siguiendo mi objetivo de aprender de todo lo que sucedió, dejé que mi adolorido corazón se quedara abierto para lo que viniera.

Y muchas sonrisas vinieron. Grandes conversaciones. Muchas reflexiones. Buenos abrazos y momentos fantásticos de sentirme tranquila. De saber que estoy en la cabeza de alguien más y que en la medida en que he ido curando mis heridas, ese alguien ha empezado a ser parte importante de mi vida.

Pero no es fácil. Nuevamente estoy en una situación donde los horarios no nos simplifican la vida y donde verse requiere de una logística digna de un jefe de protocolo presidencial. Y yo me canso. Hoy me canso. Hoy quería hacer algo rico, pasar un rato amable, desconectarme de la oficina, del estres y la ansiedad. Así que lo busqué. Y tras un "sí, vamos a cenar", llegó un "no la logro, mejor mañana o si prefieres el fin de semana". Pero mañana yo no puedo y este fin de semana tengo planeado salir de la ciudad. Originalmente el plan era con él y había sido un gran motivo de ilusión... pero no puede y aunque entiendo sus motivos, quisiera que las cosas fueran diferentes. Así, mi primer impulso fue cancelar los planes de mañana, cancelar el viaje y quedarme con él.

Pero no puedo hacer eso.

Necesito irme de viaje, necesito desconectarme y tener espacio para leer, escribir, pensar y relajarme. Últimamente estoy ansiosa, me cuesta trabajo dormir y la ida a Colombia me tiene nerviosa. Así que necesito pensar primero en mí. Y sé que lo que me hace bien es viajar. Irme. Como siempre el viaje me curará más que cualquier otra cosa.

Y aún así tengo el hueco de saber que no lo veré. Que las siguientes semanas serán complicadas, pronto me iré a Colombia y siento que la fluidez inicial, lentamente se pierde.

Hoy no tengo ganas de cosas complicadas, de sentirme frustrada, de este sentimiento de "y para qué?" Y surge entonces, aquel viejo impulso de volver a cerrar mi corazón y regresar a donde estaba.

Pero tampoco puedo hacer eso.

Lo único que puedo hacer es respirar, esperar a ver cómo se dan las cosas, seguir planeando mi viaje y tener la confianza de que de alguna forma, las cosas se resolverán. Las cosas en mi vida, se resolverán.

I need to believe that.


viernes, 19 de agosto de 2011

Y por una vez...

El universo parece conspirar a mi favor.

Sin saber cómo ni por qué, de repente me encontré en un conference call con el Ex, hablando de temas de trabajo y antes de que me diera cuenta, mi jefe confirmaba que viajaré a Colombia a dictar un curso que él solicitó.

Yes indeed.... the universe has a sick and twisted sense of humor.

Pero, luego de que el universo se divirtiera a costa mía y del doloroso harakiri emocional, es un placer, que esta vez, las ironías y coincidencias sean motivo para que yo vaya gratis a Colombia. Siguiendo con lo aprendido en terapia, no me pregunto por qué? Es momento de preguntarme para qué.

Sé que la respuesta probablmente no llegará pronto, pero creo que es para acercarme a mi mamá, verla, resolver muchas preguntas y volver a un espacio donde hay tantas personas que me quieren. Tras estos meses, por fin estoy en un punto donde ya no siento tristeza, donde sonrío con ganas y he encontrado cosas que no pensé fueran posibles. Sin embargo, aún estoy blandita y aún me cuesta trabajo dormir. La idea de unos días en mi casa, con mi gente, mis amigos, mi familia y mi comida, suena a lo que exactamente necesito para terminar de cerrar el ciclo.

Cuando ya había dejado de reirme de la ironía de que gracias al Ex me haya salido este viaje, descubrí que coincidiré en Bogotá con mi papá. Y ahora soy aún más feliz.





martes, 9 de agosto de 2011

A dos velocidades

No soy una persona particularmente musical, sin embargo, la música es parte de mi vida diaria. Necesito constantemente tener una banda sonora para poder concentrarme. Y a veces la música es la mejor expresión de lo que siento y vivo.

Hoy pasó algo extraño, dos canciones distintas evidenciaron cómo estoy enfrentando dos procesos de duelo. Y debo aceptar que me sorprendí un poco.

Esta mañana venía en el taxi y de repente sonó No hay nada más difícil. Esa canción que no paraba de sonar en mi cabeza cuando mi abuelo se murió. "No hay nada más difícil que vivir sin ti". Y antes de que me diera cuenta tenía un enorme nudo en la garganta y no pude evitar llorar. Sentí de nuevo el hueco y su ausencia dolió como siempre. Pensé en que aunque el tiempo ha pasado, el dolor sigue existiendo. No pude evitar preguntarme cuándo el dolor dejará de estar tan a flote.

En cambio, horas más tarde, estaba trabajando y sonó Soundtrack to the end, la canción que mi corazón gritaba en los primeros días de ausencia de Open-boy. "And all our hearts were breaking". Durante muchos días oirla me recordaba el vuelo de regreso: mientras esperaba a entrar al avión para encontrarlo, la canción sonó y por un instante, supe lo que venía, el dolor que llegaría y lo mucho que me pesaría su ausencia. Cada vez que sonaba, yo no podía evitar llorar. Hoy, solo noté que estaba oyendo esa canción porque tuve que ponerle pausa y entonces vi el título en mi teléfono. Y me encontré a mi misma estando tranquila, sin sentir aquel hueco que tanto tiempo ha estado en mi alma. Descubrí que de repente no tenía dolor y que podía recordar que es una canción hermosa. La puse nuevamente y la oí completa, por primera vez en meses, sin sentir la tristeza que durante tanto tiempo me acompañó.