domingo, 27 de febrero de 2011

Las cosas de las que uno no se da cuenta

Unos seis meses antes de venir a vivir a México conocí a alguien. Trabajábamos juntos y teníamos una química increíble. A mí me gustaba pero sólo le veía PEROs: menor que yo, era mi editor y yo me iba a ir del país. Así que mejor no ponerle atención a lo que sentía. Muy pronto me convení que no sentía nada por él. Que era un buen amigo con el que a veces pasaban cosas pero que mientras yo tuviera claras las cosas, todo estaría bien. Y nos acercamos más y más pero yo siempre estuve segura que no sentía nada de fondo. Sólo amistad.

Y entonces me vine a vivir a México. Y de repente me encontré con que sentía un hueco enorme, que saber que ya no nos veríamos y que por cosas de la vida, jamás podría estar con él en una relación de pareja me partían el alma. Nunca me di cuenta que estaba enamorada y hasta hoy no sé si realmente lo estuve. Pero lo que si es claro es que mis sentimientos por él eran mucho más grandes de lo que me permití saber. Al día de hoy sigue siendo una de las personas que más quiero en la vida y de los pocos que me hacen sentir que tendría un mundo si volviera a Colombia.

Y entonces, tres años después, hoy me doy cuenta que el vacío que siento es más grande del que pensé que sentiría. Que aunque siempre he sabido que con Tattoo-boy no hay nada real y ni siquiera una posibilidad de algo, se ha ganado un espacio en mi vida y en mi corazón. Y tal vez sólo estoy triste porque ya no tendré con quien ir a cine los domingos, con quien arruncharme a ver películas, ir a cenar entre semana ni con quien pensar en voz alta. Y no es que nos vieramos tan seguido, y yo con mis commitment issues puse mil barreras y este año tomé la decisión de verlo menos en preparación para su partida. Y aún así estoy triste. Y sé que lo voy a extrañar.

Y no puedo dejar de preguntarme a qué horas pasó esto.

domingo, 20 de febrero de 2011

¿Nada que decir?

Desde que llegué de mis vacaciones en Colombia he tenido la sensación de que nada pasa. Que no hay nada que contar respecto a mi vida. Parece que todo lo que hago es trabajar, ir al gimnasio, voy al curso de escritura y las ocasionales salidas con mis amigos. Pero nada extraordinario ni raro. Nada relevante. Del trabajo no me gusta hablar cuando estoy fuera de éste y qué puedo decir respecto al gimnasio? Así que siento que no tengo nada que contar.

Y esto me ha generado una extraña sensación. Y he pensado mucho en por qué siento que no tengo nada que contar. En los correos a mis amigos en Colombia, la frase, no hay nada que contar, sale en cada uno. Y eso no me gusta. Siento que no estoy avanzando en mi vida.

Y de repente, se me ocurrió que la razón por la que siento que no hay nada que contar es porque no hay nada que contar respecto a mi vida amorosa. Porque he leido libros interesantes, ido a cine, escrito cosas chéveres, he participado en proyectos, estoy en cuentas nuevas en la oficina, me he visto con amigos que no veía hace tiempo, etc. No han pasado grandes cosas pero si he vivido cosas.

Entonces me pregunto, ¿la del problema soy yo? o ¿somos todos? ¿alguien más se siente así? Tengo la idea que es una postura más femenina. A las mujeres se nos va la vida hablando acerca de los hombres, de los que están, los que no están, los que quisieramos que estuvieran y los que estuvieron. Y cuando esta uno en un momento de la vida, como yo, donde no hay hombres en el horizonte... se siente un vacío temático sin fin.

Y claro que me siento extraña de no tener absolutamente nada en mi vida amorosa. Durante años he tenido alguien que me distrae. Así no sea nada serio, relevante o determinante, alguien ronda por ahí. Pero desde que volví no hay en quién pensar. Tattoo boy es un poco la excepción a estas palabras pero en la medida en que ya lo tengo claro y que me he alejado por mi propio bien, tampoco ni siquiera lo veo. Así que cuadno me preguntan si hay alguien, la respuesta invariablemente es que no hay nada. Ni siquiera una ilusión. Y por algún extraño motivo, siento que las cosas serán así por un buen tiempo. Tal vez sea lo mejor.

Tan sólo quisiera que eso no me generara la sensación de que no hay nada que decir.