viernes, 30 de diciembre de 2011

Despidiéndome del 2011

La lección de la noche: conócete a ti mismo.


Ayer fui a tomar un larguísimo café con Pollo, que por supuesto terminó en un par de ginebras, una cena y una sobremesa con meseros revoloteando a nuestro alrededor con ganas de que nos fuéramos ya a la casa.


Hablamos del año, de todo lo que ha pasado y cuánto nos ha cambiado la vida, para que al final, casi todo siga igual. Por muchos años, al final de cada año, me tomaba el trabajo de escribir un resumen de lo que había vivido. Por algún motivo, dejé de hacer esto cuando llegué a México.


Pero el 2011 ha sido muy largo, muy intenso y muy profundo para no escribir al respecto.


El año empezó conmigo derrotada. Me cuesta un poco de trabajo de pensar en cómo pasé los primeros meses. Decidí poner distancia con Tattoo-boy para no salir herida cuando él se fuera del país. Barreras sobre barreras, muros sobre muros. Y se fue dejándome un vacío extraño de saber que él no era, que no lo sería y con la infinita sensación de que nadie lo sería. Los meses pasaron y mientras escribo esto, sigo teniendo problemas recordando esa época, tal vez por el hecho de que iba en automático, viviendo sin ganas, haciendo lo que tocaba, sin sentir.


Me aburrí en la casa, me mudé y traté de pensar que sería un nuevo inicio. Pero de nada sirvió cambiar de escenario cuando la sensación de haberme rendido, llenaba gran parte de mis días. Para complicar un poco más las cosas, los que en un momento consideré mis grandes amigos, mi familia en México, se desvanecieron dejando solo preguntas sobre su ausencia.


El único momento de ese inicio del año donde me sentí realmente bien, fueron los 4 días que vine a Colombia para el matrimonio de Adri. Por primera vez desde que me fui del país, sentí que encajaba, que mi presencia tenía sentido y esa sensación de incomodidad que tantas veces he sentido desde que vivo en México, no estuvo por ninguna parte. Como le diría mucho después a Open-Boy, fueron los 4 días más felices en mucho tiempo. Y fueron así de felices porque sentí que estaba compartiendo algo realmente grande con alguien a quién quiero con el corazón, porque tuve tiempo de estar con los que más quiero, de ver a mi familia y tener un día de felicidad con mi mamá. Por una vez, no tuve la culpa de no estar en los grandes momentos de la gente que quiero. Estuve y fui parte. Y eso significó mucho más de lo que me pude haber imaginado.


Pero regresé para seguir en el piloto automático de siempre, con la certidumbre de que no había, ni habría, a nadie a quién querer.


It was the best of times, it was the worst of times.


Y una noche, en una salida de guía turística mi vida cambió. Le decía a Pollo que aún recuerdo la sensación cuando Open-Boy abrió la puerta y yo lo vi por primera vez. Sonará cursi, pero desde el saludo, yo sentí que algo se movió en mi interior. Dadas las circunstancias, inicialmente me negué a aceptar que me gustaba, pero sin darme cuenta a qué horas, mi corazón volvió a abrirse. Encontré a alguien con quién me conecté como jamás lo había hecho, que me hizo sentir lo que pensé imposible, a quién amé como jamás he amado y quién me amó por lo que soy. Fueron los mejores y los peores días de mi vida. Ya no hubo barreras, no hubo muros, no hubo nada. Solo el amor que sentimos y la profundidad de una conexión que muchos meses después aún resuena en mi vida. Por primera vez entendí lo que era amar a alguien tanto, que su felicidad era más importante que el estar juntos; en la medida en que comprendí que para él la única opción posible de estar bien y ser feliz era alejándose, lo dejé ir, con la esperanza de que él este en lo correcto y así pueda tener una vida con la felicidad que se merece.


Open-Boy fue un terremoto cuyo impacto aún no termino de vivir. Y, como todos los clichés, tan rápido como llegó, se fue; dejándome destruida y sin saber cómo armar mi vida, sabiendo que era posible sentir amor pero que no era posible tener su amor. Los días que siguieron fueron de los más dolorosos de mi vida. Hoy me parece como si solo hubiera habido llanto en esa época de mi vida, volqué mi corazón en este blog y traté de exorcizar mi dolor a punta de palabras y canciones. Como nunca antes en mi vida, la música llenó mis días y me apoyé en las palabras de otros para decir una y otra vez lo mucho que me dolía su ausencia, sus palabras, su silencio. Mi frustración ante una vida que no era posible.


Pero ni el harakiri emocional que fue Open-Boy logró convencerme que era posible encontrar a alguien con quien compartir mi vida. Fue necesario que en medio de la inmensa tristeza, apareciera el Sr. S para que yo empezara a contemplar que las cosas pueden ser distintas. Unos besos atorados de sentimientos se convirtieron en salidas donde yo sentía algo distinto al dolor de la ausencia de Open-Boy. De repente me encontré disfrutando del Sol, teniendo conversaciones inteligentes y ante todo, me encontré sintiendo.


No era igual. No era tan profundo. No era tan intenso. Pero yo sentía. Y el Sr. S, también sentía. Y eso tuvo un gran efecto en la forma en que veía el mundo. Para lograr salir del hondo hueco en el que me metí, fue necesario volver a terapia. Y ahí aprendí la importancia de preguntarme para qué y no por qué. De dejar entrar y de tener confianza en el universo y sobre todo en mí. Volví a confiar en que las cosas saldrían bien. Hoy pienso y siento que las cosas, saldrán bien.


Y mientras pasaba mis días asoleándome, yendo a terapia e intentando terminar de dejar ir a Open-Boy, el universo se encargó de obligarme a frenar y detenerme. Me tocó darme contra el mundo, terminar en muletas y con el cuerpo totalmente golpeado, para que yo me permitiera estar conmigo misma, para que dejara de esconderme en la música, las películas, las series de tv. Tuve que parar, descansar, aceptar el silencio y la soledad. Con dolor acepté que el Sr. S nunca sería alguien dispuesto a estar de la forma en que yo quiero y lo solté también a él, agradecida de que al hacerme parte de su vida, me hubiera permitido recobrar la confianza en las posibilidades.


Al mismo tiempo, por fin dejé ir a V, quién tras repetir las promesas de siempre, continuó siendo una ausencia cuando más lo necesitaba. En las últimas sesiones de terapia he hablado mucho sobre la importancia de poner límites. Es algo que me cuesta trabajo y que me ha generado grandes problemas. Con V fue necesario soltarlo y darme cuenta que él realmente hacía mucho no era parte de mi vida. Anoche encontré algunas conversaciones que tuvimos cuando éramos más cercanos y me dolió su ausencia; lo veré próximamente pero ya no quiero continuar en una dinámica donde él promete, yo me ilusiono y luego enfrento la realidad de una ausencia. Quiero pensar que podré tener un contacto casual como lo tengo con tantos en Colombia, pero yo ya no quiero nada más profundo.


En septiembre, volví a Colombia, en muletas y por primera vez, en un plan distinto a las vacaciones. Crecer en el trabajo culminó en mí, dando un entrenamiento, con conocimiento de causa y con el Ex tomando nota. Entendí que el universo da las vueltas que quiere y que la ironía es parte de la vida, que incluso lo imposible pasa y que no puedo convencerme de que algo no sucederá, porque no controlo mi futuro.


El trabajo cambió, se abrieron posibilidades y en un año mis tareas, responsabilidades y retos se ampliaron, obligándome a desarrollar nuevas habilidades, enfrentarme a situaciones distintas y probarme que si puedo. El término frenemies adquirió completo sentido en mi vida y tuve que asumir que abrir el corazón trae sus riesgos en lo laboral, cuando los que fueron amigos dejaron de serlo. Aún así, opté por no volver a cerrar mi corazón. Porque ya no quiero vivir una vida con el corazón cerrado.


Cuando todo parecía estar volviendo a la calma, descubrí que en mi interior hay toda una faceta que yo desconocía. Ayer por primera vez hablé de ésta en voz alta con alguien diferente a mi psicóloga. Tener a alguien que no me juzga y a quien puedo aceptarle lo que me asusta, atrae y que entiende que aún estoy construyendo el significado del tema, me dio tranquilidad y la sensación de que no estoy sola.


Y otra buena noche, me encontré hablando con alguien que me generaba al mismo tiempo, atracción y rechazo. Al encontrar a Possibility-Boy temía estar repitiendo mi pasado y dudaba de qué era lo que realmente me gustaba, si él por lo que era o por su parecido con Open-Boy. Intenté hacer las cosas de manera diferente. Dejé mi corazón abierto, dejé que las cosas fluyeran y confié en mí, en el proceso que he hecho y en la sensación que él no me haría daño. Las cosas no fueron tan simples como yo hubiera querido y en un escenario ideal él y yo nos encontraríamos en un lugar donde tuviéramos la posibilidad de explorar lo que hay entre los dos. No creo que esto llegue a pasar, pero también soy consciente de que algo no termina de cuajar con él y que para rematar, él no tuvo la sensibilidad para despedirse como yo hubiera querido. Y para doblemente rematar, él no tuvo la necesidad de tener mayor cercanía antes de despedirse. Y esas tres cosas, sumadas a la certeza de que él vivió las cosas de forma completamente diferente, no las puedo obviar. Hoy tuvimos una larga conversación donde creo que finalmente se aclararon muchas cosas, pero también vi que me falta mucho para trabajar, que aún me cuesta mostrar lo que siento tal y como lo siento y que aún transmito barreras. Tengo miedo de volver al DF y encontrar que la tranquilidad que he sentido en estos días no es tan grande y que a cambio, hay una nueva ausencia. Él tiene confianza en lo fuerte que es nuestra amistad y yo quiero pensar que él seguirá siendo una parte importante de mi vida, porque ante todo, por él siento un inmenso cariño.


Y entre los diferentes hombres, en medio de los cambios laborales, las presencias y las ausencias, lo que más hice este año fue escribir. Construí una historia que está en camino, que es mi reto personal y que me hace crecer, pensar, sentir y ser mejor. Que es el mejor espacio para soltarme y sentirme bien.


Muchas cosas pasaron. Sigo en el mismo trabajo, sigo soltera, sigo viviendo en el mismo barrio. Pero soy otra. He recobrado la confianza en mí, en la vida, en el trabajo que hago, en la historia que escribo y en lo que puede suceder. Por fuera casi todo sigue igual. Por dentro, todo ha cambiado.


Y solo por eso… este año es importante.


Estoy decidida a que el 2012 sea el año en el que logre mis objetivos. Quiero que mi proyecto personal suceda y tener la fuerza para hacer mis metas realidad. Quiero ser la persona que hace que las cosas pasen y que se esfuerza por tener lo que realmente quiere y necesita. Además, quiero abrirme a más cosas nuevas, atreverme a nuevos retos, conocer más gente. Ante todo quiero seguir trabajando en mí, en tener una mejor relación con los que me rodean, donde yo tenga claro cuál es mi papel, donde los límites existan y se respeten. Quiero seguir conociéndome, quiero terminar de soltar los roles que no me corresponden, las ausencias que me hacen daño y los patrones que me impiden tener la vida que quiero. Por primera vez en mucho tiempo, siento que es posible encontrar a alguien que me quiera por lo que soy y a quién yo quiera, alguien que tenga claro quién es, que no le tenga miedo a sentir y que esté listo para construir algo a mí lado. Espero que esto suceda y el personaje aparezca; mientras tanto yo seguiré trabajando por estar bien, cómoda conmigo misma y en paz con lo que soy.

jueves, 22 de diciembre de 2011

A big mess

Ha sido un día increíblemente largo. Mientras espero subirme al avión para irme a Colombia, espero poder soltar la tristeza y confusión que tengo.

Siento que como le dije a S, I'm a big mess.

Y aunque hubo una gran sorpresa que me demostró que puedo tener esperanza... el sentimiento de no hacer las cosas bien y de haber enredado todo, me pesa.

Quiero pensar que mis vacaciones me darán espacio para pensar, sanar y reorganizar lo que pienso y siento. Y que cómo efectivamente me dijeron, habrá oportunidad de hablar las cosas cuando sea el momento indicado.




miércoles, 21 de diciembre de 2011

Por el derecho a la incoherencia

Ayer escribí sobre cómo creía que ante todo entre Possibility-Boy y yo había una gran amistad. Pero también acepté que no sabía muy bien cómo incorporar la parte física en la definición que estaba creando.

Porque como diría alguien con quien trabajé hace mucho tiempo "las cosas de piel son fuertes".

Y hoy la piel me pesa.

(Probablemente pesa aún más por mis bonitas hormonas, pero qué le hacemos, es parte de lo que soy).

Me pesa porque sé leer las señales y desde ayer sabía que él estaba en un date. Y aunque nunca ni siquiera se contempló hablar de exclusividad y, bajo esa lógica yo he actuado con libertad, yo soy, lo que siempre he sido: una loba herida.

Y entonces estoy triste, frustrada, enojada y con la malparidez alborotada porque hoy me contó de su date. Y si, fui yo la que pregunté, porque no importa cuanta terapia haya hecho en mi vida, sigo siendo la que pregunta lo que no quiere oir. La que no se aguanta la incertidumbre y es una masoquista que busca que le digan "the date was good".

Y no puedo decirle nada. Porque no somos nada, porque él me ve como una gran sorpresa y una bonita amiga, y porque probablemente a él la piel le pese menos. Pero a mi sí. Así ayer haya dicho que simplemente tomaré su amistad y veré a ver qué pasa.

Trato de pensar en lo que he aprendido este año. En cómo todo al final se ha relacionado con poner límites. Y de nuevo siento que estoy en una situación donde no los hay. Y donde para rematar, yo ayudo a que no los haya y voy hiriéndome por el camino. ¿Cómo va él a no responder lo que le pregunto fingiendo que soy muy casual? Si yo no digo nada, él no puede saber lo que siento. Y es fácil querer hacer lo mismo de siempre, enfurruscarme, no decir nada y fingir que las cosas no me duelen. Pero ya vi que eso no me sirve y eso no me hace bien.

Así que hoy, cuando vaya a comer con él, haré el intento por hacer las cosas de manera diferente y decir que aunque soy una sola contradicción, lo que pasó, me dolió.

“Sometimes I wish I could walk around with a HANDLE WITH CARE sign stuck to my forehead."

Ahora... que tal vez sería mejor escribir el letrero en un lugar donde YO pudiera verlo y así me obligara a recordar constantemente, que debo cuidarme y hacer las cosas como tocan para así estar bien.

martes, 20 de diciembre de 2011

About a boy...

Voy a culpar a las hormonas. Es lo más sencillo y al final si estoy hormonal. Así que voy a culpar a las hormonas.

Sali de la terapia con ganas de llorar.

Muchas ganas de llorar.

La cosa es que cuando uno ha ido a tanta terapia como yo, aprende que hay que sacarle provecho a las sesiones. Y hoy tenía que tomar una decisión: hablar de lo que realmente necesito en mi vida o de lo que me está incomodando en este momento.

Fui racional y elegí cuidarme, hablar de algo que me ha generado conflicto por mucho tiempo y trabajar en las cosas que a largo plazo pesan más.

Pero eso significó que no pude trabajar en lo que ha pasado / pasa con Possibility-Boy. Así que creo que esa reflexión tendré que hacerla aquí. Tratando de pensar y sentir las cosas sin ahogarme en mis hormonas.

¿Quién es para mí Possibility-Boy? ¿Qué siento por él? ¿Para qué lo dejé entrar en mi vida? A él le asusta herirme y ayer, en una muy larga, muy confusa, muy compleja conversación, salieron muchas cosas que me dejaron con esas preguntas.

Possibility-Boy es alguien por quien siento un gran cariño y con quien me siento realmente cómoda. Con quien puedo tener largas conversaciones, viajar y chatear el día entero, yendo y viniendo en la línea discursiva. Es alguien que me hace sonreir. Pero también es alguien que siento que pone barreras y con quien algo falta. Recuerdo hace muchos años eternas discusiones con mis amigas sobre la importancia de la mariposa en las relaciones. Y no es que no haya mariposa. Es que no aletea lo suficiente.

Entre más lo pienso, entre más lo siento, creo que he encontrado a alguien que realmente puede ser un muy buen amigo. Hoy quiero pensar que la distancia física no se va a interponer y que podremos continuar construyendo. Que ese alguien que encontré sin buscar, con quien puedo hablar y ser, va a seguir siendo parte de mi vida en el futuro.

Es alguien con quien claramente no todo ha sido amistad. Y no sé en dónde poner o cómo explicar la parte física, porque ahí esta y claramente es alguien que me atrae. Pero en este punto de mi vida, sé perfectamente que en las amistades entre hombres y mujeres hay atracción y hay tensión. A veces se cede ante eso, a veces no. Y no por eso, se deja de tener una amistad honesta y profunda.

Con el tiempo también he aprendido que debo dejar de intentar definir las cosas y dejar que fluyan. Pero tras la conversación de ayer, sentí que era importante clarificar un poco más qué es lo que siento yo. Parte de todo también es cuidarme y para cuidarme debo saber dónde estoy parada.

Sigo haciendo mi tarea de no hacer futurología. De ver lo que esta frente a mí y nada más. Hoy pensaré que he encontrado a alguien que me hace bien, que me ha hecho crecer, pensar y sentir. Que me obligó a ver qué tanto había avanzado en mi proceso y que, en su momento, me demostró que cuando uno tiene claro qué es lo que quiere, es mucho más fácil verlo. Así que tomaré su amistad y su cercanía y esperaré que todo salga bien.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Maldita gripa

Este no era el fin de semana para estar enferma.

No era el fin de semana para dormir 20 horas, tener sueños con fiebre y ser incapaz de tener los ojos abiertos por más de 20 minutos.

Era el fin de semana para ir al Cirque du Soleil, abrazar a Possibility-Boy, tener una deliciosa tarde de sábado, divertirme por la noche, desayunar en domingo y seguir estando cerca. Para no pensar en lo que pasará en la semana y simplemente disfrutar que estamos. Para dejar que todo fluya.

Pero no paso.

La fiebre, el dolor de cabeza, el cansancio y los mocos pesaron más. Y mientras estoy entre mi cama, sintiéndome un poco mejor pero aún así con el cuerpo adolorido, él esta en Xochimilco y yo no puedo estar más que frustrada de saber que este era el último fin de semana juntos. Que él se va y luego yo me voy y que no hay forma de saber cuándo nos vamos a volver a ver.

Y no hay nada que hacer.

Sé que esto se trata de tener confianza en que voy a estar bien, en que las cosas se resolverán, pero hoy no me preocupa el futuro, me frustra es el presente de no poder estar con quién quiero como quiero.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Dos años

El martes me desperté en uno de esos días en que todo me pesaba. Después de un rato de preguntarme qué era lo que estaba pasando, me di cuenta que se acercaba el aniversario de mi abuelo. Y entonces el dolor tuvo sentido. Pasé el día sintiendo el enorme hueco que existe en mí desde que él se murió.

Ese día quise escribirle a mis amigas para que me acompañaran, pero la vida práctica se interpuso y pasé el día corriendo en el trabajo sin tiempo para hacer lo que realmente era importante.

Hoy es su aniversario número dos. Llevo ya dos años sin oirlo, sin poder verlo y sintiendo un vacío que sé que no se va a llenar. En los días malos me hacen falta sus abrazos, sus palabras y la forma en que me miraba y lograba que yo me sintiera mejor. En los días buenos, me duele no poder compartirlos. Cuando las cosas buenas pasan, a veces se sienten incompletas porque no esta él para sonreir conmigo.

El martes, mientras trataba de poner el dolor a un lado y trabajar, aún cuando lo único que quería era darle espacio a mi dolor, Possibility-Boy me recordó que es normal sentirme así, que sentir aún más su ausencia esta semana, es solo la prueba de lo mucho que lo extraño todos los días. Incluso me mostró cómo no soy la única que se siente así, al compartirme algo que había puesto un amigo de él. Y al ver las palabras de un completo extraño, decir exáctamente lo que yo siento, me sentí un poco mejor.

This is a tough time of year for me. Not
because of the holidays but because I always remember the last days I
spent with my father watching him transition from this life to the
next. Six years ago now, still fresh in my heart mind like yesterday.
I'm wishing I could hug him and he could hug my daughter. I miss that
man. Cheers, Daddy!

Hoy sé que estoy mejor. Sé que he ido encontrando las formas para que mi vida se mueva y dejar de estar en hold. He construido mecanismos para recuperar la confianza y seguridad en mi vida. Pero no es lo mismo. Y cuando sueño, cuando me imagino las posibilidades a mi alcance, no puedo evitar que me duela saber que él no va a estar ahí para acompañarme, para creer en mi, para sonreirme y darme la fuerza para convertir mis sueños en realidades.

“My dreams are coming true. Dreams I didn’t even know that I had. But my brother’s not here… He’s missing it.”


viernes, 2 de diciembre de 2011

Lo que había olvidado

Hoy estoy enferma. No sé que tengo, pero como siempre que estoy enferma, me siento sensible y vulnerable. Me acuerdo de Ángela, la psicóloga diciéndome que esto siempre pasaría y acepto que es cierto: cada vez que me enfermo, todo lo siento a flor de piel.

Y entonces se me ocurrió ver Grey's Anatomy. Lexie habla con la novia de un paciente y le explica que amarlo significa alejarse, dejarlo ir porque es la única forma de que él viva. Y de repente me acordé que eso fue amar a Open-Boy.

En todos estos meses de tristeza, dolor, frustración, silencio, ausencia y finalmente, aceptación... creo que en algún punto olvidé cómo fue amarlo. Olvidé que encontré a alguien a quién quise de forma tan profunda y tan real que supe que su felicidad solo podría suceder en contra de la mía y opté luchar por la de él... Porque en el fondo, lo amaba tanto que si él es feliz, eso es lo que importa.

Después de su partida, cuando solo me quedó su silencio, vi muchas cosas. Vi lo incorrecto que era él para mí, todo lo que le faltaba para ser la persona que yo quiero en mi vida; me llené de frustración ante sus decisiones y ante lo que yo percibo que pasa en su vida. Y olvidé que en el acto de amor más grande... yo comprendí que él tenía que irse, porque la manera en que él ve la vida y entiende la felicidad, solo le permitía alejarse si quería ser feliz. Y con esa comprensión, vino mi silencio, mi despedida sin pedirle nada, mi aceptación de que lo amaba lo suficiente para fomentar que él se fuera tras su felicidad...

Luego lo juzgué, luego sentí cuan equivocado esta. Pero eso no importa.

He seguido adelante, he llegado al momento en que hay días en que no me acuerdo que él un día fue parte de mi vida, he construido sobre todo lo que se derrumbó y ahora estoy bien. Y hoy, enferma, sensible y vulnerable, reconozco que también era importante recordar qué tan fuerte fue mi amor por él... porque fue eso lo que desencadenó todos los cambios que ha habido dentro de mí y que hoy hacen que yo este bien.

***And so I wish for him to be able to find his hapiness and wellbeing, just like I did the day I said goodbye to him.