domingo, 1 de abril de 2012

El problema de que me lean...

Varias veces he reflexionado ya, sobre por qué escribo aquí. Este blog nació por la necesidad de tener uno más personal, uno más yo que aquel otro que tenía. Y claramente, ganó en dedicación.

Este blog ha sido un espacio para muchas cosas... Ante todo, me ha permitido volver a escribir como lo he hecho durante toda mi vida. Es mi diario, donde pienso, siento, analizo y me cuestiono. Por qué no lo hago en un cuaderno como lo hice siempre, no lo sé. Ya no se siente cómodo; consecuencias de la tecnología digamos.

Así que cuando necesito escribir, este es mi lugar. Aquí volqué todas mis tristezas, dolores y frustraciones por el harakiri-amoroso, y aunque no todos estuvieron de acuerdo, fue parte integral del proceso de sanarme. Este espacio es tan importante para mí que no se me ocurre cómo no escribir.

... Y entonces aparece alguien que me lee. Y eso me pone nerviosisima. Y aún cuando me rehuso a la auto-censura debo aceptar que llevo queriendo escribir sobre él y me he frenado. Quiero que él me conozca y quiero poder contarle yo las cosas, que él me vea y decida. Y lo que pueda interpretar de este blog es un motivo más de nerviosisimo. No sé si él tiene un blog, no sé si él escribe sobre mí. Aún con todo mi talento para el cyberstalkeo, he encontrado suficientes motivos para no hacerlo... aún. Creo que no lo he hecho porque al final, sé que si alguien lee este blog puede verme de formas que no necesariamente son la película completa. Y yo no quiero andar interpretando y adivinando.

Pero él me lee. Y me gusta que me lea. Me gusta interesarle lo suficiente para que me lea y para que la entrada sobre la empacada le genere algo de conflicto (bendito Old Fashioned que permite que yo me entere de esas cosas). Me gusta que no se quede con lo que ese día escribí y no salga corriendo.

El problema es que yo quiero escribir sobre él y siento que eso sería casi que decirle las cosas directamente y creo que es importante que esos procesos de comunicación se den de forma natural. Que él se entere de lo que quiero, pienso y siento, por lo que le digo y por como actúo. No por lo que aquí escribo. No por mí pasado ni lo que puede interpretarse a partir de mis palabras. Entonces estoy en el conflicto entre querer escribir sobre esto nuevo que me ha sucedido y que me hace sonreír... y lo que quiero que él sepa.

¿Alguna sugerencia?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bonito que la lean a una! Pero también es peligroso empezar a gozar la mirada de ese alguien sobre nuestras palabras porque entonces empezarías a escribir para ese alguien y ya no para ti. Estás empezando una etapa linda y maravillosa, disfrútala. Mientras tanto, deja que él te siga leyendo. Porque no hay nada más hermoso que cuando somos capaces de decirnos a través de la palabra.

Un abrazo y mi admiración.

A.