Hace un año era jueves. Había pedido permiso en la oficina para ir a Migración a recoger una carta que me permitiría salir del país sin mi FM3, por esto dormí un poco más. Serían las 8 de la mañana cuando sonó el teléfono. Era mi mamá. Triste. Llorando. No recuerdo exáctamente qué me dijo pero me dio la noticia, mi abuelo se había muerto.
De ahí todo fue feo. Ese día ya no fui a trabajar. Mi mamá me dijo que la familia había tomado la decisión de esperarme hasta que yo llegara para hacer el entierro. Así que los siguientes días fueron bizarros, ir a trabajar, participar de las fiestas de navidad de mi cliente, interactuar con la gente como si nada.
Pero todo era diferente. Desde entoncce todo ha sido diferente. El dolor me ha cambiado y en estos 365 días no ha habido un sólo día en que no piense en él y no sienta su pérdida. Todo el mundo, mi mamá incluida, me dice que debo pensar que fue lo mejor, que él esta mejor así. Y yo sé que eso es cierto, por años, mi abuelo estuvo aburrido en la casa, sin tener algo que hacer. De él fue quién heredé mi inmensa necesidad de independencia y me puedo imaginar lo que significó para él, perderla.
Y todo eso lo sé de forma racional. Pero eso realmente ayuda poco. Aún me cuesta hacerme a la idea de que él ya no es parte del mundo, ya no me siento tan segura como antes y no dejo de pensar en todo lo que me gustaría compartir con él.
En muchos aspectos siento que este año lo he vivido en hold, sin saber cómo seguir adelante. Con el tiempo he comprendido que estoy haciendo el duelo de un padre y que tengo derecho a tomarme el tiempo necesario para aprender a aceptar su ausencia.
Hoy me quise dar el día para sentir la tristeza y el dolor. No estaré mañana en la misa a la que irá mi familia, no soy religiosa y no creo que eso aporte, pero si quisiera poder compartir ese momento. Al igual que hace un año, hoy me pesa no tenerlos cerca, ellos mejor que nadie saben cómo era mi relación con él y si estuviera allá tendría la oportunidad de dar y recibir abrazos, de sentirme querida y darles mi cariño. De estar triste en grupo.
Pero... como ya dije, de él heredé mi independencia... y esa independencia, me ha llevado a estar aquí. Así en días como hoy, me pese tanto.
De ahí todo fue feo. Ese día ya no fui a trabajar. Mi mamá me dijo que la familia había tomado la decisión de esperarme hasta que yo llegara para hacer el entierro. Así que los siguientes días fueron bizarros, ir a trabajar, participar de las fiestas de navidad de mi cliente, interactuar con la gente como si nada.
Pero todo era diferente. Desde entoncce todo ha sido diferente. El dolor me ha cambiado y en estos 365 días no ha habido un sólo día en que no piense en él y no sienta su pérdida. Todo el mundo, mi mamá incluida, me dice que debo pensar que fue lo mejor, que él esta mejor así. Y yo sé que eso es cierto, por años, mi abuelo estuvo aburrido en la casa, sin tener algo que hacer. De él fue quién heredé mi inmensa necesidad de independencia y me puedo imaginar lo que significó para él, perderla.
Y todo eso lo sé de forma racional. Pero eso realmente ayuda poco. Aún me cuesta hacerme a la idea de que él ya no es parte del mundo, ya no me siento tan segura como antes y no dejo de pensar en todo lo que me gustaría compartir con él.
En muchos aspectos siento que este año lo he vivido en hold, sin saber cómo seguir adelante. Con el tiempo he comprendido que estoy haciendo el duelo de un padre y que tengo derecho a tomarme el tiempo necesario para aprender a aceptar su ausencia.
Hoy me quise dar el día para sentir la tristeza y el dolor. No estaré mañana en la misa a la que irá mi familia, no soy religiosa y no creo que eso aporte, pero si quisiera poder compartir ese momento. Al igual que hace un año, hoy me pesa no tenerlos cerca, ellos mejor que nadie saben cómo era mi relación con él y si estuviera allá tendría la oportunidad de dar y recibir abrazos, de sentirme querida y darles mi cariño. De estar triste en grupo.
Pero... como ya dije, de él heredé mi independencia... y esa independencia, me ha llevado a estar aquí. Así en días como hoy, me pese tanto.
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