Es domingo. Son las cuatro de la tarde. La pereza y yo somos una. Pero hoy me doy permiso de tener pereza y de no querer hacer nada. Porque me gradúe.
Llevaba toda la semana buscando cifras actualizadas de educación en México. Y claro, no es tarea fácil. Ya no recuerdo exáctametne cuál es el porcentaje de personas con una maestría en este país pero sé que es mucho menos que el 10%. Yo que siempre he odiado pertenecer a las cifras, ahora pertenezco a menos del 10% de los que han hecho una maestría. Y sé que en Colombia debe ser igual o más bajita la cifra. Así que me tomo un instante y me acuerdo de aquello que tanto me decían en mi colegio sobre la responsabilidad de las oportunidades adquiridas. Para algo tendré que usar este conocimiento.
Pero es domingo y no me interesa pensar mucho en cifras. Quiero escribir sobre lo que sentí al graduarme. La verdad es que con todo el tema de papeles, trámites y líos burocráticos costó mucho sonreír por el tema. Y luego se convirtió en algo obvio...
... Hasta que sonó el himno. Y no era el de Colombia. Y fue en ese momento en el que me di cuenta que lo había logrado. Me había ido a otro país, con otro idioma y dos años más tarde lo había logrado. Me estaba graduando. Y aunque sentí un vacío enorme de no tener a mis papás cerca, en ese momento me ganó la felicidad de saber que yo logré esto. Con las felicidades y dificultades, con la mano partida, el corazón roto, los viajes a lugares maravillosos, las personas que se han acercado, los que se han alejado. Con todo. Lo logré. YO. Me gradué.
Highlights:
Llevaba toda la semana buscando cifras actualizadas de educación en México. Y claro, no es tarea fácil. Ya no recuerdo exáctametne cuál es el porcentaje de personas con una maestría en este país pero sé que es mucho menos que el 10%. Yo que siempre he odiado pertenecer a las cifras, ahora pertenezco a menos del 10% de los que han hecho una maestría. Y sé que en Colombia debe ser igual o más bajita la cifra. Así que me tomo un instante y me acuerdo de aquello que tanto me decían en mi colegio sobre la responsabilidad de las oportunidades adquiridas. Para algo tendré que usar este conocimiento.
Pero es domingo y no me interesa pensar mucho en cifras. Quiero escribir sobre lo que sentí al graduarme. La verdad es que con todo el tema de papeles, trámites y líos burocráticos costó mucho sonreír por el tema. Y luego se convirtió en algo obvio...
... Hasta que sonó el himno. Y no era el de Colombia. Y fue en ese momento en el que me di cuenta que lo había logrado. Me había ido a otro país, con otro idioma y dos años más tarde lo había logrado. Me estaba graduando. Y aunque sentí un vacío enorme de no tener a mis papás cerca, en ese momento me ganó la felicidad de saber que yo logré esto. Con las felicidades y dificultades, con la mano partida, el corazón roto, los viajes a lugares maravillosos, las personas que se han acercado, los que se han alejado. Con todo. Lo logré. YO. Me gradué.
Highlights:
- Los que me acompañaron, con presencia o desde la distancia, con una llamada, unas flores, un mensaje, etc. Pero estuvieron ahí conmigo.
- Saber que se puede.
- Graduarme con mis amigos. Celebrar con ellos.
- Los que no estuvieron. Y no me refiero solamente a quienes por distancia no pudieron estar... casi que me dolieron más los que estando en la misma ciudad, estuvieron a miles de kilómetros.
- La sensación de terminar... y la pregunta de y ahora? que siempre surge cuando uno termina algo grande.
- Mi abuelo... que no alcanzó a ver que me graduaba.
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