En teoría tengo que romper el silencio. No es tan fácil. Pero ahí voy. Hoy hice llamadas, escribí correos y hasta acepté la corazonada de alguien más. Pero no es fácil romper el ostracismo.
Creo que no he hecho el proceso de forma adecuada. Creo que tengo dolor taponado y le tengo pánico a la piedra bartolina. Pero ya no sé como sacarlo. Por una parte creo que Sarah tiene razón, él me preparó tanto que cuando todo sucedió, yo ya había llorado lo suficiente. Pero no por eso he podido volver a sonreír.
Releo la última entrada de este blog y me duele. Si era el Barney mexicano. O tal vez era aún más avanzado y es Dr Jekyll/Mr Hyde. Ya no sé. Pero duele. Y mucho.
y si soy sincera... creo que lo que más duele es la ruptura de los sueños. Me ilusioné. Y mucho. y como hace tantos años, me ilusioné sobre la base de mis sentimientos. El volver a sentir, junto a lo que él me decía y cómo se comportaba, me dispararon al cielo. me hicieron pensar que todo era posible, no sólo volver a sentir, sino también construir algo real. Estar en algo real, con una persona real y sentir una felicidad real. Y como tanto temí... me estrellé contra una realidad totalmente inesperada.
Bueno, eso también duele profundamente. El no entender, el sentirme engañada. Sus palabras que se repiten en mi cabeza cuando intento dormirme. Su transformación sin explicación. Sigo brava, sigo dolida y sobre todo sigo sintiendo que no me merecía lo que sucedió. Sus palabras, actos y hechos decían algo distinto, y puedo aceptar que a mi llegada todo haya sido diferente, pero entonces, él no ha debido comportarse como lo hizo antes.
Entonces estos días han sido tristes. La pérdida y el fracaso de los sueños siempre duelen. Volver no es fácil, más cuando sé que mi realidad en Colombia se transforma radicalmente y no queda nada por hacer. Y me enfermé, lo cual en este punto suena hasta lógico.
Pero hoy ya no quiero estar así. No quiero no mirar a los ojos a los que van a ver mi tristeza, quiero que no haya tristeza. Quiero sonreir, estar bien. Por fin.
Creo que no he hecho el proceso de forma adecuada. Creo que tengo dolor taponado y le tengo pánico a la piedra bartolina. Pero ya no sé como sacarlo. Por una parte creo que Sarah tiene razón, él me preparó tanto que cuando todo sucedió, yo ya había llorado lo suficiente. Pero no por eso he podido volver a sonreír.
Releo la última entrada de este blog y me duele. Si era el Barney mexicano. O tal vez era aún más avanzado y es Dr Jekyll/Mr Hyde. Ya no sé. Pero duele. Y mucho.
y si soy sincera... creo que lo que más duele es la ruptura de los sueños. Me ilusioné. Y mucho. y como hace tantos años, me ilusioné sobre la base de mis sentimientos. El volver a sentir, junto a lo que él me decía y cómo se comportaba, me dispararon al cielo. me hicieron pensar que todo era posible, no sólo volver a sentir, sino también construir algo real. Estar en algo real, con una persona real y sentir una felicidad real. Y como tanto temí... me estrellé contra una realidad totalmente inesperada.
Bueno, eso también duele profundamente. El no entender, el sentirme engañada. Sus palabras que se repiten en mi cabeza cuando intento dormirme. Su transformación sin explicación. Sigo brava, sigo dolida y sobre todo sigo sintiendo que no me merecía lo que sucedió. Sus palabras, actos y hechos decían algo distinto, y puedo aceptar que a mi llegada todo haya sido diferente, pero entonces, él no ha debido comportarse como lo hizo antes.
Entonces estos días han sido tristes. La pérdida y el fracaso de los sueños siempre duelen. Volver no es fácil, más cuando sé que mi realidad en Colombia se transforma radicalmente y no queda nada por hacer. Y me enfermé, lo cual en este punto suena hasta lógico.
Pero hoy ya no quiero estar así. No quiero no mirar a los ojos a los que van a ver mi tristeza, quiero que no haya tristeza. Quiero sonreir, estar bien. Por fin.
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