Decidí no seguir en terapia. Tras un larguísimo año de muchas, muchas sesiones decidí que es hora de dejar de ir.
Las últimas sesiones habían sido extrañas al descubrir que no había nada de lo que yo quisiera hablar. Cada día tengo más claro qué es lo que quiero, qué necesito y tengo mucho más presente qué debo hacer para estar bien, para dejar atrás tantas concepciones erróneas que tenía de mí cuando llegué a ese consultorio... que a mí me cuesta muchísimo que alguien me guste, que soy muy intensa para vivir en México, que nadie va a apreciarme por lo que realmente soy... tantos que.
Ahora mi corazón ya no llora por Open-Boy. Además, entendí que cuando me siento sola, siento que lo extraño porque es más fácil sentir ese vacío con una forma específica que extrañar un abstracto. Y pude entender que gran parte de las razones por las cuales llegué al punto en el que estaba antes de conocerlo fue por el vacío que dejó mi abuelo cuando se murió.
Aprendí a ponerme a mí primero y no dejar que hicieran conmigo lo que querían, incluso si eso significaba dar una batalla cada tres segundos con Mr. M quién nunca quiso oír mi voz, pero yo peleé intensamente por tener un lugar en la relación.
Hoy la tarea es poner todo lo que aprendí de mí misma en la práctica. Darme mi lugar en el mundo y en las relaciones que tengo. Saber imponer los límites para que no pasen por encima mío pero sin que se conviertan en barreras que no dejan pasar.
Me da susto no poder, pero confío en mí. Siento que es un buen momento en mi vida y que es hora de hacerlo sola sin la safety net que es la terapia.
Y anoche... anoche di un primer paso al atraverme a decir lo que pienso y quiero... y eso siempre es bueno. No sé cuál será el resultado, si habrá un resultado pero al menos yo estoy tranquila con cómo hice las cosas.
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