martes, 26 de junio de 2012

Blandita once again

El domingo fui a recoger mis cosas a la casa de Mr. M. Fui sin saber qué encontraría. Una pequeñisima parte de mí tenía la esperanza de encontrar una nota, un libro, un último mensaje de él. Pero eso lo hubiera hecho el primer Mr. M, ese del que yo me empecé a enamorar. El verdadero Mr. M, se limitó a dejar con su portero la bolsa con ropa que yo dejé la última vez que me quedé en su apartamento. 

Yo en cambio necesité dejar algo de mí. "Terminar bonito" como bien recordó Pollo. Así que le dejé una nota, escrita en un papel del libro que me regaló cuando fue a Los Ángeles y que además de decir el cliché de "te deseo lo mejor" le aclaraba que tenía razón. You were right. Para ser más específicos. 

Y es que he was right. No funcionábamos como pareja, no íbamos a lograrlo y era mejor terminar las cosas en ese momento. 

Pero hoy me doy cuenta que el cariño incomoda. Porque por más que yo sepa que todo es mejor, que yo ya había empezado a desencantarme del que él es realmente... Extraño tenerlo cerca. Y hoy cuando el Tweetdeck me hizo una mala pasada al mostrar un twitt de él (vuelvo a odiar la tecnología) se me espichó el corazón y me dieron ganas de meterme debajo de mi cama. 

Uno debería tener derecho a las vacaciones emocionales. Porque yo lo que necesito es unos días en la playa o en Bogotá, o caminando por algún pueblo desconocido de México. Anywhere but here. Ando grinch, neurótica, blandita y con la sensación de que si me molestan de más voy a entrar en un ataque histérico del que no podré recuperarme de manera honorable.


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