sábado, 2 de abril de 2011

Aprendiendo a dejar ir

Una de las cosas detestables de mudarse es que es necesario empacar todo. Estos son los momentos en que quisiera tener la habilidad de teletransportar mi vida. Algunos han comentado que cuál es el problema si me voy a pocas cuadras. Pero ¿cual es la diferencia entre una cuadra y 200? Al final del día, las cosas no se mueven solitas aunque yo intente convencerlas que no van muy lejos. Y toca empacar exáctamente igual.

Así que entre ayer y hoy me he dedicado a empacar. En cajas y bolsas de basura está casi todo lo que tengo. Debo dejar lo necesario para vivir los siguientes 15 días (por cuestiones de logística tocaba empacar hoy a pesar de que me mudo en dos semanas). Y durante este ejercicio tocó tomar la decisión de botar muchas cosas, ya que me paso a un sitio mucho más chico donde no tendré el espacio para toda mi basura.

En mi familia existen dos tipos de personas... las que acumulan y las que botan. Cuando mi abuela se murió encontraron toda clase de objetos inútiles, desde las notas de colegio de 4 hijos hasta los dientes de leche de esos mismos niños (evidentemente, era imposible saber cuál pertenecía a cual y a mí me pareció algo absolutamente creepy). Mi mamá es del mismo estilo, estoy segura que el día que se muera enocntraré mis dientes de leche, mis notas de colegio y las cartas que le escribí a papá noel. Por el otro lado, esta mi tía que bota todo; cuando mis primos eran niños vivían en pánico de que tirara sus juguetes y muñecos con la excusa de "hace dos semanas no juegas con esto". Eran tan drásticas sus actividades de limpieza que cuando iniciaba una mi abuelo solía decir que mejor se escondía antes de que lo botara a él.

Y yo... yo soy hija de mi mamá. Yo guardo todo, en alguna parte de Colombia están algunos de mis cuadernos del colegio, un yeso que tuve y que todos mis amigos fimaron, regalos de niños cuyo nombre no recuerdo, etc. México no ha sido la excepción y he logrado acumular una inmensa cantidad de cosas que no necesito pero de las cuales no me puedo desprender en paz.

Pero ando queriendo dejar atrás muchas cosas. Ando queriendo desprenderme y abrirme a cosas nuevas. Por esto, logré llenar 3 bolsas de basura completas. Hice un ejercicio de reflexión ¿qué realmente me servirá en el futuro? ¿qué realmente quiero recordar? ¿qué es realmente importante mantener? y así fueron saliendo desde fotocopias de la maestria que jamás leí (si no las leí en su momento, no veo cuándo en el futuro me voy a dar el espacio de hacerlo), entradas a cine, a teatro y flyers que me dieron en Nueva York, las rosas que estoy casi segura (pero no 100%) que tattoo-boy me dio en una noche de tragos, las postales de the beatles que llevo paseando por el mundo 4 años, el sweater rojo que compré hace como 8 años y que he usado menos de 5 veces en total, la camiseta blanca que no he usado ni una vez desde que llegué pero que me gustaba tanto antes, etc. Y debo reconocer que al menos el 75% de las cosas que boté me generaron el conflicto de... ¿será una buena idea? ¿me arrepentiré?

Al final, simplemente entendí... si no los he usado, si ya no tienen sentido, si nunca fueron realmente importantes... es hora de que se vayan. Y tal vez así debería ser todo en la vida.

***

Un último pensamiento.... desde que decidí mudarme he dudado en algunas ocasiones si tomé la decisión correcta, finalmente este es un apartamento hermoso en una ubicación inmejorable para mis necesidades. Pero hoy cuando la roomie desagradable llegó, no saludó, hizo mala cara y procedió a encerrarse en su cuarto con varios amigos a fumar marihuana y hacer ruido, recordé que definitivamente, lo mejor es irme a un lugar donde yo sea feliz.

0 comentarios: